martes, 13 de mayo de 2025

León XIV y el desarme de las palabras

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El hecho de que el Papa León XIV haya dedicado su primer encuentro "civil" a la prensa es muy significativo. Los porque no ha sido tanto un encuentro "promocional", sino un ejercicio de defensa y de reconocimiento de su importancia para impulsar lo que ha sido su línea de presentación, la paz.

En RTVE.es, Álvaro Caballero nos resalta este punto desde el inicio: 

De nuevo la paz. En su primer encuentro con los periodistas que han cubierto el cónclave, el papa ha pedido a los medios una implicación directa para buscar el fin de los conflictos y el odio en el mundo, un mensaje recurrente en los tres discursos que ha pronunciado tras ser elegido el pasado jueves.

“Estáis en la primera línea a la hora de narrar los conflictos y las esperanzas de paz, por eso os pido elegir con sabiduría y valentía el camino de una comunicación de la paz”, ha dicho León XIV a los cientos de reporteros que han seguido su audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El mundo no necesita "una comunicación estruendosa", sino una "capaz de escuchar y de recoger las voces de los débiles que no tienen voz". Por ello, ha lanzado: "Desarmemos las palabras y contribuiremos a desarmar el mundo".* 

El discurso ha mantenido la importancia de la defensa de "la libertad de expresión y de prensa" como valores universales. No lo ha hecho solo como valores abstractos, sino incidiendo en lo que eso supone para la vida de muchos profesionales, los que acaban muertos o encarcelados por hacer que sepamos lo que ocurre en el mundo. Ha pedido su respeto y liberación.

Pero también ha dejado al descubierto los problemas que los propios medios generan cuando se apartan de su verdadera función. Los problemas se encuentran en ese final del último párrafo: el sensacionalismo ("comunicación estruendosa") y el silencio (no "recoger las voces de los débiles que no tienen voz").

En efecto, sensacionalismo y silencio son los dos grandes males surgidos de la propia acción informativa, aunque muchas de sus causas pueden encontrarse fuera, en los intereses de las empresas informativas y en sus vínculos con el poder.

Frente a los problemas "políticos" de la información (censura, encarcelamientos, etc.), está esos otros problemas que contribuyen a una nociva normalización de una forma de ver el mundo.

Llevamos años tratando este problema que, lejos de reducirse, crece porque involucra a una forma de funcionamiento para lograr un moldeado de la opinión pública, un concepto complejo y cada vez más manipulado.

Desde su exterior, los medios son concebidos bajo su efecto ce control y dirección sociales. Esto ya se empezó a resaltar por muchos teóricos de la comunicación desde los años 50-60 en adelante. Se trataba, nos advirtieron, de la creación de un mundo desde el sistema mediático que era necesario remodelar para servir a los intereses de una sociedad que se concebía ya como mercado. Los sistemas democráticos empezaron a usar los medios como una herramienta para la construcción y destrucción de las imágenes en un mundo que cada vez se basaba más en su construcción.

El papel crítico concedido a la prensa dio pronto un resultado con el caso Watergate que hizo que los poderes comprendieran que había que controlar o diluir el efecto informativo. La llegada del mundo digital con su proliferación de medios (mayor segmentación, menos poder) y la sustitución por la horizontalidad (frente a la verticalidad) fue el segundo gran golpe.

En un mundo en el que estallan los conflictos a diario, con dos guerras abiertas, otras que se abren y cierran y otras en ciernes, la petición del Papa León XIV de "desarmar las palabras" para desarmar el mundo, tiene su lógica, aunque las palabras en los medios sea los ecos de otras dichas desde la sombra del poder.

De ahí que sean las recuperaciones del periodismo y del periodista las que lleven a una senda de crítica frente a los dos males, el sensacionalismo y la trivialidad, el decir manipulante y la ocultación cómplice.

Hay muchos problemas en el mundo que se ocultan tras un deporte elevado a exclusiva, tras un festival de música que se come el espacio informativo, tras los enfoques "chistosos" de cuestiones serias.

Cuando apostamos por una prensa libre en todos sus niveles estamos señalando que preferimos escuchar sobre los problemas que nos rodean y dejar de vivir en una colorista burbuja informativa que nos aísla y dirige. Ya no se trata de la censura que se ejerce desde fuera e impide que nos llegue la información. Por paradójico que parezca, el problema es que se nos da lo que nos gusta. Es el viejo concepto de "evasión". ¿Por qué entrar en los amargos problemas cuando podemos vivir con los caramelos dulces que se nos ofrecen?

Los movimientos hacia la gratificante trivialidad son envolventes, nos arrastran y nos impiden reclamar por lo negativo que nos rodea, las injusticias, las violencias, los silencios.

Hay que arropar a los medios y profesionales que intentan sobrevivir en medio de este mundo, intentar que ellos mismos no tiren la toalla ante la indiferencia, que es el efecto final de la trivialidad y del sensacionalismo. Hay que reclamar especialmente cuando se trata de medios públicos que dejan de cumplir su función real de informar, ser críticos, contarnos lo relevante que no nos gusta escuchar.

No solo se trata de "desarmar las palabras"; hay que rearmarlas en la dirección adecuada, la que nos informa sobre la realidad frente las imágenes y los silencios interesados. 


* Álvaro Caballero "El papa resalta el valor de la prensa para lograr la paz: "Desarmemos las palabras y desarmaremos la Tierra"" RTVE.es 12/05/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250512/papa-comunicacion-paz-medios-desarmemos-palabras/16575458.shtml

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