Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En otra cadena ya se esboza lo que será parte del futuro informativo inevitable: la contraposición entre un Papa norteamericano y Donald Trump, aspirante extraoficial a papa universal. El conflicto Vaticano - Casa Blanca ya se está dibujando recordando las diferencias con las políticas migratorias de Trump.
Parece que unos interpretan la elección de un norteamericano como un paso más de los Estados Unidos, mientras que otros lo hacen por la idea contraria, encontrar una voz que se enfrente a Trump. El futuro está por escribir, pero sí parece previsible que ya sea real o inducida por los medios, la polarización está servida. Y si no son los medios, será el propio Trump quién busque más cámaras a través del enfrentamiento. ¿Va rechazar la posibilidad de estar en todas partes buscando protagonismo? Ni por asomo; sería un mal precedente. Ya demostró la falta de respeto ante los muertos, no lo va a hacer ahora con los vivos.
Los medios buscan con rapidez los contrastes y similitudes con su antecesor, el Papa Francisco, que fue quien le promocionó dentro de la Iglesia y lo llevó a su lado. También Francisco era "americano", aunque del sur. El "americano" de los titulares italiano es el del "norteamericano", una diferencia sustancial, por más que se resalten raíces españolas (su nombre completo es Robert Prevost Martínez) y su trabajo en Perú. En elDiario.es se nos explica: "Conocido en Roma como el “yankee latino”, Prevost es estadounidense de nacimiento, con nacionalidad peruana y madre de origen español"*.
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| The New York Times |
El
nuevo Papa llega a un mundo donde la conversión en "espectáculo" (en
el sentido que le daba Debord y que hemos visto en días anteriores) hace que se produzca una trasformación al programa mediático asignado.
Resulta
interesante cómo esta representación difiere según el papel asignado al catolicismo y a Roma
en el mundo. No deja de serlo el que los dos "incumplidores" del negro
del luto oficial con su vestimenta fueran Trump y el príncipe de Reino Unido,
Guillermo, del que también se ha resaltado que fuera el único enviado, algo
calificado por algunos como "escándalo" (El Cronista).
¿Un signo? Todo es signo hoy y más en una ceremonia de este orden espectacular. Uno por narcisista, el otro por anglicano debían mostrar sus distancias mediante gestos visibles y ¿hay algo más visible que la vestimenta en un caso como este?
Parecen claras las líneas que tratan de enmarcar al nuevo papa: la del "(norte)americanismo", la del (anti)trumpismo, la del continuismo o no frente a Francisco, la del progresismo frente al conservadurismo creciente en la política y que se traslada a la Iglesia y su lección de la "paz" como principio, lo que le llevará a tener confrontaciones, con cuestiones como Ucrania (frente a la línea dura de la Iglesia rusa) o, más compleja, la guerra de Gaza, con la cuestión del antisemitismo ante cualquier crítica al genocidio que se produce. Finalmente, otra cuestión: las políticas anti inmigración y su deriva xenófoba y racista.
No será
fácil el pontificado de León XIV. No lo será por vivir en este mundo de
reacciones inmediatas, de interpretaciones fulgurantes, de programas diseñados,
de diplomacia de pantallas. No, no será fácil en un sentido nuevo. La palabra y
su verdad o bondad no logran abrirse paso fácilmente entre los otros
bombardeos, los de información.
Se resalta el uso reiterado de la palabra "paz", que le han contado en su discurso inicial. Sí, quizá hay que pedir "paz" mientras se compite con los titulares que anuncian nuevas guerras. Eso es lo que rodea al nuevo pontífice. Pedir paz no es un mal programa inicial.
* "La ascendencia española del nuevo Papa, el cardenal Robert Prevost Martínez " elDiarios.es 9/05/2025 https://www.eldiario.es/sociedad/ascendencia-espanola-nuevo-papa-cardenal-robert-prevost-martinez_1_12283466.html







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