sábado, 25 de abril de 2020

Modelos, realidades e incertidumbres

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Todo el mundo habla de "desescalada", de "asimetrías", de "gradualidad", etc. tratando de esbozar ante nosotros visiones parciales o generales de lo que va a ser el día después, el de la post normalidad, el día 1 del imposible retorno a un mundo que se fue. Ante nuestros ojos imaginarios se esbozan espacios restringidos, imposibles acercamientos, mundos en los que se trata de introducir la idea de que somos animales sociales y la necesidad de conjugar los dos aspectos, lo biológico y lo social de nuestra convivencia. Si fuéramos ratones en un laboratorio, separados en pequeñas jaulas y alimentados generosamente por un dios con bata blanca, todo sería mucho más sencillo. Pero, gracias a otro dios, no es así.
Eso significa que hay que echarle imaginación, conocimiento y responsabilidad, los tres componentes que a lo largo de nuestra historia nos ha permitido sobrevivir a coronavirus y virus, a bacterias y depredadores, a vecinos peligrosos y al problema de nacer con la piel delicada en un mundo en el que no se había inventado la calefacción y el fuego nos daba respeto.
Las propuestas han de ser imaginativas, basadas en el conocimiento y lo suficientemente responsables como para valer para todos y no dejar fuera a nadie ni por distancia, ni por diferencias ni creencias.


A los científicos y expertos se les pide en este caso crítico en el que vivimos que piensen de forma práctica porque —por si no lo han notado— nuestro problema es "práctico", ya que se trata de algo tan elemental como no enfermar y, en su caso, no morirse, lo cual no deja de ser un problema.
Hace algunos días —perdonen que haya perdido mi sentido del calendario— citábamos aquí a un científico que nos advertía de que en esto se habían entremezclado las personas que piensan en términos matemáticos, trabajando con números, lo que había hecho olvidar la realidad más dura, que se trata de evitar que la gente enferme y se muera. El científico decía que había demasiados modelos matemáticos y se habían olvidados los viejos principios sanitarios, sencillos, que se han mantenido en muchas epidemias y que han permitido sobrevivir aunque no se tuviera muy claro contra qué se luchaba.
El diario La Vanguardia se nos da cuenta de un nuevo modelo matemático en circulación:

Un estudio internacional impulsado por el think tank EsadeEcPol y en el que participa el investigador catalán de la Universidad París-Dauphine Miquel Oliu Barton propone un modelo matemático de distribución por celdas para abordar el desconfinamiento.
El estudio, Exit strategy: from self-confinement to green zones , aún inédito, plantea el establecimiento de áreas de en torno a los 10.000 habitantes, bien delimitadas y señalizadas, en las que desconfinar paulatinamente a sus moradores, para declararlas zonas verdes o seguras si en un periodo de siete días no ha aparecido en ellas ningún nuevo positivo por coronavirus.
Acudan o no a sus lugares de trabajo o a servicios básicos fuera de su zona, los residentes de estas áreas sí deberían desarrollar su vida social dentro de ellas. Estas zonas verdes se interconectarían con otras zonas verdes de desconfinamiento que no hubiesen presentado tampoco ningún positivo en un plazo de siete días. En el caso de sí producirse algún caso, pasarían de nuevo a una situación de confinamiento, aunque también cabe la posibilidad de establecer dentro de la celda iniciar una nueva división para que el impacto sea menor.*



Hay que reconocerle la elegancia al modelo. Pero está pensado para un mundo de números y no de personas, de personas reales. Las explicaciones que se dan están tan necesitadas de condiciones favorables que jamás se podrían dar. Cuando los modelos parten de principios irreales, su destino es no salir del ordenador.
La idea de crear zonas de 10.000 habitantes que solo podrían "conectarse" cuando sean verdes y que se podrán mantener aisladas de las que no estén "en verde" es un modelo de realidad realmente irreal.
Si es complicado ya cerrar, con casos o si casos, los países, ¿no será mucho más difícil dividir un país en pequeñas parcelas que no estarán unidas, lo que equivaldría a crear muros de cristal. Se parte de otro principio irreal,  a la vista de lo expuesto, que nadie se contagia en el trabajo ni en el trayecto, e indirectamente que se detectará a todo el que pase de un lado a otro inmediatamente. También da por sentado algo más que está en el alero: que no hay recaídas, es decir, que no vuelve la enfermedad, que solo hay contagio exterior. O lo que es lo mismo, que no se ha ido.

Otro elemento irreal: por mucho que se establezcan barreras, no partimos de un terreno de juego virginal, sino de un mundo preexistente que no puede ni debe ser obviado. Lo que se pide, por decirlo así, es levantar el "muro de Berlín" para cada diez mil habitantes. Se nos dice que si no se ha presentado en la zona cerrada ningún caso en siete días, se podría "conectar" con otras, pero que si se detecta un caso, se volvería a cerrar el muro, aunque "reduciendo el tamaño inicial de la célula". 
Evidentemente el modelo funciona en el ordenador, pero no tiene por qué hacerlo fuera de él. Los datos y condiciones son suministrados al ordenador por los propios investigadores partiendo de supuestos. ¿Podemos llegar a pensar lo que sucedería en la realidad donde un mundo compartimentado en "células de diez mil" se estuviera cerrando y abriendo según apareciera un caso en un punto en cualquiera de ellos?
El artículo sobre el modelo termina señalando:

Con el apoyo de simulaciones basadas en la evolución y la distribución de contagios, los investigadores muestran cómo estos territorios se unificarán rápidamente, en un plazo de dos a cuatro meses, y cómo estas zonas verdes pueden desempeñar un papel importante para minimizar el daño social y económico. Con el apoyo de tests y controles de temperatura aleatorios, los autores consideran que no sería necesario el rastreo invasivo de los teléfonos móviles que realizan algunas administraciones.
“Este proceso de reunificación puede parecer tedioso, ya que la extensión de las zonas verdes, aunque suele aumentar paulatinamente, también puede reducirse. Sin embargo, el proceso permitiría volver a la normalidad a una rapidez exponencial”, aseguran los ­investigadores.**

Los continuos casos de aperturas, cierres y reaperturas de las celdas (es un sistema de "celdas", por más que se busque el término menos agresivos de "zonas verdes", que hasta le da un cierto tono "ecológico") imposibilitaría cualquier estructura económica ante la imposibilidad de tener alguna seguridad y estar cerradas a los traslados.
Una de las cosas más "raras" de este modelo es que "no impide ir a trabajar" a zonas infectadas, pero sí te obliga a tener relaciones sociales solo con los de tu propia celda, de la que solo sales para trabajar (esto está claro). Por eso la celda es realmente una celda, en un sentido prácticamente carcelario. 


No digo que el modelo sea malintencionado, por supuesto, y no dudo que a los matemáticos les guía el deseo de ser útiles a todos. Lo que creo es que es muy poco realista y se aleja de lo que deberían estarse considerando con más frecuencia, los modelos basados en sistemas, en detección entre ellos flujos y en la complejidad de la situación, que tiene todas las dimensiones, biológica, social y económica. La matemática resulta demasiado platónica para la salud corporal.
La estabilidad de las "zonas verdes" es más que precaria, por eso me parece de una enorme ingenuidad considerar que este modelo de parcelamiento es menos "invasivo" que otros. Se dice en el párrafo anteriormente citado del texto que "no sería necesario el rastreo invasivo de los teléfonos móviles que realizan algunas administraciones". Es en este punto donde se abrirán las polémicas: ¿no es invasivo este método? ¿Lo es el "rastreo" de los teléfonos? ¿Qué garantías se tiene que no será necesario utilizar el rastreo telefónico para poder reducir esas "celdas" a las zonas en la que se haya producido algún caso? ¿No son invasivos los test obligatorios? ¿No es invasivo dejar que te relaciones solo con los de tu celda?


Si pienso en mi pueblo dividido en 5 partes de 10 habitantes, el paisaje que me sale no es muy real. Tiene una población de trabajadores que van y vienen desde Madrid. Casi en la misma proporción que los que salen de aquí, llegan en coches, trenes y autobuses. Los colegios están en unas zonas, los centros sanitarios están repartidos, los cines centralizados...  Las personas tendrán que vivir pasando diariamente de unas zonas a otras, de igual forma todos los demás servicios. Pensar que puede haber una zona limpia mucho tiempo creo que es irreal. El concepto mismo lo es... mientras no haya una vacuna y eso tardará.
La gente quiere saber cosas muy raras, como se ha mostrado con el tema de las salidas de los niños, preguntando cuántos metros son "seguros" o qué juguetes se pueden sacar.  Hay un porcentaje elevado de cosas que se desconocen; toda decisión conlleva riesgos ante incertidumbre y aprendemos cada día a base de errores.


En el diario ABC se pregunta a diversos expertos sobre cómo debe ser la "desescalada", la palabra de moda, y se responde: "Si la desescalada se aplica por zonas, deberá hacerse «siempre bajo una premisa de limitar la movilidad entre territorios», opina Caamaño"**. Se trata de Francisco Caamaño, experto en Salud Pública de la Universidad de Santiago, tal como se indica en el texto. Las opiniones de los expertos, que son muchos y con ciertas variaciones, se enfrenta a lo que será una decisión política arriesgada, cómo hacer la vuelta a lo que ya no podrá ser llamado normalidad en ningún sentido: ni se parece a lo de antes, ni se parecen entre sí si finalmente se hace gradual y asimétrica, como se está diciendo.
Las Autonomías luchan por tomar ellas las decisiones sobre la desescalada en un intento político de volver a la descentralización. Nadie es "zona verde". Las zonas con menos contagios pueden poner al día en pocas horas y perder lo ganado. Hay que mantener el equilibrio entre factores hasta que llegue lo único que puede frenar realmente esto, una vacuna. Lo demás son decisiones que habrá que tomar pero con riesgos mayores o menores en ausencia de certezas. Una cosa es la simulación y otra el autoengaño. Nuestra economía no se basa en el aislamiento, sino en modelos de movimientos continuos, ya del turismo o del comercio. Abrir la economía, como dicen algunos, supone enfrentarse a un enorme reto que no es solo nuestro. Es la idea de la alcaldesa de Las Vegas, que solo piensa cómo llenar las 100 mil habitaciones de sus hoteles y las mesas de los casinos. El riesgo allí es suicidio.


Los dos conceptos manejados para la desescalada, el de gradualidad y el de asimetría, implican las diferencias entre territorios ajustándose a las cifras y situación real de cada escenario. Pero, con todo, no se logra resolver el problema de las interconexiones, es decir, el de lo que decía Caamaño: "limitar la movilidad entre territorios". La cuestión es a qué llamamos "territorios": ¿a las "zonas verdes" de diez mil personas, a los pueblos, a las autonomías? ¿Cómo manejamos el turismo, la industria, el comercio, el ocio masivo, el deporte...? ¿Cerrando las zonas con cada nuevo caso? De esta manera, lo que se consigue es lo que ocurre en ciertos lugares, que se oculten los casos, lo cual es mucho peor.
Matemáticamente lo podemos hacer en un ordenador; en la realidad todo es más complicado. Sigue el debate entre lo que se hace en un laboratorio o en un ordenador, mediante simuladores, y lo que ocurre en una realidad caprichosamente tozuda. Es necesario hacer modelos, sí, pero también hay que tener en cuenta sus limitaciones y comprender qué es lo que representan en la realidad y de la realidad. Sabemos demasiado poco y todo cambia muy deprisa. Por eso, muchos siguen advirtiendo del peligro de demasiadas alegrías que se pueden pagar caras y retroceder lo ganado.



* Álvarez, Ramón. "El modelo matemático que propone desconfinar por celdas" La Vanguardia 25/04/20202  https://www.lavanguardia.com/economia/20200425/48695466645/coronavirus-desconfinar-salir-confinamiento-cuarentena-modelo.html
** Montañés, Érika y Miranda, Isabel. "Cómo debe ser la desescalada en España, según los expertos" ABC 25/04/2020 https://www.abc.es/sociedad/abci-como-debe-desescalada-espana-segun-expertos-202004250157_noticia.html

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