Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Si la
información veraz es importante, la que no lo es también lo es, si bien en otro
sentido. La lucha por la opinión pública es la de la imposición de una
narrativa que sirva para interpretar lo que la realidad nos pone delante. No
hay hecho aislado, por más que nos lo aseguren. Todos se producen enmarcados, integrados en un marco
interpretativo sobre el que trabajan los estrategas que quieren modificar
nuestra percepción. Explicado en términos populares, es el "color del
cristal con que se mira", que decían los famosos versos de Campoamor. Por
eso, los que trabajan en comunicación saben que no solo basta con decir algo,
sino que hay que crear el contexto como para que nos parezca verosímil y sea
aceptado más fácilmente.
Diversas
personas con las que he hablado estos días de mucho contacto virtual, me
comentan la sorpresa que les supone la aceptación de Donald Trump que reflejan
las encuestas. ¿Síndrome de Estocolmo?
¿Desvarío colectivo? ¿Negación de la
realidad?
En The New York Times de ayer mismo, Kara Swisher nos
muestra un ejemplo muy cercano a ella de lo que puede estar ocurriendo y que
resulta incomprensible para muchos, el ejemplo de su propia madre, adicta a las
noticias de Fox News, la cadena que crea el marco para que sus espectadores den
sentido a lo que hace o dice el presidente Trump.
El artículo comienza con un provocador "You can relax,
Sean Hannity, I’m not going to sue you"*, un mensaje dirigido a una de las
caras visibles más activas en Fox News, uno de los máximos apoyos de Trump, una
figura destacada del ejército de mercenarios mediáticos del presidente. No, no
va a demandar a Hannity ni a la Fox News no porque no lo merezca, sino porque,
dice la autora, cree en la libertad de expresión. Pero no demandar no significa que quede libre
de la crítica o de la acusación moral: "you and your colleagues dished out
dangerous misinformation about the virus in the early days of the crisis in the
United States." Swisher habla de responsabilidad de los que negaron
la crisis en las muertes ocurridas. Aquí no pasaba nada.
Pero es el ejemplo de su propia madre —con un hijo médico y
una hija machacona— lo que centra el artículo mostrándola como un efecto de la
manipulación de la Fox en una parte importante de la sociedad norteamericana. La
autora describe la resistencia a la información de su madre, cómo amenaza
incluso con bloquear su número si sigue mandándole informaciones de aviso sobre
la gravedad de la situación, sobre lo necesario que es tomarla en serio y tener
precauciones:
But she was not concerned — and it was clear
why. Her primary source of news is Fox. In those days she was telling me that
the Covid-19 threat was overblown by the mainstream news media (note, her
daughter is in the media). She told me that it wasn’t going to be that big a
deal. She told me that it was just like the flu.
And, she added, it was more likely that the
Democrats were using the virus to score political points. And, did I know, by
the way, that Joe Biden was addled?
Thankfully, Mom had not gone as far as claiming
the coronavirus is a plot to hurt President Trump — a theory pushed by some at
Fox News heavily at first. While she has been alternately appalled and amused
by the president, and often takes his side, she is not enough of a superfan to
think that he is any kind of victim here.*
Surgen aquí las corrientes principales que se han creado en
estos años de mandato gracias a la prensa, con Fox News al frente, que ha
estado apoyando a Trump y, sobre todo, anulando la credibilidad de cualquier
información que no salga de su boca. Las líneas de resistencia quedan
dibujadas: 1) los medios mienten (la machacona idea de las "fake
news") y 2) toda crítica forma parte de una conspiración de los demócratas
(llamados "socialistas" o "izquierdistas" desde estos
medios). Sobre estos dos ejes se mueven las interpretaciones, son el marco
creado desde el que se construye esa realidad percibida por personas como la
madre de la periodista. Vive en una burbuja que se ha ido endureciendo con el
ejercicio constante de rechazo, convirtiéndose en una espesa coraza resistente
ante los ataques exteriores. Solo algún hecho muy traumático podría penetrarla.
Es entonces cuando entra una tercera línea de defensa: la de responsabilizar a
terceros por lo que es imposible negar.
Esta tercera línea, el desvío de la responsabilidad, es la
que queda frente a la imposibilidad de la negación de la existencia de la
pandemia. Ya no se puede seguir diciendo, que es una gripe a la vista de los
resultados trágicos. En la mente de los adictos a Trump —la autora habla de una
adicción a la Fox—, es necesario reordenar el mundo con cada nuevo
acontecimiento para lograr mantener la coherencia que se desea. Todo debe
encajar, aunque sea cada vez más difícil hacerlo. Pero ese mundo coherente
internamente está continuamente bombardeado por lo que ocurre fuera. No es de
extrañar que la madre de la periodista amenace con bloquear su teléfono. Para
ella supone una amenaza a un mundo en equilibrio, por más que está mal
calibrado. Repensarlo, construirlo de nuevo, conlleva una sensación dolorosa
que trata de evitar. Es mejor creer en Trump, creer a la Fox News, rechazar
todo lo demás.
I could not lay the blame at the feet of social
media this time. No, Facebook was not my mother’s source of misinformation (in
fact, the company has been trying to improve in this area). It was not the
fault of Dr. Google, which has at least pushed out more good information than
bad. And my mom doesn’t use Twitter.
Instead, it was Fox, the whole Fox and nothing
but the Fox.*
Fox News ha conseguido convencer a medio país que solo ellos
son América, que todos los demás son sus enemigos. Han conseguido convencerla
que todos los peligros de mundo, como el cambio climático, no es más que una
mentira creada para que ellos no crezcan; han conseguido que vean a sus aliados
como parásitos que han estado abusando de la proverbial generosidad
norteamericana; que vean a los países asiáticos como parásitos que copian sus
grandes ideas, que roban a sus empresas. Han conseguido, incluso que perciban a
sus presidentes anteriores como pésimos gestores y negociadores, causantes del
estropicio nacional que, gracias a Dios, Trump está arreglando metiendo en
cintura al universo. Ellos son los "buenos", el mundo son los malos;
es simple. "¡Haz América simple!" debería ser el eslogan de Trump
para la reelección. A ello ha contribuido la Fox News como centro de
información, como creadora de ese marco inicial que es después tuiteado y
retuiteado. El nuevo y genuino patriotismo tiene que ser difundido.
Todo esto ha tenido una enorme repercusión en el mundo,
recrudeciendo o despertando conflictos: Oriente Medio (la capitalidad de
Jerusalén), Irán (la ruptura del tratado), China (el cerco de los aranceles,
Huawei), Europa (la presión contra las contrataciones del 5G, la presión sobre
la OTAN, la obligación de comprar), Latinoamérica (la escalada venezolana).
Mejor no hablar de los nuevos amigos
de Trump, de Jair Bolsonaro a Duterte, el "great job" de al-Sisi.
Nunca los autócratas han sido tan bien recibidos en la Casa Blanca.
La responsabilidad de la Fox News y de otros medios —no ha
estado sola, pero ella ha sido el puntal de todo esto— se ha visto forzada a
continuar la línea que el presidente les trazaba. "Forzados" no
significa que haya sido contra su voluntad, sino que sus propias acciones han
determinado su futuro, lo han condicionado. Solo rectifican cuando lo hace el
presidente. El intento de algunos miembros de Fox de desmarcarse ha sido repelido
dentro de su marco conjunto. Si Trump cambia, como lo hace cada día ante las
evidencias, ellos lo refuerzan y aplauden ante las audiencias que siguen
manteniendo el marco, por más que estos cambien.
La responsabilidad de Fox es enorme. No son errores en la información;
es desinformación deliberada. Forma parte de una estrategia de sostenimiento de
lo que es su creación: Donald Trump. Creo que nunca se ha visto un caso con
tanta claridad. La Fox ha supuesto la válvula de escape frente a la dura
realidad para millones de personas en los Estados Unidos, que han podido
agarrarse a ese clavo informativo. Fox no es información; es un instrumento de
propaganda, una herramienta que ha conseguido colocar en la Casa Blanca una
pieza que se rentabiliza mientras esté dentro de unos porcentajes de atención
mediática, que se traducen después en intención de voto. Ha conseguido llegar a
una Norteamérica con unas características sociológicas, ha modulado su forma de
ver el mundo y eso se traduce en acciones y negaciones.
Esta es la pieza final, un cierre apoteósico a la carrera de
Trump en la Casa Blanca, il gran finale. Unas personalidad teatral
como es la de Donald Trump no podía desear mejor cierre de su mandato, una
epidemia mundial. América tiene al héroe que necesita. Decía Kara Swisher que
al menos su madre no creía que la pandemia fuera una maniobra conspiratoria creada
por los demócratas para sacar al presidente del timón del país. El problema es
que hay muchos otros que sí lo creen. Lo que se ha sembrado sigue creciendo aunque se intente frenarlo.
Con el presidente Trump mostrándose como héroe de guerra, con su índice extendido señalando hacia China, la Fox News tiene un camino glorioso por delante.
* Kara
Swisher "Fox’s Fake News
Contagion" The New York Times 31/03/2020
https://www.nytimes.com/2020/03/31/opinion/coronavirus-fox-news.html?action=click&module=Well&pgtype=Homepage§ion=Contributors
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.