Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Gadafi no aparece. La huida de su palacio no es más que un “repliegue estratégico”, según ha señalado. Dice que ha estado paseando por la ciudad y que no ha sacado la impresión, así por encima, de que pase nada especial. Se ha ido porque ha querido y no porque le hayan echado. Gadafi no se cae; Gadafi se tira. Algo así parece desprenderse de las declaraciones realizadas por su voz desde algún lugar del universo que él se empeña en señalar como alguna céntrica calle de Trípoli, por donde dice pasearse de incógnito para escarnio de sus perseguidores.
Hay una anécdota sobre Gadafi que ha circulado de nuevo, una historia relacionada con una entrevista para The New York Times. Acababa Saddam Hussein de invadir Kuwait y se le preguntó a Muamar el Gadafi si el dictador iraquí había pasado a ser el “bad boy nº 1”. Gadafi se indignó:
"Saddam No. 1 Bad Boy?" he asked incredulously, seated outside his tent in his Tripoli command compound. "No! No! Gadhafi is No. 1. Only Gadhafi!"*
Saddam Hussein y Gadafi |
La historia es muy reveladora de la personalidad de Gadafi como es revelador también el hecho de que se invoque en estos momentos. Uno de los temores que desde el principio se planteó Occidente ante su intervención de apoyo en Libia fue la conversión del escenario en un nuevo Irak. La posibilidad de entrar en un conflicto largo, sangriento y de desgaste frente a un enemigo camuflado, infiltrado, que aparece y reaparece, un ejército de suicidas que utiliza a mujeres y niños cargados de bombas para mandar al paraíso a los transeúntes de mercados, a los paseantes de calles y plazas o a los que se pille, espantaba a todos.
Como siempre se prometen guerras rápidas, pero el concepto de lo que es una “guerra” ha cambiado mucho y no se decide sobre una mesa de negociaciones, sino que lo impone el más depravado.
Muamar el Gadafi estuvo en ese puesto de “chico malo nº 1” durante mucho tiempo por sus acciones terroristas directas y de apoyo a otros terroristas del mundo. Solo Hugo Chávez lo considera un “héroe”, lo cual ya es bastante significativo.
Pero lo peor de Gadafi es ese deseo malsano, teatral, egocéntrico y narcisista, de ser el centro del universo. Lo peor que puede ocurrir en que en su reinvención personal, Gadafi decida asumir el personaje de chico malo que ha quedado libre no hace mucho: Osama Bin Laden. Si algo se aprende de todos estos dictadores es la facilidad con la que se transforman en sus amores y la persistencia de sus odios jerarquizados. Los más descreídos y perseguidores de los islamistas pueden convertirse en devotos proclamadores de guerras santas y reconquistas si es necesario. Para la personalidad teatral de Gadafi no es más que añadir un nuevo papel a su repertorio para la gira.
Creo que es igual de preocupante para todos la existencia de un escenario “a la iraquí” que un escenario “a lo Bin Laden”. La consolidación libia tiene que ser clara porque se corre el riesgo de crear un nuevo foco de sangre e inestabilidad. El historial terrorista de Gadafi no es el mejor aval para pensar que pueda tener escrúpulos en mantener un conflicto. La sangre no es un impedimento para el coronel.
Hay muchos interesados en que Libia no se estabilice. Los primeros, los dictadores cuestionados en otros espacios del mundo árabe. Mientras Libia no esté cerrada saben que no se abrirán nuevos frentes contra ellos, que los recursos son finitos y los acuerdos costosos. Un Gadafi burlón, apareciendo y desapareciendo, es más edificante que un Mubarak enfermo tumbado en una camilla dentro de una jaula en El Cairo.
Los dictadores no son fáciles de sacar de sus poltronas sangrientas. Siempre tienen amigos. China acaba de hacer un tímido gesto, a toro pasado, hacia el pueblo libio tras tratar de evitar condenas anteriores. La condena reciente en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas al régimen sirio de Bashar Al Asad ha tenido el voto en contra de Rusia, Cuba, China y el Ecuador del presidente Correa, que ya ha decidió a qué mundo quiere pertenecer y con qué amigos convivir. China está penetrando en toda Latinoamérica a través de sus inversiones en economías que ven su salvación en la exportación a Asia. Es el secreto de que la crisis económica no haya sido en la zona tan grave. China importa de países en los que puede tener un control más efectivo. El voto de Ecuador al lado de China es un primer ejemplo de este efecto de política de “buena clientela”, ya que no de buena vecindad.
Si Gadafi no aparece pronto, se corre el riesgo de tener que estar rastreando medio universo, como ocurrió con Osama Bin Laden, durante años. Esto es un riesgo que se desplazaría del escenario libio a cualquier otro punto del globo. Podemos prepararnos a ver sus próximos vídeos o mensajes telefónicos si no lo localizan pronto. El coronel no va a renunciar a los micrófonos. No es su estilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.