lunes, 2 de enero de 2023

Pulseras

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

No acabamos de entender a los políticos ¡y mira que ellos se empeñan! Llevamos varios días alterados por las noticias de la violencia machista y otros casos colaterales, con resultados de muerte o de intentos de asesinato. Las noticias que nos llegan no son muy alentadoras sobre las ideas que tienen algunos sobre cómo parar las muertes de mujeres, incluso de hijos a manos de parejas y ex-parejas o de otras personas, como ocurre en violaciones, donde puede no haber una relación más que circunstancial con la víctima.

Leo con cierto escepticismo las declaraciones de la ministra Pilar Llop sobre el uso de pulseras telemáticas impuestas a los probables agresores en los casos en que haya orden de alejamiento.

Como sabemos, desgraciadamente, la inexistencia de denuncias en muchos casos dentro de las parejas o de ex parejas es una de las causas que se señalan en los casos que se producen. Por lo tanto, la medida de las pulseras queda reducida a una menor cantidad de casos. El otro aspecto que se señala es el de la advertencia a las mujeres sobre sus parejas, señalando si han tenido denuncias anteriores por maltrato. Esto tiene muchos problemas de orden jurídico, muy evidentes, pues supone la intromisión en la vida de ambas personas y presuponer el maltrato antes de que ocurra. Se podría incluso crear un cierto tipo de víctimas ante la situación creada por las advertencias sobre la vida anterior.

Las declaraciones de la ministra Llop las recoge RTVE.es han sido las siguientes: 

La ministra de Justicia, Pilar Llop, ha pedido a las administraciones de Justicia y a la Fiscalía que fomenten el uso de pulseras telemáticas para los casos de violencia de género en que se dicte una orden de alejamiento puesto que son "altamente eficaces": "Desde que se implantaron en 2009, ninguna mujer portadora de estos dispositivos ha sido asesinada". Pero ha advertido a las mujeres de que solo la denuncia contra su agresor "garantiza" que se pueda interponer una orden de alejamiento, que es la herramienta que puede “romper el primer eslabón de la cadena de maltrato”. Por eso es “tan importante” que las mujeres “confíen” en la Justicia, ha añadido. Mientras, Interior trabaja en un sistema para alertar a nuevas parejas de agresores "persistentes".

La ministra se ha pronunciado así ante el repunte de asesinatos machistas, con al menos 11 mujeres que han perdido la vida este mes (y se investiga la muerte de otra como posible violencia de género). La mitad de estas mujeres había denunciado a su agresor.* 

No se nos dice cuántas mujeres lo llevan y en qué casos se hace, ya que quien lleva la pulsera para el alejamiento es el varón y no la mujer. Con los datos que se nos han dado estos días sobre el número de agentes policiales con la responsabilidad de vigilar los alejamientos, parece complicado que la medida sirva para mucho más y que, por contra, si se amplían las situaciones, empiecen a aparecer las agresiones.

Ya lo han señalado en los medios: de poco sirve avisar si luego no se puede vigilar los cumplimientos de las órdenes.

En un artículo en El Periódico de España (EPE), de mayo de 2022,  firmado por Violeta Molina Gallardo, se nos hablaba de la ausencia de las pulseras, pero se nos daba alguna información útil sobre las pulseras:

Las pulseras de control telemático son una herramienta eficaz para impedir que los maltratadores quebranten las órdenes de alejamiento y se acerquen a las víctimas de violencia de género. En la actualidad hay más de 2.600 agresores controlados por estos dispositivos de geolocalización, pero no pueden utilizarse en casos de violencia sexual fuera del ámbito de la pareja, lo que da lugar a "disfunciones" y deja a algunas mujeres en una grave situación de riesgo.

El Código Penal permite a la justicia decretar el uso de los brazaletes telemáticos para controlar la medida de alejamiento cuando sea necesario; sin embargo, un protocolo de 2013 restringe su implantación a los casos de violencia de género, como la define la ley de 2004: la ejercida por la pareja o la expareja de una mujer. La ley del sólo sí es sí está llamada a solucionar este problema.

Ha sido la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE) la que ha llamado la atención sobre cómo "se viene limitando el uso de estos brazaletes localizadores a los casos estrictos de violencia de género regulados por la ley orgánica 1/2004 y negándose de manera absolutamente injusta a las víctimas de violencia sexual, algunas de las cuales corren exactamente el mismo peligro que cualquier víctima de violencia de género".

La AMJE ha solicitado que la ley orgánica de garantía integral de la libertad sexual, que actualmente se tramita en el Congreso de los Diputados, supere "esta práctica incomprensible e injustificada" que deja coja la protección real de estas víctimas.

Esta asociación de juezas alertó ante la Comisión de Igualdad de la Cámara Baja de que el Protocolo de actuación del sistema de seguimiento por medios telemáticos del cumplimiento de las medidas y penas de alejamiento en materia de violencia de género, que regula la implantación de estas pulseras, se traduce en la "imposibilidad de facto" de establecer seguimiento a través de estos positivos de las penas y medidas cautelares de alejamiento en casos de violencia sexual.**

EPE 5/05/2022

Creo que las opiniones fundamentadas de las juezas deja bastante claro el problema. Las pulseras solo son posibles en ciertos casos. Lo son además, en casos con precedentes y dentro de la pareja. ¿Pero qué ocurre con la diversidad de casos que no entran en la delimitación que la ley crea?

Como sabemos ahora, la consecuencia de la salida de la "Ley del solo el sí es sí" no ha sido la que se esperaba. Por muy buen voluntad que tuviera, lo cierto es que ha reducido las condenas, con lo que pronto tendremos en la calle a maltratadores anteriores, de los que no sabemos cómo se van a comportar. ¿Hay posibilidades de "cambio"?

Por muchas pulseras que se pretenda poner (algo que no está tan claro), si no aumentan los servicios de protección, de poco servirán para tratar de evitar lo esencial, las muertes y ataques de parejas y exparejas.

Como bien decía una entrevistada en un canal televisivo, "de muy poco sirve pedir a las mujeres que denuncien si luego no hay nada ni nadie para protegerlas". Es algo muy evidente. La denuncia hace cambiar la situación, pero no protege. Solo sirve para avisar de una posibilidad de que algo ocurra basándose en lo ocurrido anteriormente. Pero si ha sido un hecho grave, estará encarcelado; y de no ser así solo está valorando una "posibilidad", ni más ni menos. Lo mismo que cuando se le dice a una mujer que su actual pareja tiene antecedentes de maltrato. ¿Qué debe hacer, "alejarse", "romper", "solicitar medidas de protección"...?

4/11/2017

Los problemas se van acumulando, pues hacer leyes que después son inaplicables ya sea porque vulneran derechos o sencillamente porque no hay recursos para ponerlas en marcha, no es el camino más adecuado.

En el texto de RTVE.es se da entrada a otras voces importantes, como es la del Ministro del Interior: 

El jueves, Marlaska avanzó que Interior trabaja en un sistema para avisar a las nuevas parejas de agresores "persistentes" que tengan antecedentes de que podrían estar en riesgo. En este sentido, Llop ha dicho que esperarán al criterio de la Fiscalía, pues podrían vulnerarse otros derechos fundamentales con un sistema así.*

Está claro que esas vulneraciones se producirán en esa vía y que será complicado de aplicar, por no decir otra cosa.

En realidad, nos estamos enfrentando a dos problemas superpuestos: a) la violencia contra las mujeres, y b) la violencia en la familia. Es importante entender las diferencias y los espacios sociales de los que estamos hablando en cada caso.

La violencia de las "manadas", acosando, violando, golpeando a las mujeres que se encuentran en una fiesta, calle, etc. no es una violencia familiar, no hay nadie a quien avisar, por decirlo así. Suele ser imprevisible, en el sentido de a qué personas les puede afectar. Puede existir cierta efectividad por el aumento de la vigilancia en espacios precisos y en momentos determinados (fiestas, fines de semana, etc.), pero es difícil obtener recursos para cubrirlos. Es muchas veces esa aparente distancia la que hace que no se evalúen correctamente las situaciones y de eso se aprovechan este especie de "cazadores" en manada. Se mueven de un territorio a otro jugando con la fuerza física, el grupo y ese carácter de "celebración" obscena que exhiben a través de las redes sociales.

La violencia dentro de la unidad familiar, actual o previa, en pareja o con hijos, funciona de otra manera,  y es difícil de detectar por diversas causas. Es mucha la distancia que va de la fiesta del fin de semana de las manadas o lobos solitarios  a la violencia dentro de una familia, de personas que han convivido y han generado lazos negativos en el tiempo. La mentalidad es otra y los resultados también: el asesinato y muchas veces el suicidio del agresor. Lo que sí es evidente es que un agresor de manada no será un "compañero fácil" en su vida familiar, que quien ha salido a violar tiene un sentido de sí mismo y de las mujeres muy especial, por decirlo así.

Estamos de acuerdo con lo dicho con la ministra Llop, aunque le falte claridad:

La ministra ha incidido en que la violencia que se da en el ámbito de la pareja o la expareja debe tener un tratamiento especial, diferente incluso a otras violencias machistas, porque es una violencia muy "específica". En este sentido, ha advertido de que hay factores de riesgo en momentos como cuando una mujer anuncia una separación, cuando queda embarazada o cuando tiene niños pequeños.*


Y añade:

Los agresores “no actúan contra la inteligencia” de la mujer sino contra sus sentimientos: “Por eso cualquiera de nosotras puede ser víctima”. No hay "un perfil" de agresores y víctimas, ha sentenciado.*


Sin embargo, esta última observación plantea problemas. Da igual si vas contra la inteligencia o los sentimientos: lo importante es que golpeas, matas a una persona. Si no existen "perfiles", como señala la ministra, hay poco que hacer en la prevención porque siempre habrá que distinguir los casos. 

Creo que sí hay perfiles y es ahí donde hay que investigar, porque es necesario comprender las pautas. No por ello se van a evitar muchos crímenes, pero sí es importante hacer comprender las situaciones a las víctimas que puedan rehacer sus vidas lejos de sus agresores desmontando miedos y vergüenzas, sentidos de culpa. La violencia no es racional, pero sí sistemática; va de la explosión a la obsesión duradera, a la idea fija. También hay que trabajar sobre ella porque es la que permitirá hacer mejores evaluaciones del riesgo que sufre la mujer.

Y, de nuevo, tenemos que preguntarnos desde múltiples ángulos de la sociedad sobre las causas de este crecimiento de la violencia machista, sobre la proliferación de las "manadas", violaciones en grupos, sobre la aceptación del maltrato como inevitable, sobre el crecimiento del "negacionismo" de la violencia sobre las mujeres, sobre la teorización positiva de la jerarquía familiar frente a la igualdad de sus miembros. Todo esto se absorbe en las familias, se transmite a través de la híper sexualización mediática, no se corrige en el sistema educativo, donde comienza como bullying; se transmite a través de los refuerzos de los grupos en las redes sociales. Nadie le pone freno en ninguno de esos estadios o momentos. El problema se va pasando hasta que llega a un final dramático en el que con la muerte, con la violencia, se trata de acabar con las propias carencias acumuladas en el camino.

Hipertextual

Nos debería quedar claro que esto no se combate con dispositivos o convirtiendo la sociedad en un sistema automatizado de vigilancia, en un panóptico de género. Hay violencia porque somos una sociedad en la que la violencia crece bajo nuestra mirada distraída, cómplice o indiferente.  Son otros los métodos que se deben privilegiar, sin descartar ninguno que sirva para salvar una vida. Pero si no se atienden los dos extremos, el social y el caso individual, difícilmente se frenará esta 

Coincido plenamente con las palabras de la ministra Llop al referirse a los pactos anteriores de estado: "...ha recordado que dicho pacto fue acordado en 2017 con el apoyo de todas las formaciones, pero se revalidó después sin Vox, que se mantuvo al margen. Por ello, ha alertado contra el “negacionismo”: “Negar que existe la violencia de género (...) contribuye a que no se luche eficazmente contra esta lacra”.

Pero los pactos no deben ser solo "treguas" en la lucha política, sino abrirse a las iniciativas sociales, científicas, académicas, etc. Para mitigar los efectos de esta lacra hay que actuar sobre las mentes, pero también sobre el cuerpo social. Hace falta refuerzo en todos niveles, más claridad y manifestaciones que no se conviertan en rutinas. Está bien la repulsa, pero hace falta acción.

El tema es enormemente complejo y preocupante. Son defectos que acumulamos como sociedad y disfunciones de las instituciones en todos los órdenes. Esto no es una cuestión de tecnología, sino de salud social. 

 

* "Llop pide fomentar las pulseras electrónicas para la violencia de género: "Ninguna mujer portadora ha sido asesinada"" RTVE.es 30/12/2022  https://www.rtve.es/noticias/20221230/justicia-reforzara-pulseras-electronicas-violencia-genero/2413261.shtml

** Violeta Molina Gallardo  "Sin pulseras telemáticas para controlar a los agresores sexuales" El Periódico de España (EPE) 5/05/2022 https://www.epe.es/es/igualdad/20220505/pulseras-control-telematico-agresores-sexuales-13603238



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