Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Conforme
avanza la cuenta atrás, las noticias que llegan de la Casa Blanca oscilan entre
"12 hombres sin piedad" y "Malditos bastardos". Ya hablamos
aquí sobre la tumultuosa reunión celebrada en el despacho del presidente en
donde se intercambiaron gritos e insultos ante las barbaridades propuestas a
los ojo, incluso, de trumpistas a los que no quedará más remedio que calificar
como moderados frente a los recalcitrantes, mostrando que todo es relativo al
sistema.
Ya
queda menos de un mes y lo que muchos temían se está empezando a parecer a lo
que nos va llegando. Aquello que nos temíamos desde aquí —que a Trump lo
tuvieran que sacar en ambulancia, la Policía o la Guardia Nacional— se va
considerando casi verosímil. Por lo que nadie apuesta es por una salida
ordenada y con una sonrisa en los labios. No va con Trump, que necesita
alimentarse de su propia ficción. Lo malo es que ya no es cosa suya sino de eso
"malditos bastardos" que van quedando para el fin de fiesta zombi que
se está preparando.
Las
preocupaciones sobre esto han llegado de nuevo a los titulares de la CNN:
"No one is sure where this is
heading," one official said on Monday. "He's still the President for
another month."
Conspiracist lawyer Sidney Powell, disgraced
former national security adviser Michael Flynn, onetime chief strategist Steve
Bannon, hawkish trade adviser Peter Navarro and the eccentric founder of the
retail website Overstock have all recently found themselves in the Oval Office
or on the telephone advising Trump on new last-ditch efforts to reverse his
loss.
That's in addition to Trump's personal attorney
Rudy Giuliani, who has been feeding the President's conspiracy theories for
weeks and who, along with Powell, was seen again at the White House on Monday.*
¡Terrible! Si estos son los que están asesorando a Trump, las consecuencias van a ser terribles. ¿Hay alguna forma de que se les meta algo de cordura a ese "pelotón chiflado", sin gracia alguna, que Trump mantiene a su alrededor?
El mes que queda será de infarto pues Trump mantiene el poder, como se señala al inicio y puede hacer casi cualquier cosa con él. Mientras muchos se descuelgan de sus fantasías, como ha ocurrido con el Fiscal General Barr, Trump expulsa a la realidad de su visión del mundo y sigue con sus discursos de fraudes, robos masivos, "victoria arrolladora" arruinada por las conspiraciones, etc. Son los riesgos de elegir a un chiflado cuyo proceso se agrava conforme la realidad se impone.
Hasta el momento se temían sus discursos, pero con no escucharlos era suficiente. Pero ahora la cuestión va tomando un cariz peligroso y tiene el poder. Los Estados Unidos experimentan por primera vez lo que es estar en manos de alguien como Trump. Pese a ello, los que defiende su "victoria" se siguen manteniendo fieles a ella. ¿Es esto lo que está animando a seguir? No creo que a alguien como Trump le importen mucho las opiniones ajenas. Sin duda se realimenta con esos "creyentes" que le animan... ¿a qué...? ¿A no abandonar la Casa Blanca...? Quizá sean los mismos que gritaban que encarcelara a Hilary Clinton o que construyera el muro o... cualquier otra de sus ocurrencias transformadas en promesas.
Esta combinación de medios de ultraderecha, de votantes y seguidores frenéticos y de asesores enloquecidamente radicales, apocalípticos del sistema (como Bannon), teóricos de la conspiración sin fundamento (como la abogada Sidney Powell) o gente con los cables cruzados es de lo más peligrosa. Unos usan a los otros como refuerzo de sus propias conductas agresivas.
La cuestión, una vez más, es hasta dónde pueden llegar en este juego peligroso y destructivo, que se les puede escapar de las manos en cualquier momento. Si la locura de Trump y sus asesores les lleva a intentar quedarse en la Casa Blanca, pondrán a prueba todas las instituciones que tendrán que intervenir; si se trata de sembrar para el futuro, lo que le espera a los Estados Unidos es un destino de división y altercados, de pérdida de sosiego y riesgos para el mundo entero, que depende en muchos aspectos de quién esté en la presidencia.
Lo que sí parece claro es la división republicana y la apuesta de algunos por el trumpismo, manifestándose en su favor y sosteniendo las sospechas de fraude, es decir, la ruptura del respeto al vencedor y la transición democrática en la presidencia. Algunos políticos jóvenes se están apuntando al trumpismo sobre todo porque encuentran la "nueva política" más asequible y acorde con los tiempos que llegan.
De nuevo hay que insistir en que lo que está en la base es la concepción populista de la necesidad de subvertir la democracia tradicional y la globalización, el uso constante de la mentiras alternativas, la emocionalidad y la división de los electorados en posiciones irreconciliables, el estado permanente de agitación social desde los medios y micromedios. No son inventos de Trump, pero él ha sido quien mejor lo ha encarnado. Parece que muchos se ven como futuros Trump consiguiendo el poder, por lo que esperan recibir esos 70 millones de votos que el presidente, le guste o no, saliente les deja en herencia. Es una fuerte ganancia que muchos no están dispuestos a malgastar. Por eso apuestan por el recalentamiento de esa política suicida para el conjunto del país.
Veremos cómo se comportan en función de lo que ocurra de aquí al momento del relevo presidencial. Una vez más, los que pensaban que Trump se moderaría se equivocaron.
El problema con Trump es solo lo que haga, sino la modificación de "lo impensable" como categoría política en la vida norteamericana, algo que se amplía a otros espacios que ven que lo posible crece, que la aceptación de lo que antes era impensable es cuestión de tiempo y estrategia. La consideración de la política como un espacio de principios e ideas que guían las acciones ha quedado suprimida por ideólogos cuya única obsesión es llegar al poder y resistir allí. Para ello disponen de todas las armas que subvierten la democracia: la mentira, la demagogia y la ausencia de principios más allá del pragmatismo. Estudian a los electores según las técnicas de modernas del mercado, influyen en él y le convencen de un mundo irreal sobre que planean peligros para los que ofrecen resguardos. Son los viejos fascismos a golpe de tuit, de sondeo, de psicología cognitiva y big data combinados con inteligencia artificial. Es el mundo en que se trata de hundir al contrario en el descrédito cosificándolo y convirtiéndolo en obstáculo que hay que salvar. Expanden la ignorancia para que las mentiras puedan ser asimiladas más rápidamente y no se detienen ante nada para conseguir sus objetivos. Es lo que ha quedado en el gabinete de la Casa Blanca; embusteros, demagogos, ambiciosos y sin escrúpulos.
El mal de Trump es que ha abierto el camino.
* Kevin
Liptak y Jeremy Diamond "Some White House advisers fear Trump's final
days" CNN 22/12/2020
https://edition.cnn.com/2020/12/21/politics/trump-white-house-sidney-powell/index.html
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