viernes, 22 de diciembre de 2023

Mientras el bombo gira

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hoy no pasa nada en el mundo. Solo un bombo que gira. Eso se desprende de lo que los canales nacionales de televisión nos muestran a estas horas de la mañana. No sé qué noticia podría interrumpir el curso de estas imágenes, cambiar el foco de atención. No hay acontecimiento anual que se le pueda comparar en atención y hoy la atención lo es todo. Desde el punto de vista de la programación publicitaria —que sería la forma de valorarlo— algunos lo comparaban con la Superbowl, el momento más caro en la televisión norteamericana.

Si la Lotería de Navidad es un acaparador de atención absoluto, es lógico que produzca un pequeño contrapeso de artículos y reportajes desde todos los ángulos que van calentando el fenómeno antes de su aparición.

En estos días aparecen comparaciones, estimaciones, historias, cálculos, datos curiosos... ¿Qué no es "curioso" en la lotería? nos preguntamos. El otro día, los expertos matemáticos hacían comparaciones de la lotería con, por ejemplo, que te mate un tiburón o lo haga un meteorito, algo que es infrecuente, desde luego, pero a lo nadie aspire. No dejaría de ser una fabulación interesante, digna de Hollywood, la historia de alguien que tras tocarle el Gordo de Navidad muriera por el impacto de un meteorito o fuera atacado por un tiburón en el Mar Rojo mientras disfrutaba de unas vacaciones. Las probabilidades no deben confundirse con la "suerte", el aspecto favorable. Puede que dos cosas sean igualmente improbable, pero una buena y otra mala; "buena suerte", "mala suerte".


En este caso de la Lotería, los expertos consultados por los medios tratan de luchar contra lo que abiertamente llaman "supersticiones", pero ¿qué no son supersticiones hoy en día? Si buscamos mucha lógica en lo que nos rodea, estamos apañados. Lo que ocurre es que es una superstición rentable y por ello se abunda en los aspectos mágicos, en la suerte, en que tú (y solo tú) eres especial, una creencia que desaparece tras el chasco y reaparece en la siguiente campaña.

En RTVE.es, Jesús Huertas, director de la Loterías afirma que lo importante es el valor de "compartir" un décimo. Unos días antes leíamos sobre la importancia de dejar por escrito todo lo que signifique "compartir" para evitar que a alguno se le ocurra perderse con el décimo. Probablemente existan datos de amistades, matrimonios, familias rotas por la falta de ese documento que diga cómo se reparte lo que toque. No salen a la luz, pero seguro que existe datos al respecto.

Hace unos días —otro clásico navideño— entrevistaban a los que hacían horas y horas de cola ante alguna administración legendaria. "¿Desde dónde venían..., cuántas horas llevaban allí?" Pero la suerte tampoco premia el esfuerzo; no es justa. Por eso es escasa, es decir, doblemente injusta. Y ese es uno de sus grandes alicientes, que le puede tocar al más tonto, al más vago, al más antipático... No hay que hacer méritos... y eso anima mucho.

En RTVE.es leemos más intentos de racionalizar la suerte o la falta de ella: 

En el caso de esas administraciones de lotería "especialmente afortunadas", donde se suelen formar colas interminables para adquirir los décimos desde muchos meses antes del sorteo, el truco es sencillo: solo es necesario que haya tocado un premio importante una sola vez. El efecto llamada y la superstición humana harán el resto. "Lo que ocurre es que, como una vez que ha tocado, la gente va más, esas administraciones venden muchos números diferentes, con lo cual la probabilidad de que toque allí es más alta; pero claro, la probabilidad de que te toque un determinado número sigue siendo la misma", mantiene el vicepresidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas.

"Los matemáticos decimos muchas veces que la lotería o los juegos de azar son la forma de pagar impuestos de la gente que no sabe matemáticas", opina Monzó, aunque confiesa que, a pesar de todo, él también lo hace: "Yo, por ejemplo, que no debería jugar, lo hago. Juego a lo mejor dos números: el de la familia y el del trabajo. ¿Por qué? Pues porque prefiero tirar 40 euros a que se me quede cara de tonto si toca. Es la cuota del seguro por no quedarte con cara de tonto".*


Las declaraciones son interesantes porque quitan la magia al asunto y lo humanizan, para bien y para mal. Ese que "no se te quede cara de tonto" si toca en el trabajo o la familia es muy real. A la "mala suerte" se le suma algo peor, la burla, un aspecto que puede durar el resto de la vida. Ser señalado como "aquel al que no le tocó" es duro. Lo es ver cómo seguro que tus parientes y amigos pasan con sus coches nuevos por debajo de tu ventana y hacen sonar el claxon; ver cómo tus compañeros llegan a la oficina con la etiqueta colgando en la ropa nueva, etc. —maldades sencillas—  puede ser una perspectiva ante la que es preferible no arriesgarse por unos pocos euros.


Es la psicología del "por si acaso", que es mucho más asimilable que la más frustrante del "a ver si me toca" con la que van los más inocentes, los más necesitados. Puedes perder a lo largo de tu vida y llevarlo hasta con alegría: "el dinero no trae la felicidad", "afortunado en el juego, desafortunado en amores", etc. Son calmantes de la frustración. También lo es compartir sanamente a alegría de que le toque a alguien y se supera la frustración.

Mientras escribo esto se habrán producido decenas de miles de frustraciones y unas pocas alegrías. A los primeros decirles que "otra vez será", a los segundos que lo disfruten y no crean en ningún plan oculto que les lance a aventuras demasiado arriesgadas. ¡Suerte (o lo que sea)! 


* Samuel A. Pilar "Jugar a la Lotería de Navidad: mucha superstición y poca matemática" RTVE.es 14/12/2023 https://www.rtve.es/rtve/20231214/loteria-navidad-2023-probabilidad-hay-toque-gordo/2463237.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.