Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Es
asombroso cómo la vida recicla lo infumable. El desastre universal ocurrido con
la película Cats nos ofrece un buen ejemplo de que los que fracasa en un
sentido puede encontrar rápidamente su nicho en otro espacio.
Cats ha
sido el fracaso más extraño de los últimos tiempos. Era un musical consolidado,
poseedor de varios récords en cuanto a tiempo en los escenarios, tanto en los
Estados Unidos como en Reino Unido; con orígenes "nobles" que partían
de unos poemas infantiles de T.S. Eliot, un compositor premiado... Todo esto y
mucho más parece que no ha servido de nada ante el público y la crítica, que ha
hablado de "cat'strophe" en el mejor de los casos y de cosas más
fuertes fuera de juegos de palabras.
No
vamos a entrar aquí en por qué la obra ha sido un desastre de estas
proporciones. No, ya lo hemos tratado de explicar en otro lugar.
Pero,
cuando todavía no se han extinguido los maullidos del fracaso, me encuentro en
The Washington Post el artículo —firmado por Maura Judkis, reportera de
"cultura, comida y artes"— titulado "People are seeing
‘Cats’ while high out of their minds. These are their stories". Como se
anticipa en el título, lo que es insufrible en condiciones normales, parece que
se convierte en una experiencia inolvidable (en varios sentidos) cuando el
espectador se encuentra "colocado" en la forma adecuada. Cómo será el
artículo que la autora tiene que especificar claramente la postura oficial del
medio para que no se entienda que es una apología del uso de
"sustancias":
To be clear, The Washington Post does not
endorse illicit drug use. And for most people, “Cats” is unnerving enough
sober. It tells the story of a group of singing, dancing alley cats who compete
for the chance to go to the Heaviside Layer, a metaphor for death and rebirth
into the next of their nine lives. Critics have described the movie adaptation
— which features a parade of superstars (Judi Dench, Ian McKellen, Taylor
Swift, Jennifer Hudson, James Corden and others) rendered as uncanny human-cat
hybrids — as a feverish drug dream, a bad trip. It is expected to lose as much
as $100 million, according to Variety.
But those reviews have been a siren call for
people who believe they know how to salvage an irretrievably weird movie, at
least for themselves: by doing drugs first.*
Lo sorprendente del caso es que a muchos les funciona. Lo
que era metáfora ("un mal viaje") se convierte en literal
("Viaje con nosotros a mil y un lugar"). Las experiencias que los
lectores colocados han enviado a la pregunta del Post hace ver que el fenómeno
ha sido rápido e intenso. Mucha gente ha ido, en efecto, después de tomar
determinadas drogas (en el artículo se especifican), no a ver la película sino a experimentarla,
en un cierto sentido.
Cats que iba para musical culto se convierte en musical de culto al advertir la autora del artículo que se puede producir
el mismo fenómeno que marcó a "The Rocky Horror Music Picture Show",
la obra del neozelandés Richard Obrien, llevada al cine en 1975 (¡ay los 70!)
por Jim Sharman.
La película se ha convertido en objeto de culto creando sus
propias comunidades, donde lo que se ve en pantalla queda empequeñecido por lo
que ocurre en el patio de butacas: la gente se disfraza e interpreta los
números musicales en plena proyección. La película ha trascendido lo
cinematográfico y se ha convertido en un fenómeno de la cultura pop que sigue
funcionando como una forma alternativa.
Parece que Cats, que no ha funcionado como película, pueda tener
(como los gatos) otra vida para este tipo de experiencias. En estos tiempos de
experiencias compartidas a través de las redes sociales, la difusión de las
experiencias de Cats será compartidas de forma casi instantánea.
Se señala en el artículo:
Hundreds of people told The Post their stories
about seeing “Cats” while high — some on marijuana, others on psilocybin
mushrooms, LSD and other mind-altering substances.
Here are their reviews:
“The most incredible cinematic experience of my
life.”
“The most terrifying experience of my life. I
swear to God my soul escaped me.”
“Cried both times. Planning on going two more
times.”
“Vomited four times but ultimately understood
the film on a deep level.”
“Had a panic attack in the middle of it . . .
right after Taylor Swift sang ‘Macavity.’ ”
“When Judi Dench turned and looked me directly
in the eyes to let me know that a cat is not a dog, I was terrified.”
It was unclear, on balance, whether getting
high made “Cats” better, or much, much worse. Certainly, it seemed to raise the
emotional stakes. One person reported bursting into tears before the film even
started, during a trailer for “Trolls World Tour.”*
El artículo da espacio a más experiencias. Muchas de ellas
han sido terroríficas, pero debe ser un terror placentero porque muchos se
dicen dispuestos a volver a vivir la experiencia. No quiero ni pensar cuando
salga a la calle la versión en DVD y BD y cada uno la pueda tener en su casa
para su disfrute personal.
El fenómeno es interesante pues implica una forma de
"apropiación" y "reciclaje" del texto que hubiera hecho las
delicias del semiólogo de la cultura, Yuri Lotman. La película no es solo una
transformación del texto teatral sino un cambio en la lectura y en la función
del texto. Los que van colocados a verla, no va a ver la película, sino su película.
De todas las experiencias contadas en el artículo, me quedo
con una que me resulta especialmente interesante y divertida:
“I had a realization partway through that I am
the only person in the world who understands ‘Cats,’ ” says Kate, 31, a medical
researcher in Chicago, who soon found herself plotting a “Cats”-based doctoral
thesis while still in the theater: She would examine the class dialectic of
1930s London (when T.S. Eliot wrote the poems that inspired “Cats”), the late
’80s heyday of Webber and police brutality in 2019.
“It doesn’t sound as groundbreaking now,” Kate
says, “but please remember I was very stoned.”*
¡Impresionante experiencia! que nos muestra cómo siempre
somos nosotros mismos. Como en los sueños, por muy
extraños que parezcan, siempre somos nosotros. Su mente de investigadora, por más incoherente que nos parezca durante la proyección, es la misma que en condiciones normales. Las diferencias son del razonamiento, pero sigue buscando sus temas de investigación.
Veremos qué destino se le asigna a este musical en la cultura popular en estos tiempos complejos y paradójicos.
* Maura
Judkis "People are seeing ‘Cats’ while high out of their minds. These are
their stories." The Washington Post 6/01/2020
https://www.washingtonpost.com/lifestyle/style/people-are-seeing-cats-while-high-out-of-their-minds-these-are-their-stories/2020/01/05/d0ebfb3a-2beb-11ea-bcb3-ac6482c4a92f_story.html
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