Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No
perdemos de vista lo que sucede en Egipto con la pandemia. Una vez constatado
que no hay imagen que cuidar en una situación mundial tan grave, se ha pasado del
"de puntillas" inicial de los primeros casos, de las denuncias contra
el epidemiólogo que realizaba horquillas de estimaciones que no gustaban al
gobierno —como el caso que recordarán los lectores del investigador canadiense del
que se exigió fuera expulsado de su universidad mediante carta firmada por
profesores egipcios—, el régimen egipcio tiene dos tareas, lidiar con los
efectos de coronavirus y seguir enfrentándose a los enemigos del radicalismo
extremista, los de siempre.
Egipto
es un país con cien millones de habitantes, con una serie de enfermedades
crónicas perfectamente estudiadas, cuyos resultados no se corresponden no solo
con los números sino con las propias medidas que el gobierno toma actualmente,
mucho más restrictivas que lo que se correspondería con esas cifras.
Inicialmente había un intento de mantener la idea de "seguridad"
presente hacia el exterior, exactamente igual que se hizo ante el terrorismo,
lo que llevaba a negarlo, como en la explosión hace unos meses de un coche
cargado de explosivos ante el Instituto del Cáncer dependiente de la
Universidad de El Cairo. La idea de "país seguro" era una prioridad,
al menos en cuanto a proyección de imagen al exterior se refiere. Con la
pandemia del COVID-19 la cuestión es más complicada ante el frenazo
internacional del turismo y de la producción mundial, del transporte mismo, lo
que afecta al paso por el Canal, otro factor importante de su economía.
En sus
tácticas de propaganda del régimen, el gobierno ha ideado algunos movimientos
que no dejan de demostrar imaginación. Quizá el más llamativo sea el envío de
material sanitario a los Estados Unidos. Hay que entender el gesto en toda su
magnificencia y cómo satisface el ego colectivo popular.
El gesto es una repetición del
que se hizo de forma más temprana hacia China, de quien existe una enorme
dependencia. Lo que son los Estados Unidos en lo militar para Egipto, lo es
China en lo "civil", ya que es quien está detrás del proyecto de la
construcción de la nueva capital egipcia y financiando muchos de los proyectos
de envergadura que el régimen, poseído de un espíritu faraónico, ha puesto en
marcha. Es una pena que esos proyectos —como ocurrió con la innecesaria
ampliación del canal de Suez— queden en el aire o sin posibilidad de
rentabilizarse, como ha sido la enorme inversión en los nuevos museos, pensados
para la atracción masiva de visitantes desde el exterior.
La
crisis económica y la pérdida de valor de la libra por su devaluación ya
dejaron marcas profunda en la economía y los hogares egipcios. Ahora la crisis
del coronavirus amenaza con abrir nuevas brechas de desesperación, que el gesto
hacia los Estados Unidos no puede calmar con facilidad. El envió de materiales
quiere transmitir, más allá de la solidaridad, que el estado egipcio es
poderoso y está sobrado, que puede ser generoso. Permite seguir manteniendo la
idea del liderazgo egipcio en el mundo, con la que se juega permanentemente en
los medios, dedicados con empeño a potenciar la imagen de al-Sisi como líder
mundial, especialmente entre periodos de su paso anual por Naciones Unidas,
donde el régimen suele tener que escuchar muchas cosas que no le gusta oír.
Pero
por mucho que se use el aparato de propaganda, la realidad de la situación
obliga a tomar medidas drásticas por nada hay peor que a los problemas ya
existentes, sumarle la falta de acción ante la pandemia, en cuyo caso la
situación social se podría hacer insostenible.
Ya
hemos dedicado algunas entradas del blog a algunos de los problemas socioculturales
que se habían estado produciendo con la llegada de las muertes y la situación
de los pueblos en cuarentena, cerrados a cal y canto. También el rechazo que
había suscitado en algunos el uso propagandístico del gobierno para la entrega
de las ayudas a la gente confinada y sin posibilidad de ganarse la vida.
Hoy se
añaden nuevos problemas ante algunas de las medidas tomadas. No se puede obviar
un hecho, las bases islamistas están en la sombra a la espera de la ocasión.
Los Hermanos Musulmanes y los salafistas se hicieron con el 70% de los escaños
del parlamento egipcio en las primeras elecciones y llevaron a Morsi al palacio
presidencial. Por más que millones de egipcios mostraran su rechazo al gobierno
islamista, por más que muchos les votaran para no tener de nuevo a los
militares en el poder por otra vía, lo cierto es que los Hermanos y demás
grupos islamistas tienen una fuerte base social. La misma que aprovecharon
Nasser y los suyos para el apoyo social que les librara de la colonización
británica.
Los
islamistas están ahí, creando sus bulos y rumores negativos, calentando a los
demás desde dentro y desde fuera. Lo están en las conversaciones callejeras y
en las redes sociales, con comentarios dejados caer o con cuentas falsas, con
vídeos o cualquier otro tipo materiales que la tecnología les permita.
El
cierre de las mezquitas que se decretó tiene algo más que efectos de seguridad
para evitar contagios. Las mezquitas son los centros preferidos para esparcir
el descontento con los rumores y las criticas dejadas caer en cada reunión
ocasional. El cierre de las mezquinas previene los contagios y también los
contactos que tienen como función la desestabilización.
En este
sentido, el estatal Ahram Online publica una escueta noticia sobre las lecturas
del Corán en las mezquitas, sometidas a cierres preventivos:
The Ministry of Endowments did not prohibit
reciting the holy Quran at mosques during the fasting month of Ramadan, said
Minister Mohamed Mokhtar Gomaa on Monday.
Playing recorded Quran recitation at mosques
falls within the responsibility of the mosque imam and should come in line with
all precautionary measures adopted by the state to preserve the health and
safety of citizens, Gomaa said in a statement issued by the ministry on Monday.
He added that several measures have been taken
to counter the anti-government sentiment shared by plotters who allege that the
state bans reciting Quran at mosques, in a bid to sow sedition.
The ministry is fully aware of its genuine role
of boosting mosque activities, serving the holy Quran along with promoting the
moderate teachings of Islam, the minister said.
Gomaa added that the ministry doesn't oppose
airing the holy Quran before Maghrib (evening prayer) and Fajr (dawn prayer) at
mosques.*
La noticia nos permite comprender en su sencillez las dos
fuerzas en lucha: la siembra del descontento y la sedición y las medidas
gubernamentales para frenarlas. La técnica islamista es soterrada. Nacieron en
la clandestinidad y en ella han pasado la mayor parte de su historia. Se
manejan bien en las conversaciones callejeras, en los encuentros en las
mezquitas, en los dispensarios, allí donde va la gente que necesita atención y
ellos se hacen sentir necesarios allí donde el estado falla o incumple. Por eso
viven de la murmuración, máxime en estos tiempos de bulos y desinformación.
Comentamos en su momento el llamado de un Hermano desde los
estados Unidos a través de la redes sociales para que se considerara el
COVID-19 como un regalo de Dios para poder ser mártir si no se moría solo sino
expandiendo la enfermedad al mayor número posible de enemigos, de miembros del
régimen de al-Sisi. Era un llamado a abrazar y besar a jueces, a policías, a
funcionarios.
Los islamistas son maestros en dar sentido a las desgracias,
en reinterpretar la realidad para verla como el cumplimiento de la fatalidad,
de la voluntad divina. Todo lo que ocurre es su voluntad, pero son ellos los
que le dan sentido. La pandemia misma puede ser considerada como un castigo de
unos o un beneficio de otros. Todo el secreto consiste en saber de qué lado
estás. Ellos siempre del de Dios, claro. En el mundo islámico, el conflicto es
estar siempre a su sombra, ya que el argumento es siempre estar a su lado. Por
eso la noticia de Ahram Online insiste en la idea del "islam
moderado" y el presidente al-Sisi lleva años irritado por la falta de
iniciativas de los clérigos de la Universidad de Al-Azhar para lo que él llama
"renovación del islam", algo a lo que no están dispuestos visto el
paso del tiempo.
Las muertes se acumulan, pero las cifras siguen siendo asombrosamente
bajas. En la edición de ayer de Ahram Online, tras comunicar el Sindicato de
Prensa la muerte de uno de sus socios, se cerraba la información con los datos
del momento: «Egypt
has so far reported 4,782 coronavirus infections and 337 fatalities.»** Para estas cifras tan
asombrosamente bajas en un país de cien millones de personas concentradas en
dos o tres ciudades, las medidas parecen excesivas, ya que ha tenido que aislar
docenas de poblaciones de alrededor de 10.000 personas en distintos lugares del
país. Se han producido infecciones masivas de turistas en un crucero en Luxor
cuyo origen rastreado lleva sin lugar a dudas al viaje realizado por todos
ellos. Lo demostró un reportaje de The Washington Post con los turistas
regresados de aquel crucero.
Hace
tres días, Egypt Independent informaba sobre una violación de la cuarentena en la
ciudad de Alejandría:
Crowds gathered in Alexandria’s Muharram Bey to
organize a march on Thursday to celebrate Ramadan, a tradition spanning
decades, violating the curfew imposed to limit the coronavirus outbreak.
Images and recordings of the march spread
across social media to negative reaction, and eventually the Public Prosecution
was informed.
The march began from Sami al-Baroudi Street and
the surrounding area at about eight pm. In videos shared across social media,
members of the crowd can be heard chanting “God is great … there is no corona.”
Officers from the Muharram Bek Police
Department arrested several organizers of the march for breaching curfew.
Alexandria resident Hani Badr explained that
this march is a Alexandrian tradition dating back 60 years to welcome Ramadan.
Dozens of people in Alexandria Governorate’s
Sidi Bishr neighborhood gathered last month for a march in which they prayed to
God to prevent the spread of coronavirus (COVID-19), despite warnings about the
importance of social distancing to limit the spread of the highly contagious
virus.
Egypt’s Dar al-Iftaa has warned on its official
Facebook page against street gatherings, saying: “Any call to gather citizens
now in the streets or anywhere under any slogan or pretext is malicious and
violates Islamic law.”***
Alejandría es una ciudad de amplia base islamista. La salida
a la calle es claramente un desafío a las órdenes gubernamentales y a las
religiosas controladas por el régimen. En último párrafo, la institución encargada
de emitir las fatwas, Dar al-Iftaa, advierte que las llamadas a salir a las
calles "van contra la ley islámica". Pero es precisamente el
desprestigio de la instituciones, hacer ver que incumplen los preceptos
básicos, que impiden las manifestaciones de religiosidad, etc. el elemento
básico con el que cuentan los islamistas.
Pese a los intentos del gobierno de al-Sisi de jugar a una modernidad piadosa para contrarrestar
los ataques de desprestigio de los islamistas, que quieren mantener la bandera
de la ortodoxia islámica, los grupos islamistas tienen sus iniciativas, que
presentan como respeto a la tradición frente a la impiedad gubernamental. Como
todo gira sobre apoderarse del discurso religioso, el gobierno tendrá que redoblar
sus esfuerzos. Cuanto más empeoré la situación, la pandemia será presentada
como una especie de castigo por la impiedad. A Nasser le hicieron lo mismo para
explicar su derrota. Y les funcionó.
Quizá una de las mejores descripciones de la situación y
mentalidad egipcia enfrentada a la realidad es la realizada el 31 de marzo por
la prestigiosa periodista egipcia Shahira Amin en Al-Monitor, fuera de los
controles mediáticos gubernamentales. Con precisión va mostrando las reacciones
ante la nueva realidad que, una vez más, se niega en favor de ese excepcionalismo
en el que los egipcios son envueltos. Es recomendable la lectura de la
totalidad del artículo, del que reproducimos su primera parte:
When initial reports of the new coronavirus
surfaced in Egypt in February, Egyptians responded with denial. The Egyptian
media, many internet users and a handful of celebrities dismissed COVID-19 as a
hoax and even joked about it.
Asked about the threat from COVID-19, Egyptian
film stars attending the opening ceremony of the Luxor African Film Festival
mocked the pandemic.
"We eat salted fish and onions, are you
joking? What coronavirus are you talking about? The coronavirus will fall ill
if it comes to Egypt," joked actress Zena.
"We are Egyptians, nothing scares
us," comedian Badria Tolba told reporters. "We are being asked to
avoid large gatherings, but we continue to gather; they advise us not to kiss,
but we kiss each other all the time."
"I actually like Corona with milk and Turkish
delight," she added, referencing the Egyptian chocolate brand that shares
the virus' name. A video clip of her remarks spread quickly, sparking
controversy on social media.
In the early weeks, after news of the pandemic
broke, the media promoted the narrative that Egypt is "untouchable"
and that Egyptians "are immune" to coronavirus.
Talk show hosts across Egyptian TV promoted the
message that "Egypt is protected by God. No harm can befall us."
Clerics propagated a similar message on social media. In one video, a preacher
tells worshippers in his Friday sermon: "Muslims shouldn't fear
coronavirus. They perform ablution five times a day, which makes it impossible
for them to get infected." In another online video, a Coptic Orthodox
priest in Assiut asks his congregation to repeat after him, "If we pray
from the bottom of our hearts, coronavirus won't come anywhere near us."
Veteran TV presenter Sanaa Mansour said on her
show on the DMC satellite channel, "We drink our water and don't get sick
so it seems we [Egyptians] have developed a natural immunity to viruses that
kill people elsewhere." Her comment was a reference to the poor quality of
Egypt's drinking water, generally considered unsafe.
Said Sadek, a political sociologist at Nile
University, attributed such misconceptions to Egyptians' perception of
themselves as resistant to external factors. "We have a saying, 'Egyptians
eat pebbles,' which basically means we can overcome practically anything,"
Sadek told Al-Monitor. “This is the result of a media narrative that
persistently inflates our self-image. It also stems from the fact that many
poor Egyptians struggle on a daily basis and yet miraculously manage to
survive. They are inclined to underestimate the threat of the virus because the
way they see it is: How does a virus that causes flu-like symptoms compare to
the hardships we face every day?"
After the suspension of international flights
to and from Egypt in mid-March, initial skepticism gave way to anxiety and
fear, which, in turn, prompted even more misinformation about COVID-19. Fake
news flooded Egyptian TV, including a host of alleged COVID-19 cures and
prevention methods. TV anchor Amany El Khayat suggested on her show on Extra
News that "drinking tea is a sure way of killing the virus in the throat
before it reaches one's chest."
In a live TV interview on al-Nahar satellite
channel, former TV presenter Moufid Fawzy claimed that India was the only other
country besides Egypt that was coronavirus-free "because spices that are
high in chromium are widely consumed in the Indian diet." While chromium
has indeed been found to help metabolize fats and control blood sugar, spices
are by no means the only source of this essential mineral, also found in whole
grains, cereals, mushrooms and a variety of other foods. More importantly, no
medical evidence supports Fawzy's claim that chromium helps prevent the spread
of coronavirus.****
El artículo de Shahira Amin continúa describiendo este
espectáculo grotesco de los chistes y bromas con los que los egipcios suelen
cubrir la dura realidad en la que viven y los problemas que les acucian. Esta
psique colectiva es utilizada por todos, militares, estado, islamistas,
autoridades religiosas, tanto musulmanas como cristianas coptas. Los egipcios
son especiales, superiores... La historia lo demuestra; allí es donde todo
empezó, como reza el eslogan destinado tanto a los turistas que llegan como a
los habitantes nacionales, a los que se adula con ser una "raza
especial".
La lucha actual se redirige al foco religioso porque es el
que justifica en última instancia la excepcionalidad de Egipto. Los egipcios
son los "judíos" del islam, el pueblo elegido. Cualquier otra
circunstancia no entra en la cabeza. Lo que nos muestra Amin es precisamente la
respuesta negadora.
Frente a los discursos de las cifras oficiales,
asombrosamente bajas, discurre otra realidad que hemos visto en ocasiones
anteriores: las negativas a que sean enterrados en cementerios de los pueblos
los afectados por el coronavirus o la ocultación de los cadáveres para evitar
estigmas. Si Dios protege a los buenos musulmanes, los que mueren será por
algo. Se necesita resaltar la sospecha para que el "buen musulmán" se
sienta a salvo. Las explicaciones se agrupan en los dos polos, el de la "egipticidad"
y el "islámico", por uno o por otros, por ambos a la vez, los
egipcios no deberían morir y seguir haciendo chistes, no renunciar a sus rezos
comunes ni a sus procesiones, que son presentado como "ofensas" a
Dios, del que se duda que es bueno y protege a los buenos egipcios por encima
de los demás. Los otros pueden morir, es la lógica aplicada, nosotros, no. Sin
embargo, sí se muere. Los médicos se sublevan ante las infecciones negadas de
los hospitales en los que las autoridades se niegan a hacer pruebas a los
médicos que lo piden tras estar en contacto con enfermos; es lo que nos cuenta
el informe de Mada Masr*****, publicado el 21 de abril.
Shahira Amin señala en su artículo que los egipcios se
debaten entre los hechos y la ficción. Creo que habría que ir un poco más allá.
Quizá los egipcios, como en otras ocasiones, se están debatiendo entre ficciones;
quizá no les quedan o no quieren aceptar los hechos, siempre contumaces, y
prefieren elegir —como entre los canales televisivos— aquellos que les
intoxican con sus versiones del mundo más próximas a lo que quieren escuchar.
Los que han salido en
la procesión de Alejandría lo hacen al grito de que ¡Dios es grande! y nada les
va a pasar. Cuando les pase, ya encontrarán una respuesta satisfactoria o simplemente
lo negarán. Luxor, el lugar donde se divirtieron tanto con los chistes sobre el
coronavirus los artistas invitados, es el mismo lugar donde se produjeron
decenas de contagios en el crucero. Lo sabemos porque los contagiados
regresaron a sus países de origen y allí fueron diagnosticados, teniendo todos
en común el crucero. Los primeros enfermos eran sacados del país para que se
contabilizaran fuera. En Egipto no pasaba nada.
Ahora pasa. El problema está en determinar el tamaño e
intensidad de lo que pasa en un universo cerrado acostumbrado a que no existe
más realidad o verdad que la que el gobierno establece como versión oficial.
Hay verdades, mentiras y versiones oficiales. Los hechos importan poco. De las risas del Festival de Cine de Luxor a la procesión de Alejandría, todo forma parte de ese escenario teatral de la vida egipcia, siempre complicada e irreal. Todos los países cometen errores de diverso alcance en esta pandemia, pero el caso egipcio es especial porque reproduce de nuevo una forma característica que se mantiene en el tiempo.
* "Endowments
ministry didn't ban airing recorded Quran at mosques: Gomaa" Ahram Online
MENA 27/04/2020
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/368115/Egypt/Politics-/Endowments-ministry-didnt-ban-airing-recorded-Qura.aspx
**
"Egyptian journalist died from coronavirus: Press Syndicate" Ahram
Online 27/04/2020
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/368137/Egypt/Politics-/Egyptian-journalist-died-from-coronavirus-Press-Sy.aspx
***
"Video: Despite coronavirus, crowds in Alexandria march for Ramadan"
Egypt Independent 25/04/2020
https://www.egyptindependent.com/video-despite-coronavirus-crowds-in-alexandria-march-for-ramadan/
****
"Egypt battles COVID-19 amid flood of misinformation, conspiracy
theories" Al-Monitor 31/03/2020
https://www.al-monitor.com/pulse/originals/2020/03/egyptian-superstitions-jokes-on-coronavirus.html#ixzz6KtYMq9S1
*****
"After doctors blame administration for COVID-19 clusters at hospitals,
Health Ministry circulates new procedures in internal memo" Mada Masr
21/04/2020
https://madamasr.com/en/2020/04/21/feature/politics/after-doctors-blame-administration-for-covid-19-clusters-at-hospitals-health-ministry-circulates-new-procedures-in-internal-memo/
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