sábado, 9 de diciembre de 2023

La IA no es ciencia-ficción

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Todos los medios a esta hora de la mañana recogen la noticia sobre el acuerdo europeo en la inteligencia artificial. Todos lo presentan como un gran logro que permitirá adelantarse a lo que digan en China y en los Estados Unidos. Al menos esa es la esperanza que manifiestan.

Después de leer los resultados en diversos medios, me quedan bastantes dudas al respecto de lo que se debatía, de lo que realmente se ha alcanzado y de lo que se espera como resultado. Con resultado me refiero a lo que afectará (ya lo está haciendo) indudablemente a su desarrollo.

Las preocupaciones actuales sobre la IA, a nuestro entender, se centran en tres aspectos capitales: la seguridad, el desempleo y la enseñanza. Sobre estos tres ejes fundan temores y esperanzas. Lo malo es que, como todo elemento de desarrollo, puede beneficiar a unos y perjudicar a otros. Es obvio que si perjudicara a todos no se habría desarrollado. Es por este carácter de beneficio de unos y perjuicio de otros por lo que la cuestión es objeto de debate político, empresarial y social, los tres frentes más evidentes de conflicto.

En el diario 20minutos se nos explica:

El pacto se alcanzó tras días de intensas negociaciones en las que uno de los puntos sensibles ha sido el uso que las fuerzas del orden podrán hacer de las cámaras de de identificación biométrica para garantizar la seguridad nacional y prevenir delitos como el terrorismo o la protección de infraestructuras.

La norma prohíbe las cámaras de reconocimiento facial en espacios públicos, pero los gobiernos han presionado para permitirlas en casos concretos, siempre con previa autorización judicial.

El Parlamento Europeo, en cambio, llegó a las negociaciones con una clara intención de prohibir estas cámaras de inteligencia artificial, aunque el ponente de la ley, el socialdemócrata Brando Benifei, abrió la puerta el pasado miércoles a permitir algunas excepciones si van acompañadas de fuertes salvaguardas para los derechos humanos.

El otro gran asunto que ha centrado las negociaciones es la regulación de los modelos fundacionales de inteligencia artificial, los sistemas en los que se basan programas con ChatGPT, de la empresa OpeanAI, o Bard, de Google.

Inicialmente, la ley no estaba pensada para regular este tipo de sistemas, porque aún no se habían popularizado cuando Bruselas propuso la ley en abril de 2021, pero las instituciones comunitarias han visto la necesidad de legislarlos desde el estallido de ChatGPT el año pasado.

Las negociaciones fueron "apasionadas", ya que el objetivo de la ley es regular el uso de una tecnología con grandes posibilidades para la sociedad, que al mismo tiempo genera dudas y algunas preguntas que los desarrolladores de la inteligencia artificial aún no saben responder, según fuentes conocedoras de los debates.*


Lo primero que llama la atención del texto es su retraso. Lo que se buscaba regular era un problema de 2021, el de la videovigilancia asistida por IA, es decir, la posibilidad de tener amplios espacios controlados llevando recuentos de personas y almacenando sus datos. Este es el lado "orwelliano" de la IA. La resistencia de los gobiernos a que sea restringida es clara; lo que se han propuesto es que los gobiernos requieran autorización o incluso conocimiento por parte de los jueces, acuerdo que no hace sino reconocer un derecho de los ciudadanos frente a los poderes que pudieran controlar y pisotear sus derechos.

El problema real de la Inteligencia Artificial es que no hace nada que los humanos no queramos. Nosotros somos la medida de la inteligencia. Por ello, su aplicación entra en una intencionalidad humana y una eficiencia maquinal. Aquello que el filósofo  Günther Anders estableció como un complejo de la imperfección humana ante la eficiencia de las máquinas que nos superan  —la formulada como "obsolescencia del hombre"— ha pasado a mejor vida  la pasión del poder y el uso de las máquinas para decantarlo hacia un lado u otro.

La cuestión ya no es ni tecnológica ni filosófica, sino directamente política: puro poder, ya sea del estado frente a los individuos o de individuos frente a otros individuos. Como poder o tentación totalitaria y como deseo  de enriquecimiento, la IA recibirá fuertes inversiones en estos dos sentidos y muy poquitas en cualquiera que  no produzca ese  poder o enriquecimiento. La propia velocidad de desarrollo hace que el resultado anticipe nuevas formas que afecten fuertemente otros sectores. La IA puede aplicarse casi a todo, lo que la hace incontrolable. Si a finales de 2023 hemos medio resuelto un problema de 2021 (no lo hemos resuelto realmente), ¿qué pasa con todo lo actualmente esparcido por todos los campos?

La vista puesta en Estados Unidos y China es un brindis al sol, pues el problema real lo tendremos en enormes sectores del empleo. La excusa de ser competitivos ya la tenemos encima de la mesa. Traducido al lenguaje ordinario significa despidos y bajadas de salarios. Estamos retrocediendo a los orígenes salvajes del capitalismo y tendrá sus consecuencias indudables en la vida social futura próxima y lejana.

Llama la atención el término "popularizado", que da cuenta de lo poco que reflexionamos sobre las consecuencias que todo ya tiene. Se oculta bajo otras dos palabras: "automatización" y "eficiencia". Ambas tapan lo que nos espera, la sustitución de las personas por máquinas en todos aquellos puestos que lo permitan, que serán cada vez más. Todo más barato y menos problemático. Ambos concepto desplazan el centro de las personas a los resultados. La ley del beneficio hace el resto, aunque a largo plazo sea catastrófica.


La siempre incumplida promesa de que estos movimientos generarán nuevos puestos de trabajo lo será esta vez en mayor medida, ya que los puestos que se creen serán ya con vistas a su automatización o directamente servidos por máquinas. Las máquinas, por otro lado, ya no necesitarán vigilantes o controladores, ya que el ensamblado de máquinas es un hecho, máquinas que controlan otras máquinas.

El equilibrio alcanzado en la globalización se cebará especialmente en países cuyo desarrollo ha sido ser mano de obra barata. Me refiero especialmente a China, cuyo despegue ha sido saltar a la industrialización y ofrecer la fabricación a menores precios para el mundo. Estados Unidos ya está buscando la forma de proteger su mercado (ellos mismos fueron los que fueron a producir a China porque resultaba más barato). La cuestión es que la imposición de tasas que el trumpismo realizó y volverá a realizar no resolverá la creación de empleo en USA sino, por el contrario, se aplicará la IA para reducir la mano de obra, para lo que es esencial frenar la inmigración, de ahí el interés en el "muro" por parte de Trump, asunto del que hemos tratado hace un día.

La búsqueda de aplicación de IA en todos los campos posibles, no solo hará más poderoso al sector, sino más débiles y dependientes a los otros. Ya se está incorporando la automatización y la IA a la agricultura y ganadería, por lo que dejarán de absorber mano de obra, una esperanza que se ve malograda antes de ser una realidad. El campo pasa ser medianamente rentable si pasa por un ocupación baja gracias al uso de la IA. No hace mucho se nos mostraba el uso de drones para la vigilancia de la ganadería y la implantación en el ganado de dispositivos de seguimiento. La rentabilidad pasa por la máquina y el control de la información.

Mientras, Europa se mira el ombligo por su acuerdo, que no entra más que en detalles y no va al centro incontrolable del problema, algo que tendremos encima de forma inmediata.

Hasta ahora estas cuestiones de la IA parecían lejanas, de ciencia-ficción. Pero ahora son de un crudo naturalismo. Este capitalismo anónimo, de "inversores", no se va a detener. No necesita de las personas. Los despidos de un tercio del personal de Telefónica y otros mensajes de este orden hacen ver que los sectores punteros no son precisamente los que van a generar más empleos.

Sectores como la enseñanza se van a ver afectados igualmente, tanto por la desaparición del profesorado como por la de los centros, que se verán reducidos en su tamaño por la educación a distancia. Pronto la voracidad de las inmobiliarias se hará con los amplios espacios de los centros obsoletos, ayudados por la bajada de las tasas de natalidad. Por supuesto, la IA nos tutelará y nos enseñará lo que sea necesario sin límites de horas o días festivos. Lo que hoy es picaresca educativa, mañana será normalidad en una sociedad que no necesita más que un reducido número de personas en los puestos clave, que serán cada vez menos.

Mientras, nos divertimos trabajando menos con el uso de la IA. Llegará un momento en el que roguemos por el trabajo, por servir a la máquina o a sus amos. Cada vez más inteligentes, solo buscamos fórmulas que nos liberen del empleo, el gran enemigo del beneficio.

¡Feliz futuro inteligente!

* "La Unión Europea pacta la primera ley en el mundo para regular la inteligencia artificial" 20minutos 9/12/2023 https://www.20minutos.es/noticia/5197369/0/union-europea-pacta-primera-ley-inteligencia-artificial/ 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.