Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Lo
decíamos no hace mucho y hoy nos lo cuenta el diario El Mundo recogiendo los
resultados de una encuesta que ha realizado para ellos la empresa Sigma Dos. La
muerte del centro y su vocación nos lleva a un sistema polarizado que se ha
visto favorecido por la fragmentación. Los fragmentos nuevos se comen a los
fragmentos viejos, lo que queda del siempre mal llamado
"bipartidismo", que nunca nos cansaremos de repetir que nunca existió
en España. El segundo aviso también estaba cantado: los nuevos se comen a los
viejos. Da igual que se abracen o que se besen. Son besos y abrazos
envenenados.
El
diario El Mundo señala al inicio de su información:
Los españoles abandonan el centro. PSOE y PP
pierden fuelle. La moderación es cosa del pasado, se diluye en un torbellino de
incredulidad, opacidad, compromisos incumplidos, egoísmos y falta de coraje.
Izquierda y derecha se extreman, los polos se distancian y el país se divide.
Esta es la conclusión que se desprende de la encuesta de Sigma Dos para EL
MUNDO, realizada en paralelo a las negociaciones secretas de los socialistas
con los independentistas catalanes para conseguir, contraviniendo todas las
promesas de Pedro Sánchez, que estos faciliten con la abstención de sus 13
escaños en el Congreso, su investidura.
Socialistas y populares caen. Ninguno de los
dos partidos es lo que fue. Han perdido identidad, principios y valores y los
ciudadanos lo perciben. Juntas, las dos grandes fuerzas de la democracia están
cada vez más lejos de aglutinar siquiera a la mitad del electorado.
Parecería
el argumento de una película de terror, con invitados que te acaban suplantando
y viviendo tus vidas.
El
crecimiento de estas facciones extremas solo puede surgir del miedo intenso, de
los ideales perdidos por el camino, de extender la idea de fracaso. Cada parte
extrema juega con su propio repertorio de miedos, es la fuerza que le hará
crecer.
Por eso
la alianzas solo son mascaradas para ganar más espacio y poder tener más fuerza
debilitando al propio socio en el trayecto conjunto.
No hay
perspectiva buena. La noticia de los movimientos para la separación de
Castilla-León demuestra que la división le hubiera interesado a Zenón, un
infinito divisorio que llevará hasta la unidad de la persona con vocación de
Estado. ¿Por qué no seguir dividiendo? Nada favorece más al independentismo
tradicional que el surgimiento de todos estos movimientos folclóricos para ser
"únicos". La irracionalidad romántica de los argumentos de la
"nación", como fusión de sangre y tierra, se opone a la construcción
de un ideal de ciudadanía universalista basado en derechos y deberes, en
justicia y solidaridad., en libertad e igualdad. Al igual que en el mercado, en
el que se inspira realmente, se trata de crear un "producto nacional"
diferente, que se distinga de los otros. Es ir contra la tendencia histórica.
Es retroceder al tiempo de los conflictos. Uno tras otro sirven para dividir y
confrontar, para reforzar diferencias y disputas. Las unas se crean con las
otras. Son necesarios conflictos para sentirse diferente, agredido, vejado,
robado, humillado... Es lo que se ha enseñado durante décadas en las escuelas
de las zonas separatistas creado el sentido de la diferencia agraviada.
Este
país está pagando el desprecio a la educación pensando que era cosa de
"niños". Los niños crecen y lo hacen llenos de ideas creadas en sus
mentes por quienes recogerán las semillas más adelante en las urnas y en las
calles. Ya tienen la generación que necesitaban para dar el siguiente salto
cualitativo.
Los
partidos independentistas ha usado la necesidad de la gobernabilidad para asegurarse
que nadie les tocaría el feudo, que quedaban blindadas sus competencias e
impenetrable su territorio. España se constituyó como un estado autonómico para
satisfacer a los independentistas, que ya tenían su trazad su estrategia de ir
ganando terreno.
Su
problema (realmente el nuestro) es que no solo tienen una idea de lo que ellos quieren ser, sino una idea autoritaria
de lo que los demás debemos ser. Ellos
tienen su propia idea de lo que debe ser España cuando ellos sean "naciones"
y "estados". Lo que hoy quieren es una parte de lo que quieren ser más
adelante en pos de un ideal romántico, casi rousseauniano. Quieren dejar atrás la pobreza que ellos ven
como una rémora y no como un efecto de su propio bienestar construido a fuerza
de dejar vacías las demás regiones. No son solo nacionalistas, también tienen una
vocación inocultable expansionista para no dejar nada más que lo que no quieren
o les sobra.
Negras perspectivas de un futuro cada vez más definido en su confusión. Se hunden por sus propios errores y cegueras, incapaces de percibir los estragos de sus actos y omisiones. Siguen arrastrándonos.
A esto
es a lo que hemos llegado hoy, primeros días de una nueva década que ha hecho
resurgir de sus cenizas los fantasmas de la Historia.
*
"La polarización dispara a Vox y Unidas Podemos a costa de PP y PSOE"
El Mundo 2/01/2020
https://www.elmundo.es/espana/2020/01/02/5e0cde3dfdddffaa548b459f.html
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