Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las
complicaciones religiosas surgen cada poco tiempo en la guerra de Ucrania. No
solo se lucha por el territorio, sino por el "alma" de los que están
en el frente de batalla y en las retaguardias. Lo del "alma" es un
decir, porque por lo que realmente se lucha es por la influencia unos y por
contrarrestarla otros.
La
dimensión religiosa es importante en esta guerra, tanto que ha forzado un alto
el fuego estratégico, que tiene mucho de político y poco de humanitario.
Contábamos
aquí hace un par de días la decisión de una parte de los ucranianos de celebrar
la Navidad por el calendario occidental (católicos y protestantes) en vez de
hacerlo en las fechas posteriores del calendario ortodoxo, que es el de la
mayoría —el 70%— de la población del país. Autorizados por las autoridades religiosas
ucranianas, los creyentes decidieron celebrar la Navidad el 25 o hacerlo en las
dos ocasiones, demostrando así su rechazo a las políticas religiosas del
Patriarca de Moscú, Kirill.
La
cuestión no es baladí pues lleva tiempo esta rebelión ucraniana distanciándose
de las posturas patriarcales de Moscú, totalmente proclives a Vladimir Putin,
que utiliza la religión como siempre hicieron los zares, para manipular al
pueblo convencido de su misión universal.
Es sorprendente
cómo se perpetúan los modelos de sumisión, de aceptación. No lo es tanto, en
cambio, si consideramos que el tiempo ha mejorado las formas de control. La
sumisión perfecta es la que cuenta con el agrado del que la sufre
inconscientemente, con su beneplácito. No se impone según el modelo orwelliano
(inspirado, por cierto, en los métodos de la Rusia estalinista), sino un modelo
mucho más afectivo, emocional. Para eso es esencial el sustrato religioso ruso.
Putin lo sabe y lo utiliza.
La
guerra está durando bastante más de lo que Putin había pensado y la sumisión
también tiene sus límites. Hasta el momento, lo que se suponía iba a ser una
guerra rápida, con entradas triunfales, entre aclamaciones, hasta llegar a
Kiev, con las bendiciones de Kirill y a un Putin sosteniendo un cirio ante la
mirada piadosa de una mayoría de los rusos, lo que queda después de las
continuas purgas del Kremlin, no se ha cumplido. Ucrania ha resistido y
Occidente se ha mantenido considerablemente unido ante las amenazas rusas.
Los
disidentes internacionales no han sido más de los previstos inicialmente, los
que aplauden las guerras rápidas de los amigos protectores. Han aplaudido a
Rusia los que se sienten —y necesitan una Rusia fuerte— bajo su manto ante las
presiones internacionales. Algunos, incluso, lo han hecho más por fastidiar a
los Estados Unidos que por apoyar a Rusia. Ya hemos comentado en ocasiones cómo
Rusia se ha colado en todos aquellos lugares en los que los Estados Unidos han
intentado hacerse con parte del control, como ha ocurrido en Oriente Medio. A
Estados Unidos le sacan dinero, pero no les gustan los cambios constantes de
políticas cada vez que cambian de gobierno o ser censurados y denunciadas sus
tropelías con los derechos humanos. Recordemos los ataques a Barack Obama y a
Hillary Clinton en países como Egipto, que juega a dos bandas siempre.
La
sorpresa llegó hace un par de días cuando el presidente Putin solicitó una
tegua navideña. Nos lo cuentan así en RTVE.es:
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha
ordenado un alto el fuego de la guerra de 36 horas a partir
del mediodía de este viernes a lo largo de toda la línea del frente en Ucrania,
ha informado el Kremlin. Según la nota de la Presidencia rusa, la decisión del
jefe del Estado es en respuesta al llamamiento del patriarca de la Iglesia
ortodoxa rusa, Kiril, de establecer una tregua de Navidad, que los creyentes
ortodoxos celebran el 7 de enero.
"Partiendo del hecho de que un gran
número de ciudadanos que profesan la ortodoxia viven en las zonas de
hostilidades, pedimos a la parte ucraniana que declare un alto el fuego
y les permita asistir a los servicios religiosos en Nochebuena, así como
el día de Navidad", ha indicado Putin.
Es la primera vez que el presidente ruso
dispone un alto el fuego en todos los frentes desde que lanzó el 24 de febrero
pasado su campaña militar en Ucrania con el objetivo de "desnazificar y
desmilitarizar" el vecino país. En marzo, hizo un alto el fuego
temporal en Mariúpol para abrir un corredor humanitario que
permitiese la evacuación de civiles de la ciudad.*
La
unión en este caso del patriarca Kirill y del presidente Putin tiene
evidentemente un intento de refuerzo. Al no esperarse que la guerra durase
tanto y bendiciendo Kirill a las tropas asegurándoles el cielo a los que
cayeran bajo el fuego ucraniano, fruto del diablo, no estaba claro qué iba a
pasar si se llegaba a las Navidades, por cualquier calendario, occidental u
oriental.
Los
ucranianos se adelantaron decidiendo celebrar una navidad contestataria, que
marcara su sentido religioso, por un lado,
y que dejara clara la distancia creciente con la iglesia de Moscú, de la
que ya había hecho gestos claros de alejamiento previamente. Estos
enfrentamientos no son nuevos, sino que se vienen produciendo discordancias
desde la toma de Crimea.
Puede
que a Putin no le importen mucho los cercos internacionales y que haya países
incondicionales de Rusia. Pero en el caso de la Iglesia Ortodoxa con Kirill
como patriarca, la cuestión no es tan sencilla. Una separación es una
separación y eso en las historias de las diferentes Iglesias es algo mucho más
rotundo y se llama "cisma". Se empieza con una separación por la
tierra y se acaba con un cisma teológico. La iglesia rusa se ha quedado
bastante más sola que la Rusia de Putin. Pero ni los venezolanos, ni los
sirios, etc. se van a volver cristianos ortodoxos para que no se note la
pérdida. Putin se come los territorios, pero la iglesia de Kirill va perdiendo
almas. Y ambos conceptos no están separados. El control más seguro es el que le
garantiza el clero y sus sermones desde los púlpitos. Es como un ejército
religioso que le vigila y controla el territorio de forma disimulada.
El
gobierno ucraniano ha reaccionado de forma clara a esta petición de alto el
fuego:
Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Rusia quiere utilizar la tregua "como tapadera para detener nuestros avances en Donbás y traer más equipamiento". En un discurso, ha afirmado que la guerra terminará cuando los soldados rusos abandonen Ucrania o sean expulsados.
La idea del alto el fuego ha sido tildado de "elemento propagandístico", además de una "trampa cínica", por parte del asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, en su perfil de la red social Twitter. Poco después de conocerse la decisión, ha escrito que "Ucrania no ataca territorio extranjero y no mata civiles", sino que solo "destruye miembros del ejército de ocupación en su territorio". "Solo entonces será una 'tregua temporal'. Guárdate la hipocresía para ti", ha zanjado. *
Acabe
como acabe, lo cierto es que ya no es Rusia la que marca los tiempos. La guerra
es cada día más una complicación para la que no estaban ni preparados ni
mentalizados. Oímos hablar a algunos de "paz justa", algo un poco
complicado si Rusia pretende explicar su invasión de otro país desde la
"idea de justicia" y que se traguen los discursos inventados desde el
Kremlin, es decir, anexiones, referéndum, peticiones de invasión, etc., creo que la cosa está un tanto
complicada. Pero no hay más "justicia" que el que las fronteras
vuelvan a su sitio, lo que complica mucho la situación de los llamados
"prorrusos", algo que Putin ha creado en gran medida.
Las
noticias de hoy día 7 sobre la tregua las encontramos en la prensa:
La guerra en Ucrania cumple este sábado 318 días desde que Rusia inició la invasión. El alto el fuego unilateral de 36 horas anunciado por Vladimir Putin no ha impedido que hayan continuado los ataques.
En las tres primeras horas, la artillería rusa disparó en 14 ocasiones en el frente de Lugansk y las fuerzas rusas asaltaron una localidad en tres ocasiones, según Ucrania. Rusia justifica que lo hace en respuesta a los ataques ucranianos.
Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Rusia quiere utilizar la tregua "como tapadera para traer más equipamiento". En un discurso, ha afirmado que la guerra terminará cuando los soldados rusos abandonen Ucrania o sean expulsados.**
Como se puede ver, el súbito espíritu navideño del patriarca y de presidente ruso no han convencido a casi nadie. Las posturas ucranianas son claras y terminantes. El problema será cómo acabar con una guerra anacrónica que Rusia no puede ganar, pero tampoco se puede permitir perder.
Por lo pronto, las últimas noticias que nos llegan es que Moscú, efectivamente, no estaba poseído de demasiado espíritu navideño. Parece que tenían razón aquellos que solo veían maniobras oscuras para frenar al ejército ucraniano y ganar tiempo.
No sé si se lo ha tenido que explicar al patriarca Kiril o no ha hecho falta. Esta navidad no encuentra mucha "buena voluntad", solo oportunismo.
*
"Putin ordena un alto el fuego de 36 horas a partir del mediodía de este
viernes" RTVE.es 5/01/2023
https://www.rtve.es/noticias/20230105/putin-ordena-alto-fuego-guerra-ucrania/2414244.shtml
**
"Rusia asegura que mantendrá el alto el fuego hasta la medianoche de este
sábado" RTVE.es 7/01/2023
https://www.rtve.es/noticias/20230107/guerra-ucrania-directo-ultima-hora-noticias/2414454.shtml
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