sábado, 1 de julio de 2023

Violencia francesa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La violencia que se está viviendo en Francia a raíz de la muerte del joven Nahel a manos de un policía busca algún tipo de explicación. Podríamos entenderlo de una forma mecánica, como efecto-causa, pero eso se nos queda a todos un poco corto. Para algunos que se hacen la pregunta, la violencia no es una respuesta a una situación, sino que está esperando la ocasión. Habría, en este sentido, una violencia acumulada que estallaría cuando se dieran las circunstancias adecuadas.

Es frecuente que, en casi todas partes del mundo, a las protestas por cualquier hecho o situación le siga una respuesta violenta. Es raro, de hecho, que cierto tipo de manifestaciones acaben de forma pacífica. Francia lleva cierto tiempo en que esto ocurre mostrándose unas peculiares relaciones entre el poder, la opinión pública y lo que llamaremos la calle.

Hay muchas formas de interpretar esta situación que no es trivial. Francia tiene su propia historia de protestas, su propia especificidad. Es el lugar marcado por sucesivas revoluciones, desde la grande de 1789 —referencia para bien y para mal de otras— hasta las Comunas o Mayo del 68.

En RTVE.es nos hacen el siguiente resumen de lo que piensa el presidente Macron de lo que está ocurriendo: 

En una reunión de emergencia del gobierno para tratar los disturbios que asolan Francia desde hace tres días consecutivos, el presidente Emmanuel Macron ha culpado a las redes sociales y a los videojuegos como parcialmente responsables de estos disturbios. Macron expresó que las redes sociales como Snapchat o TikTok tuvieron un “papel considerable” en fomentar los actos violentos.
También añadió que a veces, da la sensación de que los jóvenes creen estar “viviendo en las calles de los videojuegos que los han intoxicado”.

Ha anunciado que en las próximas horas se tomarán varias medidas, entre ellas, eliminar el contenido sensible de las redes y organizar una colaboración entre el gobierno y las plataformas con el objetivo de crear una “respuesta eficaz”.

Desde la muerte del joven de 17 años a manos de la policía este martes, el país galo vive una oleada de disturbios que este jueves se ha saldado, según el Ministerio del Interior, con 875 personas detenidas y 249 policías y gendarmes heridos. Interior también ha confirmado que los manifestantes atacaron 492 edificios públicos, en gran medida pasto de las llamas al igual que 2.000 vehículos incendiados.


No digo que no haya gente que no viva la vida como un video juego, de la misma manera que Don Quijote la vivía como una novela y otros lo han hecho con películas. No sé si le ha llegado el turno a los videojuegos y a las plataformas. Por más que pueda haberlos (creo que sí hay personas que viven su propio videojuego), lo cierto es que la respuesta de Macron se nos queda muy corta para analizar un fenómeno mucho más amplio y que no tiene porqué ser idéntico en todos los casos. Que veamos a la gente hacer lo mismo no significa necesariamente que todos lo hagan por lo mismo.

La respuesta más sencilla es que lo hacen "indignados" por algo que ha ocurrido. Creo que no le hemos dado las suficientes vueltas al concepto de "indignación" o que, quizá, le hemos dado demasiadas.

Creo que no se deben confundir las causas con los vehículos (las redes), si bien el medio es parte del mensaje. ¿Hay una violencia inherente a "Snapchat" o a "TikTok" como quiere creer Macron? Creo que las redes en sí no son las causantes de la violencia. Lo que añora Macron es un tiempo en el que el poder controlaba o vigilaba la opinión. La comunicación horizontal, la no jerárquica, es prácticamente imposible de controlar en un país democrático y controlado por el mundo empresarial de la comunicación sin contenidos, es decir, el de la distribución, el de las redes, el mundo que vive de la circulación de información más que de su contenido.

Si Emmanuel Macron cree que censurando las redes va a controlar la violencia, creo que se equivoca. Lo que Macron hace es simplemente desviar la atención del problema real: ¿por qué un agente de Policía mata a un joven? El problema no es solo de Francia, claro. Lo tenemos cada poco tiempo en los Estados Unidos y ningún país está libre de él.

Quizá el problema no esté solo en esas redes sociales o los videojuegos. Si todos los que participan en la violencia fuera a causa de los videojuegos tendríamos un gravísimo problema. Por eso no creo que sirva de mucho lo que propone, más allá de las dificultades de hacerlo cumplir.

Quizá el problema está precisamente en esa ignorancia de una violencia que existe en la sociedad, con diversos grados y causas, y que va creciendo hasta que estalla en cuanto que encuentra la excusa adecuada. Violencia es, sin duda, el asesinato del joven Nahel; violencia es, sin duda, la respuesta.

La lucha está ahora en la interpretación. Macron le echa la culpa a los videojuegos y a las redes sociales. No creo que llegue muy lejos por ese camino. Las medidas que tome en esa dirección resultarán absolutamente improductivas.

Algunas ciudades francesas, ante los conflictos callejeros, han prohibido el uso del transporte público a partir de ciertas horas. Alguno quedaría satisfecho echándole la culpa a los autobuses.

Me ha llamado la atención de las imágenes que nos suministran, las de un joven encapuchado sobre un coche blanco. Salta y lo patea con una singular forma de rabia. No se enfrenta a la Policía, como hacen los compañeros que están alrededor. Simplemente tiene una lucha con el vehículo que está debajo de él, sobre el que desahoga ¿su rabia, sed de venganza, inconformismo, impotencia? Es un deseo rabioso de destruir que se manifiesta en esos instantes sobre ese coche.

Quizá estamos acumulando demasiadas tensiones, demasiada rabia, demasiada indignación en un sistema demasiado frágil e inconsistente, completamente volcado sobre la imagen y no sobre las cosas que valen como reales.

La violencia es humana; responde a causas que unas veces nos sirven de explicación, de justificación y otras las vemos irracionales. Es un indicador de algo, ya sea en lo personal o en lo social. Hay otras muchas formas de violencia que nos rodean más allá de la causada en esas noches tras un asesinato. No vivimos en una sociedad en paz. 

Quedarse en el caso de Nahel es no pasar de las consecuencias y tomarlas como el origen de todo. Creo que es un doloroso episodio de una larga serie de formas violentas. No se trata de dar la "razón" a nadie porque la violencia es irracional, es deseo reprimido que estalla.

El titular de RTVE.es "Llamamiento a todos los padres". Macron se equivoca. No va a solucionar nada con esas medidas y menos intentado fijar el problema en esas raíces, con ese tono. Si hay algo peor que una medida ineficaz es una interpretación errónea de las causas. No tiene, además, la edad para ser de Gaulle, aunque sí las ganas de serlo.

Nuestra sociedad está interiorizando la violencia que la rodea. Esa violencia es amplia, de lo económico a lo ético. Los estallidos de violencia son respuestas a esa violencia que llamamos normalizada, un continuo acumular de flecos. La violencia es un sistema de traducción que va reconvirtiendo los discursos o hechos iniciales a cada circunstancia. Hay que leerla por encima del contexto; hay que leer su fondo. 

* "Llamamiento a todos los padres" RTVE.es Play 30/06/2023  https://www.rtve.es/play/videos/modo-digital/francia-macron-cupla-redes-sociales-videojuegos-violencia/6925688/ 

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