domingo, 8 de enero de 2023

Los cromos de Trump

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Trump no tiene límites. Es algo que comprendieron rápidamente aquellos que cuando llegó a la Casa Blanca e hizo sus primeras barrabasadas dijeron que se habían sobrepasado las líneas rojas. Para Trump, las líneas son como cintas elásticas que se estiran y estiran. ¿Se romperán algún día? Es mejor no hacerse esa pregunta y dejarse llevar por las acciones del ex presidente.

¿Novedades? En el Independiente en español no salta a la vista su novedad del momento, una colección de cromos —sí, cromos— con su imagen al módico precio de 99 dólares. Los cromos, para los afortunados, irán autografiados. Se pueden comprar en CollectTrumpCards.com.

Esto puede ocurrir, claro, pero no había ocurrido. Así es la vida de Trump, el acontecer de lo inverosímil. Trump es la realidad que da continuidad al sueño. No hay diferencia.

Con los cromos, Trump está en su elemento. Son una nueva demostración de narcisismo por su parte y de fetichismo por parte de los coleccionistas. No tengo duda en que Trump coleccionará sus propios cromos y que los mostrará a sus visitantes. Es su colección en los dos sentidos. Podrá coleccionarse a sí mismo.

Pero el titular del Independiente en español hace referencia a un problemilla: "Acusan a Donald Trump de usar imágenes con derechos de autor en su colección de NFT". Al vídeo le acompaña la siguiente introducción: "Los usuarios más atentos de las redes sociales notaron que algunos de los diseños parecen ser poco más que la cabeza de Trump editada en imágenes que se encuentran en los sitios web de pequeñas empresas de ropa, imágenes de archivo o incluso atuendos de venta en Amazon y Walmart"*

La noticia no necesita mucho más comentario que el del vídeo de presentación con el propio Donald Trump. Tengo que resistirme de nuevo a usar el término "insuperable" porque Trump se supera a sí mismo siempre, en esa lucha en solitario en la cabeza del narcisismo. El texto que sigue está tomado directamente de sus palabras en el vídeo de presentación de sus cromos:

"Hello everyone. This is Donald Trump hopefully your favorite President of all times, better than Lincoln, better than Washington, with an important announcement to make. I'm doing my first Official Donald J, Trump NFT collection right here and right now. They are called Trump Digital Trading Cards.

These cards features some of the really incredible artwork pertaining to my life and my career. It's very exciting. You can collect your Trump Digital Cards just like a baseball cards or other collectibles. Here's one of the best parts, each card comes with an automatic chance to win amazing prizes like dinner with me. I don't know if that's an amazing prize but it's what we have. Or golf with you and group of your friends at one of my beautiful golf courses, and they are beautiful. I'm also doing Zoom calls, a one-on-one meeting or autographing memorabilia and so much more. We're doing a lot."

Textos como estos son los que explican por qué ninguna caricatura de Donald Trump puede superar al propio Donald Trump. Un guionista que presentara en un programa de parodias de Trump este texto sería rechazado por exagerado, por excesivo. Pero, sin embargo, nada es excesivo con el propio Trump.

La presentación del primer párrafo, donde se dice que "su presidente favorito de todos los tiempos", mejor que Lincoln y Washington, no la podría hacer nadie más que él.  Podemos dudar sobre si es un payaso que se escribe sus propios guiones o si se trata de alguien que lo vive y se lo cree. Yo apuesto por lo segundo.

El "importante anuncio" resulta ser una colección de cromos sobre "su vida y carrera". En realidad, las imágenes son una colección de un Trump irreal, fantasioso, populista, es decir, Trump en estado puro. Las imágenes creadas son idealizaciones que las fotografías no pueden mostrar porque se quedan pobres ante el posible repertorio disponible. Por eso podemos ver la cabeza de Trump en el monte Rushmore, adelantándose a la Historia o quizá fabricándola. Las imágenes que se nos muestran nos presentan un Trump visto a través de sus propios ojos. Los artistas no han hecho otra cosa que convertir la retórica verbal en imágenes con su propia y poderosa retórica. Vemos a un Trump jugando al golf (hacía trampas a sus invitados para ganar siempre), a otro embutido en un traje espacial alienígena, otros más con un tipazo de súper agente enfundado en un smoking negro. En otras le vemos acogiendo invitados a su mesa o emulando a la estatua de la libertad sosteniendo la llama.

Trump ha generado todo un universo textual a su alrededor —una semiosfera, en términos del semiólogo de la Cultura, el ruso Yuri Lotman— proyectando una imagen poliédrica que disemina a su alrededor. Trump es el mayor productor de sí mismo, ofreciendo así a los demás la posibilidad de recrearle. El único enemigo o problema real sería el silencio, algo que se ha demostrado imposible a su alrededor.

En el recuadro inferior, de las 8 noticias de Estados Unidos en el Independent en español, seis son producidas por Trump. Son noticias muy diferentes entre sí, pero muestran su presencia constante y creciente en los medios, su espacio natural. Se fue, pero sigue ahí.

Pensar que este hombre ha dirigido durante cuatro años los destinos del país más poderoso de la tierra nos hace sentir escalofríos y dar gracias por la solidez de las instituciones que consiguieron limitar los efectos sobre el planeta.  

La perspectiva de un regreso es sencillamente impensable, aunque temible por posible. El regreso del presidente mejor que Lincoln y Washington es una posibilidad; la otra es que condicione desde la sombra la vida norteamericana. Lo que es impensable es que pare, que permanezca en silencio.

En los días en que se recuerda el asalto hace dos años al Capitolio, la posibilidad de un Trump coleccionable es irritante, pero es una manifestación más de una manera de estar en el mundo de la política. Afortunadamente no ha habido antes algo parecido a Trump y esperemos que sea único e irrepetible, que agote su propia posibilidad.

Lo interesante de estas cartas o cromos es que podrían estar firmadas por sus peores enemigos. El ridículo o la admiración están en la forma de percibirlas. Un Trump vestido de explorador espacial o lanzado rayos por los ojos como un superhéroe es ridículo para unos y un gesto de admiración y devoción para otros. Esto da para un tratado sobre la sociedad de masas. Trump no es un persona; es un texto, que diría Barthes, es el resultado de una serie de discursos entremezclados en los que él trata de fijar el significado: él mismo, la auto referencia, el discurso que apunta hacia sí mismo. Con estos cromos, Trump se reescribe, se nos ofrece como él mismo se percibe. Las imágenes son próximas al increíble discurso de venta de sí mismo a través de las imágenes, poseen la misma retórica. Le vemos como pionero del Oeste, como viajero espacial, con su capa voladora y sus ojos lanzando rayos, jugando frenético al golf... Es Trump visto por sí mismo para deleite de sus seguidores y diversión de sus enemigos.

Los parodistas de Trump tienen de nuevo un reto: intentar superarlo. Yo me lo imagino cambiando cromos con sus invitados en su residencia de Florida. 


* Rachel Sharp  "Acusan a Donald Trump de usar imágenes con derechos de autor en su colección de NFT" Independiente en español" 22/12/2023 https://www.independentespanol.com/politica/ee-uu/trump-nft-derechos-de-autor-6-enero-b2250292.html

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