sábado, 6 de mayo de 2023

La Inteligencia artificial y el desempleo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

De una forma sencilla: un mundo en donde una parte importante de la gente no trabaja porque es sustituida por sistemas automatizados está destinado al fracaso, en distintas formas. Un mundo en el que la producción se desplaza de forma generalizada hacia donde es más barato producir, igualmente crea problemas si no se equilibra con otras formas de producción.

Los efectos los estamos viendo ya en el mundo más desarrollado. El desempleo se convierte en algo endémico, difícil de corregir, con enormes bolsas. Los problemas de las pensiones se convierte en nuevos conflictos (como vemos en Francia) intentando reducir los años de trabajo y aumentado el tiempo de cotización, algo complicado también de equilibrar si la gente se pasa décadas de su vida con malos empleos, inestables y mal pagados, firmando decenas de contratos al mes. El problema lo tenemos cada día en la prensa, basta con ver la resistencia ciudadana a los planes de Macron en Francia.

Lo cierto es que cada vez es más difícil encontrar un equilibrio en unas sociedades que parecen así condenadas al desequilibrio, a la desigualdad profunda, al fraude como forma de supervivencia en todos los niveles (fraudes fiscales y fraudes de empleo).

A esto se ha venido a añadir una nueva polémica que no abandona nuestros titulares, los del papel de la Inteligencia Artificial y su aplicación en distintos campos, destruyendo empleos.

Es evidente que nos enfrentamos a un problema claro: la elección entre una sociedad estable y una que no lo será por los enormes desequilibrios que se van a producir en estos próximos años y que los estados no podrán sostener. Los más ricos se arman para evitar las subidas de impuestos por todo tipo de vías y los estados no se atreven a controlarlos por sus chantajes y amenazas de deslocalizar sus empresas e irse a lugares, como dictaduras, en las que nadie se les va a oponer a sus sistemas, sino que les darán las gracias con modestas mordidas.

Hasta ahora las declaraciones de distintos científicos sociales, pensadores, intelectuales, etc. han sido moderadas, blanqueadas o silenciadas. La aparición pública intensa de la Inteligencia Artificial ha servido para sacar a la luz parte del problema y hacer prospecciones en los que pueda ser el futuro.

En el diario El Mundo se desplegaba el siguiente titular "IBM está considerando sustituir al 30% de los trabajadores con inteligencia artificial" hace un par de días. En el texto del artículo, Ángel Jiménez señalaba: 

El impacto que las herramientas de inteligencia artificial tendrán en el mercado laboral es todavía incierto pero Arvind Krishna, presidente de IBM, tiene ya una idea muy clara, al menos, de cómo afectará a su compañía. En los próximos cinco años, cree que la inteligencia artificial acabará con unos 7.800 puestos de trabajo.

Es la estimación que esta semana hizo en una entrevista con el diario Bloomberg. La empresa tiene unos 26.000 trabajadores dedicados a tareas administrativas, que es el área en la que Krishna considera que el impacto de las herramientas de IA será mayor. "El 30% de estos puestos de trabajo serán reemplazados en los próximos 5 años por inteligencia artificial", confesó.

[...]

En enero, la compañía confirmó que 3.800 empleados se verán afectados por los recortes debido a la compleja situación económica.

La histórica compañía se convierte así en una de las primeras que está hablando abiertamente de cómo las nuevas herramientas de inteligencia artificial, como ChatGPT, van a afectar al panorama laboral, incluso en compañías tecnológicas y puestos que tradicionalmente se habían considerado a salvo, como ingeniería y desarrollo.

El resto de empresas tecnológicas ha procurado no hablar directamente de sustitución de puestos de trabajo por inteligencia artificial durante los recientes despidos, pero no es un secreto que forma parte de la ecuación que prácticamente todas están considerando.

El 25% de las compañías en la lista S&P 500, que agrupa a las empresas más importantes del mundo, ha mencionado la inteligencia artificial al menos una vez durante la presentación de los últimos resultados trimestrales.*


El desastre —no creo que nadie dude de esto— viene más rápido dentro de un sistema en el que no hay responsabilidad social alguna en las empresas. Una empresa, se nos dice desde la teoría, es una maquinaria para obtener beneficios. Si no lo hace, se cierra o se recorta hasta el tamaño en que los dé. Si no funciona así, se traslada a un lugar donde sea más barato producir. Eso es lo que vemos cada día y lo que se nos repite.

Los estados aumentan de tamaño en sus ofertas de empleo público para tratar de absorber el desempleo que producen las empresas con sus reducciones o deslocalizaciones. Mientras crece la crisis, los medios no ignoran el aumento escandaloso de los beneficios. Si se dice de aumentar impuestos para estas fortunas crecientes, los afectados se escandalizan y dicen que así se condena a más paro. Un círculo vicioso que los gobiernos no se atreven a romper por ver crecer el desempleo, la única cifra que el ciudadano de a pie realmente entiende.

Se camuflan los datos y se echa la culpa a las crisis que toquen, pero no se toca la cuestión de la automatización y el desempleo generalizado. Cuando las grandes empresas lo hagan, las pequeñas les seguirán gracias al desarrollo de un sector que está lanzado y en plena promoción de sus virtudes para las empresas. Pero, ¿qué es entonces una empresa que va bien, una con poca gente mal pagada y con mucho beneficio? Para muchos esta situación es por la que ruegan.

El mundo ante la globalización y la limitación de recursos, el cambio climático, tiene que estar más y mejor coordinado. Hace falta dejar al descubierto las consecuencias de nuestras acciones. La cantidad de problemas que se generan van derivando hacia tensiones internas y exteriores, hacia fricciones sociales y conflictos bélicos, que tenderán a aumentar. La necesidad de pensar el planeta como un todo en el que las acciones de unos repercuten sobre el resto es cada vez mayor. Pero si las crisis se mantienen como forma de desequilibrio y se reprimen de forma que imposibiliten acuerdos por beneficiar a los de siempre, el problema se hará pronto dramático.

Ahora vemos que es la IBM y otras empresas las que se enfrentan a lo que ellas mismas generan, la Inteligencia Artificial, y su propio desempleo, pero el modelo está en sus comienzos. ¿Nos veremos ante un nuevo movimiento ludita, un movimiento que ataque y boicoteé las máquinas pensantes?

De alguna manera, esto se está produciendo mediante el regreso a campos como la agricultura o formas de artesanía que aseguran el auto empleo en ciertos sectores. La necesidad de tener empleos en los que nos puedas ser sustituido por las máquinas se convierte en algo esencial para poder mantener una trayectoria laboral. Por su parte, los sistemas de pensiones se alimentan con las aportaciones de los que trabajan, algo que deja de estar garantizado por la provisionalidad y los cambios continuos de empleos mal pagados, de subsistencia.

En estos días en los que salen noticias sobre la IA, no dejan de aparecer otros, vinculados a entidades y empresas, en los que se cantan la gloria de la automatización. Siempre se pone por delante el logro que supone, se tiende a magnificar y a realizar promesas de beneficios futuros. Pero si son las propias empresas que fabrican la IA las que despiden a sus propios empleados, ¿qué más se puede decir? La proliferación de los mismos técnicos de la IA creando nuevas aplicaciones de las que vivir ellos, aunque suponga el despido de los demás crea un nuevo círculo. Despedidos de las empresas, crean las propias desarrollando nuevas herramientas de automatización y sigue el ciclo.

Estos días han aumentado de forma clara los artículos críticos. Hay que resaltar que no se trata de ir contra la Inteligencia Artificial, que es un gran logro científico y tecnológico, sino del uso que se le da en campos diferentes y a cómo afecta al empleo.

Hace unos días hemos señalado el impacto que puede tener (ya tiene) en la Educación y la subversión del modelo humanista educativo de formación de la persona, de la comunicación bidireccional, por un modelo pragmático, lucrativo y ahorrativo. Con él se pretende sustituir las relaciones interpersonales de la educación por la dirección de la máquina, que sería quien supervisara el proceso y realizara las tareas de formación. Los artículos de apoyo a este modelo tienen detrás a las empresas que extiende este proyecto vendiéndolo como ahorro, modernidad y máximo aprovechamiento.

El modelo sustituye la relación profesor - alumno, al igual que se están implantando la desaparición de las bibliotecas físicas —el libro es un "objeto" caro e individual— en beneficio de sistemas de gestión automatizados de las bibliotecas constituidas por ebooks. El ebook es un logro porque permite la extensión, pero la desaparición de libros, bibliotecas y bibliotecarios, también incluye a los lectores, que se acostumbran a una forma de trabajo diferente, como ya sabemos desde hace tiempo por pedagogos, psicólogos y sociólogos, entre otros expertos. Pero eso no importa ni a los que lo ven como un "ahorro" (personas y dinero) ni a los que lo ven como un beneficio (dinero).

Asistí hace un par de semanas a un canto glorioso a la desaparición del libro y de las bibliotecas, transformadas en especia de "co-working", tal como se nos explicó ante el universal beneplácito. El "libro-objeto" era el enemigo, ocupaba espacio, pesaba y era caro; lo eran las estanterías, las mesas para lectura. Lo que vendría sería un espacio libre, donde el nuevo problema era elegir los sofás para trabajar. Los bibliotecarios se sentían felices con el cambio, ignorando que la llegada del sistema en el que desaparecerían en su totalidad está a la vuelta de la esquina. Pero la base de la ceguera suele ser pensar que no te va a tocar a ti.

Lo peor de todo es la ausencia de cualquier tipo de discusión, debate o diálogo sobre los efectos de la automatización en cualquier sector. Quizá sea la política del avestruz, pensar que no hablando de ello no va a ocurrir. Afecta ya a muchos sectores, como señala el artículo, y afectará a más todavía en el momento en que se convierta en ejemplo y normalidad. El personal físico se pensará en términos de carga para la empresa. Y los números siempre estarán para apoyar sus recortes, deslocalizaciones, etc.

Hace falta escribir nuevas distopías partiendo de esta realidad y proyectándola. De otra forma, el futuro llega de puntillas y cada vez más temprano.  

 

* Ángel Jiménez de Luis "IBM está considerando sustituir al 30% de los trabajadores con inteligencia artificial" El Mundo 4/05/2023 https://www.elmundo.es/tecnologia/2023/05/04/6452e3ebfc6c8386628b459e.html



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