Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es un
hecho conocido que el rostro del presidente Abdel Fatah al-Sisi es una
presencia visible hacia cualquier lado que mires; en cualquier dirección te
encontrarás con su rostro de forma omnipresente. Una sonrisa 360.
Pero
esta vez me encontré en el diario estatal, Ahram Online, una imagen que
sorprendió, algo que no consideraba posible. Es sabido que cuando hay un
problema, la estrategia del gobierno egipcio es hacer ver que el presidente se
hace directamente cargo.
La
presidencia de Egipto es un cargo único desde sus inicios, en los que los
políticos todos militares hasta llegar al islamista Mohamed Morsi, hermano
musulmán. Los politólogos y sociólogos conocen bien el mecanismo. Se trata de
aprovechar la inercia de la sumisión y crear una figura rodeada de un halo
mágico, religioso en este caso. Si existe un excepcionalismo norteamericano,
existe uno egipcio en el que se ha basado la política egipcia: domina y alaba, podría ser su mecanismo.
Mediante esta retórica, se le dice al pueblo que es excepcional, históricamente
único, padre de la Humanidad y cualquier otra cosa que haga al egipcio de a pie
sentirse único. Un pueblo único requiere un mandatario único. Al-Sisi encarna
la figura del padre predestinado, guiado por dios, a "servir" de
forma gloriosa a un pueblo glorioso. Por definición, es "pueblo egipcio"
el que acepta este planteamiento. El que no lo hace deja de ser
"egipcio" y pasa a engrosar las peligrosas filas de los enemigos de
Egipto, es decir, de Dios y de su mano en la Historia. Negar al presidente es
negar a Dios que lo puso al frente de su pueblo favorito, el lugar único, el
pueblo único.
Toda la
fuerza mediática y política disponible en Egipto se basa en el fortalecimiento
de la imagen de su presidente, el padre de todos los egipcios. Es una mezcla de
patriarcado y paternalismo. Como padre, al-Sisi manda; como padre, al-Sisi
provee. Todos deben dar gracias por este presidente que, tal como se dijo en su
momento, "todos los pueblos envidian".
La simpleza
es absoluta y necesita de un verdadero silencio, de una burbuja que hace que
toda crítica se silencia. Todo problema es así conspiración, traición. Eso vale
para un tiburón que se trague a un turista ruso y que sea cazado y llevado a un
museo para ejemplo del mundo.
La
imagen a la que me refiero se encuentra en un artículo sobre la llamada
"Egypt 100 Healthy Days", en la que una serie de vehículos y unidades
móviles se han lanzado a las calles a resolver el problema de salud de los
egipcios, al que había "preocupado" al presidente y de lo que dijeron
iba a encargarse. Cualquier problema egipcio es interpretado como una
iniciativa personal del presidente para resolverlo. Lo que falte, el
presidente, dando las órdenes adecuadas se soluciona o debe parecerlo a los
ojos de todos.
El día
3 de julio, Ahram Online explicaba los objetivos:
As the three-month-long campaign concluded its first week, providing
services to tens of thousands of citizens, Ahram Online delves into the details
of such services and how to access the campaign:
- Prime Minister Mostafa Madbouly and Minister of Health and Population
Khaled Abdel-Ghaffar launched the campaign under the auspices of President
Abdel-Fattah El-Sisi.
- The campaign seeks to improve the overall health of citizens and
foreigners residing in Egypt by providing free health services to all.
- On Sunday, the campaign provided 75,611 services in several
governorates. The total services provided under the campaign since its launch
and until Friday had topped 414,000.
- The campaign seeks to promote awareness of the health services provided under the 100 Million Healthy Lives screening initiative, which was launched in 2018 to eradicate Hepatitis C and non-communicable diseases and improve the country’s healthcare system.*
Evidentemente, todo lo que se haga por la buena salud de los egipcios siempre será bienvenido por todos. Lo que no puede mirarse de la misma manera es la concentración en el presidente como origen de todo. La campaña, se nos resalta, se hace "bajo los auspicios del presidente". Todo se le debe a él, a su deseo de que los egipcios estén "sanos". El que se queje es un ingrato o peor. Algunas veces — ¡qué remedio! — lo egipcios se quejan.
El mecanismo político creado es tan simplista que resulta increíble. Lo sorprendente no es la campaña, algo que se hace cuando crece el descontento, sino el envoltorio, por decirlo así.
Las ambulancias y los vehículos sanitarios han sido decorados todos con la imagen del presidente en ambos lados, además de todo tipo de banderolas con su rostro y los colores de la bandera egipcia, una unión indispensable, pues se trata de crear una triple asociación: el presidente, el estado y el pueblo. La idea es que mientras estén los tres unidos serán una sola mano, por usar la expresión habitual. Si alguien critica al presidente, la acusación que te lleva a la cárcel es la de intentar "separar al pueblo y al presidente", un delito en toda regla.
El presidente no solo es un "enviado", sino la cabeza de todo el estado, especialmente, del Ejército, que no es más que la materialización del poder del pueblo. Por definición, lo que quiere el pueblo es lo que quiere el Ejército, que controla la vida económica a través de sus empresas y suministra aquello que queda fuera de sus posibilidades por escasez o cualquier otra circunstancia. Me vienen a la memoria las imágenes de camiones militares repartiendo leche maternizada cuando el ambiente se caldeó demasiado. De esta forma, cuando se producen crisis, el Ejército se ocupa de frenarla primero y de apuntarse el tanto después, señalando que ha sido el presidente el que ha sido sensible al problema.
En 1985, The New York Times titulaba "Cairo's Army has new job: Milk The cow". En enero de 2012, Mohamed Al-Khalsan se preguntaba en su artículo titulado "The army and the economy in Egypt", en Pambazuka News:
Should the production of pasta, mineral water, butane gas cylinders and gas station services qualify as classified military secrets? The leaders of the Egyptian Armed Forces believe the answer is ‘yes.’**
En septiembre de 2016, Bloomberg titulaba "When the Baby Milk Disappeared, Egypt Turned to the Military" y Al Monitor titulaba otro como "Why is Egypt's army now in the baby formula business?" en el que se señalaba:
On Sept. 3, the Egyptian armed forces issued a
statement announcing their intention to import the first shipment of baby
formula, just one day after citizens cut off the road to protest the shortage
of fortified baby formula. On Sept. 19, the first shipments arrived from
France.
In his statement, the military spokesman warned
citizens of being misled by rumors, saying, “Citizens must realize that the
armed forces exert all efforts to ease the burden on ordinary citizens.”
This stirred a campaign of sarcasm and mockery
on social networking sites criticizing the army’s repeated intervention in
civil life sectors, including the education sector through Badr International
Schools (BIS).
On its official website, BIS identifies itself
as “one of the goals that the Egyptian armed forces has had for years now, and
that is finally being implemented successfully by the primary decision-maker
and supervisor himself, Egyptian President Abdel Fattah al-Sisi.”
The website adds, “We proudly follow the Egyptian armed forces’ code of conduct in order to pave the smoothest educational ways for each of our students.”***
Los procedimientos son los mismos, el Ejército es el sostén, el que cuida de los hijos egipcios. No es visto como el elemento que mantiene el control férreo del pueblo mediante una dictadura militar y policial, la otra cara de la moneda. Por contra, es la bendición del pueblo.
Las críticas se suelen centrar en la distorsión que suponen las empresas militares en el mercado y la importante parte que suponen en economía egipcia. El destino "natural" de muchos mandos militares en hacerse cargo de empresas que quedan bajo el control del Ejército y son llevadas con bastante opacidad. Son una fuente de empleo en las que muchas veces el trabajo es gratuito, pues se pone a los soldados a trabajar en ellas.
La política queda convertida en un instrumento para mantener la imagen del poder, que se centra en la omnipresente figura de al-Sisi. Si Mubarak era despectivo, al-Sisi es una figura de un tipo distinto y de mayor control, de un populismo más extremo y medido. Es el cultivo de la imagen lo que le obsesiona.
El país entero, en todos sus rincones, está lleno de sus imágenes, una especie de gran hermano sonriente. Cada foto es un recordatorio de que todo se le debe a él. Todo debe servir para engrandecer su figura canalizando las alabanzas y tapando las crisis que quedan silenciadas. Para saber qué pasa en Egipto, sus ciudadanos —los que tienen interés— deben leer fuera lo que no se puede escribir dentro.
Los medios de comunicación —lo hemos dicho— han quedado pulverizados, reducidos a un mero apartado de propaganda. La foto de Ahram Online recoge que ha sido suministrada por el Ministerio de Sanidad. Lo que opinan se lo callan. Por otro lado, hay una clase periodística servil, que compite en ver quién dice más loas y grita más alto los milagros del presidente. Son los que le sirven de coro, los que se preguntan quién ha adiestrado al tiburón que ataca a los turistas; los que difunden consignas sin pudor.
La salida a la calle de las ambulancias decoradas con caras del presidente debe ser entendida como la tapadera de otra crisis, esta vez de la salud derivada de la económica. Los egipcios deben dar gracias por todo lo que reciben gracias a su presidente. Si no lo hacen, son traidores y desagradecidos.
* Amr
Kandil "Explainer: Egypt 100 Healthy Days check-up campaign a week after
launch" Ahram Online 3/07/2023
https://english.ahram.org.eg/News/504030.aspx
** Mohamed Al-Khalsan "The army and the economy in Egypt" Pambazuka News 12/01/2012 https://www.pambazuka.org/governance/army-and-economy-egypt
*** Albaraa Abdullah "Why is Egypt's army now in the baby formula business?" Al-Monitor 21/9/2016 https://www.al-monitor.com/originals/2016/09/egypt-army-private-sector-baby-milk.html
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