Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los
talibanes han dado un paso más en su cerco a las mujeres. A la prohibición de estudiar
(¿para qué?) o de trabajar en ONG extranjeras que intentan ayudar a superar
esta miseria económica y moral institucionalizada que es el régimen virtuoso de
los talibanes, se suma ahora una nueva prohibición, la de los salones de
belleza (¿para qué?)
Me
viene a la memoria el momento en el que los islamistas ganaron las elecciones
en Egipto, como Mohamed Morsi al frente. Grupos de Hermanos Musulmanes y
salafistas fueron lanzados a las peluquerías y salones de belleza a intentar
cerrarlos. Las mujeres los sacaron a
golpes de las peluquerías y salones; aquello era su territorio y no se iban a
dejar amedrentar.
La
obsesión islamista con las mujeres es fruto de sus propias raíces, de su forma
de ver el mundo y, en él, la posición de la mujer. Desde sus razonamientos,
nada hay más justificado que cerrar esos lugares en los que las mujeres se
dedican a poner sus "armas" a punto para poder doblegar a los
hombres.
La mujer es el peligro. Lo es desde el origen. Dios dejó el encargo claro de que los varones las vigilaran y controlaran para evitar los males mayores. Estos males no son solo para los hombres que caen en sus infames redes, sino para toda la sociedad, que acaba desintegrándose. Los grandes males han venido siempre se las mujeres, es u mantra.
El
hombre es siempre inocente. Es la mujer la que le arrastra hacia el mal. Debe
estar vigilante, ejercer el control de las hembras que estén a su cargo sin
bajar la guardia.
Impidiendo
que estudie y se forme se controla su perversa mente; se controla igualmente
que no tenga recursos económicos para poder independizarse de la tutela.
Impidiendo que salga, que trabaje fuera, se evita que ponga en contacto con
otros, que transmita sus planes y mañas a otras mujeres. Si trabaja en un lugar
con hombres, estos pierden su concentración y acaban cayendo en sus garras.
Con la
prohibición de los salones de salones y peluquerías se está controlando su
principal arma, la belleza, con la que seduce
a los hombres que inician un declive, perdiendo la capacidad de razonar.
Este es
el montaje ideológico que los islamistas de todos los países musulmanes han
hecho suyo. El grado de implantación depende del poder que puedan desplegar en
cada caso. Lo que hemos señalado de Egipto es solo una pequeña muestra, una
forma de manifestar los planes demasiado deprisa. Hay que ir poco a poco, como
Erdogan en Turquía, desmontando la sociedad pieza a pieza. Ya llegará el
momento.
En
RTVE.es señalan:
Este veto, otro más que se añade a la lista de prohibiciones impuestas a las afganas desde la llegada al poder de los talibanes en agosto de 2021, supone también una pérdida importante de las pocas fuentes de ingresos.
"Miles de familias encabezadas por mujeres perderán fuentes de ingresos. Esto es realmente difícil para nosotras para sobrevivir y es una especie de tortura para nosotras", ha dicho una maquilladora en un centro de estética de Kabul.*
La
realidad es que pese a la doctrina, hay muchas mujeres que son el sustento de
sus familias, mientras los maridos charlan con un té en la calle asegurando que
el mundo va mal y a ellos les va bien. Con las crisis, muchas veces son las
mujeres las que sostienen la economía familiar, las que se encargan de trabajos
básicos pero necesarios, muchas veces desde sus propias casas. Eso, por
supuesto, debe quedar oculto a la vista no sea que vean al marido, que se
encarga de mantener la "imagen". Recuerdo un caso en que una mujer
fue "castigada" por comprar a crédito en la tienda del barrio. Da
igual que no hubiera dinero; lo que importaba era el "honor" del
marido, que quedaba en evidencia al no llegar el dinero.
Eso
salones y peluquerías son espacios de trabajo de mujeres y para mujeres. Como
se señala en la información, es parte de esa peculiar economía que los
talibanes manejan con férrea mano machista y patriarcal. No quieren que haya espacios que no puedan ser controlados y los desmantelan.
Cuando
se leen noticias como estas, cuando cada día estamos teniendo la muerte de
alguna mujer en España a manos de un marido, novio o pareja, o de desconocidos que realizan violaciones en grupo ,no podemos dejar
de pensar en esa violencia, ese pensamiento que hay detrás, que la niega como violencia. Es sorprendente
cómo puede cegarnos la ideología, acabando en negacionismo vergonzoso.
Es la misma que proclaman los talibanes y demás grupos del fundamentalismo de cualquier género. El mundo es de los hombres, proclaman; Dios se lo entregó a ellos para que lo vigilaran y vigilaran a las mujeres que podían destruirlo. No hay otra.
Los que
intentan enmascararla deberían ser conscientes de que eso es un atraso cultural
con complejas ramificaciones y manifestaciones. Por eso es esencial profundizar
en la igualdad de los derechos, en eliminar limitaciones y trabas que son
vistas como "naturales", "divinas" o de cualquier otro
origen inmutable.
Hay
mucho "talibán" suelto. No son un privilegio del mundo islámico, que
tiene las mismas raíces pero has sido incapaz de evolucionar. Por el contrario,
todos estos grupos niegan la posibilidad de evolución; hay que llegar a la
"perfección" de los tiempos del profeta, imitarle en todo. Da igual
los siglos que pasen; ese es el punto perfecto de la Historia en su devenir.
Hay que retroceder hasta él. Los talibanes y salafistas son los ejemplos más
claros de esta forma de ver el mundo. Pero no hay que perder de vista los
retrocesos en el mundo occidental de mano de otros fundamentalistas, los
nuestros, que esperan agazapados para teorizar. Después están los casos
prácticos, las consecuencias de esta visión negativa y retrógrada del mundo. La
violencia estalla porque se justifica, porque no se corrige.
No olvidemos a las mujeres afganas, dejadas a su suerte por una jugada electoral, por una absoluta desidia, por una mentalidad colonial irresponsable, por un silencio vergonzoso.
*
"Los talibanes prohíben los salones de belleza para mujeres en
Afganistán" RTVE.es AGENCIAS 4/07/2023
https://www.rtve.es/noticias/20230704/talibanes-prohiben-salones-belleza-para-mujeres-afganistan/2451155.shtml
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