miércoles, 8 de abril de 2020

Bulos y diferencias que matan

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los efectos de la pandemia del COVID-19 dejan al descubierto aspectos de la realidad tapados o simplemente ignorados. El 31 de marzo, la CNN reproducía un mensaje en vídeo del actor Idris Elba, confinado en su casa afectado por el coronavirus. Lo hacía con el siguiente rótulo: "Elba slams Conspiracy Theory that black people can't get COVID-19" y añadía unas palabras del actor "Stop sending this stuff out. It's very dangerous for all".
La cuestión, una semana después, adquiría unos tintes muy distintos cuando la mayoría de los medios norteamericanos se hacen eco de la desproporcionada incidencia del coronavirus en la comunidad afronorteamericana. Como todas las que afecta a las diferencias de este orden es algo más que delicada y se puede convertir en un conflicto social con trascendencia o en una crisis institucional que se sume al caos de Trump con muchos estados tomando sus propias decisiones ante la urgencia de las medidas.


En The Washington Post se han publicado ayer y hoy artículos que muestran una escandalosa desproporción entre el porcentaje de población afroamericana de algunos estados y el porcentaje del número de muertos. Reis Thebault, Andrew Ba Tran y Vanessa Williams, con el titular "The coronavirus is infecting and killing black Americans at an alarmingly high rate", presentan así la situación detectada:

As the novel coronavirus sweeps across the United States, it appears to be infecting and killing black Americans at a disproportionately high rate, according to a Washington Post analysis of early data from jurisdictions across the country.
The emerging stark racial disparity led the surgeon general Tuesday to acknowledge in personal terms the increased risk for African Americans amid growing demands that public-health officials release more data on the race of those who are sick, hospitalized and dying of a contagion that has killed more than 12,000 people in the United States.
A Post analysis of available data and census demographics shows that counties that are majority-black have three times the rate of infections and almost six times the rate of deaths as counties where white residents are in the majority.*


Se nos advierte que los datos oficiales omiten en muchos estados los referidos al origen de los enfermos y fallecidos. Los números ocultan la realidad social de las muertes y admiten muchas interpretaciones, pero solo un resultado: mueren muchos más afroamericanos que el resto de los grupos.
Es evidente que los coronavirus no tienen preferencias de color ni económicas. Los contagios se producen más cuando las condiciones son más favorables a ello, por un lado, y son más peligrosos cuando existen riesgos añadidos, como el mal estado de salud. Habrá componentes sociales, de comportamiento; también los habrá económicos, como la densidad de los barrios, casas, etc. que aclaren las diferencias tan enormes como las mostradas en los gráficos que el diario incluye desde los datos recogidos por la Universidad Johns Hopkins que muestran una gran diversidad de casos.


Una vez más, son las diferencias acumuladas y específicas las que determinan los contagios en una situación de pandemia. La proximidad es determinante y esta viene determinada, a su vez, por los factores socioculturales, que los se traducen en diferencias. La cuestión sobre qué reflejan esas diferencias es compleja.
En otro de los artículos publicados por The Washington Post, con el titular "The CDC must end its silence on the racial impact of covid-19",  Spencer Overton se plantea el problema en estos términos:

The early data suggest that the covid-19 pandemic is hitting black communities particularly hard. As of Monday, African Americans made up 27 percent of the population in Milwaukee County, Wis., but 70 percent of its covid-19 deaths. In Chicago: 30 percent of the population but 69 percent of deaths. And in Louisiana, the disparity is 32 percent and 70 percent. A similar divide can be seen in Michigan, where African Americans make up 14 percent of the population and, as of last Friday, accounted for 40 percent of covid-19 deaths.
The disproportionate impact appears to be attributable to preexisting conditions — high blood pressure, heart disease, diabetes and inadequate access to health care — that make African Americans more vulnerable to the disease. But the handful of examples above raises an urgent question: Does the effect hold true for African Americans throughout the country?
Unfortunately, there’s no way for the public to know. The Centers for Disease Control and Prevention is not providing nationwide data about covid-19’s impact on African Americans, Latinos or other racial and ethnic groups. The CDC customarily reports such data, but it has not done so with covid-19. Many states and counties are also not publishing the information. As of Tuesday, the CDC had not responded to inquiries about whether it has the demographic data and isn’t releasing it, or simply isn’t tracking the information.**


La urgencia de poder tener datos más amplios, datos que reflejen desde esta perspectiva la realidad nacional de los Estados Unidos es clara. Si realmente existen grupos más débiles ante el contagio, la atención y los recursos deberían ponerse en ellos. ¿Se está haciendo? La sospecha estaría centrada en esa frase final sobre el porqué no se están dando esos datos: no se tienen o no se dan. Si es el primer caso, se puede corregir haciéndolo; pero si no se dan, los motivos por los que no se hace pasan a ser esenciales y se necesita una explicación clara.
El artículo es directo en las consecuencias de esta falta de información y de la necesidad de disponer cuanto antes de ella. Los recursos disponibles deben ser manejados desde criterios de necesidad real y puede que eso no se está haciendo de una forma equitativa, dedicándolos a los más afectados.
Desde aquí hemos insistido varias veces en la doble dimensión, la biológica y la social de una pandemia. En lo biológico, las diferencias son pocas, aunque sí en el estado de salud. En la medida en que el estado de salud no es un término aislado, sino que depende de muchos factores sociales, la complicación de los datos se nos hace evidente. Esto ocurre además en un país en donde, junto con la educación, la salud es una forma de establecer diferencias sociales. La ausencia de muchos servicios a la totalidad de la población hace que las diferencias entre ricos y pobres incluyan en gran medida la de ricos-sanos y pobres-enfermos, por simplificar, la cantidad de matices que esos dos términos contienen.


Hay enfermedades de ricos como las hay de pobres. La salud es un concepto absolutamente socializado. El acceso a los servicios sanitarios, a los medicamentos, el desgaste físico y las diferencias en el envejecimiento y deterioro de la salud por falta de atención y medicación, entre otros muchos factores diferenciales, son determinantes de las posibilidades mayores o menores de contagiarse y, obviamente, de la de supervivencia. Por eso son tan escandalosas las diferencias entre los datos de blancos y negros en cuanto a ser poblaciones minoritarias en número, pero mayoritarias en enfermedades.

Such transparency also advances fairness in health care. Covid-19 demographic data can reveal the degree of access that the most susceptible populations have to coronavirus testing and medical services. Disclosure also allows federal agencies, Congress, states and local governments, as well as journalists, scholars and civil rights groups, to assess the quality of care received by African Americans, Latinos and other racial and ethnic groups. Health-care systems can use the information to guide treatment.
The possibility exists that data about race and covid-19 could be misused. Publicity about disproportionate death rates among African Americans could increase racial discrimination in an echo of recent attacks against Asian Americans amid reports on the coronavirus’s origins in China. Another potential drawback: With lifesaving equipment in short supply in some hospitals, health-care professionals could steer ventilators and respirators away from African American patients and toward those assumed to have better prospects of recovery. And policymakers, seeing the higher death rates in health systems serving black communities, might deem them ineffective and reduce their funding — when increasing it would be the obviously appropriate response.
These concerns are legitimate, but making the truth available is essential — especially now, when disinformation, political polarization and distrust abound.**

Es en esa breve frase final donde se encuentran resumidos los temores y recelos, los miedos a que este singular desvío se deba a cuestiones poco "naturales" y que sean el resultado de otro tipo de factores.
En Europa estamos viendo diferencias entre los países, que representan también diferencias en los comportamientos y en la calidad de los servicios sanitarios, compromiso social, respaldo a los gobiernos, etc. En Estados Unidos, llueve sobre mojada al haber estado sobre el tapete previamente los brotes intensos de racismo y la presencia creciente del supremacismo blanco.


Es el momento de volver a Idris Elba y su petición de que no se escuchen lo bulos sobre que la gente negra no se contagia. ¿De dónde salen los bulos de esta naturaleza? ¿Qué se consigue con que la gente peque en la desprotección? Podría pensarse que surgen de un exceso de confianza, pero también pudiera ocurrir que fueran lo contrario. El hecho es que había corrido el bulo. Nada es más eficaz para distribuir un bullo que decirle a la gente lo que quiere oír. Y lo que queremos escuchar es que somos invulnerables.
En la publicación Okayplayer, con el titular "Are Black People Immune To Coronavirus: How A Joke Turned Into A Believable Myth", el articulista Elijah C.  Watson trata de explicarnos la falsedad del bulo y rastrea su origen respondiendo a la pregunta:

No, absolutely not. I wish it were the case but, unfortunately, it’s not. Initially, this idea started off as a joke, likely through a report that came on March 1 about the low Coronavirus rate in Africa. Although cases have been reported in 11 countries since that initial report — it appears Egypt has been hit the worst by the virus with 59 cases — Africa’s rate still remains low. Searching “Coronavirus Black People” on Twitter will show how the jokes have persisted throughout the month, with the tweets mocking our over-reliance on ginger ale to combat illness, highlighting how Black people have given the virus more cool and less abrasive-sounding nicknames (“The Rona,” “The Roni”), and acknowledging that no one Black had tested positive for the virus yet.
Well, turns out that last month a Black man from Cameroon named Kem Senou Pavel Daryl had contracted the virus while living in the Chinese city of Jingzhou. The 21-year-old student became the first African person known to be infected with the deadly coronavirus, and the first to recover from it. He was treated with antibiotics and drugs normally used to treat HIV patients and was put in isolation for 13 days in a local Chinese hospital.
A story that should’ve ended there ultimately became the source for fake news, as two websites, in particular, changed Daryl’s story and spread harmful misinformation in the process. First, there was the African Daily Mail, who published the story “The black African student escaped coronavirus” on February 13. (It has since been deleted.) The report included the claim that “Chinese doctors have confirmed that he remained alive because he has black skin, the antibodies of a black are 3 times strong, powerful, and resistant as that of a white.” After that, came a report from CityScrollz, who published the story “Chinese Doctors Confirmed African Blood Genetic Composition Resist Coronavirus After Student Cured” on February 14. (It has since been deleted.) The story includes false reporting throughout, including the notion that Chinese doctors said Daryl “stayed alive because of his blood genetic composition which is mainly found in the genetic composition of sub-Saharan Africans.” The report also includes the same claim of Black skin having stronger antibodies than white skin that appeared in the Daily Mail‘s report.
Then came another misleading report from The Zambian Observer, who published the story “Chinese Doctor Says African Skin Resists Coronavirus” on February 16. The Observer report copies CityScrollz’s report word for word, with the only change being its headline. The report is still available to read on the website.
Both stories have since been proven to be false. On February 15, the global news agency AFP spoke with Professor Amadou Alpha Sall — director of the Institut Pasteur in Dakar, Senegal, a biomedical research center that is currently overseeing suspected cases of the coronavirus in Africa — to fact check if Black people are more resistant to the coronavirus.
Sall said that the claim is “false information,” and that “There’s no scientific evidence to support this rumor.”
Alongside the AFP, Snopes has also confirmed that the claims are false.
Still, the idea that Black people are resistant to the virus managed to circulate throughout social media, appearing on personal Facebook profile pages (one post, which has since been deleted, had been shared over 2,000 times since first being published on February 11) and Facebook groups, as well as Twitter and Instagram.***



Pero las ideas falsas son escuchadas a veces con más atención que las verdaderas. Elba habla de "Teoría de la conspiración". Es el clima de recelo existente en los Estados Unidos ante las políticas raciales, por no decir racistas. La creación de un clima negativo ha tenido como contrapartida la idea errónea que el coronavirus sería una "enfermedad de blancos" (de ahí las bromas que Watson menciona sobre el nombre del coronavirus). Sin los datos de las muertes dadas por grupos, distinguiendo lo que supone del porcentaje de población y del porcentaje de muertes, se puede mantener la ficción de que es una enfermedad de blancos y no exigir más atención. Las evidencias de los estudios, sin embargo, muestran una escandalosa realidad. Si tras todo esto hay un bulo, es hora de anularlo, de dejar clara la triste realidad del contagio y evitar así más muertes, más desatención y repartir mejor los recursos.


Sin embargo, no es lo que muchos esperan que ocurra. La desconfianza es un factor importante en el empeoramiento. La falta de credibilidad puede empeorar las condiciones de la pandemia contribuyendo a su extensión. Una vez que se pierde la confianza cuesta recuperarla; sin saber el valor real de la información se pueden cometer errores en la toma de decisiones con resultados trágicos.
Hay que tener cuidado al reproducir las informaciones que no tienen garantía alguna. Hay mucho paralelismo entre lo viral de los bulos y el COVID-19. Ambos se agarran allí donde hay posibilidades de hacerlo. Con información sana, aumenta la salud de todos. Frena los bulos, no les ayudes a seguir contagiando las mentes.



*  Reis Thebault, Andrew Ba Tran y Vanessa Williams  "The coronavirus is infecting and killing black Americans at an alarmingly high rate" 7/04/2020 https://www.washingtonpost.com/nation/2020/04/07/coronavirus-is-infecting-killing-black-americans-an-alarmingly-high-rate-post-analysis-shows/
** Spencer Overton "The CDC must end its silence on the racial impact of covid-19" The Washington Post 7/04/2020 https://www.washingtonpost.com/opinions/the-cdc-must-end-its-silence-on-the-racial-impact-of-covid-19/2020/04/07/6d686450-7906-11ea-9bee-c5bf9d2e3288_story.html
*** Elijah C. Watson  "Are Black People Immune To Coronavirus: How A Joke Turned Into A Believable Myth" Okayplayer 7/04/2020 https://www.okayplayer.com/news/are-black-people-immune-to-coronavirus.html

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