sábado, 7 de enero de 2023

El alto el fuego ruso

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Las complicaciones religiosas surgen cada poco tiempo en la guerra de Ucrania. No solo se lucha por el territorio, sino por el "alma" de los que están en el frente de batalla y en las retaguardias. Lo del "alma" es un decir, porque por lo que realmente se lucha es por la influencia unos y por contrarrestarla otros.

La dimensión religiosa es importante en esta guerra, tanto que ha forzado un alto el fuego estratégico, que tiene mucho de político y poco de humanitario.

Contábamos aquí hace un par de días la decisión de una parte de los ucranianos de celebrar la Navidad por el calendario occidental (católicos y protestantes) en vez de hacerlo en las fechas posteriores del calendario ortodoxo, que es el de la mayoría —el 70%— de la población del país. Autorizados por las autoridades religiosas ucranianas, los creyentes decidieron celebrar la Navidad el 25 o hacerlo en las dos ocasiones, demostrando así su rechazo a las políticas religiosas del Patriarca de Moscú, Kirill.

La cuestión no es baladí pues lleva tiempo esta rebelión ucraniana distanciándose de las posturas patriarcales de Moscú, totalmente proclives a Vladimir Putin, que utiliza la religión como siempre hicieron los zares, para manipular al pueblo convencido de su misión universal.

Es sorprendente cómo se perpetúan los modelos de sumisión, de aceptación. No lo es tanto, en cambio, si consideramos que el tiempo ha mejorado las formas de control. La sumisión perfecta es la que cuenta con el agrado del que la sufre inconscientemente, con su beneplácito. No se impone según el modelo orwelliano (inspirado, por cierto, en los métodos de la Rusia estalinista), sino un modelo mucho más afectivo, emocional. Para eso es esencial el sustrato religioso ruso. Putin lo sabe y lo utiliza.

La guerra está durando bastante más de lo que Putin había pensado y la sumisión también tiene sus límites. Hasta el momento, lo que se suponía iba a ser una guerra rápida, con entradas triunfales, entre aclamaciones, hasta llegar a Kiev, con las bendiciones de Kirill y a un Putin sosteniendo un cirio ante la mirada piadosa de una mayoría de los rusos, lo que queda después de las continuas purgas del Kremlin, no se ha cumplido. Ucrania ha resistido y Occidente se ha mantenido considerablemente unido ante las amenazas rusas.

Los disidentes internacionales no han sido más de los previstos inicialmente, los que aplauden las guerras rápidas de los amigos protectores. Han aplaudido a Rusia los que se sienten —y necesitan una Rusia fuerte— bajo su manto ante las presiones internacionales. Algunos, incluso, lo han hecho más por fastidiar a los Estados Unidos que por apoyar a Rusia. Ya hemos comentado en ocasiones cómo Rusia se ha colado en todos aquellos lugares en los que los Estados Unidos han intentado hacerse con parte del control, como ha ocurrido en Oriente Medio. A Estados Unidos le sacan dinero, pero no les gustan los cambios constantes de políticas cada vez que cambian de gobierno o ser censurados y denunciadas sus tropelías con los derechos humanos. Recordemos los ataques a Barack Obama y a Hillary Clinton en países como Egipto, que juega a dos bandas siempre.

La sorpresa llegó hace un par de días cuando el presidente Putin solicitó una tegua navideña. Nos lo cuentan así en RTVE.es:

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha ordenado un alto el fuego de la guerra de 36 horas a partir del mediodía de este viernes a lo largo de toda la línea del frente en Ucrania, ha informado el Kremlin. Según la nota de la Presidencia rusa, la decisión del jefe del Estado es en respuesta al llamamiento del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, de establecer una tregua de Navidad, que los creyentes ortodoxos celebran el 7 de enero.

"Partiendo del hecho de que un gran número de ciudadanos que profesan la ortodoxia viven en las zonas de hostilidades, pedimos a la parte ucraniana que declare un alto el fuego y les permita asistir a los servicios religiosos en Nochebuena, así como el día de Navidad", ha indicado Putin.

Es la primera vez que el presidente ruso dispone un alto el fuego en todos los frentes desde que lanzó el 24 de febrero pasado su campaña militar en Ucrania con el objetivo de "desnazificar y desmilitarizar" el vecino país. En marzo, hizo un alto el fuego temporal en Mariúpol para abrir un corredor humanitario que permitiese la evacuación de civiles de la ciudad.*

 

La unión en este caso del patriarca Kirill y del presidente Putin tiene evidentemente un intento de refuerzo. Al no esperarse que la guerra durase tanto y bendiciendo Kirill a las tropas asegurándoles el cielo a los que cayeran bajo el fuego ucraniano, fruto del diablo, no estaba claro qué iba a pasar si se llegaba a las Navidades, por cualquier calendario, occidental u oriental.

Los ucranianos se adelantaron decidiendo celebrar una navidad contestataria, que marcara su sentido religioso, por un lado,  y que dejara clara la distancia creciente con la iglesia de Moscú, de la que ya había hecho gestos claros de alejamiento previamente. Estos enfrentamientos no son nuevos, sino que se vienen produciendo discordancias desde la toma de Crimea.

Puede que a Putin no le importen mucho los cercos internacionales y que haya países incondicionales de Rusia. Pero en el caso de la Iglesia Ortodoxa con Kirill como patriarca, la cuestión no es tan sencilla. Una separación es una separación y eso en las historias de las diferentes Iglesias es algo mucho más rotundo y se llama "cisma". Se empieza con una separación por la tierra y se acaba con un cisma teológico. La iglesia rusa se ha quedado bastante más sola que la Rusia de Putin. Pero ni los venezolanos, ni los sirios, etc. se van a volver cristianos ortodoxos para que no se note la pérdida. Putin se come los territorios, pero la iglesia de Kirill va perdiendo almas. Y ambos conceptos no están separados. El control más seguro es el que le garantiza el clero y sus sermones desde los púlpitos. Es como un ejército religioso que le vigila y controla el territorio de forma disimulada.

El gobierno ucraniano ha reaccionado de forma clara a esta petición de alto el fuego:

Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Rusia quiere utilizar la tregua "como tapadera para detener nuestros avances en Donbás y traer más equipamiento". En un discurso, ha afirmado que la guerra terminará cuando los soldados rusos abandonen Ucrania o sean expulsados.

La idea del alto el fuego ha sido tildado de "elemento propagandístico", además de una "trampa cínica", por parte del asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, en su perfil de la red social Twitter. Poco después de conocerse la decisión, ha escrito que "Ucrania no ataca territorio extranjero y no mata civiles", sino que solo "destruye miembros del ejército de ocupación en su territorio". "Solo entonces será una 'tregua temporal'. Guárdate la hipocresía para ti", ha zanjado. *

Acabe como acabe, lo cierto es que ya no es Rusia la que marca los tiempos. La guerra es cada día más una complicación para la que no estaban ni preparados ni mentalizados. Oímos hablar a algunos de "paz justa", algo un poco complicado si Rusia pretende explicar su invasión de otro país desde la "idea de justicia" y que se traguen los discursos inventados desde el Kremlin, es decir, anexiones, referéndum, peticiones de invasión, etc., creo que la cosa está un tanto complicada. Pero no hay más "justicia" que el que las fronteras vuelvan a su sitio, lo que complica mucho la situación de los llamados "prorrusos", algo que Putin ha creado en gran medida.

Las noticias de hoy día 7 sobre la tregua las encontramos en la prensa:

La guerra en Ucrania cumple este sábado 318 días desde que Rusia inició la invasión. El alto el fuego unilateral de 36 horas anunciado por Vladimir Putin no ha impedido que hayan continuado los ataques. 

En las tres primeras horas, la artillería rusa disparó en 14 ocasiones en el frente de Lugansk y las fuerzas rusas asaltaron una localidad en tres ocasiones, según Ucrania. Rusia justifica que lo hace en respuesta a los ataques ucranianos.

Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, Rusia quiere utilizar la tregua "como tapadera para traer más equipamiento". En un discurso, ha afirmado que la guerra terminará cuando los soldados rusos abandonen Ucrania o sean expulsados.**


Como se puede ver, el súbito espíritu navideño del patriarca y de presidente ruso no han convencido a casi nadie. Las posturas ucranianas son claras y terminantes. El problema será cómo acabar con una guerra anacrónica que Rusia no puede ganar, pero tampoco se puede permitir perder.

Por lo pronto, las últimas noticias que nos llegan es que Moscú, efectivamente, no estaba poseído de demasiado espíritu navideño. Parece que tenían razón aquellos que solo veían maniobras oscuras para frenar al ejército ucraniano y ganar tiempo.

No sé si se lo ha tenido que explicar al patriarca Kiril o no ha hecho falta. Esta navidad no encuentra mucha "buena voluntad", solo oportunismo.

 

* "Putin ordena un alto el fuego de 36 horas a partir del mediodía de este viernes" RTVE.es 5/01/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230105/putin-ordena-alto-fuego-guerra-ucrania/2414244.shtml

** "Rusia asegura que mantendrá el alto el fuego hasta la medianoche de este sábado" RTVE.es 7/01/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230107/guerra-ucrania-directo-ultima-hora-noticias/2414454.shtml

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