martes, 19 de diciembre de 2023

La sangre envenenada por Trump

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Todavía anoche seguían en la CNN los ecos a las manifestaciones realizadas por el candidato a la presidencia y antiguo presidente Donald Trump sobre la inmigración y sus "efectos". La "retórica" explosiva y envenenada de Trump vuelve a mostrar su peligro real en un sistema en el que las palabras son la cerilla que puede dar lugar a muchos fuegos.

En la página de la CNN encontramos ayer un artículo del comentarista Dean Obeidallah en el que denuncia lo que califica de "hipocresía familiar". Mientras Melania, nacida fuera de los Estados Unidos y llegada a ellos como una inmigrante más ofrece discursos de bienvenida y ánimo a los que van a conseguir la nacionalidad estadounidense, nos dice el comentarista, Trump dirige contra ellos sus dardos retóricos envenenados, sus llamadas a la acción contra ellos. 

One has to wonder how much greater her challenge would have been if the leading GOP candidate for president at the time had been suggesting that newcomers to America were “poisoning the blood of our country.” That’s what Donald Trump said in October and again at a rally in New Hampshire on Saturday.

When Trump first made that jarring statement, many experts noted it seemed to have echoes of Adolf Hitler’s “Mein Kampf” and modern day White supremacists. At Saturday’s rally, the former president warned of a threat to the US emanating from a wide swath of immigrants “from Africa, from Asia, all over the world.”

The head of the Anti-Defamation League raised alarm bells about Trump’s remark, stating, “insinuating that immigrants are ‘poisoning the blood of our country’ echoes nativist talking points and has the potential to cause real danger and violence.”

The group added, “We have seen this kind of toxic rhetoric inspire real-world violence before in places like Pittsburgh and El Paso” — naming two locations where gunmen cited the threat of immigrants as justification for their deadly rampages.* 


No sé si realmente se deben considerar las actuaciones divergentes del matrimonio Trump como "hipocresía", dando por descontado el acuerdo. Pero sí parece evidente que el peligro, una vez más, está en las palabras de Trump más que en las de Melania. Igualmente lo estará en las acciones que se puedan desprender de ellas en la campaña y, desgraciadamente, en lo que pueda ocurrir si gana las elecciones próximas a la presidencia.

Aquí hemos tratado muy a menudo las cuestiones sobre Trump. No lo hemos hecho en su dimensión de ser "pintoresco" (que lo es), sino en la preocupación porque una personalidad con esas características esté al frente del país más poderoso del mundo, una potencia mundial cuyas decisiones y cálculos afectan a la totalidad del planeta. Trump ha sido y es un peligro para la estabilidad planetaria y lo demostró en su primer mandato. Su política migratoria es claramente racista y su estrategia mundial consiste en ejercer no solo liderazgo, sino imponerlo especialmente a sus "aliados", a los que exige obediencia, sumisión y un cobro por la "protección", como ya hemos recordado en otros momentos, a raíz de sus propias declaraciones. Los políticos cometen errores; la política de Trump es un error, algo de un matiz bastante distinto por sus implicaciones.

Trump es malo y, además, es un mal ejemplo. Su populismo racista se extiende por el mundo, como comentábamos en el post La pared horrenda, en el que hablábamos de ese modelo como referencia y apoyo a los excesos del grupo paramilitar, admirador de Hitler, desmantelado hace unas fechas en España.

La política migratoria es un elemento de definición, un eje de actuaciones sobre el que giran muchas otras decisiones. La obsesión de Trump con los muros, con cerrar los Estados Unidos al sur, concebido como una colonia distante, sin contraprestaciones al abuso retorcido de la doctrina Monroe combinada con la del Destino Manifiesto. De esta extraña forma, se plantea un doble juego, el del cierre de fronteras y el de la acción a distancia mediante el cual se controla la vida de los demás estados americanos.

Trump planea el aislacionismo, por un lado, pero por otro actúa sobre el exterior imponiendo sus actos y decisiones, su perspectiva del orden mundial. Su idea sobre "de qué sirve la fuerza si no la usas" lleva a una idea agresiva del poder, como ya se vio en su mandato. Es un intervencionismo constante en nombre de ese destino de superpotencia que se cierra sobre sí misma responsabilizando al mundo de todos sus problemas.

Pero la doctrina populista es algo más que racista. Dirige las iras y frustraciones a los que están en el interior, los que ya pasaron el muro. En el artículo de la CNN se menciona el intento de deshacer las nacionalizaciones por nacimiento, esto es, el derecho de los que han nacido dentro de sus fronteras de ser plenamente ciudadanos norteamericanos ("He has also pledged to end birthright citizenship, which extends citizen status to those who are born here..."*) o la prohibición expresa de la migración desde determinados países (especialmente musulmanes).

El temor a nuevas matanzas en las que cualquier devoto seguidor de Trump coja un arma y se dirija hacia las fronteras para acabar con las vidas que pueda pasa a ser real con motivo de la campaña. De nuevo el tono se eleva y se fijan esos objetivos que a Trump no le importa tener sobre su conciencia. Su hipocresía insinuante le hará cubrir con su retórica las demandas que otros entiende directamente, muerte al extranjero que "envenena la sangre americana".

Creo que fijarse en las disputas en el matrimonio Trump es demasiado fácil. Lo preocupante no son las discusiones en casa, por decirlo así, sino el uso de la palabra para crear condiciones de muerte justificándola como justicia, redenciones, defensas del espíritu americano, pureza racial, etc.

Una vez más, Trump consigue los titulares, aunque sea de forma negativa. Ese aspecto no le preocupa, pues así se asegura llegar a los que piensan como él que, desgraciadamente, son muchos. Trump les dice lo que quieren escuchar y además vende victimismo. Todos están contra él.

La falta de escrúpulos de Trump y su capacidad de manipular llevan no solo a unas reacciones electorales en la que si es elegido verá la justificación, sino en inducir a que cada uno valore la forma en que puede frenar los peligros que anuncia. No hay duda que quien envenena la sangre americana es el propio Trump.

 

* Dean Obeidallah  "Opinion: The Trump family’s hypocrisy on immigration" CNN 18/12/2023 https://edition.cnn.com/2023/12/18/opinions/donald-trump-melania-naturalization-immigration-obeidallah/index.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.