martes, 15 de agosto de 2023

El sueño de la superioridad racial

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El diario ABC se hace eco a través de su corresponsal en Nueva York, Javier Ansorena, de las informaciones publicadas tras una investigación en The Washington Post. El título del diario madrileño es "El museo Smithsonian acumuló una colección de cerebros raciales durante décadas". El titular plantea algunas figuras retóricas que pueden distraernos del foco real. No fue el "museo" sino una persona en concreto. El artículo de ABC nos comienza dando información sobre el hallazgo: 

Los fondos descomunales del Smithsonian, la red pública de museos y centros de investigación de EE.UU., llenos de tesoros artísticos, joyas antropológicas y piezas de enorme valor histórico, tienen también zonas oscuras. Una de ellas acaba de salir a la luz: una 'colección racial de cerebros humanos', amasada en las primeras décadas del siglo XX, con motivaciones racistas y con restos humanos obtenidos, en la gran mayoría de los casos, de forma cuestionable o directamente ilegal.

El asunto lo ha destapado 'The Washington Post', que ha investigado la existencia de esta colección de 255 cerebros, algo desconocido hasta ahora para muchos expertos e incluso para altos cargos del Smithsonian. Solo hay documentación de que los cerebros fueron extraídos con consentimiento expreso en cuatro de los casos.

Los cerebros fueron coleccionados por el Museo Nacional de Historia Natural, en Washington, el centro más popular del Smithsonian, que contiene 19 museos, 21 bibliotecas, nueve centros de estudio, un zoo y una variedad de lugares de patrimonio arquitectónico.*

 


La información llega en un momento clave pues el racismo está de nuevo visible en muchos países a través de fórmulas xenófobas de los discursos populistas.

Lo que el cronista neoyorquino llama "zonas oscuras" es probable que estén repartidas por muchos otros lugares del mundo occidental, por otras serias instituciones. Si algunos se molestaran en hacer lo mismo que The Washington Post ha hecho en su zona, saldrían a la luz.

La ilusión de encontrar en la naturaleza (en lo biológico) lo que justificara el uso del poder y la dominación de unos pueblos sobre otros no es una cuestión solo del Smithsonian, sino que ha justificado la mayor parte de las agresiones coloniales por todo el mundo. Esto ha sido así desde que el discurso científico empezó a lograr consistencia y reconocimiento social. Ya no era la voluntad de poder, sino la guía de seres inferiores que no estaban a la altura del hombre blanco y este, que había hecho ya sus revoluciones, buscó en la Ciencia la justificación que la declaración "universal" de Derechos Humanos no vería con buenos ojos. ¿Qué derechos son "universales" cuando se compran y venden personas a las que se les niega ser tales? No es exclusivo del "blanco"; hay toda una escala de pueblos dominadores en la que se asciende y desciende.


Hace un par de días, una acalorada discusión tertuliana intentaba ser resuelta acallando uno de los participantes a otra diciendo que lo que él decía era "incuestionable" (usaba ese término porque, decía, provenía de un "artículo científico"). Eso lo convertía a ojos del contertulio en una verdad absoluta que los demás debían reconocer, aceptar y callar. ¡Pobre y atrasada visión de la Ciencia!

El intento de justificar "científicamente" la superioridad racial lo ha sido tras siglos de "superioridad espiritual". Antes de que la Ciencia se invocara, se hacía lo mismo con la "voluntad de Dios", la superioridad del creyente en cualquier religión frente al que no lo era. Eso daba derecho a la invasión, al control y a la explotación. Cuando se planteaba en ocasiones la universalidad de la "humanidad", sencillamente se dejaba fuera de lo "humano" a las partes correspondientes, justificando igualmente la dominación.

La existencia de esa superioridad biológica era lo que había que encontrar porque, de otra forma, todo queda reducido a una cuestión que se puede resolver con "educación", algo que se planteó históricamente para resolver las diferencias estamentales o de clase, pero no para traspasar las barreras étnicas, por lo que se creó el controvertido término de "razas", que justificaba las diferencias y el dominio. Y en esto la "ciencia" decimonónica ayudó

La educación, pues, no era capaz de superar las diferencias, de igualar las desigualdades. No tenía sentido educar a los conquistados más que en lo mínimo. La diferencia aseguraba el control y la idea "científica" se ponía sobre la mesa, pese a ser algo que no encontraba justificación.


Si pensamos en la otra superioridad, la de lo "masculino" sobre lo "femenino", percibiremos el juego que ha desempeñado en ciertos momentos la "ciencia" guiada por el prejuicio. Hoy, pese a negacionistas y tradicionalistas de "la mujer en casa", a los defensores de las teorías sobre su inferioridad intelectual o su inestabilidad emocional, etc. nadie medianamente serio puede justificar la superioridad intelectual masculina. Por eso se hace esencial que la educación se abra y se permita a las mujeres acceder a los puestos donde esa desigualdad social se debilita o desaparece. Lo contrario no lo vemos hoy en la Ciencia, sino en los talibanes que saben lo que hacen cuando tratan de evitar que la mujer estudie, trabaje o cualquier otra posibilidad que demuestre que no necesita "guardianes", que eso es solo una forma encubierta, justificada en "lo religioso" de la dominación sexual.


Lo que se nos cuenta en TWP y en ABC es un episodio más de esta justificación de la superioridad. En ABC se describe al responsable detectado por TWP:

Hrdlicka era un inmigrante checo que había estudiado medicina en Nueva York antes de pasarse a la antropología. Era una voz prestigiosa en este campo, el primero en determinar que la presencia humana en América fue producto de la migración de población asiática a través del Estrecho de Bering. Se equivocó en muchas otras cosas. Por ejemplo, cifró la presencia humana en América en solo 3.000 años y defendió que el origen de los humanos estaba en Europa. En esa línea, compartió de forma pública ideas racistas sobre la superioridad del hombre blanco frente al resto de razas. «Hay diferencias importantes entre los cerebros de un negro y de un europeo, con desventaja general para el primero«; escribió en una ocasión. La minoría negra era, dijo otra vez, »el gran problema que tiene el pueblo estadounidense«.

Hrdlicka formó parte también de la Sociedad Americana de Eugenesia y la recolección de cerebros de diferentes razas buscaba asentar sus teorías sobre las diferencias entre razas y la superioridad blanca.

La gran mayoría de los cerebros que guarda el Smithsonian son de negros o poblaciones indígenas de varias partes del mundo. Hrdlicka accedió a ellos en la mayoría de los casos sin permiso. El diario estadounidense detalla el caso de Mary Sara, una joven de 18 años, una joven de etnia Sami de Alaska que viajó a Seattle en 1933, acompañando a su madre para que un doctor le operara de cataratas. Enfermó con tuberculosis y falleció. Aquel doctor ofreció el cerebro a Hrdlicka, que le advirtió que solo estaba interesado si era «pura sangre». En otra ocasión, Hrdlicka acudió a la Exposición Universal de San Luis, sabedor que había una representación de 1.200 personas indígenas de Filipinas y que alguno moriría durante los meses que duraba el evento. Se fue con cuatro cerebros.

Hrdlicka movió sus contactos -doctores, cirujanos militares, forenses- en Washington para adquirir cerebros de la población local. Obtuvo 74 restos. De los 50 cerebros que tienen una anotación sobre raza, 35 eran de personas de raza negra.*

Me sorprende la insistencia en la cuestión menor, por decirlo así, es decir, en la cuestión del permiso. Eso no afecta nada a la cuestión mayor, el racismo. Creo que es sencillo entender que el tal Hrdlicka, dando por descontado su "superioridad", no estimara necesario pedir permiso a nadie. Nadie se podría interferir en su "camino científico" hacia la "verdad indiscutible", la superioridad blanca. Pedir permiso habría sido casi una contradicción.

No, no es el permiso lo grave del asunto, sino la justificación científica que lleva a terceras personas a sus propias justificaciones racistas. El fenómeno es importante porque hoy las tenemos a través de redes haciendo que aumenten (especialmente entre los jóvenes) las distintas "superioridades (especialmente "racial" y "biológica" entre hombres y mujeres).

Estamos en tiempos en los que se esgrimen (reales o falsos) informes que aparentan ser científicos y justifican como "naturales" elementos y aspectos que son configuraciones culturales y que provienen de la desigualdad. El reportaje de The Washington Post es esclarecedor y no deberíamos verlo solo desde su aspecto histórico y psicológico del organizador de la colección de cerebros. Hay muchos más que ha hecho lo mismo y, lo que es peor, siguen difundiendo la superioridad del blanco o la inferioridad del otro, que tiene distintas teorizaciones pero el mismo resultado.


La colección de cerebros no es solo un "objeto"; es una aspiración, un deseo de probar lo que se considera un hecho, ya sea por voluntad divina o por la sabia Naturaleza. Por ello, no decae, sino que busca otras formas de manifestarse para lograr el mismo resultado: la discriminación, el poder dominador sobre el otro.

La influencia cultural y política hoy viene desde los Estados Unidos, de sus zonas más sombrías, desde las que se da la idea del "destino manifiesto", un destino "blanco". El crecimiento del racismo en las últimas épocas, el crecimiento del poder  y de su abuso es una muestra más de que esas tendencias no desaparecen, sino que se adaptan al momento, aprovechando tendencias, ideas y tecnología.

Es necesaria más investigación periodística para sacar a la luz todos estos intentos como los de Hrdlicka, ese checo que llegó a los USA y trató de demostrar su superioridad blanca. Hagan un recorrido por los museos y lugares de investigación del mundo y pueden que se lleven sorpresas.

 

* Javier Ansorena "El museo Smithsonian acumuló una colección de cerebros raciales durante décadas" ABC 14/08/2023 https://www.abc.es/sociedad/museo-smithsonian-acumulo-coleccion-cerebros-raciales-decadas-20230815210948-nt.html

**  Nicole Dungca, Claire Healy y Andrew Ba Tran  "The Smithsonian’s ‘Bone Doctor’ scavenged thousands of body parts" The Washington Post 15/08/2023 https://www.washingtonpost.com/history/interactive/2023/ales-hrdlicka-smithsonian-brains-racism?itid=hp-top-table-main_p001_f004




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