Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Nos
quejábamos de no tener vacunas y nos van a salir por las orejas. Lo que era una
carrera solitaria hace poco se ha convertido en una San Silvestre Vallecana, en
una media maratón en la que todos compiten con fórmulas diferentes y promesas
de eficacia con dos decimales.
Lo más
sorprendente del caso (quizá no tanto) es que la avalancha de vacunas ha
conseguido que mucha gente no se quiera vacunar y se ha vuelto de un educado
que da grima. "¡Pase usted primero!", parece decir la gente. Y es que
en esta época conspiranoica nadie se fía de nadie ni para esto de las vacunas.
Cuando
Trump escuchó que, varios días después de perder las elecciones (sí, las ha
perdido), salía el primer anuncio de una vacuna en Estados Unidos lo primero
que gritó fue "¡conspiración!". Dentro de sus cosas, consideraba que
se había retrasado unas pocas horas el anuncio de la vacuna para perjudicarle,
pero esto son las cosas de Trump.
Pero
por aquí no tenemos a Trump (lo que no quiere decir que estemos mejor) y la
gente también está un poco mosqueada con las vacunas.
Ayer
nos daban los datos y según han ido apareciendo los anuncios de su salida
próxima al mercado, han ido menguando las ganas de ser vacunados por parte de
la gente. Desconozco los datos de otros países, pero aquí parece que el miedo a
la aguja o a sus consecuencias crece con cada anuncio. Estamos ya, según nos
decían, en aproximadamente un 45% de deseos de vacunarnos, lo que es una cifra
poco esperanzadora para el futuro próximo.
De
nuevo saltan los expertos a la palestra mediática a decir que si no se vacuna
alrededor del 60-65% la eficacia para eso que ahora llaman "inmunidad de
grupo" después de estar llamándolo "de rebaño" una temporada es
bastante baja. Igualmente advierte que el hecho de haber vacunas no significa
que el coronavirus esté vencido ni mucho menos.
Dice el
titular de La Vanguardia que "Sánchez prevé que en junio estén vacunados
ya unos 20 millones de españoles", pero las previsiones de Sánchez no son
precisamente muy fiables. Con más del 50% de la población esperando que se la
ponga el resto, no sé yo cómo va a ir la cosa, pero me temo que muy ajustada.
¿Por
qué la gente no se quiere vacunar ahora que hay vacunas o se supone que
llegarán pronto, que no es lo mismo? Supongo que habrá una variedad medianamente
amplia de respuestas. Pero la más sencilla es que si mucha gente no ha hecho ni
caso durante la pandemia, ¿por qué iban a empezar a hacer caso ahora? El
irresponsable lo es en todos los casos; al indiferente le resulta demasiado
activo y molesto. Y el responsable, el que se cuida y evita exponerse, ese
piensa que ya ha hecho bastante y no se fía de los demás como tampoco se fiaba
antes. De ser así, me parece que va a haber que cazar con lazo para el
pinchazo.
En
Estados Unidos se ha producido a cuenta de la vacunas un incidente a raíz de un
comentario del doctor Fauci sobre la forma de aprobación del fármaco, que es
diferente allí que en el Reino Unido, donde finalmente han empezado —nos
cuentan— a vacunar a algunos. La CNN nos lo explica así:
London (CNN) When the United Kingdom became the
first Western nation to approve a Covid-19 vaccine earlier this week, the news
was greeted with praise from some health officials across the pond. But there
was one notable exception.
Dr. Anthony Fauci, America's top infectious
disease expert and perhaps one of the world's most recognizable scientists,
suggested that UK regulators had not scrutinized the data on the
Pfizer/BioNTech vaccine as carefully as their US counterparts, and that the
British approval had been "rushed."
"We have the gold standard of a regulatory
approach with the [Food and Drug Administration]. The UK did not do it as
carefully and they got a couple of days ahead," Fauci told Fox News on
Wednesday.
Fauci's comments were the opening salvo in a
verbal jousting match between US and UK officials that experts said risked
undermining public confidence in the safety of vaccines.
By Thursday evening, Fauci had apologized on British
television for his earlier comments.
"There really has been a misunderstanding,
and for that, I'm sorry and I apologize for that. I do have great faith in both
the scientific community and the regulatory community at the UK," he told
the BBC.
"We do things a certain way in the United
States, possibly a little different, not necessarily better or worse than
what's done in the UK, and I think that's where we slipped, where I slipped. I
made it seem one was better than the other. We just do it a little bit differently."*
Pero
aquí ya nadie se cree nada y aunque Fauci se ha disculpado por su comentario,
lo cierto es que el mayor miedo de la gente es que se hayan acelerado los procesos
de aprobación por cuestiones de mercado. La industria farmacéutica no tiene precisamente
una buena prensa en el mundo y si se mezclan las teorías de la conspiración con
las del mercado, el resultado es explosivo y, sobre todo, poco creíble para
mucha gente.
La
culpa la tenemos por mezclar unas cosas con otras. A la gente no había que
protegerla por ella misma, sino para que no se sobrecargaran las UCI. No ha
importado el dolor, sino el gasto. Y así nos va. La traducción de todo a ítems
evaluables, de la salud a la educación, se produce por el despliegue de una
mentalidad pragmática, economicistas e implacable. Lo que pasó en Reino Unido
con las teorías iniciales de Boris Johnson sobre dejar que la gente se
contagiara (y muriera) como forma "natural" de conseguir la
"inmunidad de rebaño" dejó claro que había países en donde las
personas eran masas de carne.
La
competencia de las farmacéuticas no es por aliviar las muertes y el dolor, sino
por conseguir una posición en el mercado, un beneficio sobre otros rivales. Las
declaraciones del doctor Fauci, por mucho que se disculpe, iban en ese sentido.
Los británicos tienen en su piel el pinchazo antes que los norteamericanos (los
que se dejen pinchar). La carrera nos ha sido presentada por los medios como
una competencia comercial. Las diferencias de precios de los que se hablan son
realmente abrumadoras y cuantas más vacunas haya en el mercado más difícil será
colocar las caras y difíciles de almacenar.
Lo que
se nos contó del ejecutivo de la empresa que hizo maniobras de mercado horas antes de dar a
conocer los resultados de la vacuna no hizo ningún favor más que a él mismo,
sembrando de desconfianza a la población, por más que algunos (previendo lo que
ocurriría) justificaron diciendo que era una práctica habitual. Puede que lo
fuera, pero a la gente le gustaría creer que hay alguien que trabaja pensando
en su bien y no es su bolsillo, que es lo que han mostrado.
Las
compras anticipadas de millones de dosis por parte de los gobiernos de muchos
países a cualquier farmacéutica que anunciara que la suya iba bien no sabemos
qué efectos habrá tenido. Igual ha sucedido con las maniobras en bolsa. Poco
claros los anuncios y las subidas y bajadas de unos y otros ha sido
espectaculares.
A los líos empresariales se suma la competencia política. Si Trump consideraba que se le había perjudicado al retrasar la noticia de la vacuna, ¿qué decir de los descréditos absolutos con los que se están tratando las vacunas rusas o chinas, que ya han empezado a emplearse? Se ve aquí que estamos ante algo más que la "salud global", que hay muchos otros intereses más allá de los económicos, que el prestigio y el desprestigio también son objetivos. ¿Cree realmente alguien que los gobiernos ruso y chino va a aprobar una vacuna poco segura o contraproducente? Pero, claro, si Fauci duda del sistema británico frente al norteamericano, ¿qué podemos esperar?
No hemos aprendido que esta situación actual debe mucho al recelo de Trump hacia China y a la orden de retirada de los científicos norteamericanos de los programas de investigación en los laboratorios chinos, como le recordaron los propios científicos estadounidenses. Una mayor colaboración habría reducido mucho los efectos y habría traído más confianza y garantías para todos en vez de seguir trabajando sobre la desconfianza interesada.
El leve
matiz del doctor Fauci ha causado un estropicio en la confianza, que ya estaba
bastante débil sobre los beneficios de vacunarse. Se hace, además, en una creciente
penetración de los grupos antivacunas, que adquieren un nuevo protagonismo, que
es lo que desean. La pandemia les ha dado alas, les lanza al primer plano
informativo y la gente comienza a escucharlos con una atención que antes no
tenían. De nuevo los medios juegan un papel controvertido en su afán de llevar
la polémica a primer término.
Los
antivacunas no tienen ninguna razón, son peligrosos. Hacerles caso es un
problema y pueden suponer un freno en el control de la enfermedad. Hay algunas
enfermedades que están regresando precisamente como resultado de la resistencia
a vacunarse. Estaban desaparecidas y empiezan a darse casos, algo peligroso si
hay un porcentaje de personas que se resisten a vacunarse. Hay anti vacuna
pseudo religiosos y anti vacunas pseudo científicos. Son uno de los grandes
timos de una sociedad red, donde cualquiera puede conseguir poderosos efectos
con un mínimo de recursos y, especialmente, enganchar a la gente que vive en
una fantasía antisistema.
No sé
si hemos aprendido algo de esta pandemia en la que vivimos. Creo, sinceramente,
que mucha gente no. Por el contrario, la han utilizado para reforzar sus
propios mitos, interpretando como han querido los datos y situaciones. Las
ineptitudes de muchos gobiernos (y oposiciones) han contribuido a la falta de
credibilidad. Los medios tampoco se libran. Ha sido penoso el enfoque de
muchos, del principio a hoy. Ha quedado demostrado que no todos han sido
capaces de ajustarse a la realidad, a informar con competencia, alejándose de
la emocionalidad que caracteriza a los tiempos.
En
cierto sentido, cada uno ha dado cancha a su propio negocio: el del público, el
de los votantes, el de los clientes. Todos somos los mismos y a todos nos han
llegado estas percepciones de estar siendo manejados para mantener una
actividad que no perjudique a unos o a otros sin importarles demasiado nuestra
seguridad. Por eso, el enfoque de mantener las UCI en buenos números o
cualquier otro parámetro, se ha vuelto sospechoso.
En el
fondo, cada uno cuida de sí mismo si es responsable y se expone y expone a los
demás si no lo hace. Los que se mueren (literalmente) por su cervecita han sido
animados con campañas más o menos claras, igual que en muchos otros sectores en
donde la coletilla "X es segura" contrasta con la realidad de los
hechos. Eso afecta a casi todo. Lo hemos visto en el trato a los temporeros del
campo, tratados como bestias, hacinados, sin higiene, cayendo por enfermedad,
abandonados en la puerta de un Centro de Salud, como aquel caso que comentamos.
Lo hemos visto en muchos otros sectores, donde las condiciones no han sido la
adecuadas. Lo vemos en la falta de condiciones en el transporte público donde
la responsabilidad llega a lo que se advierte por los altavoces y que nadie
cumple. Podríamos seguir...
Si no
nos fiamos de las farmacéuticas y sus vacunas rápidas es porque sabemos de qué
hablamos y tampoco nos fiamos de nosotros mismos, que ignoramos las medidas en
cuanto que se dan la vuelta.
Primero se corría por tener alguna. Ahora es otra cosa. La
batalla de la vacuna se prepara ya.
* Zamira
Rahim "US-UK sniping over vaccine approval race could dent faith in Covid
shots, experts say" CNN 4/12/2020
https://edition.cnn.com/2020/12/04/europe/uk-us-vaccine-approval-intl/index.html
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