miércoles, 23 de agosto de 2023

La mejor biblioteca pública del mundo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


En este mar de malas noticias cocinadas con un calor asfixiante, destaca una buena noticia, la concesión del premio de la Mejor Biblioteca Pública del Mundo a la biblioteca Gabriel García Márquez, de Barcelona, una biblioteca de barrio con apenas un año de vida.

La noticia la leemos en RTVE.es, donde se nos explica el sentido del galardón:

Inaugurada en mayo de 2022 como biblioteca central del distrito barcelonés de Sant Martí, la Gabriel García Márquez cuenta con un edificio de seis plantas con una estructura de madera vista de casi 4.000 metros cuadrados, una gran "casa" que parece colgada y semioculta entre los altos plataneros que la rodean.

Aunque a los visitantes les suele sorprender aún más su estructura interior, con un patio abierto al que se asoman las sucesivas plantas como si fueran balcones, y espacios abiertos y cubículos que permiten crear intimidad a base de cortinas de gasa que cuelgan del techo.

Especializada en literatura latinoamericana, la biblioteca lleva el nombre del Premio Nobel de Literatura colombiano, que residió en Barcelona de 1967 a 1975, y sirve de sede del KM Amèrica Festival de Literatura Latinoamericana, que va por su segunda edición.

El estudio SUMA Arquitectura, encargado del proyecto, ya recibió el Premio Ciutat de Barcelona de Arquitectura 2022 por el diseño del edificio.
La directora de la BGGM, Neus Castellano, explicó recientemente a Efe que el verdadero premio para la biblioteca -no es "un tópico", insiste- es la gente que acude a ella, unas 1.100 personas de media al día, cifra que ha aumentado desde que se conoció su candidatura a mejor del mundo.*

 

Contarlo no es hacer justicia; es mejor verlo en los vídeos que acompañan a la noticia en distintos medios. Se ha premiado sobre todo un espacio, su funcionalidad y la capacidad de interacción de los lectores asistentes.

El premio es importante, pero también lo es que en estos tiempos digitales se ponga foco en el espacio de la lectura y en el hecho del libro (y los medios audiovisuales).

El papel de las bibliotecas públicas se vuelve crítico en un tiempo de desaparición de las bibliotecas privadas, ya sean familiares o personales. Hoy asistimos al espacio vacío de los hogares, espacios sin libros.

Crecer en un hogar con biblioteca es un auténtico regalo; que los padres hagan que los niños vayan a creando su propia biblioteca es algo esencial para la formación de buenos lectores. Pongo el énfasis en lo de "buenos" porque leer no es "matar el tiempo", sino parte del plan de formación de la personas, algo que se olvida.

En el modelo de lector por aburrimiento o hábito y el lector como comprador, está el lector personal, el más desatendido, el que va evolucionando doblemente, en sus gustos lectores y en algo en lo que insistimos aquí, en su sentido estético de la vida. Se trata de un lector crítico capaz de captar la belleza y la verdad de los textos, no de un mero lector que no sabe cómo ocupar su tiempo.

La función de la biblioteca no es solo guardar libros, sino ofrecer trayectorias lectoras, para lo que se requiere un personal con características propias.

Por eso se ha producido un fenómeno especial, los clubes de lectura, que insertan la pasión y el gusto por leer en la vida. No se trata de leer por leer, sino de leer para crecer, para ampliar la visión de la persona ampliando su mundo. Muchos de los libros que se nos ofrecen no merecen el tiempo de lectura que suponen. Pero volvemos al mismo fenómeno que señalábamos el otro día para el cine: la desaparición de la memoria cultural, sustituida por la fuerza de las ventas, la presión de lo que se vende en competencia con el legado de la escritura.

Hablar de lectura y de libros no es decir mucho; como decía la canción, todo está en los libros, lo bueno y lo malo. Hay buenas y malas lecturas, como hay malos y buenos libros. Por eso es importante la selección, la recomendación, el diálogo sobre los libros, sentir que hay otros lectores con los que compartir las experiencias de las lecturas. Esto último es lo que permiten los clubes de lectura, ofrecer buenos textos a los que quieren leer con cierto criterio. La cuestión es que suele ser gente madura, personas que tenía el gusto de leer y que ahora disponen de más tiempo. Como tantas otras experiencias estéticas, el sistema educativo lo ha convertido en lo que no debía ser, una imposición de lo incomprensible para el lector. Se da por supuesto que leer es en sí mismo un acto formativo, aunque no se forme al lector como tal.

Pero la lectura hoy carece de faros reales, de gente que habla apasionadamente de libros que quiera compartir. Las revistas de Literatura van desapareciendo entre el trabajo de eruditos para eruditos y las académicas penalizan la divulgación cuando más falta hace.

Los libros, que antes se heredaban y compartían, se han convertido en algo extraño para muchos. Basta con darse un paseo cada mañana por la mayor biblioteca del mundo, el transporte público, para ver cómo se emplea ese tiempo. El teléfono se ha convertido en la conexión por el mundo y este ha quedado reducido a lo que se muestra en pantalla.

Da una cierta tristeza ver cómo, cada vez que se jubila un compañero o compañera de la Facultad, los libros se dejan fuera de los despachos que han  de quedar vacíos. Pasan días solitarios sobre los bancos ante las miradas indiferentes de los estudiantes universitarios. He publicado alguna fotografía de libros puestos sobre contenedores de papel, en plena calle. Alguien ha sentido pudor en arrojarlos y deja en manos del destino una segunda oportunidad. Hoy pocos quieren leer lo que no es obligado, pese a que todos quieren escribir (las editoriales son ya fábricas de libros para autores sin público).

Libro abandonado sobre un contenedor

El sistema educativo, que sería la alternativa de apoyo a una segunda generación que ya apenas lee y cuando lo hace es a golpe de promoción, se centra en la rentabilidad de los estudios para las profesiones y rechaza la llamada formación "humanística", que se considera como una especie de suicidio para el futuro profesional. Mentes cerradas antes de tiempo.

La concesión del premio a la biblioteca barcelonesa es una buena noticia, una solitaria buena noticia. Espero que ese año que llevan de trabajo se centre en la parte no visible, en los efectos lectores. Es el espacio perfecto para poder desarrollar una lectura cómoda. Ahora llega la parte más difícil, la promoción, la selección, el interés.

Dicen en el artículo  

"Este premio lo que reconoce es, básicamente, el edificio, no una trayectoria, sino un proyecto que comienza, aunque en este caso existía un espacio previo (en otra localización) y se valora también este arraigo, además de la sostenibilidad, la forma de construirlo, sus sistemas de eficiencia energética, la flexibilidad de espacios... que hace que al final todo sea más respetuoso con el planeta”, resumía la directora.*

 Me alegra saber que sí se distingue una y otra función. Espero y deseo que de ese espacio no solo salgan lectores, sino "buenos lectores", algo muy complejo, más con los tiempos que corren en contra. Con humor, la directora señala que hay ahora un "turista lector", que es el que va a ver la biblioteca. Se les distingue, dice, porque miran para arriba y no para abajo, que es donde están las páginas abiertas.

* "La biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona, elegida Mejor Biblioteca Pública del mundo" RTVE.es / EFE 21/08/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230821/biblioteca-gabriel-garcia-marquez-mejor-mundo/2454337.shtml

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