Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo de Trump
ha dejado de ser un juego para pasar a ser algo mucho más serio y peligros. La
democracia admite ciertos grados de virulencia verbal, pero debe estar sujeta a
la ley, al Estado de Derecho. Pero lo que está ocurriendo no ha sucedido nunca
en la historia norteamericana y hace lanzar las alertas por lo que pueda
ocurrir. De los muchos límites que Trump y los suyos han sobrepasado no le
queda tiempo ni fondo para mucho más, una vez que todas las instancias les han
dado la espalda, incluidos estados republicanos cuya honestidad ha sido puesta
en duda o el mismo Tribunal Supremo de mayoría conservadora y unánime en su
rechazo.
El
proceso de los equipos de Trump ha seguido una lógica evolutiva: conforme
aumenta la desesperación los equipos resultan más radicalizados y los asesores
más disparatados. Esto es un lógica elemental: los primeros que se van son los
sensatos y solo quedan para elegir los más radicalizados y vehementes en sus
planteamientos.
En la
balanza política surgen muchas preguntas: ¿por qué esta resistencia tan brutal
al abandono de la Casa Blanca, convertida en El Álamo, un espacio de
resistencia a muerte? Los Estados Unidos lo más que han llegado a contemplar es
algún desplante malévolo, pero las transiciones no han sido especialmente
conflictivas en lo que yo recuerdo. Cuando se ha determinado la victoria del
contrario, el derrotado hace las maletas y se va a descansar. Incluso el
"club" de los ex presidentes actuales ha mantenido una relación
cordial, algo que inevitablemente no va a pasar con Trump. ¿Por qué tanta y tan
violenta resistencia a abandonar el poder? Esta obstrucción hace temer muchas
cosas al llegar allí.
Las
palabras que se están barajando son muy graves: ley marcial. Ha trascendido la
violenta discusión en la Casa Blanca entre los asesores de Trump, con especial
protagonismo del ex militar Michael Flynn, condenado por mentiroso y ahora
liberado gracias al perdón presidencial. No le ha sentado bien la cárcel. ¿Qué
hay detrás de estos personajes? Es algo que requiere mayor investigación para
intentar comprender esta locura que está creando un cisma en la sociedad
norteamericana y hundiendo el prestigio restante internacional.
La CNN titula de forma explícita "Chaos at The White House" en su página de inicio, dando paso al artículo firmado por Kevin Liptak y Pamela Brown titulado "Heated Oval Office meeting included talk of special counsel, martial law as Trump advisers clash". La trascendencia de un encuentro como el descrito y de los choques producidos es sin duda un intento de los resistentes de dejar clara su postura ante lo que se puede estar pergeñando en la mente de Trump y sus allegados. Así se nos describe la pugna en el despacho presidencial:
President Donald Trump convened a heated
meeting in the Oval Office on Friday, including lawyer Sidney Powell and her
client, former national security adviser Michael Flynn, two people familiar
with the matter said, describing a session that began as an impromptu gathering
but devolved and eventually broke out into screaming matches at certain points
as some of Trump's aides pushed back on Powell and Flynn's more outrageous
suggestions about overturning the election.
Flynn had suggested earlier this week that
Trump could invoke martial law as part of his efforts to overturn the election
that he lost to President-elect Joe Biden -- an idea that arose again during
the meeting in the Oval Office, one of the people said. It wasn't clear whether
Trump endorsed the idea, but others in the room forcefully pushed back and shot
it down.
The meeting was first reported by the New York
Times.
White House aides who participated in the
meeting, including White House chief of staff Mark Meadows and counsel Pat
Cipollone, also pushed back intensely on the suggestion of naming Powell as a
special counsel to investigate voter fraud allegations Trump's own
administration has dismissed (or, as seems more feasible, hiring her in the
administration for some kind of investigatory role). Powell has focused her
conspiracies on voting machines and has floated the notion of having a special
counsel inspect the machines for flaws.
Another idea floated in the meeting was an
executive order that would permit the government to access voting machines to
inspect them.
One person described the meeting as
"ugly" as Powell and Flynn accused others of abandoning the President
as he works to overturn the results of the election.
"It was heated -- people were really
fighting it out in the Oval, really forceful about it," one of the sources
said.*
¿Será el destino final matarse entre ellos a la vista de las propuestas descabelladas que están dinamitando la convivencia y el sistema con sus acusaciones sin fundamento y sus efectos imprevisibles?
A la ya tradicional pregunta sobre la locura de Trump le sigue otra, ¿qué les queda por hacer a los que comparten el barco en el hundimiento? Una vez que todo ha sido desestimado, los disparos vuelvan inciertos hacia objetivos como los fabricantes de las máquinas de registro de las votaciones, que ya han emprendido acciones legales.
La época Trump está fabricando demasiados "hechos alternativos" y muchos de ellos van a ser fijados para el futuro; son los que constituyen el argumento justificativo de Trump, la necesaria fuerza para que su mundo ficticio interior no se derrumbe, pero también —y esto es más peligroso— la base de la construcción retórica del futuro republicano. La mayor maldición es que Trump estará presente en los discursos futuros lo esté o no en la próxima campaña electoral. Puede parecer extraño hablar de las próximas elecciones cuando todavía no ha tomado posesión Joe Biden, pero es que la próxima campaña empezará al día siguiente, como ya hizo Trump en estos cuatro años.
Más de una vez hemos comentado que Trump ha sido un presidente en campaña constante, como es característico del populismo mediático, un mal que no es exclusivo de los Estados Unidos, que padecemos igualmente en España, junto a otros países europeos. También llevamos en España unas semanas hablando de "chats de ex militares", algo inconcebible a estas alturas de democracia. Pero estas son las consecuencias del exceso político, de las descalificaciones de unos y otros, de entender la política como la satanización del otro. Deberíamos aprender de lo que ocurre fuera para evitar estas situaciones de crispación y conflicto permanente que solo encubre, como en Trump, la inoperancia política.
En La Vanguardia, Beatriz nos da más explicaciones sobre los implicados en este planteamiento militarista y su incidencia social:
Pero mientras Estados Unidos se prepara un nuevo relevo de poder, Trump sigue sin reconocer sus derrota y muchos de sus seguidores no pierden la fe en que “algo va a ocurrir” antes del 20 de enero y el presidente va a mantenerse en el poder. Por las buenas o por las malas.
Su última esperanza, evocada por las bases más radicalizadas en las redes sociales, manifestaciones y desde los medios de ultraderecha, que Trump invoque la ley de Insurrecciones de 1807, tome el control y despliegue tropas en los estados donde perdió las elecciones para que se repitan (y gane él, se supone).
El llamamiento ha sido repetido en los últimos días por varios exgenerales, un congresista y diferentes líderes del movimiento trumpista, una corriente ideológica dentro del Partido Republicano que sobrevivirá a Trump y probablemente formará parte de su herencia política.
“El presidente debe invocar la ley de Insurrecciones”, ha pedido esta semana el senador estatal de Carolina del Norte, Bob Steinburg, en alusión a la legislación del siglo XIX que da autoridad al presidente para enviar al ejército a sofocar rebeliones locales, una excepción a la norma de que las fuerzas armadas no pueden actuar dentro del país. Se ha usado en ocasiones contadas: durante la guerra de secesión, ante actos del Ku Klux Klan o para aplacar conflictos laborales violentos o las protestas raciales tras el asesinato de Martin Luther King.**
La locura megalómana de Trump es como una bola de nieve rodando por una ladera. A su rodar le sigue el de todos aquellos que se niegan a ver la realidad o, si se prefiere, que ya solo ven una "realidad", la que quieren ver. Esta "realidad alternativa" está llena de incongruencias y falsedades, pero es en la que viven mentalmente —y muchos existencialmente—, practicándola en su día a día, contribuyendo a su construcción ladrillo a ladrillo hasta elevar un muro que es su propio encierro.
Es difícil pensar en cómo van a poder salir de ahí o si van si quiera a querer hacerlo en el futuro. Los que han vivido el "mito del sur" pasados más de siglo y medio, pueden vivir varias generaciones en su propia jaula. Lo malo, como hemos señalado en ocasiones, es que a Trump le ha funcionado y será difícil que no haya quien decida recoger el discurso del fraude electoral para utilizarlo en su propio beneficio electoral.
Queda por delante, más allá de enero, el tiempo de la radicalización y la negación.
Deberíamos ser precavidos y darnos cuenta de las analogías que vivimos y de las consecuencias imprevisibles que la radicalización de nuestra propia vida política tiene para la convivencia. El trumpismo no está tan lejos como pensamos y la tendencia a radicalizar la vida política más de lo debido nos puede jugar una mala pasada y no poder frenar a tiempo. En fundamental redirigir la política hacia aguas más tranquilas.
* Kevin Liptak y Pamela Brown "Heated Oval
Office meeting included talk of special counsel, martial law as Trump advisers
clash" CNN 19/12/2020
https://edition.cnn.com/2020/12/19/politics/trump-oval-office-meeting-special-counsel-martial-law/index.html
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