Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
primero subsiste a duras penas en este universo de pantallas, de gente que
camina pagada a un teléfono, el depósito universal de todo. El segundo florece
y compite cada día para superar su listón previo. Se construye con los
ladrillos del escándalo y no tiene más filosofía que la del beneficio.
En
estas semanas pasadas hemos tenido el escándalo del libro sobre el asesino de
dos niños por hacer daño a la madre. Las reacciones de la sociedad han dado
miedo a la propia editorial que, con el libro ya hecho, tuvo que elegir entre
el beneficio momentáneo y el boicot, entre el dinero entrante y el despilfarro
de su prestigio construido a lo largo de décadas de publicaciones.
Ahora
nos salta a los medios otro caso, el de la reclusa, convicta del asesinato de
un menor, que compra con sexo un teléfono para poder atender las entrevista
para un programa que sería vendido después a las cadenas.
Tras contarnos los detalles de la adquisición del teléfono que le sirvió además para poder grabar a los que la visitaban en su celda para poder chantajear a los funcionario implicados y un cocinero, en RTVE.es se cierra el texto con las repercusiones en la familia del niño asesinado:
La madre del menor llevó este asunto al Senado en junio de 2024, donde compareció de forma inédita ante la comisión de Interior y reclamó un pacto de Estado para regular los contenidos de tipo 'true crime', especialmente aquellos que afectan a víctimas de delitos graves y sus familias.
"Me da miedo salir a la calle", expresó meses después en una entrevista con la televisión pública suiza, donde advirtió del daño que causan las especulaciones mediáticas y la posibilidad de que se genere "otro juicio paralelo".
Ramírez ha denunciado en reiteradas ocasiones el dolor añadido que le ha supuesto conocer que la asesina de su hijo habría intentado justificar su participación en dicho documental para obtener ingresos con los que pagar la responsabilidad civil impuesta por la condena o ayudar a su familia. Además, recientemente se ha pronunciado contra la publicación de libros o productos culturales basados en entrevistas con autores de crímenes especialmente graves, como en el caso de José Bretón, condenado por el asesinato de sus hijos en Córdoba. En la convocatoria de este miércoles, Ramírez solicita expresamente a los medios de comunicación que eviten difundir detalles escabrosos sobre el crimen de su hijo.*
Nunca se sabe bien dónde están los límites éticos en ciertos medios que atiborran de basura sus espacios para deleite de los consumidores cada día más embrutecidos. Mientras en unas páginas se preguntan sobre los orígenes del mal, de la violencia de todo tipo, de las crecientes "manadas", etc., en otras lo difunden creando una especie de Doctor Jekyll y Míster Hyde mediático.
Convertir los crímenes más horrendos en mediáticos no es nuevo, pero lo que no es de recibo es que sirva para reproducir el dolor de las familias que tratan de no revivirlo, mientras que los criminales no dudan en mantenerlo en un presente escandaloso que atraiga el morbo de los espectadores.
Los detalles sobre la forma de actuar la presa ya nos informan del personaje, de su falta de escrúpulos; al asesinato se le suman otros detalles, del sexo con los funcionarios al chantaje, al suministro de la información a los medios que se lo habían pedido para crear su serie "true crime". Si esto se produce no tiene nada que ver con la "libertad", como han aceptado en la editorial del libro sobre José Bretón. Tiene que ver con la "salud" de una sociedad en la que cada día se producen más casos de violencia infame, muchas veces para poder contarlo, para ser protagonistas ante los medios, la puerta abierta a un tipo de narcisismo que necesita de la mirada cómplice de los otros.
La naturaleza humana es la que es, pero los medios son lo que hacemos con ellos y lo que ellos hacen con nosotros. La competencia mediática feroz da protagonismo a lo trivial y a lo morboso, fomenta ese tipo de excitación que solo la visión del mal logra. Es el triunfo de un feísmo moral que atrae por encima de la belleza o de la verdad. Cada día carecemos más de referentes morales, de personas o hechos que supongan el impacto de lo positivo en beneficio de la facilidad y atracción del mal.
No se trata de evitar la verdad de lo que ocurre, sino de que quien recibe la información tenga claro qué zona está. Los efectos sobre infancia y juventud, sobreexpuestas a la información, atraídas por lo que no entienden, son claros, aunque se escondan con juegos retóricos.
Necesitamos definir con claridad los límites éticos para poder ser más libres; la falsa libertad de la falta de límites no nos hace sino más dependientes, más manipulables, más difusos. Nuestras carencias son cada vez más claras por más que no seamos capaces de reconocerlas, que es precisamente una de sus consecuencias.
* "Investigan a dos empleados de la prisión de Brieva por trato de favor a Ana Julia Quezada" RTVE.es / Agencias 6(05/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250506/investigados-dos-empleados-prision-brieva-por-trato-favor-a-ana-julia-quezada/16567933.shtml




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