Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Roberta
Metsola, la presidenta del Parlamento Europeo, está de visita en Madrid. La
entrevista es con RTVE.es —realizada por Carlos Franganillo— y lógicamente las
preguntas sobre el denominado "Qatargate" se lanzan sobre ella que
responde con claridad en este asunto turbio que compromete la imagen del
Parlamento Europeo, junto con la de los dos países implicados, Qatar y
Marruecos.
No es fácil para los países sin tradición democrática liberarse de la corrupción —ejemplos lo tenemos estos días en Ucrania y en otros países de herencia soviética—. Por supuesto, tampoco es fácil liberarse de ella en países democráticos —como nos pasa en España, con un alto porcentaje de políticos en la cárcel o en camino—; la corrupción es una lacra.
Cuando se le pregunta a Metsola sobre la corrupción en el Parlamento Europeo, esta expone las medidas que quiere tomar. Apunta además la necesidad de salir de Bruselas, de no quedarse encerrada. Quiere salir a hablar con los jóvenes, dice, responder a sus preguntas. Este aspecto es importante porque el desentendimiento de la política es el mejor fertilizante para la corrupción, añadimos nosotros. Señala Roberta Metsola:
Alguna de estas medidas será fácil de aplicar, porque es una cuestión rápida relacionada con seguridad, pero otras no van a ser tan sencillas. Este es un Parlamento completamente diferente a otros. Tenemos 105 miembros que vienen de 27 países diferentes, distintos Parlamentos, distintas prácticas, trasfondos y generaciones. Una cosa nos une a todos es el orgullo que sentimos por el Parlamento. Un Parlamento que tiene que recuperar esa confianza, una confianza por la que tenemos que seguir avanzando hacia 2024 para que el próximo mandato sea aún más fuerte. Creo que estamos en la posición de hacerlo y tenemos que aprovechar esta oportunidad para arreglar cualquier problema.
En efecto, es difícil librarse de la corrupción en cada país pues depende de muchas cosas. Pero me gustaría señalar que cuando la corrupción llega a esas instancias, las personas que están allí han recorrido un largo proceso desde los primeros puestos a los que llegaron en la política. Es decir, cada país es responsable de lo que manda Europa.
No creo que sea Europa o su parlamento lo que vuelva "corrupta" a la gente que llega allí, no salieron inocentes y se volvieron corruptos. No digo no puede haber casos, pero por lo que hemos visto —tramas muy bien organizadas— o lo llevaban dentro o llegaron con las ganas de hacer fortuna, más que carrera, en Europa.
Por muchas medidas que se desarrollen en el Parlamento Europeo, como propone con la mejor voluntad Roberta Metsola, no será fácil si quienes llegan a Europa y se reparten por sus comisiones parlamentarias vienen ya "preparados" o son reclamados por alguna trama organizada para servir de apoyo. Colocar una vicepresidenta en el Parlamento Europeo, como ha sido el caso, no es sencillo. No creo que la ex vicepresidenta Eva Kaili llegara hasta su cargo sin apoyos específicos y que alguno de esos apoyos tuviera en cuenta algo más que méritos políticos. En España existe el refrán "la ocasión hace al ladrón", pero aquí sería más justo decir que "el ladrón busca la ocasión". No dudo de que exista gente tentada, pero tampoco dudo que muchos, ante la tentación, resisten. Se llama "ser decente".
En varias ocasiones hemos hablado aquí sobre lo que lleva a la gente a la política. Están las idealizaciones (grandes valores, sentido de la justicia, deseo de servir, etc.) y después una amplia gama de oscuras intenciones, que van del narcisismo al deseo de poder, pasando por el de enriquecimiento. No me creo que la trama alrededor de Eva Kaili y su familia (de su pareja a su padre) se "estropearan" en un momento determinado del camino. Supongo que iba buscando algo; el poder le llevaba más poder y, como vino a decir su pareja, "teníamos mucho y quisimos más". Las tapaderas que algunos de ellos organizaron muestran claramente que no "se equivocaron", sino que sabían perfectamente "qué hacían" y la mejor forma de hacerse con dinero.
Además de pedirle al Parlamento Europeo que controle, que vigile las actividades de sus miembros por el bien de todos y la imagen institucional, hay que reforzar las propias políticas nacionales entendidas como el semillero de las corrupciones posteriores. No se puede ser ingenuo ni fariseo en esto. Si mandamos a Europa personas corruptas o que ya tienen antecedentes o hay sospechas (de eso no se ha hablado), habrá que responsabilizar a quienes los envían. Si no, estamos condenados a repetirlo.
En su entrevista, Roberta Metsola explica:
No puedo prometer que esto no vaya a volver a ocurrir, pero para que las alarmas salten mucho antes estamos hablando de un subcomité específico dentro del Parlamento. Estamos hablando de una red estrecha específica en una de las partes del Parlamento; y también estamos hablando de una situación en la que si tenemos que tomar medidas difíciles con respecto a cómo hacemos política en ese ámbito concreto, las tomaremos.*
Eso esperamos todos los europeos. Por lo que es esencial que empecemos mirando debajo de nuestras propias alfombras. Hay que revisar lo que se envía a Europa; eso es esencial. Nadie puede asegurar que las personas no puedan cambiar en un momento dado, pero existen demasiados casos de corrupción política por toda Europa, en unos más que en otros, pero nadie se libra. Lo que nos distingue de ser "países corruptos" es precisamente tratar de evitar que esta se "normalice", es decir, que se vea como algo normal e incluso necesario para que el país funcione. Por eso es necesaria la presencia de instituciones que controlen y de penas que castiguen, no lo contrario.
Si "normalizamos" la corrupción y despenalizamos sus efectos sobre los culpables, estamos condenándonos a que la gente ponga en la balanza si le trae cuenta ser corrupto o no. La corrupción no puede ser rentable, ni a corto ni a largo plazo.
La visión de la corrupción como "normalidad" crea una sensación de "todo vale" y de irresponsabilidad absoluta. No hay ni cohesión ni coherencia social. La política se convierte no en un camino de servicio sino en una autopista hacia el lucro. No vemos que a ella se incorporen los más competentes, sino los que han desarrollado ciertas habilidades (políticas) que les permite escalar puestos cada vez con más responsabilidad.
Ver la política como un campo de conflictos en el que se va ascendiendo hasta llegar a metas de poder, responsabilidad, liderazgo, etc. se convierte en el motivo de los más ambiciosos, pero no por ello los más capaces o los más honestos, como tenemos ejemplos cada día. Estar arriba aumenta el número de tentaciones y de tentadores, aunque nadie se escape de ello en toda la escala.
Indudablemente, hace falta más vigilancia interna, externa y mediática. Ponerle el "gate" (Qatargate, etc.) a cada caso no debería hacernos olvidar que es debido a una investigación periodística independiente que acabó arrinconando a un todopoderoso presidente de los Estados Unidos.
No es casualidad que en los países con mayor índice de corrupción la prensa sea también víctima, como ocurre en algunos que les vendrán a la memoria a los lectores. Que la prensa tire del hilo, denuncie, deje en evidencia, etc. a los corruptos es una necesidad. Pero si la prensa se deja arrastrar por unos y otros o acaba participando en sus propias formas de corrupción, entonces el sistema está más indefenso. Políticos honestos, jueces y medios independientes son garantía de democracia, un sistema que debe estar en constante vigilancia de su propio funcionamiento garantizando a los ciudadanos la transparencia y limpieza del conjunto.
El experimento de la democracia europea, sus instituciones, tienen —como señala Roberta Metsola— que estar vigilantes garantizándose ellas misma su funcionamiento, creando comités y permitiendo la entrada de independientes para garantizar que todo funciona como debe. Es esencial para que todos nos tomemos Europa en serio, como institución y como espacio común "sano". La política (al menos una parte) tiene objetivos extraños que nos alejan de lo que debería ser.
Hace mucho tiempo que España desperdició la ocasión de la realización de un gran pacto anticorrupción. Prefirieron dedicarse a lanzarse los casos a la cabeza y discutir sobre cuál es peor. Un tremendo error que ha hecho que sigan proliferando los casos ante las "defensas" que los partidos hacen de sus miembros corruptos. Muy grave tiene que ser para que un partido expulse, condene, etc. a sus miembros. Los corruptos se quedan allí donde hay menor riesgo y donde controlan más, aquí o allí. Por eso hay que trabajar sin descanso, sin dejar resquicios o desviar la atención.
Si no filtramos lo que sale de cada país, si no nos responsabilizamos de aquellos que enviamos y solo lo vemos como formas de reparto del poder, estaremos minando nuestro suelo y nuestro futuro.
Deseamos toda la suerte a Roberta Metsola en su tarea de lucha contra la corrupción, dentro y fuera de las instituciones europeas. Desearle suerte y eficacia es una forma de desearla para nosotros mismos, pues lo que haga será en bien de Europa y de los europeos.
*
Carlos Franganillo "Roberta Metsola, sobre el escándalo de corrupción en
la UE: "Si la confianza se ha dañado, hay que reconstruirla""
RTVE.es 27/01/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230127/entrevista-roberta-metsola-tve-presidenta-eurocamara/2418608.shtml
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