viernes, 8 de diciembre de 2023

La política de los muros

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Las guerras se juegan en extraños tableros. Las muertes y dolor que vemos en las imágenes que nos llegan esconden lo que ocurre en la oscuridad de los despachos, que es donde en realidad se tejen las estrategias. A veces las jugadas son a muchas bandas.

Tengo pocas dudas de las conexiones oscuras entre lo que ocurre en las dos guerras puestas en marcha, la de Ucrania, con la invasión rusa, y la emprendida por Hamás contra Israel en Palestina.

El gasto militar, los sistemas de defensa e información se ven divididos al abrirse dos frentes y esto tiene efectos inmediatos en la comunidad que apoya a los bandos. Más de una vez me he hecho aquí la pregunta por el momento en que Hamás decide dar el salto a la acción y desencadena el ataque sin medida de Israel sobre la franja de Gaza. La ayuda militar que antes iba a Ucrania tendrá que dividirse al haber presiones para que vaya a Israel.

De los Estados Unidos llega otra noticia a primera vista sorprendente: la oposición del partido Republicano a liberar los fondos para Ucrania. En el diario El Mundo, su corresponsal en Estados Unidos, titula su artículo "La ayuda de EEUU para Ucrania se estrella contra el muro fronterizo de Trump" y allí nos explica: 

El Partido Republicano de Estados Unidos va a dar a Vladimir Putin su mayor victoria estratégica desde que llegó al poder hace justo 24 años. Esa formación política ha decidido bloquear la entrega de más ayuda a Ucrania si a cambio el Gobierno de Joe Biden no pone en práctica una serie de medidas para el control de la inmigración ilegal que incluyen, entre otros apartados, la construcción de 322 kilómetros del muro en la frontera con México que Donald Trump prometió edificar en 2015.

Así que la ayuda de Estados Unidos a Ucrania se ha acabado, al menos hasta 2024. "La Historia los juzgará con dureza", dijo ayer jueves la portavoz de la Casa Blanca, Karina Saint-Pierre, en su rueda de prensa diaria. El miércoles, el presidente Joe Biden lanzó un inusual mensaje desde la Casa Blanca en el que se declaró "estupefacto" ante el atasco legislativo de los 61.400 millones de dólares (56.900 millones de euros) de respaldo militar a Ucrania. "Los republicanos del Congreso quieren dar a Putin el mayor regalo que podría imaginar y abandonar nuestro liderazgo en el mundo, no solo en Ucrania, sino más allá", afirmó el presidente.* 

¿Es un nuevo "frente" de la guerra, una extensión hasta traspasar las fronteras de los Estados Unidos? ¿Qué ocurrirá si son los propios republicanos norteamericanos los que deciden en su Congreso el hundimiento de Ucrania en la guerra, los que posibilitan una ofensiva rusa en el momento en que esta deje de recibir el apoyo para el gasto de su defensa?

Cuando el nombre o los objetivos de Donald Trump comienzan a aparecer en escena, nos llegan los peores presentimientos. La oscuridad que rodea a los fines y lazos de Trump, más allá de acceder al poder, son proporcionales a su exhibicionismo. De cara a unas próximas presidenciales, Trump debe manifestar su poder desde una sombra anunciada.

Si pensamos, el muro que los republicanos reclaman frente a la ayuda a Ucrania tiene un efecto de macabro equilibrio: mientras Biden exporta, las políticas de Trump se basan en lo contrario, en el cierre, en la "defensa" a ultranza de un territorio que considera amenazado, los propios Estados Unidos, sumidos en una guerra no declarada, la de la infiltración ilegal de los emigrantes, cuya función (la teoría del gran reemplazo) es sustituir en el poder a los norteamericanos mediante una política natalicia expansiva. Elon Musk —lo vimos aquí— ha llegado a pedir la retirada del voto a las parejas estadounidenses que no tengan hijos. Por más que pueda parecer una broma, las políticas demográficas han pasado a ser fundamentales en una era de globalización y movimientos masivos por cambios climáticos, guerra, pobreza, etc. Los países más avanzados se enfrentan a la falta de hijos. El muro de Trump se ha convertido en un signo de defensa frente a los invasores.

Los republicanos crean una prioridad, defender América, frente a las políticas de Biden, que invierte el dinero de todos en una guerra lejana. La de Ucrania es una guerra de "muros" también. Pretende fijar nuevas fronteras tal como Rusia, el país más grande del mundo, lo ha hecho siempre: rusificando a la población, desplazando a los resistentes y sustituyéndolos por colonos. Curiosamente, es lo que aprendieron los judíos en la Rusia de la que huyeron a Israel y que ahora practican sobre los palestinos: invade y desplaza, ocupa y aprópiate del territorio desplazando cada vez más, expandiéndote cada día un poco más. Sí, tuvieron buenos maestros en Rusia.

La maniobra sobre los fondos de apoyo a Ucrania tiene muchos niveles y consecuencias, interiores y exteriores. No es fácil creer en las casualidades y no es la primera vez que se habla de la buena sintonía entre Putin y Trump, una estrategia en que los Estados Unidos cobraría por la protección de una Europa amenazada, como ya planteó el propio Trump en sus días de poder. La estrategia de Trump no es la guerra, sino la venta de protección, algo que hemos visto en demasiadas películas norteamericanas, una tradición gansteril y mafiosa extendida a todos aquellos que se sienten en peligro por la amenaza del otro bando, el ruso y el chino, lo que justifica los despliegues norteamericanos. Trump sabe que es más rentable una nueva guerra fría que unas pocas guerras calientes. La "Pax americana" tiene sus costes. Mejor repartirse el mundo. Si Europa vivió "soviética" hasta Berlín, ¿qué importan unos cientos de kilómetros robados a Ucrania? Habrá que explicarlo a los ucranianos.

En la CNN, desde Kiev, Nick Paton Walsh es muy claro en los efectos:

This is the moment Russian President Vladimir Putin has been waiting for: when he doesn’t really need to do much, and can call it a win.

The static frontlines in Ukraine are slowly hardening as the snow deepens. In Kyiv, there is a palpable sense of once-insurmountable morale ebbing slightly. There is open talk of disagreement between the commander-in-chief and the chief of staff – Volodymyr Zelensky and Valery Zaluzhny.

Russia is no longer losing the war, or the terrain it seized, and so Ukraine is definitely not winning it. Across European capitals, elections loom and even the farmers of stalwart ally Poland are picking quarrels with their Ukrainian neighbours.

In the United States, Senate Republicans blocked a legislative package including $60 billion in aid for Ukraine from advancing Wednesday evening, amid a standoff with the Democrats over US border and immigration policy.

In an attempt to break the impasse, US President Joe Biden had appealed earlier Wednesday for Congress not to let “petty partisan politics” get in the way of aid for Kyiv. “History’s going to judge harshly those who turn their back on freedom’s cause,” the president said. “We can’t let Putin win.”** 

Es cierto, Putin no tiene que hacer demasiado para salirse con la suya. Le ha bastado que los republicanos hagan lo que tengan que hacer. Y esto es presentar como un ahorro el gasto en Ucrania y el muro como una inversión de futuro. Lo malo de todo esto es que no es solo un intercambio de piezas sobre un tablero de ajedrez, sino que implica muchas vidas y dolor.

Las heridas de la guerra en Palestina no van a ayudar a un plan de dos estados, como muchos reclaman, sino a cerrar cualquier vía de paz y a condenar al uso de la fuerza en una ocupación que se traducirá en mucho más dolor.  Netanyahu ha conseguido lo que Trump busca: que se le vea como un protector del territorio, alguien autorizado a brutalidad y barbarie con la finalidad de defender la patria.

La globalización planteó tres movimientos: capitales, mercancías y personas. De estas tres la de capitales es la única que se acepta. Pero el capital necesita de pobreza y de países pobres para poder producir en ellos. Los populistas van más allá. No necesitan producir fuera. Necesitan muros e impuestos a la importación, tasas (como hizo Trump) para defender los empleos locales. Los muros son una forma de evitar el acceso de trabajadores baratos al territorio, en el caso defensivo, y de exportar los trabajadores cuando son muros que protegen los intereses, como los de Gaza o Ucrania.

La política de los muros, en uno u otro sentido, se impone. Lo hace en Palestina, lo hace en Ucrania, lo hace en la frontera con México. Es reflejo de una manera de ver el mundo como territorios controlados, como prohibiciones, como poder. Sus resultados los vemos en todas partes: miles de vidas perdidas, dolor , sufrimiento. 


* Pablo Pardo "La ayuda de EEUU para Ucrania se estrella contra el muro fronterizo de Trump" El Mundo 8/12/2023 https://www.elmundo.es/internacional/2023/12/08/65722b1321efa0a9468b4588.html

**  Nick Paton Walsh "As Western unity on Ukraine falters, Putin eyes a slow-burn win " CNN 7/12/2023 https://edition.cnn.com/2023/12/07/europe/ukraine-western-unity-faltering-putin-intl-cmd/index.html

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