Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las
noticias comenzaron hace ahora casi tres años, a finales de julio de 2020. Medios
de diferentes partes del mundo iban dando cuenta de algo insólito: la
destrucción de un cementerio cairota, la llamada Ciudad de los muertos. La
excusa es crear carreteras para descongestionar
la colosal capital cairota.
La
cuestión es un tanto complicada porque al viejo Cairo se le opone una nueva capital administrativa,
un enorme negocio con mucho de especulación, financiada por China en un país en
medio quiebra, con la moneda por los suelos y la inflación tocando el cielo. La
nueva capital es un lugar residencial, con todo lo que El Cairo no tiene, un
lugar para aquellos que no quieren verse ante un posible nuevo "Tahrir",
un asalto al poder. Por eso el poder se va lejos y se crea un espacio de
comodidad y seguridad.
El
lugar que se ha estado convirtiendo en simples piedras tiene un enorme valor
vinculado a El Cairo. No son los monumentos, sino los restos de la historia de
miles de familias que reposan allí. Es la Ciudad de los Muertos, pero lo es
también de los vivos. Cuando la visitas te dicen que allí hay gente a la que ya
no le quedan más lugar que aquel en el que reposan sus muertos. Es la Ciudad de
los muertos y de los pobres.
A finales de julio de 2020 la revista Apollo. The International Art Magazine, mostraba imágenes del deterioro de la Ciudad de los Muertos. Allí se acumulaban ruinas ante el abandono de unos y otros. Entre piedras, se mostraba lo que quedaba de algunos de los mausoleos de las familias que enterraban allí a los familiares.
En el texto de la revista, un anónimo "corresponsal cairota" escribía:
In the last week
bulldozers have been sent in to demolish tombs in Cairo’s so-called City of the
Dead, the great cemetery that stretches for nearly ten kilometres along the
foothills of the desert plateau to the east of the city.
For
more than a thousand years this area has been the burial place of the great and
the good of Cairo, from descendants of the Prophet to Egypt’s best loved singer
Umm Kulthum, via Mamluk Caliphs and Sultans, scholars and mystics, politicians,
and members of Egypt’s 19th- and 20th-century royal family. The Mamluk tomb
complexes of the 13th to 15th centuries are architectural masterpieces that
have attracted foreign sightseers and artists from the 19th century onwards (and
adorn Egypt’s banknotes). Most of the City of the Dead was inscribed on
UNESCO’s World Heritage List with other parts of Historic Cairo in 1979, but
far from becoming ‘museumified’ it remains a vital part of Cairo’s fabric.
Cairenes flock to the cemeteries on outings to family plots – many still in
use, with reception rooms and drinking fountains for visits – or to attend the moulids (birthday
celebrations) of local saints at their shrines, traditions that many Egyptians
proudly trace back to pharaonic rituals. Every Friday, a busy market sees the
wide streets of the cemeteries filled with people selling everything from pets
to second-hand bathroom suites.
July’s
demolitions have literally driven straight through this ecosystem. The City of
the Dead is also home to the living: gravediggers and caretakers of family
mausoleums often live on-site, while other tombs house families of migrants to
the city attracted by its cheap rents, quiet streets, and water and electricity
connections. Urban historians and architects have long attempted to balance the
demands of site preservation and restoration with Egypt’s scarce resources for
conservation – often focused on pharaonic monuments, or dependent on the
interests of foreign donors – and the needs and expectations of the cemeteries’
users and inhabitants. The timing of the demolitions, on the eve of the Muslim
festival of Eid al-Adha when family visits to graves are especially popular,
has upset many people, who face moving their ancestors’ bodies at short notice.*
Esto era hace dos años. Las ruinas han seguido creciendo.
Las imágenes que se nos ofrecen ahora nos muestran de nuevo la destrucción con
las excavadoras, que asoman amenazantes entre los mausoleos. Los restos en pie
se entremezclan con las piedras resultado de la destrucción en un espectáculo
increíble de indiferencia. En el al-Estikal Newspaper señalan en el inicio de otro escrito anónimo: "Cairo,
once rich in history and identity, is becoming a “ghost town” where only roads
and bridges matter."**
Esto es parte del resultado de lo que suponía la creación de la nueva capital, la desaparición de la antigua en sucesivas etapas. La referencia a "carreteras y puentes" es la identificación materializada de al-Sisi, su aspiración faraónica a transformar llevándose por delante el pasado, que son algo más que las piedras.
El Ejército egipcio es el "dueño" del suelo
egipcio, al igual que de la vida y muerte de los que han nacido allí, vivan
dentro o fuera de Egipto. Con esa mentalidad, el "estado",
encarnación del poder militar, económico, judicial y administrativo, puede
llevarse por delante lo que quiera; siempre será en nombre del pueblo egipcio y
con la bendición divina, que lo puso al frente del país.
Al igual que se han echado a campesinos para hacer pasar
carreteras por sus tierras, que se ha expulsado sin miramiento a pueblos enteros
para las ampliaciones discutibles del canal. Ahora se hace con vivos y muertos.
Esas obras son las que presentan a al-Sisi como un nuevo faraón. Da igual la
miseria de un pueblo endeudado, da igual dejarlos en manos de especuladores y
que se haya creado ese enclave seguro y caro donde los egipcios de siempre
seguirán disfrutando de los privilegios de siempre. Hacen falta pobres para
ejercer la caridad, como manda el islam.
Las reacciones a estos son claras:
The government says the demolition is necessary for the development and
modernization of the city, which suffers from chronic traffic congestion and
overcrowding. It has promised to compensate the affected families and preserve
the historical value of the sites.
But critics argue that the government is sacrificing the country’s rich
and diverse legacy for short-sighted and superficial projects that serve
political interests. They accuse President Abdel Fattah el-Sisi of imposing his
vision of a new Egypt without regard for its roots or its people’s sentiments.
“We do not object to achieving the public benefit, but my late
grandfather is considered one of the symbols of al-Azhar, and one of those who
assumed the sheikhdom of al-Azhar, and he also made many contributions to the
development of the religious institution,” said Sherine Tahseen, the
granddaughter of al-Maraghi, whose tomb is in Sharqia Governorate.
She added that her family was given only two weeks to vacate the
cemetery, which was not enough time to prepare for such a drastic change.
Others expressed their grief and anger on social media platforms,
calling for a halt to the demolition and respect for the dead.
“How can they destroy these monuments that witnessed our history and
civilization?” wrote one Twitter user. “How can they disregard our feelings and
our rights?”
Another user commented: “The regime of Sisi is not only killing the
living but also digging up the dead.”**
¿Modernizar la miseria? Es difícil pensar en que esta
destrucción de historia y vida se pueda considerar una
"modernización" de algo. El sistema de castas lo impide; los ricos
del régimen necesitan una población sumisa y deshacerse de la miseria que se fue acumulando en la Ciudad.
Cualquiera que conozca El Cairo sabrá que los problemas del
tráfico no se pueden resolver con una carretera, a menos que se entienda por "problema"
la conexión de los ricos nuevos habitantes de la capital en construcción, lo
suficientemente alejada como para distanciarse de los efectos de los problemas
que se han creado. Como escribían en la revista de arte Apollo, anteriormente citada:
At the northern end of the cemetery, existing roads running through the cemetery have been widened to prepare the way for a new multi-lane highway (the ‘Paradise Link’), while at the southern end of the cemetery a flyover on concrete pillars is weaving its way through the necropolis – ironically, its path shortening the route between Islamic Egypt’s first capital, Fustat, and the New Administrative Capital now rising in the Eastern desert.*
¿Irónicamente? Lo
antiguo se deja caer hasta su destrucción, por lo que esta se presenta como
"arreglo", "modernización", etc. En El Cairo los edificios
viejos caen por falta de mantenimiento y los nuevos caen por la corrupción que
permite construir sin los permisos y siguiendo las normas de seguridad.
Hundimientos y derrumbes.
La Ciudad de los Muertos es algo más que un cementerio donde
descansan los miembros fallecidos de las familias desde hace cientos de años. Es
más que una zona declarada como patrimonio, como protegida por su valor
histórico. Es una demostración viva de cómo el régimen entiende el progreso y quién lo debe sufrir en una
ciudad inmensa, caótica, abandonada y llena de pasado en cada esquina. Al-Sisi
quiere pasar a la Historia como el "enviado" que cambió el país, algo
que desde luego está haciendo. Solo hay una cosa que no cambia y es que siempre
lo padecen los mismos.
BBC |
* "‘For more than a thousand years this area has
been the burial place of the great and the good of Cairo’" Apollo. The International Art Magazine
31/07/2020 https://www.apollo-magazine.com/demolition-cairo-necropolis/
** "Demolition of Shrines and Expulsion of
Residents: Why Is Sisi Erasing Islamic Cemeteries?" Al-Estikal Newspaper junio/2023
https://www.alestiklal.net/en/view/18479/demolition-of-shrines-and-expulsion-of-residents-why-is-sisi-erasing-islamic-cemeteries
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