sábado, 27 de mayo de 2023

Héroe a la fuga o las trampas del patriotismo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Me habían llegado noticias. Se trataba de una nueva controversia llegada desde Egipto: un deportista se había marchado del país ante las penosas condiciones en que se encontraba. Se trata de un joven luchador, Ahmed Baghdouda, que desaparece y se va a Europa. Sin haber cesado la polémica sobre el color de la piel de Cleopatra, comienza una nueva discusión nacional. Este tipo de polémicas son el pan de cada día egipcio, un país en el que no cambia casi nada pero se discute todo.

Como en otras ocasiones, lo que levanta la indignación de unos y los aplausos de otros, se convierte en parte del deporte que mantiene en forma a la opinión pública egipcia, alimentado por esto "dramas" a falta de poder discutir los verdaderos problemas del país, que no son pocos, desde luego.

En Egyptian Streets se nos cuenta el caso del joven luchador que decide no regresar para ser aplaudido a mayor gloria patriótica y manifestación del "poder egipcio" sobre el resto: 

Baghdouda’s escape to Europe sparked a heated debate on social media over Egypt’s treatment of athletes, their compensation, and the lot of those representing their country in athletic contests.

Some social media users criticized Baghdouda’s decision as selfish and an embarrassment to Egypt in the sporting world. Other users sympathized with the young wrestler, believing the country fails to adequately reward and recognize its champion athletes.

In Baghdouda’s case, El-Nawar confirmed that he receives a monthly gross income of EGP 3,000 (USD 97) as a wrestler.

Egyptian billionaire Naguib Sawiris took to Twitter to urge Baghdouda to return.

“Come back and I will fix everything that bothers you,” Sawiris tweeted to his eight million followers. “We’re your fellow countrymen, and we want you back.”

Ahmed Baghdouda’s father, Fouad, also went on air with El-Hadidy on 23 May to address his son’s departure amidst widespread debate. Baghouda, a tuk-tuk (auto rickshaw) driver, asserted that he remains unaware of his son’s whereabouts. He confirmed that the final communication between them occurred shortly after his son won the second-place position in the championship.*

 

Para el aparato de propaganda egipcio, la huida del héroe es una mala noticia. Egipto necesita héroes a los que glorificar a falta de otros bienes más aprovechables para el bienestar del país. Mientras haya héroes hay orgullo. Pero este no se traduce en condiciones suficientes como para poder vivir. El héroe es solo una excusa para desplegar el útil aparato del aplauso y hacer ver que los egipcios dominan el mundo. En esto, el aparato mediático es esencial, la forma en que enfoca las noticias van en este sentido. Pero la realidad es tozuda y los héroes se cansan de ser aplaudidos, exhibidos y salen en busca de las oportunidades más concretas que los efímeros aplausos.

El padre del joven fugado da algunas pistas sobre la desaparición —la "fuga" a Europa— y sus motivos: 

The elder Baghdouda later talked about the pressures and injustices his son faced, alleging that his son did receive any financial compensation from the federation for years.

“I swear to you that my son has been registered in the wrestling federation for 12 years and has not received a single pound,” Baghdouda asserted.

He added that his son received a reward of EGP 16,000 (USD 517) for the silver medal, but EGP 14,000 (USD 478) were deducted as taxes, leaving Ahmed with only EGP 1,200 Egyptian pounds (USD 38).

Egypt’s Tax Authority later explained that the deduction was the outcome of a ten percent income taxation, a three percent development fee, and repayment of a EGP 13,680 (USD 442) loan.

El-Hadidy, upon hearing of the compensation, voiced her opinion that athletes of Baghdouda’s level require more to maintain a proper standard of living.* 

No hace falta mucha imaginación para pensar en la cara que se le debió quedar a Ahmed Baghdouda cuando vio en qué se le había quedado su medalla de plata, fruto de su esfuerzo, sacrificio y valor en aquel campeonato. Si tenemos en cuenta la depreciación de la libra de la libra egipcia y el aumento de los precios de casi todo, el sentimiento debió ser de decepción absoluta, de tristeza infinita ante un presente pobre y un futuro oscuro. Nadie le culparía por desear algo parecido a un futuro. Pero en Egipto eso no cuenta. Aquel canto de "¡levanta la cabeza, eres egipcio!" era un bonito gesto a la galería.

 

La escapada del héroe es una evidencia fáctica de que la realidad no es la que se canta o aplaude, que es mucho más oscura y que muchos egipcios toman la decisión de salir a buscar una vida mejor. Sin embargo, eso, en casos como el de Ahmed Baghdouda se considera como una traición imperdonable. Pero eso solo ocurre con aquellos que pueden ser presentados de forma modélica ante el pueblo. El sistema necesita de esos héroes para subsistir y mantener el nivel de cantos y aplausos.

Los otros que se van importan menos porque solo representan la negatividad. Serán los que manden parte de sus ingresos a las familias que quedaron atrás. Los expatriados son el negocio inconfesable, el sostén de muchos que no podrían vivir con lo que se les ofrece.

Pero el héroe que no regresa es mala prensa, una denuncia de que las cosas no funcionan tan bien como se dice. Es un claro aviso de que algo va mal y una fuente de males mayores si otros lo toman  como ejemplo.

Cuando los egipcios se quejaron no hace mucho sobre el hambre, el presidente al-Sisi les reprendió y se propuso como héroe al que imitar diciendo que había pasado partes de su vida solo con agua en el frigorífico. Ello se tradujo en una campaña contra la obesidad; ser gordo pasó a ser antipatriótico, dado el exceso de celo de los sicarios informativos al tomarse las palabras del presidente literalmente. A alguna presentadora se le fue la mano atacando a los gordos, considerados como plaga nacional. 


La cantante Sherine fue condenada a seis meses de arresto en 2018 cuando se permitió hacer un chiste sobre las aguas del Nilo en un concierto en el extranjero. No hay bromas cuando se trata de la imagen de Egipto o de sus autoridades. Si alguien hubiera hecho pública broma de la afirmación de al-Sisi sobre cómo sobrevivió un mes con solo agua en la nevera para acallar las protestas por el hambre, hubiera tenido una condena superior por dudar de la heroicidad del presidente. Por supuesto, las bromas y chistes circularon; fue difícil contenerse. 

Todo esto parte de un principio: los egipcios son propiedad del gobierno Egipcio que, a su vez, es propietario de la Historia de Egipto y responsable de su imagen. Cualquier egipcio al que le pase una desgracia es culpable sin la muestra. Los ojos del mundo están mirando siempre a Egipto, según la versión oficial, y cualquier cosa que pueda ser interpretada como "negativa" (el simple hecho de marcharse ya lo es) es valorada como un atentado y, por ello, penalizado. Un chiste sobre beber las aguas del Nilo se convierte en un ataque al estado, que es una realidad compuesta por Ejército (su cabeza visible), Policía y Administración). Los demás son súbditos a su servicio y no al contrario. Muchas de las sorprendentes condenas que se dan en Egipto solo se explican desde este sentido del "perjuicio" causado a la imagen egipcia o a aquellos que la representan, por ejemplo, el presidente.

Muchos deportistas de todo el mundo se van a otros países sin más problema. La gente lo entiende. Pero no es así en Egipto, donde se considera como alta traición, como un insulto al pueblo, orgulloso de su historia. El joven luchador vio en lo que se quedaba el honor de haber representado a Egipto después de que la agencia tributaria se lo dejara reducido a la mínima expresión. ¿Eso es lo que podía esperar?

Si regresa, se enfrentará probablemente a algo más que a las redes sociales. Alguien pedirá que lo castiguen por haber transmitido una mala imagen. 


* Shereif Barakat "Egypt Divided Over Silver-Medal Winning Wrestler Who Fled to France" Egyptian Streets 24/05/2023  https://egyptianstreets.com/2023/05/24/egypt-divided-over-silver-medal-winning-wrestler-who-fled-to-france/

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