domingo, 3 de diciembre de 2023

La aldea machista

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Tras dedicar largo espacio a la formas de prevenir el acoso a las adolescentes y a establecer los efectos, el diario ABC cierra el artículo señalando: «es fundamental abordar este problema a nivel social mediante la concienciación y la educación.» ¿Por qué no empezar por ahí?

Todo lo que se ha señalado anteriormente no son sino efectos de una forma de convivencia basada en el desahogo de la ira reprimida, de la violencia latente en el conjunto de la sociedad. Creer en los compartimentos aislados en una sociedad abierta, global y mediática es un absurdo del que no acabamos de librarnos. A esos tres aspectos hay que añadir un cuarto que rige el comportamiento: la posibilidad del anonimato, el "Fuenteovejuna" digital, el comportamiento agresivo y cobarde en grupo.

En el texto se nos dice:

En España, el 2,3% de los usuarios de redes sociales tiene entre 13 y 17 años, de los cuales el 47,8% son mujeres. De estas, y según el informe «Violencia digital de género: una realidad invisible» el 25% de las mujeres de 16 a 25 años ha experimentado mensajes inapropiados en redes sociales. Estas cifras subrayan la urgencia de analizar en profundidad las causas que hacen a las adolescentes más susceptibles a esta forma de violencia, así como implementar estrategias efectivas, no solo para prevenirla sino también para abordar sus consecuencias desde el punto de vista psicológico.

Diversos factores contribuyen a esta vulnerabilidad frente a la violencia de género digital. Su uso muy activo de tecnologías digitales, especialmente en redes sociales, aumenta la exposición a interacciones negativas como al acoso y a la intimidación. La vulnerabilidad emocional inherente a la adolescencia, marcada por el desarrollo de la identidad y la búsqueda de aceptación, también contribuye a su exposición a este tipo de violencia.*


La explicación que se nos da es simple y poco satisfactoria: las mujeres son más vulnerables porque su uso aumenta las probabilidades del acoso. Esto y nada viene a ser lo mismo. Es señalar que ocurren cosas porque aumenta la frecuencia. Es como decir que hay muchos suicidios porque la gente sube con más frecuencia a las azoteas.

Es la existencia de una tolerancia mayor a la violencia lo que hace que haya más casos violentos. Es la "normalización" de la violencia en edades tempranas lo que la convierte en más frecuente. En ello hay un factor de emulación constante: hay violencia porque estamos rodeados de diversos tipos de violencia y esta ocurre allí donde vemos mayor debilidad. La violencia de este tipo es cobarde, busca notoriedad social necesitando ser vista.

La mayor parte de los casos que conocemos tiene que ver precisamente con su visibilidad, con la necesidad de actuar en grupo primero y de someter a escarnio a las víctimas dañando su imagen social y sus relaciones con otros. Hay una rabia social que busca, que necesita "víctimas", sembrando el miedo, la intimidación, creando un marco de burla, de humillación mediante el cual establece su propia superioridad.

El titular de ABC hace una pregunta: "¿Por qué las adolescentes son más susceptibles a sufrir violencia digital?" La respuesta debe hacerse de forma sencilla: hay violencia contra la mujer y las redes están ahí como una salida más. Tratar de invertir la relación es absurdo. Es el deseo violento el que engendra la violencia; las redes son el campo de batalla porque sencillamente es el lugar de vida actual.

Aumenta la violencia en las redes porque aumenta la violencia y es las redes donde tiene oportunidad de manifestarse. Más allá de las redes, la violencia aumenta en violencia física, en abusos, en violaciones, en muertes. Pensar en las redes como algo aislado es no ir al centro del problema.

Por eso los avisos sobre cómo navegar con mayor seguridad están bien pero solo es una parte del problema. Hay muchas formas de violencia a través de las redes que van más allá de la prudencia que se pueda tener. Son diversas formas en las que se utilizan las redes para dañar la imagen de una persona en la comunidad, como estamos viendo con las falsificaciones de vídeos pornográficos sustituyendo, por ejemplo, las caras de las personas. Decir que no se suban fotografías a las redes es un consejo absurdo.

La violencia, efectivamente, es un hecho social que se extiende y se manifiesta física y virtualmente. A la pregunta de por qué las niñas y adolescentes son más vulnerables es sencilla: es el reflejo de la propia violencia social de la que forma parte, Cada uno usa el arma que tiene en sus manos, en este caso, el teléfono y las redes sociales, que permiten ejercerla con mayor impunidad y mayor daño, en la medida en que la vida en las redes importa.

Si existe violencia social, existe también violencia en las redes; si existe violencia contra las mujeres en la vida social, lo extraño sería que no la hubiera en las redes sociales. Cualquier consideración que no tenga en cuenta esto, sencillamente, no usa el sentido común; las redes son parte de nuestra vida, para bien y para mal. Habrá aplicación de las herramientas disponibles en cada caso para poder ejercer la violencia sobre las personas elegidas.

Que sean niñas y adolescentes en su mayoría refleja la forma que la violencia adquiere en esta sociedad en la que lo que se extiende es la violencia machista, que ha encontrado un firma apoyo en lo que las redes le ofrecen, en sus posibilidades de actuar. Las mujeres son las víctimas porque en esta sociedad se están organizando tendencias y movimientos de refuerzo patriarcal y machista, porque hay resistencia a la igualdad de derechos y oportunidades, porque las mujeres llegan a donde antes no llegaban y son allí objeto de ataques. Son las víctimas porque el punto de mira se encuentra en la falta de seguridad que se les provoca con estas situaciones


No confundamos las investigaciones parceladas con la realidad amplia y sin fronteras. Hay más violencia contra las mujeres en las redes porque hay más violencia contra las mujeres y nuestra vida se ha ido ampliando a esos territorios. Las redes transmiten la sensación de impunidad, tanto por el anonimato como por las gratificaciones que supone el "efecto aldea", que se junta al "efecto global", como estableció Marshall McLuhan con su idea de la aldea global. El mundo aldeano en que vivimos favorece los ataques personales, la vigilancia de los demás, la censura de grupo, el envalentonamiento de los agresores, etc. Todo esto en un marco en el que cada vez se buscan más los votos en el negacionismo de la violencia de género, una realidad que sin embargo se practica por niños,  jóvenes y adultos cada vez con más intensidad, como denuncian todos los estudios que se realizan. La aldea es cada vez más machista, aplica este sistema de coacciones a las mujeres de cualquier edad, solo por ser mujeres.

En un mundo tan preocupado por la imagen personal y social como es el nuestro, estos pasan a ser los objetivos prioritarios. Es la destrucción del prestigio lo que busca el acoso, el aislamiento social convirtiendo a las personas en el centro de las miradas de sanción, una visión negativa que se impone a través del insulto, la difamación, etc. Si queremos saber porqué son mayoritariamente mujeres, jóvenes y niñas es necesario comprender nuestra propia estructura de relaciones, la importancia que tiene el prestigio y lo que ocurre cuando este se destruye. No es nuevo, pero está creciendo porque tiene armas nuevas y porque estas son un gran negocio. 

* "¿Por qué las adolescentes son más susceptibles a sufrir violencia digital?" ABC 30/11/2023 https://www.abc.es/familia/padres-hijos/adolescentes-susceptibles-sufrir-violencia-digital-20231130110429-nt.html

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