lunes, 9 de agosto de 2021

Trump en titulares

Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Trump no se va de los titulares en los Estados Unidos y así debe ser. Acostumbrado al control de los medios, a marcarles su agenda, Trump se enfrenta ahora a una nueva perspectiva mediática que no controla, la de los datos de las investigaciones resultantes de sus maniobras finales en la Casa Blanca, un proceso que concluyó con el asalto al Capitolio, del 6 de enero, el episodio más oscuro y siniestro de la reciente democracia norteamericana.

Lo que está saliendo, como un goteo, son los detalles de sus intentos por movilizar a sus allegados en la Administración de Justicia para paralizar la toma de posesión de Biden recurriendo a todo tipo de maniobras.

En The Washington Post, la columnista Ruth Marcus escribe: «I try not to be alarmist, but it is difficult to read the latest accounts and not be alarmed. The drip-drip-drip evolution of this story has served to mask how serious the threat was and how close it came to fruition.»*




El alarmismo se produce al saber a qué poco se estuvo de que Trump hundiera los mecanismos democráticos y se hiciera con el poder dando un auténtico golpe de estado desde dentro, en la oscuridad, camuflado por la propia Administración que se habría plegado a hacer lo que él insistentemente les pedía: dar pie a aquello de lo que no ha habido una sola prueba. El sentimiento, claro está, es de un vértigo que se hace con tu estómago y que proviene de saber lo poco que faltó.

Los republicanos —con algunas heroicas excepciones— siguen estando en manos de Trump. Mi teoría sobre el asalto al Capitolio ha sido que se trataba de realizar una demostración de fuerza: los votos son míos, de Trump, no de los republicanos. En una personalidad enferma como la de Trump, las personas solo son fines para conseguir un objetivo, el poder. Y quien dice las personas, dice las instituciones o cualquier otro elemento que le sirva.

Trump es el episodio más oscuro de los Estados Unidos para los propios Estados Unidos. Se vio lo que era ya en la campaña de las primarias republicanas. Y es ahí donde reside el gran problema, en la ceguera, visto desde una perspectiva amable, o en el desprecio de los valores democráticos si consideramos que se ha elegido conscientemente a un tipo de esta calaña para la presidencia del país.

Manipulador nato como todo sociópata, Trump supo escarbar en los peores sentimientos y frustraciones norteamericanas, en sus divisiones, responsabilizando de todo a sus oponentes dentro, primero, y al resto del planeta, después. El que se presentaba como el "gran arreglador" necesitaba un mundo caótico y conflictivo para "arreglarlo" después. Pero muchas cosas ya no tenían arreglo. Así, creó conflictos internacionales solo para poder vender después la "ayuda norteamericana".



Lo primero que vendió era la necesidad de un "muro" para frenar la llegada de los que eran para él el mal de la sociedad norteamericana. Creó un aumento del racismo y la xenofobia, que se iría intensificando, llevando los disturbios a las calles norteamericanas. Según él, el cambio climático era un "invento chino" para frenar el desarrollo de los Estados Unidos. No hizo falta mucho tiempo para ver la enormidad del despropósito que era retirar al país de los grandes acuerdos internacionales.

Pero lo que está ocurriendo en estos momentos es un temor a que pudiera regresar ante las maniobras que los legisladores republicanos están realizando para restringir el voto en los estados que controlan.

En la CNN, el comentarista Stephen Collinson escribe:

 

The audacity of the former President's attempts to subvert the law by weaponizing the Justice Department not only underscores how close the United States came to a full blown constitutional crisis this year. It also emphasizes that any attempt by Trump to use a war chest already worth $100 million to try to recapture the White House in 2024 would represent a mortal threat to democracy and the rule of law from a leader who was undeterred even by his own first impeachment.

New revelations emerging from Senate testimony, about a Trump Justice Department loyalist's alleged behind-the-scenes efforts to call into question elections in states the ex-President lost, also render the continued GOP whitewashing of history about Trump's crimes against the Constitution even more blatant and dangerous.**

 


Durante todo el mandato de Trump, hemos hecho constante hincapié en la responsabilidad del partido Republicano, que fue quien le llevó a la Casa Blanca,  con un par de millones de votos menos que su rival, H. Clinton. Esta responsabilidad aumenta con cada nueva tropelía de Trump, con cada nuevo ataque a la democracia.

La consecuencia de lo que sale a la luz y, sobre todo, las maniobras que se siguen realizando dejan claro que el partido Republicano ha dejado de ser parte del sistema de la democracia y se mueve en un orden de distinta naturaleza, un orden autoritario que tiende a destruir los mecanismos liberales para apropiarse de ellos ponerlos a su servicio. Es la sorpresa de Trump cuando las autoridades de ciertos estados se negaron a ir contra las reglas y someterse al dictado de la presidencia.



Este tipo de conflictos ha sido constante en la época Trump, tener que debatirse entre servir a tu país y obedecer a tu presidente. Muchos lo han tenido claro; otros no. Pero quien sí lo tenía claro era Trump: ser presidente te convierte en "dueño" del "país-empresa" al ganar las elecciones. Trump se sigue considerando un "presidente en el exilio" porque es psicológicamente incapaz de aceptar una derrota, por lo que la mitifica convirtiéndola en un "robo".

Hacen bien los norteamericanos sensatos en temer el regreso de Trump (o de algún emulador, como se señala en la CNN. La idea de "impunidad" es peligrosa, pero lo es igualmente el de la reincidencia consciente. Muchos podían argüir que no sabían quién era Trump. Ahora lo saben. Los demócratas necesitan sacar a la luz los detalles, por más miedo o vergüenza que den. La democracias se defienden con la transparencia.

Asusta pensar, a la vista de lo ocurrido en el periodo Trump, en uno nuevo abiertamente autoritario que nos llevaría a una crisis democrática en un mundo convulso. Un Trump en 2024 sería un enorme desastre para el mundo, pero especialmente para los propios Estados Unidos que se verían desmantelados por los sicarios del presidente, ya trabajando sistemáticamente, con cuatro años por delante y sabiendo quiénes son los que no les han secundado.

Hace falta que Trump siga en los titulares, que sigan saliendo sus suciedades, hasta el punto que ni los propios republicanos se atrevan a negar los hechos, por traumático que sea.

 


* Ruth Marcus "Trump’s coup attempt grows even more worrisome as new details emerge" The Washington Post  08/08/2021 https://www.washingtonpost.com/opinions/2021/08/08/trumps-coup-attempt-grows-even-more-worrisome-new-details-emerge/

** Stephen Collinson "New revelations expose future threat Trump poses" CNN 9/08/2021 https://edition.cnn.com/2021/08/09/politics/donald-trump-justice-department-elections-republicans/index.html

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