domingo, 29 de enero de 2023

El nuevo fraude educativo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hace unos días una compañera me envió un enlace a una noticia: se había creado una herramienta informática que permitía burlar los sistemas "antiplagio" que se utilizan habitualmente por parte de las universidades y demás centros educativos para intentar detectar los plagios. La herramienta permite realizar los cambios suficientes en el texto plagiado como para que este no sea detectado.

Cada vez más, la enseñanza se está convirtiendo en un campo de batalla, no solo de profesores y alumnos, sino de en el de una guerra informática en la que cada uno combate con las armas disponibles, unos tratando de falsear sus conocimientos y otros de detectarlo. La enseñanza se ha desequilibrado hacia esta forma bélica de ver el mundo. El profesorado tiene la sensación de que el alumnado conspira contra él de diversas maneras; el alumnado se deja arrastrar hacia ese uso fraudulento de herramientas que le liberan de... ¿aprender?

RTVE.es nos ofrece en su sección de textos recogidos de Europa un artículo de FranceInfo titulado "Inteligencia artificial: una universidad privada francesa prohíbe el uso de ChatGPT a sus alumnos". Reproducimos la totalidad del artículo —tres párrafos—  para que los lectores puedan apreciar sin recortes la dimensión del problema que se plantea: 

Un uso prohibido. El Instituto de Estudios Políticos de París (IEP) ha anunciado la prohibición de utilizar ChatGPT, un robot conversacional creado por la start-up californiana OpenAI, "o cualquier otra herramienta que utilice" la inteligencia artificial, en una carta del director de formación e investigación de la institución, dirigida a los profesores y hecha pública el miércoles 25 de enero por BFMTV. Disponible para el público en general en noviembre de 2022, ChatGPT es un software que da la impresión de chatear con un humano, capaz de escribir un texto largo simplemente basándose en una pregunta formulada y cierta información dada.

"Esta herramienta, que utiliza la inteligencia artificial (IA), cuestiona fuertemente a los actores de la educación y la investigación en todo el mundo sobre el tema del fraude en general, y del plagio en particular", escribe Sergei Guriev en su texto. El director de formación e investigación de SciencesPo París recuerda que algunos países "ya han prohibido su uso en sus escuelas y universidades". De hecho, las autoridades de Nueva York y otras jurisdicciones han prohibido el uso de ChatGPT en las escuelas.

Si un alumno del IEP de París utiliza una herramienta de inteligencia artificial "durante la elaboración de un trabajo escrito u oral", se expone a "sanciones", "que pueden llegar hasta la exclusión de la institución o incluso de la enseñanza superior", afirma Sergei Guriev en su carta. La única excepción a su uso sería el "uso educativo supervisado por un profesor". El director anuncia la próxima publicación de "una nota sobre el tema", así como una "conferencia sobre la enseñanza y la investigación del futuro, en un ecosistema en el que la IA ocupa un lugar cada vez más importante".

Este artículo ha sido traducido con ayuda de la Inteligencia Artificial*

 Lo rotundo de las medidas hacer ver la dimensión real del problema. Aunque podamos separar de forma abstracta el "aprendizaje" de la "evaluación del aprendizaje", lo cierto es que ambos conceptos se dan la mano en la realidad: no tenemos constancia del aprendizaje logrado si no se evalúa de alguna manera, lo que hace que este tipo de cuestiones pasen a ser de primer orden.

Durante décadas se ha atacado —con razón— las formas de evaluación centradas en los exámenes  tradicionales, a los que se acusaba de memorísticos, poco fiables, demasiado centrados en unos momentos, generadores de tensiones, etc.

Hace muchos años que no realizo este tipo de exámenes en ninguna  de las materias que imparto. Siempre he buscado formas alternativas que evitaran concentrar conocimientos en un fecha (pasada la cual se olvidaban); he tratado de que los conocimientos fueran aplicados, que pasaran de la teoría a la práctica a través de prácticas, análisis, ensayos, etc. Era la forma de hacer comprender mejor que con otras puramente repetitivas.

Pero lo que estamos viendo nos replantea de nuevo todo el proceso.

Una enseñanza basada en pequeñas investigaciones aplicadas queda bajo sospecha con la capacidad de producir textos automáticamente. Son creados por inteligencia artificial que dispone de grandes cantidades de datos y es capaz de manejarlos. Gracias a estas herramientas una parte importante —como ya ocurre— del trabajo de los docentes se verá desviado hacia tareas de verificación cada vez más complejas, "inteligencia" contra "inteligencia". Pero queda por resolver el problema de la desigualdad en la batalla, uno contra muchos.

La prohibición en la universidad francesa del uso de este tipo de herramientas es un camino que se irá abriendo con más instituciones que intentarán frenar este proceso que desvirtúa la enseñanza.

Durante un tiempo hemos manifestado el temor de que el profesor fuera sustituido por inteligencias artificiales y se despersonalizara la enseñanza. Vemos que el problema se ha reformulado en otro sentido: es el alumno el que se sustituye a sí mismo dejando que las máquinas hablen por él, que sean ellas las que realicen sus tareas.

Si antes era relativamente sencillo detectar los trabajos copiados en parte o plagiados en su totalidad, ahora se usan estas herramientas para camuflar su origen. Seguro que podrán crearse herramientas informáticas capaces de revertir esos procesos, es cuestión de tiempo, pero ¿es esa la solución?

El hecho de que el proceso educativo esté cada vez más invadido por todo este tipo de prácticas nos debería hacer pensar en la educación misma, en su sentido para quien la da y quien la recibe.

En muchas conversaciones realizadas este año con compañeros he detectado una misma preocupación, hay una actitud diferente, más agresiva por un lado y defensiva por otro en el alumnado. Algo ha cambiado. Podemos echarle la culpa a la pandemia, que ha producido una franja educativa de dos años alterada, o a cualquier otra circunstancia. Sea como sea, ha variado la actitud.

¿Tiene algo que ver la aparición de estas tecnologías "tentadoras"?

Hace poco más de un mes, en diciembre 2022, La Sexta se hacía eco de la prohibición de teléfonos móviles en colegios e institutos en diferentes comunidades españolas y de países de la Unión Europea:

El Gobierno italiano ha prohibido el uso de teléfonos móviles en colegios e institutos. El país ya tenía una norma de 2007 pero esta vez el ministro de Educación ha mandado una nueva circular a todas las escuelas para borrar los smartphones de las aulas. Asegura que son "elemento de distracción para los estudiantes". laSexta Clave se ha propuesto analizar si existen medidas similares en otros países o si España plantea algo similar.

En España no hay una normativa nacional que prohíba el uso del móvil en las aulas. Sí que llegó a estar sobre la mesa del Gobierno, en 2018, cuando la ministra Isabel Celáa deslizó esa posibilidad a imagen y semejanza de Francia. Pero en España la decisión se deja en manos de las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias de educación.

Por ahora solo hay tres regiones en las que se prohíbe por ley usar el móvil en todos los colegios de la región. Castilla-La Mancha fue pionera en este sentido, en 2014; Galicia se unió un año más tarde; y la última en hacerlo fue la Comunidad de Madrid, el curso pasado. En el resto se deja en manos de cada colegio, que puede regularlo a través de su normativa interna. Incluso, puede hacerlo cada profesor en sus clases aunque no lo prohíba el centro.**

El teléfono es un problema de distracción en las aulas que se ha visto ampliado por el uso, al menos en las aulas universitarias, de los ordenadores portátiles que, al estar conectados a las redes, permiten desconectarse del aula con múltiples distracciones. ¿También habría que prohibir tablets, ordenadores, portátiles...?

Lo que en las enseñanzas medias es grave, lo es más en las aulas universitarias, donde el ordenador es una herramienta importante. La mayoría de los alumnos ya no toman notas, teclean. Muchas veces, esos apuntes acaban en las redes sociales, desde donde son ofrecidos evitando tener que tomarlos. Se siente así muchos "liberados" de asistencia o de atención. El aula pasa a ser una forma de socialización, de encuentro con los colegas antes que un lugar de aprendizaje. Esto lo escuchas y lo ves.

Habría que plantearse qué significa aprender, estar en un aula. El aprendizaje negativo, el del mínimo esfuerzo, comienza pronto y se va perfeccionando conforme se escala en los caminos educativos.

Esto se va a ir intensificando. Las dificultades para la educación llegan de la potencia de las herramientas creadas y de su uso indiscriminado. Si el teléfono distraía, las potentes herramientas descritas convierten a los potentes ordenadores en terminales en red mediante los cuales se pueden crear todo tipo de textos camuflados para ajustarse a lo que se pide pero creados por chatbots como los que se describen en la noticia de FranceInfo.

Lo que está cambiando no es solo la tecnología. Creo que es, sobre todo, una actitud hacia la educación, que se ve absolutamente infravalorada ante lo que es la tecnología y esa "memoria común" que es el depósito de información en las redes, bancos de datos, etc. De esta forma, la escuela o cualquier otra institución es vista por algunos como un "obstáculo" que franquear y no como una oportunidad de aprendizaje. El profesorado es visto como un elemento "judicial", un sistema de vigilancia, que sortear, al que se debe engañar para obtener la mejor calificación.

La noticia que nos llega de Francia puede que pronto empiece a llegar de otros lugares. De esta forma, el sistema educativo se convierte en un sistema de vigilancia, rompiendo lo que debería ser su estado más natural, un espacio colaborativo de aprendizaje, de desarrollo vocacional, de descubrimiento continuo, un espacio humanizado y humanizador. Pero no es eso en lo que se convierte entre el desprecio de unos y otros. Un espacio en el que lo central pasa a ser evitar el fraude no es ya educación ni para uno ni para otros.

Siempre han existido infractores y personas de mala voluntad, por decir así, en la enseñanza. El problema es cómo se percibe esta cuestión, que proviene sobre todo de un fuerte contagio horizontal, de la facilidad del acceso a las herramientas, de un mal ejemplo social (donde el ascenso no premia a los mejor formados, sino a los más "espabilados").

Ante todo esto, mucho me temo que el sistema va a girar hacia un mundo cara a cara, sin  mediaciones, oral, con exigencia de la presencia en el momento de la evaluación que será la única forma fiable de evaluar los conocimientos. Esto devolverá al aula muchas actividades que antes ser dejaban fuera ante la falta de confianza en los resultados.

La única forma de evitar una enseñanza policial polarizadas será tener la garantía de que lo que se hace está hecho por las personas y no por herramientas. Será la forma de tratar de evitar una cultura del fraude impune que amenaza a la esencia y a las circunstancias educativas.

Hemos ido distorsionando la educación. Hace unos días se preguntaban en los medios si no había "demasiadas universidades" y unos pocos días antes si no había "demasiados universitarios". Todo esto no es más que el resultado de una visión utilitarista de la educación y de las propias personas, exclusivamente al servicio del empleo, que es ya precario y barato. Es la negación del humanismo educativo que se centra en la formación de la persona más que en su empleo. Las personas no son sus empleos, sino seres con valor propio, con apertura de mente, y la formación es un elemento importante porque les hace verse a sí mismos de otra manera, valorarse.

La crisis educativa no es más que una versión más de una más amplia que es la social, la de los valores. No se puede degradar a la persona dentro del sistema, reducirla a lo útil, y esperar de ella grandes valores. Es la versión educativa de la crisis de corrupción que cada día denunciamos en las instituciones. La falta de principios es la misma. Empiezas en la escuela, pasas por la universidad y acabas defraudando desde las instituciones. Esa es la gran enseñanza que la corrupción nos da cada día: el camino más rápido es el más valioso; el más cómodo, el más confortable. Nada hay suelto; todo está conectado.

Los malos ejemplos se acumulan en nuestros medios: de políticos que han falsificado sus currículums hasta los que han sido regalados con tesis y títulos. Si ellos lo hacen ¿por qué no los demás? Otros se aprovechan de las instituciones para medrar y enriquecerse, como ha ocurrido en el Parlamento Europeo. El "¡pa'la saca!" se ha convertido en el grito de guerra para muchos; es lo que han aprendido y enseñan. Da igual lo que estudies o cuánto estudies, ese es el mensaje: lo que te espera fuera se rige por otras normas y valores. La enseñanza tiene que luchar contra ese "aula de la vida" que se nos ofrece cada día, intentar cambiar los valores. Pero lo que está ocurriendo es justo lo contrario. La enseñanza, como valor, es torpedeada cada día por el utilitarismo antes mencionado. Eso obligará a replantearse sus métodos y fines, volver a situaciones que garanticen la formación de las personas, algo insólito, pues supone tener que darles algo en lo que nos creen, pues eso supone en realidad el fraude.

Los medios están llenos de explicaciones sobre lo que supone el ChatGPT, sobre qué se le puede sacar de provecho y cómo otros están trabajando en alternativas más productivas. ¿Por qué preguntar al profesor cuando la máquina te da la respuesta correcta? 

El mercado del fraude está lleno de expectativas; todos compiten por el mejor borrado de huellas; la casi seguridad de que lo que hagamos no podrá ser detectado por otras medidas defensivas de los educadores es un aliciente más para el desarrollo del negocio. ¿Por qué no? 

Al final nos quedará de nuevo la enseñanza cara a cara, en un aula llena de cortafuegos, aislada; con exámenes orales, cara a cara, de los que pueda uno fiarse; volver a aquellos interminables exámenes finales, recorriendo los pasillos, mirando cada movimiento sospechoso, etc. ¡Es volver a todo aquello que creíamos superado! ¡Es triste, sí! Y, sobre todo, desmotivador. Al final muchos pensarán, de qué sirve enseñar al que no quiere aprender. 

La cultura de la fiesta, en sus múltiples formas,  se acaba imponiendo. No es ciencia-ficción; es una triste realidad. La tecnología al servicio del menor esfuerzo posible.

La noticia francesa es solo un anticipo. Por cierto, según se nos dice al pie del texto, la noticia ha sido traducida con "inteligencia artificial".

* "Inteligencia artificial: una universidad privada francesa prohíbe el uso de ChatGPT a sus alumnos" RTVE.es / FranceInfo 27/01/2023 https://www.rtve.es/noticias/ Localización original: https://www.francetvinfo.fr/internet/intelligence-artificielle-sciencespo-paris-interdit-l-utilisation-de-chatgpt-a-ses-etudiants_5625743.html 

** "¿Prohibir el móvil a los menores en las aulas? Así se regula en España y los países vecinos" laSextaClave 23/12/2022  https://www.lasexta.com/programas/lasexta-clave/prohibir-movil-menores-aulas-asi-regula-espana-paises-vecinos_2022122363a61ddae6e6b80001c9343e.html

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