Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De
nuevo el informe PISA nos deja malos resultados, aunque estos no creo que
afecten a ningún tipo de pactos gubernamentales. Tras esta ironía hay
demasiado: la ausencia de interés de los políticos en lo que debería ser el único
problema serio con el que tratar, la educación como elemento básico para lograr
un país mejor en muchos órdenes. Pero ¿a quién le importa?
Las
únicas discusiones en España que afectan a la educación se refieren a los
conflictos lingüísticos promovidos por los nacionalistas, que ven la educación
como una herramienta con la que fijar el discurso propio y las
"diferencias" frente al resto. Lo demás importa poco.
La
educación es el debate que nos falta frente a todos los que nos sobran, que sin
embargo, arrebatan titulares frente a los discursos alienantes al servicio del
consumo o de la propia política, cuyos debates acaparan la atención.
Lejos
de los medios, los auténticos discursos culturales, los que enriquecen mentes y
estimulan la creatividad, los que muestran el valor del estudio y su sentido
formativo. No hay más que ver las deprimentes programaciones, la proliferación
de programas donde ingeniosos presentadores lanzan sus gracias infinitas a un
público que no puede contener sus estallidos.
De los
medios ha desaparecido el teatro, el buen cine, los programas sobre literatura,
etc. proliferan, en cambio, los concursos, la explicación del origen de las
pirámides egipcias en el espacio, los análisis pormenorizados de los partidos
de cualquier liga, de carreras de todo tipo, etc. La cultura (¿qué es eso, por Dios?) brilla por su ausencia o
es desplazada a momentos en los que no "perturban".
Cada
vez que aparecen datos del Informe PISA se abre una herida que se tapa con la
propia complejidad relativista de los datos. Por un lado, son los que son; pero
por otro esos datos son comparativos, es decir, si alguien ha empeorado, no nos
sentimos tan mal, suponiendo que a alguien le importe.
En esta edición se nos dice:
En el resumen que hace por países, la OCDE destaca que
en el caso de España han aumentado los alumnos que no logran al menos el nivel
2 (básico) de competencias en las tres materias y que en el caso de las
Matemáticas han disminuido, además, los estudiantes más brillantes (nivel
5 y 6) en 2,1 puntos porcentuales desde 2012 (1,4 puntos desde 2018).
En Matemáticas, solo el 6% del alumnado está en los niveles más
altos frente a la media del 9% de la OCDE o el 23% de Japón; mientras
que en los niveles más bajos está el 27% de los estudiantes españoles frente
al 31% de promedio de la OCDE o el 12% del país asiático. "El porcentaje
de alumnado en el nivel superior de rendimiento en España es más bajo del que
cabría esperar por su rendimiento medio y por el porcentaje de alumnado en los
niveles inferiores", destaca el informe en español.
La comprensión lectora ya iba en
descenso
El informe PISA 2022 señala que la pandemia que
estalló con el nuevo coronavirus detectado en China a finales de 2019 parece
"un factor obvio" que puede haber influido en la bajada,
especialmente en Matemáticas y Lectura, pero añade que hay que echar "un
vistazo más cerca a los datos", ya que el declive ya venía
apareciendo en algunos países antes.
En el caso de la lectura, por ejemplo, pone como
ejemplo a países como Finlandia, Islandia, Países Bajos, Eslovaquia y Suecia
por lo que, concluye, "no se trata solo de COVID". En
la rueda de prensa del Ministerio de Educación, Daniel Salinas, analista
senior del Informe del Programa para la Evaluación Integral de Alumnos (PISA),
subraya que "hay evidencias que sugieren que el
COVID simplemente intensificó una trayectoria negativa" previa,
informa Europa Press.*
Esto es una conclusión que las personas que estamos en la enseñanza (y
queremos verlo) tenemos muy clara: el COVID ha sido un acelerón a una situación
previa, algo que se venía percibiendo de ya de lejos.
El COVID ha servido para justificar demasiadas cosas, pero no para ocultar muchas otras. Los problemas de la educación, que son muchos, están ahí y otra cosa es que le importen a alguien. En la medida en que se producen estos descensos, el problema se agrava pues por su duración implica que los estudiantes crecen en un escenario cada vez menos interesado en el estudio y en aprendizaje. El modelo español de desarrollo se basa en el turismo, en la hostelería, en hacer moverse a los jóvenes con maletas en puentes como este que estamos viviendo. No se estimula precisamente el estudio, sino otras cosas que no son demasiado compatibles. En apenas unos días comienzan los exámenes universitarios del primer semestre y, sin embargo, la presión es sobre el viaje y el consumo para mantener la economía en marcha. Los jóvenes son el vehículo del gasto, los que se desplazan y a los que se mantiene en marcha. Lo que no ganan lo reciben de sus familias y así todo se mantiene en marcha... menos el rendimiento del estudio. Para ser lo que nuestra economía nos ofrece a diario no hace falta muchos estudios, la verdad sea dicha.
El informe destaca otro elemento que también es fácil de percibir a simple vista: las diferencias de género:
El informe PISA también analiza los resultados en función del género de los alumnos. En términos generales, los chicos logran mejores puntuaciones en Matemáticas y Ciencias (10 y 5 puntos más, respectivamente, en el caso de España) que las chicas, que, sin embargo, destacan en Lectura, con 25 puntos por encima de sus compañeros. En Matemáticas ellas alcanzan los 468 puntos y ellos los 478; en Lectura ellas logran 487 y ellos 462 y en Ciencias ellas 482 y ellos, 487.*
Las diferencias en Matemáticas y Ciencias son estrechas, pero se amplían en la lectura, que es algo que requiere más dedicación al margen de las clases. ¿Se ha preocupado alguien de estudiar a qué se deben las diferencias o seguimos pensando que son algo "natural" y que a las chicas se les "dan mal" las matemáticas y que los chicos no "pierden el tiempo" leyendo? Son estereotipos con los que llevamos desde el siglo XVIII y que nos siguen sirviendo para mantener unas diferencias que pueden tener más que ver con la motivación real en las aulas y con el nivel de expectativas generado.
La lectura —la comprensión lectora— es un acto profundo, un acto de dominio de la lengua y de las referencias culturales. Cada texto es un punto de partida, un universo interrelacional para el que son necesarias muchas competencias. La Matemática funciona de otra manera y eso que se engloba como Ciencias también. Por decirlo así, se puede ser bueno en Matemáticas y ser incapaz de entender un texto de mediana complejidad cultural. Cada campo tiene unas competencias muy diferentes. La formación de buenos lectores ese esencial para todo el sistema educativo porque es la fuente de entrada a la cultura, la ampliación de nuestra perspectiva y debería ser un elemento con un tratamiento especial. No es lo mismo la lectura dirigida en las asignaturas que la formación de auténticos lectores, personas que seguirán leyendo toda su vida, ampliando conocimientos y madurando, un factor que puede parecer demasiado esotérico pero que es esencial. Sin embargo, esto no se aprecia tal como se debe ni se motiva de la forma adecuada. Hay cosas que no se deben meter en el mismo saco para poder ser valoradas adecuadamente no solo desde fuera sino desde la propia persona.
Pisa nos ofrece información de interés, aunque nosotros deberíamos responder a esos datos, algo que nunca se hace. Nos limitamos a comparar y a ver si subimos o bajamos como si fuera algo al margen de nuestras propias acciones.
Se nos ofrecen datos sobre los efectos de los teléfonos y otros dispositivos, pero tampoco importan mucho. No vamos a dejar de vender teléfonos porque perjudiquen la concentración entre otras cosas.
Algunos medios, no se sabe por qué motivo, lo enfocan como un éxito relativo. El propio informe desestima la pandemia como causa y señala lo que se veía venir. No hay ningún tipo de disculpa. El sistema falla y seguirá fallando si se trata de encubrir los pobres resultados. Carecemos de un proyecto cultural que defina a nuestros ciudadanos más allá de los parámetros habituales del sistema educativo que tiende a tapar sus propios errores.
Ayer pude ver el ejemplo más temprano de "teléfono-chupete" con el que una madre calmaba el llanto de su hijo, que tendría diez meses. Fue encender la pantalla y ponérsela a la altura de sus ojos para que el niño se callara y dejara de llorar. ¡Instructivo! Me pareció un esclarecedor símbolo de lo que nos muestra el presente y nos anticipa del futuro. También Pisa nos habla de esto, pero lo ignoramos.
Ya no vivimos en una cultura, sino en un mercado. Lo que hace unos días recogían los profesores sobre la falta de interés del alumnado sobre la Constitución, lo podemos ampliar a todo aquello que no se traduce en un placer o gasto inmediato. Así nos encontramos, al llegar a la universidad, con una queja generalizada: a la falta de interés por casi todo se le suman unos enormes y profundos agujeros de conocimientos que el propio diseño de los estudios universitarios es incapaz de corregir porque los ignora contagiado del mismo sentido mercantil de la educación. Pero esto es ya otra historia del mismo libro.
* Ana Martín Plaza / Datos RTVE "España baja en Matemáticas, Lectura y Ciencias en un contexto mundial de "caída sin precedentes" tras la pandemia" RTVE.es https://www.rtve.es/noticias/20231205/informe-pisa-2022-espana-baja-matematicas-lectura-ciencias/2464630.shtml
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