domingo, 10 de diciembre de 2023

La sensatez de los +65

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Desde hace algunas semanas, los medios recogen los problemas causados por los ciudadanos enfadados a los comerciantes de los alrededores de la calle Ferraz, sede del PSOE y lugar escogido para indignarse en persona y grupo. Por decirlo de forma clara, los comercios, especialmente los del ocio nocturno, se ven privados de trabajo por las cancelaciones de reservas de los que no desean ver sus rato libre convertido la asistencia a manifestaciones, que las más de las veces acaban en algún conflicto con incontrolados o, al menos, con bastante ruido a causa de gritos y cánticos no siempre agradables.

Creo que en nuestra etapa democrática son pocos los que se han librado de este tipo de acosos de sedes, escraches, cánticos masivos, etc. Es el lado oscuro de la política y, además, el ruidoso.

El PSOE no se queja mucho, pero los comerciantes sí, pues son los más perjudicados. Dicen que protestan en busca de algún tipo de compensación que le evite la ruina nocturna. No sé si se puede cuantificar esto. No me refiero a  sus pérdidas, que seguro que sí, sino a los costes a terceros de que se manifiesten contra ti.

En una España cada vez más revuelta, la manifestación, por muy civilizada que sea, es un impedimento para el desarrollo de algunos negocios, entre ellos evidentemente el del ocio.

No hemos encontrado la fórmula entre ocio y manifestación. Y eso que tenemos abundancia de ambas cosas. El problema es que no se le puede sacar provecho a todo. Si se pudiera llegar a algún estudio con todas estas cosas en conjunto y ver cómo afectan, sumando y restando, a cada uno de los negocios, a lo mejor se veía algo más claro. Pero no creo que realmente interese a muchos.

En El Mundo han hecho una encuesta sobre el manifestarse ante la sedes de los partidos y exponen los resultado en el artículo titulado "Masivo apoyo de los afines a PP y Vox a las manifestaciones contra sedes de partido", lo que no deja mucho espacio para dudas sobre el tema en cuestión.

Pero hay un dato curioso: Se nos dice en un solitario párrafo que: 

La encuesta deja una nota curiosa: sólo entre los mayores de 65 años es mayoritario el rechazo a las concentraciones ante sedes de partidos (52,4%, ocho puntos más que el sí), en un síntoma de que son ellos, con una memoria más viva de la división guerracivilista del país, los más reacios a las dinámicas polarizadoras.* 

 

¿Va a resultar ahora que la España mayor de 65 se aleja de este jolgorio entre festivo e irritado con el que se va a la sede de los partidos? Pues parece que así es. Que sean los mayores los que evitan este tipo de concentraciones nos dice mucho de las dos Españas, pero no creo que sea por la cuestión "guerra civilista", como se interpreta y señala en el texto, algo que ya a los de 65 les pilla lejos. Creo que es más bien el rechazo al clima de violencia, a cierta tristeza por ver que los logros de esa gente que votó (que votamos) iniciando la España democrática, para cerrar esas viejas heridas, comprueba como las nuevas generaciones son educadas en lo contrario, en el frentismo, en la provocación, en el jaleo. Esto se ha hecho ya una costumbre que se da por buena, que se fomenta y se contagia de unos partidos a otros.

Frente al voto mayoritario por el acoso, por manifestarse ante las sedes de los partidos, es generación lo rechaza, según los datos de El Mundo. Creo que es un fenómeno interesante sobre el que habría que reflexionar.

Evidentemente, el derecho a protestar por algo, a quejarse, es incuestionable. Lo que sí es cuestionable es esta forma de política que comenzó a ser instrumentalizada por grupos que canalizaron la ira y que crearon escuela, convirtiendo la política en cosa de la calle.

Es difícil hoy para cualquier partido resistirse a la calle. Si no los llevas tú, vienen los que te los quitan, los que los toman y los llevan hasta el lugar del desahogo. Lo malo es que esto se acaba convirtiendo en práctica habitual, en una forma de entender la política que excluye toda forma o manera. Y en la democracia, las formas son esenciales, pues se trata en última instancia de crear ciudadanía para la convivencia. Esto —hay que decirlo lo haga quien lo haga— no es política, al menos no la que un país necesita. Cuanto antes nos demos cuenta todos, mejor.

No creo que la opinión de los "+65" sea una cuestión tangencial. Más bien el resultado de lo que se ha vivido en la democracia, el esfuerzo que supuso y la pena verla así. No sé si los más perjudicados son los comerciantes de la zona o, si en realidad, lo estamos siendo todos, de una forma u otra, sea el partido que sea el que las practique.

* Luis Fernando López "Masivo apoyo de los afines a PP y Vox a las manifestaciones contra sedes de partido" El Mundo 10/12/2023  https://www.elmundo.es/espana/encuestas/2023/12/10/65749383e85ecefa228b45b9.html

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