Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Como
estaba previsto, los días finales del emperador Trump adquieren el formato de
rebajas y saldo, de ofertas de última hora mientras sigue lanzando tinta en su
huida hacia adelante basada en reclamaciones legal despreciadas (no solo rechazadas)
por los jueces y criticadas por los analistas políticos, todo ello ante el
desconcierto internacional.
Conforme
los días se apuran para su salida, la agenda de Trump se acelera. Lo normal en
estos casos de relevo es bajar el ritmo para no condicionar la política futura.
Nada más alejado de lo que está haciendo Trump. Enrabietado y tratando de acumular
problemas al que le sucede, la agenda presidencial descubre compromisos y sobre
todo sigue con los cambalaches internacionales beneficiando a los amigos
exteriores como ya lo está haciendo con los amigos a secas, a los que está
indultando por lo ya hecho y a algunos por lo que podrían haber hecho y que no
ha salido todavía a la luz.
La
palabra "todavía" es importante. Creo que se conoce solo una parte de
lo que Trump, él y sus socios, ha hecho en la sombra. Creo que en los próximos
meses, tras su salida, pueden empezar a aparecer, con poco que se escarbe, una
serie de negocios en la sombra. La idea es sencilla: Trump no ha hecho ni hará
nada que no le beneficie de alguna manera. Y si no la había, la habrá buscado.
Si hay
algo en lo que Trump no ha pensado en estos cuatro años (no deberían ser
diferentes de sus décadas anteriores de vida) es en los demás. Los "demás"
es un concepto amplio que va desde los familiares hasta el resto de la
Humanidad. Trump lo tiene muy reducido en lo que se refiere a la capacidad de
interesarse por ellos, por lo que los demás son la ocasión de conseguir sus
objetivos o el obstáculo que se lo impide.
En La Vanguardia se aborda el penúltimo desaguisado planteado a la comunidad internacional, un problema más en herencia, el ya creado sobre el Sahara, con un amago de guerra en semanas anteriores que ha justificado a Marruecos la presencia militar en determinadas zonas. En el diario barcelonés, leemos de manos de su corresponsal en Estados Unidos, Beatriz Navarro:
En el mundo de los negocios, de donde procede
Donald Trump, todos tienen un precio y lo importante, como decía Pablo Escobar,
es “descubrir cuál es”. El presidente de Estados Unidos quería sumar Marruecos
a la lista de países árabes que, bajo su batuta, ha normalizado relaciones con
Israel. El precio que pedía Rabat no era muy difícil de averiguar: el apoyo de
Washington a sus reivindicaciones sobre el Sáhara Occidental. Deal. Trato.
“He firmado una proclamación que reconoce la
soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental”, tuiteó ayer Trump, rompiendo en
280 caracteres con décadas de tradición diplomática. “La propuesta de autonomía
de Marruecos es seria, creíble y realista, la única base para una solución
justa y duradera para la paz y la prosperidad”, defendió.
A reglón seguido, Trump anunció la decisión
de Marruecos e Israel de restablecer sus relaciones diplomáticas. “Un enorme
paso hacia la paz en Oriente Medio”, “un gesto histórico”, celebró el líder
norteamericano, que recordó que el reino alauí reconoció la independencia de
EE.UU. en 1777 y es, por tanto, “adecuado” que Washington le apoye. Marruecos
sigue así los pasos dados por Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán, y se
convierte en el cuarto país árabe que normaliza sus relaciones con el Estado
hebreo bajo los auspicios de Trump, decidido a unir a la región entorno a su
rivalidad hacia Irán.*
Tiene
razón Navarro. Pero queda una cuestión pendiente: ¿y en qué moneda se paga y quién
se lleva la ganancia? Lo cierto es que Trump es quien hace el movimiento
"visible", pero ¿qué hace con la mano que queda fuera de la atención
del público? Sabemos que Trump no se mueve por una "cuestión
norteamericana", sino por el beneficio de Marruecos que, a su vez, supone
el beneficio de Israel, que obtiene reconocimiento.
En
casos anteriores, la cuestión estaba más clara. La maniobras anteriores para el
reconocimiento de Israel por Arabia Saudí y Emiratos se ha saldado con ventas
de armamento que hasta el momento estaba reservado por su sofisticación y
poder. Los países que dan pasos hacia Israel obtienen beneficios, sí, pero cuál
es el beneficio final de Trump en todo ello, una vez descontado cuestiones de
Historia, Geopolítica o Paz Mundial, creíbles en cualquiera menos en él. Si
todo tiene un precio, como dice Navarro, ¿dónde se cobra?
¿Qué
sentido tiene que Trump esté haciendo estos movimientos de última hora en
beneficio de Israel? ¿Cuál es el beneficio propio?
Y propio no significa "norteamericano" sino "trumpiano".
Trump
se ha deshecho de los funcionarios y ha dejado "sus" asuntos más
intrincados en manos de personas de confianza (como Rudy Giuliani) o de Jared
Kushner, su yerno, diseñador del "trato del siglo", la mal llamada "paz
de Oriente Medio", que nunca llegará y que solo causa rechazo en los
palestinos y pueblos árabes, mientras que recibe el aplauso de Israel y se
compran las voluntades de los distintos países mediante chanchullos económicos
y armamentísticos, como estamos viendo últimamente.
Lo que
está vendiendo es un apoyo que vale millones para Marruecos. Es una "licencia"
para poder hacer lo que hasta el momento tenía condena internacional por los
acuerdos de las Naciones Unidas. Como ocurrió con el caso del traslado de la
embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén, Trump crea un conflicto mayor
que llevará a un conflicto abierto que le dará a Marruecos la capacidad de
"arrasar" el Sahara, pudiendo disponer de un territorio con el
beneplácito de los Estados Unidos de Trump. De nuevo, Estados Unidos podrá
vender más armamento a Marruecos, por lo que sacará un beneficio. Pero volvemos
a la idea, ¿qué saca Trump?
Sabemos
que de las recaudaciones de fondos para las reclamaciones electorales llevadas
por los abogados ha sacado millones de dólares, a los que habrá que seguir el
rastro y el origen, pues proporcionarían datos interesantes. Lo que está
haciendo ahora con el reconocimiento de los "derechos" marroquíes sobre
el Sahara tendrá un rastro económico.
El
hecho de que este tipo de gestiones esté en manos de estos gestores privados paralelos antes mencionados
puede ser algo más que confianza. Los negocios de Trump, como ha mostrado la cuestión
de la invisibilidad de sus declaraciones de impuestos, pueden decir mucho sobre
sus acciones, quizá demasiado. Trump no va a salir arruinado de la política porque ya se habrá encargado de vigilar
sus arcas. Otra cosa es que lo logre o que no se vuelva contra él.
La
jugada que ha realizado con el reconocimiento de los "derechos" de
Marruecos sobre el Sáhara crea un drama profundo y saca a primer término un
problema que ha quedado a la sombra del de Palestina, el del pueblo saharaui.
El "reconocimiento" es solo un gesto, pero tiene —como muchos otros—
un valor político y un valor económico, que es el que Trump estima como valor
final al que se deben convertir todos los otros.
La
cuestión, evidentemente, va más allá del "arte de la negociación" y
entra en el "arte del cobro", que es algo muy diferente. En el mundo
de Trump, si no se gana no hay negociación que merezca ser llamada así y,
puesto que ha dado muestras suficientes, el interés final no es ni moral,
histórico o político. Trump cobra está cosas. Lo que está por ver es quién paga
(¿Israel, Marruecos, ambos?) y cómo y cuándo se cobra.
Hace
unos días saltó la noticia de una posible red de cobros por indultar a la gente
antes de salir de la Casa Blanca. Está pendiente de verificación, pero no creo
que a muchos les extrañe.
Es muy poco probable que Trump desaparezca de los medios tras la llegada al poder de Joe Biden. Lo que está por ver es si aparece voluntaria o involuntariamente, es decir, por narcisismo o para dar explicaciones voluntariamente o no. Quizá sus futuras aspiraciones televisivas tengan que ver con esa posibilidad de tener que dar explicaciones.
*
Beatriz Navarro "EE.UU. apoya las ambiciones territoriales de Rabat a
cambio de que se acerque a Israel" La Vanguardia 11/12/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20201211/6111715/eeuu-apoya-ambiciones-rabat-cambio-se-acerque-israel.html
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