domingo, 16 de julio de 2023

Viejas piedras

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Uno escucha muchas teorías sobre la estupidez y se niega muchas veces a creerlas por dejarnos mal, muy mal. Puede que no sepamos definir muy bien la "inteligencia", que haya discrepancias entre los científicos, que primero crean el concepto y luego meten la realidad, como decía Nietzsche, a martillazos. Pero en lo que sí puede haber más consenso es en el reconocimiento de la estupidez. Frente a cuestiones de orden físico y mental, la estupidez es netamente social. Se es estúpido a los ojos de los demás, que nos contemplan asombrado.

Si ayer hablábamos de la falta de sentido de la Historia, de lo que pueda haber más allá del fin de semana pasado, el diario El Mundo nos trae hoy otro caso de estupidez en la siguiente noticia:

Una joven suiza de 17 años ha sido grabada en vídeo mientras escribía la inicial de su nombre en una de las paredes del Coliseo de Roma, como ya sucedió hace algunas semanas con un turista procedente de Reino Unido, y tras denunciarla puede ser condenada a una pena de varios días de cárcel y a una multa de hasta 15.000 euros.

La escena fue filmada por David Battaglino, un guía turístico italiano, que estaba con un grupo de extranjeros visitando el anfiteatro cuando uno de ellos se dio cuenta.

Tras grabar a la turista suiza que escribía su inicial "N" en uno de los muros del Coliseo, Battaglino siguió a la chica, de vacaciones con su familia, para denunciarla al personal de seguridad del anfiteatro Flavio y entregar a los empleados una copia del video que luego fue visionado por la Policía, informan los medios locales.*


Dice el diario que unos aplaudían y otros abucheaban el acto vandálico de la joven suiza. Caigo en la idea de que ella no sabría por qué los actos vandálicos son vandálicos, pues probablemente no sepa quiénes fueron los vándalos y qué hacían para ser etiquetados de esta manera. Quizá alguien se lo haya explicado durante el tiempo que haya estado detenida y habrá salido un poco más culta, si bien el listón en su caso está muy bajo.

Confieso que me quedo un poco inquieto al ver a tanta gente viajando, con la maleta a cuestas. Ya no sé si van a tumbarse a las playas o si les da por marcar monumentos milenarios. Quizá haya que hacerles un test rápido antes de entrar en cada país o al acercarse a los documentos: ¿Sabe usted dónde está? ¿Sabe cuántos lleva este monumento en pie? ¿Sabe cuánto cuesta mantenerlo así al año? Incluso quizá más directas, menos generales: ¿sabe qué penas de cárcel y multas le pueden caer?

Pensamos que poner un cartel en las cercanías de los monumentos indicando las penas por dañar los documentos sería un poco "ofensivo" para algunos. Pero la realidad es que hay tanto ignorante suelto que sería mejor prevenir.

Hacía unos días, el diario ABC recomendaba las carreras con más salida y sueldo. En la punta negativa, es decir, con poco empleo y bajo sueldo, estaba la Arqueología. ¿Para qué estudiar Arqueología y similares? Es poco probable que alguien con cierto sentido del valor de la historia, de sus restos, alguien con sentido del valor del tiempo tratara con más respeto al mundo anterior. Pero el camino con más salidas y sueldo suele ser el de la Inteligencia Artificial que, aplicada a la enseñanza va a producir más idiotas naturales. La función de la educación es precisamente ayudarnos a entender el valor del mundo que nos rodea, pero eso era antes. Ahora solo se trata de rendir en lo tuyo, cobrar lo más posible e irte de vacaciones el fin de semana, los puentes y lo que te dejen a destrozar monumentos, rascar fachadas y hacerte selfies con cara de "yo estuve aquí y mola".

No sé porqué estamos todo el día hablando de Inteligencia Artificial cuando lo que debería preocuparnos es el crecimiento exponencial de la estupidez natural, que es el resultado del desconocimiento. El articulista hace memoria sobre el incidente: 

Hace algunas semanas circuló en todo el mundo el vídeo de Ivan Dimitrov, de 27 años, que vive en Bristol (Reino Unido) con su novia, Hayley Bracey, y que escribió el nombre de ambos también en las paredes del Coliseo.

Tras ser localizado, el turista escribió una carta de disculpas enviada a la Fiscalía de Roma, al alcalde, Roberto Gualtieri, y al ayuntamiento de la capital italiana en la que aseguraba que desconocía la antigüedad del monumento.

Los dos estaban visitando la capital italiana durante un viaje de tres semanas por Europa y durante una visita al Coliseo, el hombre escribió la frase "Ivan+Hayley 23" en una pared, como se pudo ver en un vídeo colgado por otro turista en una plataforma y que se hizo viral.* 

El desconocimiento de la antigüedad del monumento puede ser una excusa o una triste realidad. Yo me apunto a la segunda. No sé muy bien por qué, pero se percibe esa ignorancia de casi todo. No es solo una cuestión del sistema educativo, creo; pienso que hay más de desmotivación hacia todo lo que sea el presente y un sentimiento de vivir día a día. En las redes sociales se suele utilizar el pasado de forma cómica o ridícula, por ejemplo, mostrando en qué se han convertido las personas, el antes y el después. El tiempo se percibe como destructivo y ridículo. La persona que vive en el presente continuo se niega a evolucionar porque no tiene conciencia de su desplazamiento. La experiencia es algo que se capta con el teléfono móvil, que es el verdadero cerebro de una generación completa. Allí se alojan los recuerdos, de fotos a números de teléfono; allí queda todo registrado. Es la interfaz con la que nos comunicamos unos con otros y el agujero por el que miramos de forma modulada el mundo y su devenir.

Un monumento, como el capitolio, no es un recuerdo de hace miles de años; es un lugar en el que dejar una marca recordando que estuviste de la misma manera que te haces la foto para mostrar que has estado allí a los otros compartiendo la imagen. El compartir la imagen es esencial y hará aumentar los casos. Es la gloria. Si no se vuelve ejemplar el castigo, se volverá ejemplar el delito. Habrá que elegir.

Vivimos esto como "normalidad", pues es lo que hacen nuestros iguales, que son aquellos con los que prioritariamente nos comunicamos e imitamos. Lo que alguien hizo allí, lo hacemos. Los rituales sustituyen a la individualidad. Sin embargo, el aprendizaje social requiere de una cierta verticalidad, es decir, de ver lo que otros distintos hacen. Si todos repiten lo mismo, el estancamiento en todos los órdenes es evidente. Quizá sea una de las consecuencias de la híper comunicación horizontal a la que se añade ese sentido de la utilidad estricta que estamos introduciendo. Que un joven británico diga que desconoce la "antigüedad" del Coliseo romano es todo la una declaración de lo que significa vivir hoy. Algunos se preguntarán por qué fue al Coliseo si desconocía su valor y antigüedad. La respuesta es doble: a) porque encontró una oferta barata y b) porque otros lo hacen.

Es raro el día que no se nos da noticia de alguien muerto haciéndose un selfie en un puente, un edificio famoso o una pirámide, pongamos por caso. No se sabe qué son, cuál es su valor, pero están allí y hay que dejar marca, llevarse recuerdo o ambas cosas.

La estupidez no requiere demasiadas vueltas ni explicaciones. Lo que sí debemos es preocuparnos por sus orígenes y causas. Puede que ya sea tarde y que los grandes monumentos desaparezcan porque la gente se lleva piedras de recuerdo o les dé por subirse, lanzarse desde lo alto o cualquier otra moda. Esperemos que no.

* "Una segunda joven denunciada por grabar su inicial en una de las paredes del Coliseo de Roma" El Mundo / EFE 16/07/2023 https://www.elmundo.es/internacional/2023/07/16/64b3a87a21efa0452e8b4577.html

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