miércoles, 3 de mayo de 2023

Los observadores del acoso escolar

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

De nuevo el bullying, una expresión para tratar de encubrir una realidad como si fuera algo de importación  y no una triste realidad que avanza a pasos agigantados. En un desplazamiento por los canales de noticias me encuentro —ayer fue el Día Internacional contra el Bullying— con una entrevista en el canal de Aragón con un experto que además de darnos las cifras (1 de cada 4 alumnos lo sufre), da un paso más y deja claras las cosas: los protocolos no solo son inútiles sino que son una forma de protegerse el propio sistema. No funcionan porque no se trata de evitarlo, sino de diluir con ellos la responsabilidad. Es una práctica habitual en diversos campos. Sirven para hacer creer que hay algo en marcha, pero nadie para los acontecimientos, ni las familias de los abusadores, ni las familias de las víctimas que no logran convencer a las instituciones de lo que ocurre y si lo hacen es demasiado tarde.

¿Cómo no ver los síntomas claros, ante los ojos, para unos y otros? Sin embargo, todo parece darse en un mundo invisible. Quizá lo sea y no deseamos verlo porque estropea la imagen social idealizada que se nos vende cada día y que aceptamos.

El caso del suicidio de una joven de 20 años en Gijón ha completado el círculo de la visibilidad, lo que no es posible negar, al dejar una carta denunciando la realidad que vivió. Angélica Reinosa firma en La Sexta el artículo titulado  ""Queridos acosadores": la joven que se suicidó en Gijón dejó una carta culpando a quienes le hicieron bullying". En el texto se nos explica lo vivido: 

La joven que se quitó presuntamente la vida en Gijón tras ser víctima de acoso escolar dejó una carta en la que se dirigía a quienes le hicieron bullying en el colegio, en la que les culpaba directamente de su muerte. "Queridos acosadores", arranca la misiva, que agrega: "Sabéis quienes sois".

"Espero que todos y cada uno de vosotros sepáis el daño que vuestras acciones han hecho. Habéis cogido a una niña de alta autoestima y de altas capacidades y la habéis machacado hasta el punto de no salir de la cama en años y de llevarla al suicidio", continúa la carta.

Una carta en la que la joven fallecida, de 20 años, se dirige a estudiantes del colegio de Gijón donde había estudiado: "Dais asco. Que sepáis que habéis herido a muchas personas y ahora espero que carguéis con una muerte en vuestra conciencia", escribió. Un escrito que terminaba pidiendo el fin del acoso escolar: "Por favor, parad el acoso, dejad a las personas ser quienes son. Stop bullying. Hasta siempre", concluía.

Después de que los familiares de la joven denunciaran su desaparición y de que su cuerpo fuese junto a un cerro, el Gobierno asturiano va a investigarlo. El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha indicado que se encargará a la Inspección Educativa "que determine qué ha sucedido".* 

Lo dramático del caso y lo directo de la acusación contra sus torturadores solo deja dos dudas: 1) que realmente remuerda a alguien la conciencia por el suicidio de la joven, y 2) que la inspección educativa sirva de algo más que para dilatar el proceso y que se pierda en el olvido dando paso al siguiente caso. Hay que dar la razón al experto entrevistado en el Canal Aragón. Una realidad de tamaña magnitud como muestran las cifras solo puede producirse ante algo más que ineficacia.

Como fenómeno, el bullying es el inicio de un estado, el comienzo de una forma social que hace de la violencia su eje. Insistimos en lo que hemos dicho aquí muchas veces: no hay una frontera en la persona, sino, por el contrario, una acumulación de experiencias. Los acosadores saben bien lo que hacen y saben también de la impunidad que el propio sistema les garantiza. El acoso es el resultado de una mediocridad social y personal imperante. No se da para más. Necesitamos de los "débiles", de los que se oponen para ejercitar y mostrar nuestra fuerza a través de la violencia. ¿Cómo podemos llamar "educativo" a un sistema del que sale la gente así, machacada durante años en los colegios? ¿Qué estamos creando allí?

En Aragón Noticias leemos:

Este martes se celebra el Día internacional contra el Acoso Escolar, una jornada en la que centros escolares como el IES Lázaro Carreter de Utrillas (Teruel) realizan encuentros, en este caso con 65 profesores y 273 estudiantes, para visibilizar al alumnado y profesorado que trabajan para mejorar la convivencia. Porque para evitar el acoso escolar, la prevención es clave. 

"El acoso escolar está presente en todos los centros educativos y me atrevería a decir que, si no en todas, en casi todas las aulas. Es un problema y es un problema que no podemos negar. No podemos mirar para otro lado, ni podemos aspirar tampoco a que en un centro educativo no exista ese caldo de cultivo, porque en todas las interacciones sociales hay desigualdades, en las que probablemente los docentes tengan que intervenir", ha explicado Manuel Martínez, coordinador del teléfono de atención contra el acoso escolar (900 100 456).

Martínez ha incidido en la importancia de involucrar a toda la comunidad educativa en la prevención de casos de acoso escolar y, especialmente, ha hecho hincapié en la labor de los observadores. "El acoso escolar es como un triángulo. Por un lado, están los acosadores, los acosados y los observadores. Los observadores tienen que formar parte activa porque así es como hacemos que deje de existir el acoso", afirma.**


 

Los "observadores" son el modelo a escala de la sociedad, son el entorno que permite y admira la violencia. Se desahogará posteriormente en el maltrato familiar, en la violencia del deporte, en la conducción temeraria, en el acoso laboral... en un sinfín de formas en las que dará rienda suelta a lo que reprime cada día ante los demás y que necesita liberar.

Los observadores son también la propia comunidad educativa, convertida en mero negocio; son los que no intervienen y pagan sus frustraciones y muchas veces odio hacia su propia tarea, hacia los padres exigentes y amenazantes, con los que se tienen que enfrentar a lo largo del curso.


Produce una enorme tristeza la lectura de la carta de la joven torturada hasta llevarla al suicidio. Creo que "torturadores" es más claro que lo que se ha acuñado con el término "bullying", que define la acción, pero no a sus perpetradores. Los "abusadores" están demasiado cerca del más coloquial y casi de disculpa infantil "abusones". Este se queda corto ante los suicidios producidos por sus acciones, auténtica tortura, física y mental. Es cierto que lo que se vive en esos años angustiados es una marca para toda la vida, algo que definirá nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestras acciones. Algunos, como es el caso de la joven, no aguantarán más.

Estamos incubando una sociedad violenta, irresponsable, caótica, donde es posible desarrollar la maldad ante los ojos aburridos de los observadores. Esto tiene consecuencias en el presente, pero también para el futuro. hay que ser ingenuos o idiotas para no verlo.

Leo en el final de uno de los artículos** sobre el acoso el desarrollo de un programa de Inteligencia Artificial que monitoreará a 40.000 niños para detectar sus "cambios emocionales" y saber si están siendo acosados. No sé qué hacer, si reír o llorar.

* Angélica Reinosa ""Queridos acosadores": la joven que se suicidó en Gijón dejó una carta culpando a quienes le hicieron bullying" La Sexta 2/05/2023 https://www.elmundo.es/cronica/2023/05/02/6451641821efa04e5d8b458a.html 

** "La prevención es clave para evitar el acoso escolar, que este curso ya ha recibido 343 notificaciones" Aragón Noticias 02/05/2023 https://www.cartv.es/aragonnoticias/aragon/la-prevencion-es-clave-para-evitar-el-acoso-escolar-que-este-curso-ya-ha-recibido-343-notificaciones-en-aragon-18187

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