domingo, 28 de mayo de 2023

Matar y mirar, sobre los crímenes de Pioz

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Desde hace años tratamos aquí una preocupación, la interrelación existente entre el crimen y su reproducción, es decir, en papel que desempeña el deseo de ser visto, de mostrar el crimen a través de redes sociales u otras formas de compartir información que la tecnología ha puesto en nuestras manos. Este fenómeno requiere ser observado y comprendido. Sin embargo, no se reflexiona lo suficiente, sino que forma parte de un espectáculo social que se reproduce.

Hemos visto cómo algunas personas necesitan visualizar su crímenes y delitos, necesitan insertarlo en sus vidas y en las de los demás convirtiéndolo en "relato", en una serie de imágenes, vídeos, etc. que dan lugar a comentarios de esos observadores que reaccionan de forma diversa, desde el horror a la diversión.

En Antena 3 encontramos el anuncio del comienzo de una serie documental sobre el llamado "crimen de Pioz", un asesinato múltiple de la propia familia, convertido en documental. En Antena3 se recoge y recuerda lo que ocurrió anticipando la emisión del documental: 

"No bastaba con matar había que hacer vídeos, fotos, burlarse..." la crueldad y el ensañamiento mostrados en el crimen de Pioz sigue siendo escalofriante. En agosto de 2016 Patrick Nogueira, no solo asesinó a sus tíos y primos sino que compartió la monstruosidad de sus actos con su amigo Marvin Henriques a través de mensajes de WhatsApp.

Patrick Nogueira está condenado en España a 3 penas de prisión permanente revisable por el cuádruple asesinato de sus tíos y sus primos de 1 y 4 años. Al matrimonio lo degolló, a los niños no aunque tras los crímenes metió todos los cadáveres en bolsas de basura.*


 

La cuestión que se nos plantea es doble: en primer lugar, la motivación que lleva a compartir el crimen, a convertirlo en una clase de relato que necesita ser compartido; pero la segunda cuestión nos afecta a todos como sociedad, ¿cómo se vincula el texto con su audiencia, con los espectadores? Estos últimos somos la sociedad, la cultura de las redes en donde los canales son infinitos y dejan al descubierto —al estar al margen de censuras— nuestras apetencias.

Hubo un tiempo en que los asesinos coleccionaban objetos, "recuerdos" de sus crímenes. Lo hacían por el placer morboso que les proporcionaba el recordarlos y el objeto establecía un vínculo simbólico con la víctima. Los asesinados ya no estaban físicamente, pero los objetos marcados les hacían "regresar" a la mente. Pero esto era un enfermizo, morboso acto privado. Ahora, en cambio, el crimen es compartido, no es ya un recuerdo solitario. Al placer del recordad se le suma el placer de compartir.

Nos hemos transformado en una sociedad morbosa. Los hay que desean mostrar sus transgresiones y hay quienes desean compartirlo. Se genera una extraña complicidad en ese acto de mirar.

Los medios tienen un papel importante en ello. Es parte de la historia de la prensa primero y de los demás medios después generar este interés. Desde el inicio de los periódicos en el siglo XIX, los crímenes han sido un factor de atracción. Los periódicos y las ciudades se expandieron de forma conjunta. El ejemplo más claro lo tenemos en la prensa británica con el caso de Jack el destripador, donde se generó un modelo criminal que mantenía su atracción de los lectores en un impulso mezclado de miedo, asco y morbosidad. Algunas de las novelas más importantes del siglo XIX tenían su origen en noticias sobre crímenes que las autoras sabían que iban a despertar interés en el nuevo formato. Lo mismo sucedió con el cine y la televisión. Hoy podemos empaquetar en cualquier tipo de formato el crimen y distribuirlo instantáneamente, en directo incluso.

De este caso, se nos dice sobre este aspecto: 

Atresplayer Premium estrena este domingo 28 de mayo 'No se lo digas a nadie' un documental de un true crime compuesto por 5 episodios. La docuserie profundiza en un caso que enfrentó a los investigadores a un reto sin precedentes: el primer crimen compartido por WhatsApp. Incluye testimonios inéditos, conversaciones reales, archivos oficiales y material aportado por familiares y amigos.

Marvin, el receptor de los mensajes de Patrick, muestra en el documental de Atresplayer Premium esas conversaciones. "Fui tonto, ingenuo, idiota.... y yo le respondí", se defiende el joven. 'No se lo digas a nadie', es la petición que, encarecidamente, le hace Nogueira en los últimos mensajes.

Sin embargo, esas pruebas se reenviaron a todo el grupo de amigos, y solo una, Jordana, decidió avisar a la policía. Esta joven ha sido una de las piezas claves del caso y explica en este documental que no se podía creer lo que estaba ocurriendo: "¿Lo habéis visto todo? ¿No vais a hacer nada? Alguien tiene que hacer algo y visto lo visto la única que lo va a hacer soy yo", recuerda en 'No se lo digas a nadie'.* 

Es necesario entender y explicar, prevenir, etc. lo que esas dos preguntas suponen: "¿Lo habéis visto todo? ¿No vais a hacer nada?". Es necesario hacerlo porque nos va en ello mucho, mucho más de lo que pensamos.

Convertimos el crimen en una forma de consumo normalizado junto a otras tantas aceptadas. Sin embargo, el deseo de exhibición, lo que caracteriza a esta sociedad narcisista, necesitada de mirarse actuado, de hacerse ver, nos está cercando de forma peligrosa. Cada vez es mayor la presión de la necesidad de ver, para unos, y de hacerse ver para otros. Ignorarlo es suicida.


En ocasiones hemos considerado el fenómeno del bullying, del acoso, como una variante de este deseo de llamar la atención, de ser vistos. Unos actúan y otros miran. Los que actúan se sienten poderosos, alimentándose de las miradas de los observadores, que se vuelven pasivos. Este entrenamiento en la pasividad se refleja en ese "alguien tiene que hacer algo", manifestado por la única persona que decidió actuar frente a lo que veía. Los demás quedaron paralizados, bloqueados ante lo que se les estaba ofreciendo.

Los ataques y violaciones de "manadas" son otro ejemplo de esa necesidad de miradas en la acción criminal. Muchas se acompañan de las imágenes grabadas por parte de los atacantes. Necesitan verlo después. No se trata solo del chantaje a la víctima. La imagen es un testimonio vivo de la pertenencia a "grupo", de la necesidad de compartir, de comentar de mostrarse unos a otros.


Hay una clara patología en nuestra mirada, que se sorprende al encontrarse en las pantallas (un fenómeno incontrolable que vemos en las actividades deportivas retransmitidas). La instalación de grandes pantallas en los estadios es una forma de dar salida a esa necesidad narcisista del espejo. Las pantallas son hoy espejos compartidos. Ante ellos nos comportamos muchas veces de manera enfermiza, con un placer incontrolado creado por nuestra propia visión. Si nos vemos haciendo un acto criminal o transgresor, el placer se duplica y aumenta con el número creciente de observadores.

Este fenómeno necesita ser observado. Quizá algunos recuerden un filme clásico, El fotógrafo del pánico. Nos contaba la historia de un asesino en serie que necesitaba grabar el momento de sus asesinatos. Necesitaba fotografiar aquel momento para su propia satisfacción: la imagen era la que daba sentido al crimen.

Algunas veces, ante casos como el que nos van a contar en la serie documental, si no era el comienzo, un aviso de lo que acabaría llegando. Fausto le decía al momento hermoso que se detuviera para retenerlo. Ahora no es momento bello, sino el criminal el que algunos quieren registrar, que quede grabado y compartido. Es fijar el horror para compartirlo, recrearlo, recordarlo, volver a sentir el placer de la transgresión. Quizá sea el resultado de una sociedad hueca, vacía, sino más destino que el bostezo, como nos predijo T.S. Eliot. Esa vaciedad, esa necesidad de estímulos cada vez más peligrosos para sentirnos vivos, puede que esté en el centro de nuestro extraño destino.

Hay que indagar en la mente del criminal, sí, pero también en la de los nuevos espectadores de sus crímenes. Sin embargo, resulta más rentable hacerlo para explotar la curiosidad y la fascinación por el crimen. No sabemos los efectos que despiertan en algunos ese deseo de notoriedad, pero seguro que no todos son buenos.

ABC 9/11/2015

* Miriam Vázquez "Los mensajes y las fotos que Patrick Nogueira envió por WhatsApp del crimen de Pioz: "No bastaba con matar"" Antena 3 28/95/2023 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/mensajes-fotos-que-patrick-nogueira-envio-whatsapp-crimen-pioz-bastaba-matar_20230528646ca17d910a1b0001d57f68.html

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