Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Creo
que se empezó a ser conscientes con el fallecimiento de Olivia Newton John.
Todo el mundo lo lamentó y las redes y medios de todo el mundo nos la mostraron
en su esplendor en Grease. Después hemos tenido, formando una trágica cadena a
muchos otros, a Tina Turner, a Milan Kundera, a nuestro dibujante Ibáñez, a Tony
Bennett... Hace unos días le dedicábamos a Kundera un recuerdo y hablábamos de
la pérdida de las referencias. Hay que pensar en una trágica coincidencia o en el
proceso de un sistema cultural en el que no es suficiente ser, sino que hay que
mostrarse, tener una presencia mediática determinante. Da igual que no hubieras
leído a Kundera, este formaba parte del entorno cultural, un rostro, un nombre,
una aparición mediática.
En esta
trágica lista aparecen cantantes, dibujantes, escritores... Todo ello forma ese
denso espacio de la cultura entorno, un universo informativo en el que todo se
mezcla. Esto funciona de una forma diferente a como lo hacía el mundo que se
empezó a fraguar a lo largo del siglo XX, un mundo presidido en su primera
mitad por el cine y la radio, en su segunda mitad por el poder de la Televisión
y, al final, la entrada en el siglo XXI, en el mundo digital, el de las redes
sociales y los multimedia, el mundo desbordado de la imagen.
Los dos
grandes divos de los años 50, Marilyn Monroe y James Dean, vivieron su fama en
la tierra, pero esta se ha acrecentado con la posibilidad de verlos de nuevo en
sus películas, de vestirse como ellos o de volver a contar su historia una y
otra vez en el tiempo, contándola a cada generación de forma distinta.
Muchas veces la muerte de alguien célebre nos sorprende. Pensábamos que no están vivos, que nos habían dejado. El silencio es el equivalente a esa muerte de la ausencia de atención o de interés. Las noticias los reviven por unos momentos, en los que comprendemos que estaban lejos de nosotros, lejos de cámaras y pantallas, en un mundo fantasmal, un limbo entre el recuerdo y el olvido.
No se han estudiado bien las maneras en que se forman las memorias colectivas o compartidas en este universo plástico, modulado, en continua ebullición informativa. Habría que hacerlo. Comprenderíamos mucho sobre nuestra manera de ser.
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