domingo, 30 de julio de 2023

Los guardianes egipcios

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El diario estatal Ahram Online de hoy, día 30, despliega un gran titular: "Questioning the right of guardianship", un artículo firmado por Ameera Fouad. El texto pone el dedo en una profunda herida a la que nadie se atreve a poner remedio. Como en tanto otros caso, las viejas leyes hacen viejo a los países y son los interesados en que las cosas no cambien los beneficiados siempre.

Esta vez el dedo en la herida lo ha puesto —como en muchas otras ocasiones— una serie de televisión durante el Ramadán, un fenómeno social profundamente egipcio. En muchas ocasiones, el debate surge al ver dramatizados los problemas reales de la sociedad, aquellos con los que se tienen que enfrentar cada día.

La "custodia" (guardianship) se refiere a la pérdida de derechos de las mujeres sobre los hijos y herencias cuando fallecen los padres. No es nuevo, pero hay que poner el foco sobre ello, algo que ha hecho la serie Taht Al-Wesaya (En custodia) este Ramadán y ahora pone sobre el papel Ameera Fouad con gran claridad.

El artículo comienza estableciendo la realidad de lo mostrado en la serie; no, no es ficción, sino una situación en la que se encuentran cientos de miles de mujeres, millones, cuando fallece el "guardián", la figura en que se centra el problema. Una mujer sola es impensable; necesita de un "guardián" y este ha de ser un hombre. No, leyes y tradiciones no dan para más y se produce el auténtico bloqueo, el que diferencia una sociedad que quiere ir hacia adelante y otra que no quiere perder los indudables privilegios que tienen unos sobre otras.

Nos explica el artículo sobre la constitución de la figura del "guardián": 

The guardianship law that entered into law in 1952 says that “guardianship of money is legitimate and necessary to give the guardian the right to supervise a minor’s financial affairs.” It sets out rules to preserve the assets of a minor and invest them, including by signing financial contracts and disposing of any money for the benefit of the minor. 

According to the law, this right can only be given to the minor’s father, grandfather, or guardian appointed by the father such as a judge or trustee.* 


Se trata, como se ve, de controlar la vida de los menores por encima de los derechos de la madre, que en esa ley del 52 son ninguno. Conozco casos de chantajes para no quitar la custodia a la madre; los apetitos de los parientes masculinos (tíos, abuelos) se pueden calmar momentáneamente si sacan algo a cambio. La ley se lo pone fácil. La falta de consideración a la mujer hace el resto. Ella no es más que una intrusa que quiere privar a la familia paterna de "sus derechos" sobre la herencia. Ellos serán los que manejen los bienes y capitales que hayan quedado en herencia hasta que sea la edad mayoritaria del hijo varón. El camino de las hijas es más complicado, como es obvio; les será difícil su independencia y en ocasiones se les puede organizar un matrimonio con un primo, de tal forma que si se casa todo quede en la familia de nuevo. Lo que el tío administró, se lo llevará el primo.

La serie de televisión ha hecho visibles los muchos casos en los que las mujeres sufren estos efectos de la ley del 52. Son leyes del principio de la república árabe de Egipto. Los sublevados tuvieron que contar con los islamistas porque carecían de contactos sociales y fuerza en las calles. No les debió parecer mal —como tantas veces— ceder ante los islamistas que daban privilegios a la parte masculina de la sociedad egipcia. Las mujeres quedaban fuera y no sería la primera vez. Todo era muy "islámico" y las mujeres debían aceptarlo.

Todavía ahora, después de un tiempo de su muerte, siguen actuando en las redes sociales contra la voz que no cedió en ningún momento, la de la escritora y feminista Nawal el-Saadawi. Los textos, páginas, etc. dedicados a su memoria siguen siendo atacados por energúmenos fundamentalistas que celebran su muerte, en el nombre de Dios, y se la desean a todos los que siguen su ejemplo.

Es en las redes donde se da la lucha en Egipto, para bien y para mal. Es en las redes donde se ha manifestado el racismo por una posible Cleopatra negra, tal como mostró Netflix, o donde ahora se pelea por intentar denunciar y cambiar el estado de las mujeres en Egipto.

En el artículo se expresa al respecto con las opiniones de diferentes personalidades:

The idea of having a “male figure in their lives” was mentioned by many posts that went viral on social media. Mohamed Taha, a psychiatrist, said that the television series had exposed the dark truth that many women face.  

 “The fundamental truth behind the story reveals that Hanan [the female protagonist in the series] who is suffering from the loss of her husband, is exposed to the laws of guardianship. This is not only a matter for the children’s grandparents or uncle, who want to deprive them of their father’s fortune, but is also exemplified by her having to have male figures in her life so that she can keep on living,” he wrote in a Facebook post.

Women in Egypt and in many other eastern societies are treated as the equivalent of half a man in law, he said, even if they are ministers, judges, or are in a high-ranking position and even if the man in question is illiterate. Taha is the author of the bestselling book Ragel Sharki Monkared (Rare Eastern Man) and says that outdated laws must be revised in a way that preserves the rights of both men and women.* 

Más allá del fundamentalismo religioso, es difícil convencer a la mitad de la población que renuncie a un "derecho divino" sobre las mujeres, consideradas como se ha señalado en el texto, como "medio hombre" en su valor.

La mujer es percibida como un ser débil, incapaz de atender a los problemas, una máquina de cometer errores, etc. sin la ayuda del hombre, que debe siempre supervisarla.

El hecho de que gobiernos no islamistas hayan mantenido esta ley y sus consecuencias nos permite entender que hay dos niveles de lo político en Egipto (y otro países del mismo espacio cultural), el meramente político, que acaba siendo masculino, que evoluciona afirmando que el poder es cosa de hombres; y un segundo nivel, el profundo, en el que todo esto se fundamenta en la religión y en la tradición construida. Como ya explicamos hace muchos años, los islamistas y fuerzas tradicionalistas prefieren controlar el nivel profundo (el social) antes que moverse por el "político", que es siempre circunstancial, cambiante. Esto explica el desinterés democrático de una enorme parte de la sociedad egipcia, que tradicionalista prefiere mandar y controlar a esa porción de mujeres con las que se hace en su vida.

De esta forma, la mujer será vista siempre como una forma rebelde, destructora, que desea derribar el régimen masculino y todo lo que este representa. A muchos egipcios les da igual quién mande; pero no están dispuestos a dejar de mandar sobre las mujeres.

De ahí el odio a mujeres que como Nawal el-Saadawi reivindicaron su propia autonomía y mantuvieron a los hombres fuera de su propia esfera. Son tan desiguales las leyes para hombres y mujeres, que cualquier comparación resulta ridícula.

Para los que niegan la violencia de género, aquí tienen un claro ejemplo de cómo las instituciones, bajo dominio patriarcal, consiguen hacer que sean las leyes las que repriman y controlen a las mujeres. Egipto tiene en muchas de sus mujeres el futuro que se merece. Lo hemos dicho antes y lo repetimos ahora. Pero no es un futuro fácil. Las fuerzas del tradicionalismo fundamentalista están incrustadas en las instituciones y en la vida social rigiéndola. Saben que perder el control es perderlo todo.

Ahora una serie de TV lo ha puesto todo patas arriba. A ver hasta dónde pueden llegar. ¡Ánimo!

* Ameera Fouad "Questioning the right of guardianship" Ahram Online 30/07/2023 https://english.ahram.org.eg/NewsContent/50/1210/505449/AlAhram-Weekly/Living/Questioning-the-right-of-guardianship.aspx

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