Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Todo el
mundo habla de "desescalada", de "asimetrías", de
"gradualidad", etc. tratando de esbozar ante nosotros visiones
parciales o generales de lo que va a ser el día después, el de la post
normalidad, el día 1 del imposible retorno a un mundo que se fue. Ante nuestros
ojos imaginarios se esbozan espacios restringidos, imposibles acercamientos,
mundos en los que se trata de introducir la idea de que somos animales sociales
y la necesidad de conjugar los dos aspectos, lo biológico y
lo social de nuestra convivencia. Si fuéramos ratones en un laboratorio,
separados en pequeñas jaulas y alimentados generosamente por un dios con bata
blanca, todo sería mucho más sencillo. Pero, gracias a otro dios, no es así.
Eso significa
que hay que echarle imaginación, conocimiento y responsabilidad, los tres
componentes que a lo largo de nuestra historia nos ha permitido sobrevivir a
coronavirus y virus, a bacterias y depredadores, a vecinos peligrosos y al
problema de nacer con la piel delicada en un mundo en el que no se había
inventado la calefacción y el fuego nos daba respeto.
Las
propuestas han de ser imaginativas, basadas en el conocimiento y lo
suficientemente responsables como para valer para todos y no dejar fuera a nadie
ni por distancia, ni por diferencias ni creencias.
A los
científicos y expertos se les pide en este caso crítico en el que vivimos que
piensen de forma práctica porque —por si no lo han notado— nuestro problema es
"práctico", ya que se trata de algo tan elemental como no enfermar y,
en su caso, no morirse, lo cual no deja de ser un problema.
Hace
algunos días —perdonen que haya perdido mi sentido del calendario— citábamos
aquí a un científico que nos advertía de que en esto se habían entremezclado
las personas que piensan en términos matemáticos, trabajando con números, lo
que había hecho olvidar la realidad más dura, que se trata de evitar que la
gente enferme y se muera. El científico decía que había demasiados modelos
matemáticos y se habían olvidados los viejos principios sanitarios, sencillos,
que se han mantenido en muchas epidemias y que han permitido sobrevivir aunque
no se tuviera muy claro contra qué se luchaba.
El
diario La Vanguardia se nos da cuenta de un nuevo modelo matemático en circulación:
Un estudio internacional impulsado por el
think tank EsadeEcPol y en el que participa el investigador catalán de la
Universidad París-Dauphine Miquel Oliu Barton propone un modelo matemático de
distribución por celdas para abordar el desconfinamiento.
El estudio, Exit strategy: from
self-confinement to green zones , aún inédito, plantea el establecimiento de
áreas de en torno a los 10.000 habitantes, bien delimitadas y señalizadas, en
las que desconfinar paulatinamente a sus moradores, para declararlas zonas
verdes o seguras si en un periodo de siete días no ha aparecido en ellas ningún
nuevo positivo por coronavirus.
Acudan o no a sus lugares de trabajo o a
servicios básicos fuera de su zona, los residentes de estas áreas sí deberían
desarrollar su vida social dentro de ellas. Estas zonas verdes se
interconectarían con otras zonas verdes de desconfinamiento que no hubiesen
presentado tampoco ningún positivo en un plazo de siete días. En el caso de sí
producirse algún caso, pasarían de nuevo a una situación de confinamiento,
aunque también cabe la posibilidad de establecer dentro de la celda iniciar una
nueva división para que el impacto sea menor.*
Hay que
reconocerle la elegancia al modelo. Pero está pensado
para un mundo de números y no de personas, de personas reales. Las explicaciones que se dan están tan necesitadas de condiciones
favorables que jamás se podrían dar. Cuando los modelos parten de principios
irreales, su destino es no salir del ordenador.
La idea
de crear zonas de 10.000 habitantes que solo podrían "conectarse"
cuando sean verdes y que se podrán mantener aisladas de las que no estén
"en verde" es un modelo de realidad realmente irreal.
Si es
complicado ya cerrar, con casos o si casos, los países, ¿no será mucho más
difícil dividir un país en pequeñas parcelas que no estarán unidas, lo que
equivaldría a crear muros de cristal. Se parte de otro principio irreal, a la vista de lo expuesto, que nadie
se contagia en el trabajo ni en el trayecto, e indirectamente que se detectará
a todo el que pase de un lado a otro inmediatamente. También da por sentado algo
más que está en el alero: que no hay recaídas, es decir, que no vuelve la
enfermedad, que solo hay contagio exterior. O lo que es lo mismo, que no se ha ido.
Otro
elemento irreal: por mucho que se establezcan barreras, no partimos de un
terreno de juego virginal, sino de un mundo preexistente que no puede ni debe
ser obviado. Lo que se pide, por decirlo así, es levantar el "muro de
Berlín" para cada diez mil habitantes. Se nos dice que si no se ha
presentado en la zona cerrada ningún caso en siete días, se podría
"conectar" con otras, pero que si se detecta un caso, se volvería a
cerrar el muro, aunque "reduciendo el tamaño inicial de la célula".
Evidentemente el modelo funciona en el ordenador, pero no tiene por qué hacerlo
fuera de él. Los datos y condiciones son suministrados al ordenador por los propios
investigadores partiendo de supuestos. ¿Podemos llegar a pensar lo que
sucedería en la realidad donde un mundo compartimentado en "células de
diez mil" se estuviera cerrando y abriendo según apareciera un caso en un
punto en cualquiera de ellos?
El
artículo sobre el modelo termina señalando:
Con el apoyo de simulaciones basadas en la
evolución y la distribución de contagios, los investigadores muestran cómo
estos territorios se unificarán rápidamente, en un plazo de dos a cuatro meses,
y cómo estas zonas verdes pueden desempeñar un papel importante para minimizar
el daño social y económico. Con el apoyo de tests
y controles de temperatura aleatorios, los autores consideran que no sería
necesario el rastreo invasivo de los teléfonos móviles que realizan algunas
administraciones.
“Este proceso de reunificación puede parecer
tedioso, ya que la extensión de las zonas verdes, aunque suele aumentar
paulatinamente, también puede reducirse. Sin embargo, el proceso permitiría
volver a la normalidad a una rapidez exponencial”, aseguran los
investigadores.**
Los
continuos casos de aperturas, cierres y reaperturas de las celdas (es un
sistema de "celdas", por más que se busque el término menos agresivos
de "zonas verdes", que hasta le da un cierto tono
"ecológico") imposibilitaría cualquier estructura económica ante la
imposibilidad de tener alguna seguridad y estar cerradas a los traslados.
Una de
las cosas más "raras" de este modelo es que "no impide ir a trabajar" a
zonas infectadas, pero sí te obliga a tener relaciones sociales solo con los de tu
propia celda, de la que solo sales para trabajar (esto está claro). Por eso la
celda es realmente una celda, en un sentido prácticamente carcelario.
No digo
que el modelo sea malintencionado, por supuesto, y no dudo que a los
matemáticos les guía el deseo de ser útiles a todos. Lo que creo es que es muy
poco realista y se aleja de lo que deberían estarse considerando con más
frecuencia, los modelos basados en sistemas, en detección entre ellos flujos y
en la complejidad de la situación, que tiene todas las dimensiones, biológica,
social y económica. La matemática resulta demasiado platónica para la salud corporal.
La estabilidad de las "zonas
verdes" es más que precaria, por eso me parece de una enorme ingenuidad
considerar que este modelo de parcelamiento es menos "invasivo" que
otros. Se dice en el párrafo anteriormente citado del texto que "no sería
necesario el rastreo invasivo de los teléfonos móviles que realizan algunas
administraciones". Es en este punto donde se abrirán las polémicas: ¿no es
invasivo este método? ¿Lo es el "rastreo" de los teléfonos? ¿Qué
garantías se tiene que no será necesario utilizar el rastreo telefónico para
poder reducir esas "celdas" a las zonas en la que se haya producido
algún caso? ¿No son invasivos los
test obligatorios? ¿No es invasivo dejar que te relaciones solo con los de tu celda?
Si
pienso en mi pueblo dividido en 5 partes de 10 habitantes, el paisaje que me
sale no es muy real. Tiene una población de trabajadores que van y vienen desde
Madrid. Casi en la misma proporción que los que salen de aquí, llegan en
coches, trenes y autobuses. Los colegios están en unas zonas, los centros
sanitarios están repartidos, los cines centralizados... Las personas tendrán que vivir pasando
diariamente de unas zonas a otras, de igual forma todos los demás servicios. Pensar que puede haber una zona limpia mucho tiempo creo que es irreal. El concepto mismo lo es...
mientras no haya una vacuna y eso tardará.
La gente quiere saber cosas muy raras, como se ha mostrado con el tema de las salidas de los niños, preguntando cuántos metros son "seguros" o qué juguetes se pueden sacar. Hay un porcentaje elevado de cosas que se desconocen; toda decisión conlleva riesgos ante incertidumbre y aprendemos cada día a base de errores.
En el
diario ABC se pregunta a diversos expertos sobre cómo debe ser la
"desescalada", la palabra de moda, y se responde: "Si la
desescalada se aplica por zonas, deberá hacerse «siempre bajo una premisa de
limitar la movilidad entre territorios», opina Caamaño"**. Se trata de Francisco
Caamaño, experto en Salud Pública de la Universidad de Santiago, tal como se
indica en el texto. Las opiniones de los expertos, que son muchos y con ciertas
variaciones, se enfrenta a lo que será una decisión política arriesgada, cómo hacer la
vuelta a lo que ya no podrá ser llamado normalidad en ningún sentido: ni se parece
a lo de antes, ni se parecen entre sí si finalmente se hace gradual y asimétrica,
como se está diciendo.
Las Autonomías luchan por tomar ellas las decisiones sobre la desescalada en un intento político de volver a la descentralización. Nadie es "zona verde". Las zonas con menos contagios pueden poner al día en pocas horas y perder lo ganado. Hay que mantener el equilibrio entre factores hasta que llegue lo único que puede frenar realmente esto, una vacuna. Lo demás son decisiones que habrá que tomar pero con riesgos mayores o menores en ausencia de certezas. Una cosa es la simulación y otra el autoengaño. Nuestra economía no se basa en el aislamiento, sino en modelos de movimientos continuos, ya del turismo o del comercio. Abrir la economía, como dicen algunos, supone enfrentarse a un enorme reto que no es solo nuestro. Es la idea de la alcaldesa de Las Vegas, que solo piensa cómo llenar las 100 mil habitaciones de sus hoteles y las mesas de los casinos. El riesgo allí es suicidio.
Los dos
conceptos manejados para la desescalada, el de gradualidad y el de asimetría, implican las diferencias entre
territorios ajustándose a las cifras y situación real de cada escenario. Pero,
con todo, no se logra resolver el problema de las interconexiones, es decir, el
de lo que decía Caamaño: "limitar la movilidad entre territorios". La
cuestión es a qué llamamos "territorios": ¿a las "zonas verdes"
de diez mil personas, a los pueblos, a las autonomías? ¿Cómo manejamos el
turismo, la industria, el comercio, el ocio masivo, el deporte...? ¿Cerrando
las zonas con cada nuevo caso? De esta manera, lo que se consigue es lo que
ocurre en ciertos lugares, que se oculten los casos, lo cual es mucho peor.
Matemáticamente
lo podemos hacer en un ordenador; en la realidad todo es más complicado. Sigue
el debate entre lo que se hace en un laboratorio o en un ordenador, mediante
simuladores, y lo que ocurre en una realidad caprichosamente tozuda. Es necesario hacer modelos, sí, pero también hay que tener en cuenta sus limitaciones y comprender qué es lo que representan en la realidad y de la realidad. Sabemos demasiado poco y todo cambia muy deprisa. Por eso, muchos siguen advirtiendo del peligro de demasiadas alegrías que se pueden pagar caras y retroceder lo ganado.
* Álvarez,
Ramón. "El modelo matemático que propone desconfinar por celdas" La
Vanguardia 25/04/20202
https://www.lavanguardia.com/economia/20200425/48695466645/coronavirus-desconfinar-salir-confinamiento-cuarentena-modelo.html
** Montañés,
Érika y Miranda, Isabel. "Cómo debe ser la desescalada en España, según
los expertos" ABC 25/04/2020
https://www.abc.es/sociedad/abci-como-debe-desescalada-espana-segun-expertos-202004250157_noticia.html
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