lunes, 30 de agosto de 2021

La lógica de la vecindad

Joaquín Mª Aguirre (UCM)




La BBC publicó hace unos días un artículo de interés firmado por Jonathan Head con el titular "Kamala Harris joins diplomatic charm offensive in South East Asia". En el artículo se nos da cuenta del viaje de la vicepresidenta de los Estados Unidos  por el sudeste asiático y de los problemas que tiene el gobierno norteamericano para recuperar algo de credibilidad después de gigantesco error en Afganistán, algo que no va a ser fácil enmendar.

La cuestión del "prestigio" —ayer tratábamos aquí de cómo los medios norteamericanos están ya evaluando el "legado presidencial" de Biden como negativo marcado por sus errores— es una cuestión que no se remonta a Afganistán. ¿Son tan ingenuos los norteamericanos como para considerar que con Biden era "borrón y cuenta nueva" respecto a lo realizado por Donald Trump en este tiempo? El problema se podría retrotraer más allá, a la pérdida de "prestigio" provocada por las decisiones erróneas de Barack Obama respecto a Oriente Medio tras la Primavera Árabe. Sí, las sonrisas de Biden con su "US is back!" no dejan de ser una ingenuidad pasmosa, solo concebible en términos de los Estados Unidos y su visión de sí mismos. A esto podemos incluir —lo hemos analizado en otras ocasiones— el desprestigio acumulado con la negativa de Trump y los republicanos a aceptar la derrota electoral, con ese punto culminante que es el asalto al Capitolio el 6 de enero, una imagen que curiosamente —con tantas analogías como se han visto estos días con Vietnam, el 11-S, etc.— no ha suscitado comparaciones con las de los talibanes armados patrullando por la ciudad y sentados en el palacio presidencial que tomaron, incluido el gimnasio.

La ingenuidad de Biden es muy norteamericana y parte de una imagen idealizada sin darse cuenta que esa imagen hace mucho que ha cambiado entre sus interlocutores, aliados y demás. Lo hemos tratado aquí en varias ocasiones porque se sigue repitiendo el mismo problema, que tiene desastrosas consecuencias para los propios Estados Unidos y para el resto del mundo. El problema de ser el más poderoso es que nadie, como al rey desnudo, le dice la verdad o lo que piensan. Solo le quedan sus propios errores para darse cuenta, pero ni siquiera así es fácil.



El artículo de la BBC tiene que ver con esto. Kamala Harris va a tratar de conseguir convencer a aliados a los que está perdiendo porque les pide que vean el mundo desde su perspectiva, algo que no es fácil. Ya le ha pasado a Harris en sus viajes al sur de la frontera y le vuelve a pasar ahora en Asía. En el artículo de Jonathan Head, tras diversos problemas de relaciones, se señala:

 

President Biden is also pushing for changes to the way global supply chains are structured, to wean US companies off dependence on small numbers of specialised suppliers, many in China.

These issues will have much more appeal in South East Asia than the Trump administration's focus on projecting US military power in the South China Sea, and on escalating trade disputes with China. None of the countries in this region wants to be asked to choose between the US and China.

But that means enthusiasm even for these digital and supply chain initiatives will be limited if they are perceived as an attempt to confront China.

And the US will have to accept the reality that Asia-Pacific countries are already increasingly locked into tight trade relationships with China through the Regional Comprehensive Economic Partnership, signed in November last year.*

 


La pregunta ahora es ¿lo entenderán? Desde que los asesores de Trump pusieron a China en el eje de su política exterior tratando de arrinconarla incluso militarmente, tanto por la presencia como por el establecimiento de alianzas con países que tuvieran conflictos en sus fronteras con China (caso de la India, por ejemplo), especulando sobre posibles ataques a Taiwán o a Japón para incrementar el miedo y aumentar la presencia militar, el apoyo a conflictos internos (como el caso de Hong-Kong), etc., la obsesión norteamericana, expresada primero por Trump en su máximo cinismo y por Biden en su versión sincera no ha sido otra que evitar que China les desplazara del primer puesto mundial según diversos indicadores, especialmente los económicos. 

Biden lo expresó con total claridad: evitaría por todos los medios que esto, el adelantamiento de China ocurriera. El pistoletazo fueron las amenazas ante el dominio del 5G por parte de Huawei y el adelantamiento en investigación en IA en China. La época de Trump fue de feroces trabas y amenazas a todo aquel que tuviera relaciones comerciales con China y hasta se penalizó a las empresas norteamericanas que producían fuera, especialmente en China y México, para abaratar. Se puede rastrear el conflicto con la muy norteamericana Harley Davidson, que se fabricaba fuera. Trump estaba dispuesto a usar la fuerza de los aranceles para lograr que el mundo dejara de comprar a China o simplemente evitar que entrara en Estados Unidos cualquier producto que se fabricara allí, incluido nuestro aceite de oliva, que pagó el pato por la iniciativa de los franceses de fabricar por su cuenta material militar y no comprarlo.


Por ahora, Biden no se muestra tan directo como Trump (las sutilezas no son lo suyo), pero si igual de obsesionado con la cuestión China, de forma que ganó las elecciones distanciándose de Trump para avanzar por la legislatura dirigiéndose hacia Trump, transformándose con sus modos de actuar. En Afganistán ha materializado lo que Trump diseñó teóricamente y no tuvo tiempo de realizar. Por algo, lo medios norteamericanos observan cómo los republicanos esconden su trayectoria afgana última, su forma de plantear una paz que no es más que una derrota mal asimilada. Pero lo que Trump podía vender con su retórica cínica era que la derrota era una victoria; Biden, en cambio, no da para tanto cinismo.

Lo señalado en la BBC es correcto. Ya lo hemos visto antes: los países asiáticos no quieren un conflicto con China, entre otras cosas porque la propia China está ya produciendo en determinado países de alrededor porque le resulta más barato. China ya tiene sus chinas. Los único interesados son los que ya mantienen conflictos abiertos que buscan el respaldo de otras fuerzas para sus pretensiones. Pero ese juego es terriblemente peligroso porque los harán más osados haciendo peligrar la paz o el equilibrio siempre precario existente.


2015


De hecho, el conflicto con Huawei se había materializado inicialmente ante la preocupación norteamericana de que China lograra establecer una zona segura de comercio con sus vecinos, como se menciona en el último párrafo citado en el texto de la BBC.

Lo que consiguió realmente Trump es algo que estaba cantado: desarrollar una mayor identidad nacionalista en China, que ha sido capitalizada por el PCCh y especialmente con su presidente, que ha conseguido reforzar su figura. Mientras en Estados Unidos se preocupan por el "legado" de Biden pocos meses después de llegar a la Casa Blanca, el de Xi Jinping ve consolidado el suyo, que pasará a formar parte del sistema educativo chino, según se exponía en la BBC en español hace unos días:

El "Pensamiento de Xi Jinping" tiene 14 principios que enfatizan los ideales comunistas y también:

·       Llama a una "reforma completa y profunda" y "nuevas ideas en desarrollo"

·       Promete "una vida armoniosa entre el hombre y la naturaleza"

·       Enfatiza "la autoridad absoluta del partido sobre el ejército popular"

·       Enfatiza la importancia de "'un país, dos sistemas' y la reunificación con la patria"

Sin embargo, las nuevas directrices tendrán un despliegue mucho más extenso.

"Las escuelas primarias se centrarán en cultivar el amor por el país, el Partido Comunista de China y el socialismo. En las escuelas intermedias, la atención se centrará en una combinación de experiencia perceptiva y estudio del conocimiento, para ayudar a los estudiantes a formar opiniones y juicios políticos básicos", informó el medio de comunicación estatal Global Times.

"En la universidad, habrá más énfasis en el establecimiento del pensamiento teórico", agregó.

El ministerio también está trabajando en incluir temas como el liderazgo del partido y la educación de defensa nacional en el plan de estudios, le dijo al Global Times Tian Huisheng, un funcionario del Ministerio de Educación.

En el pasado, líderes chinos han creado sus propias ideologías políticas que se han incorporado a la Constitución o al pensamiento del partido.

Pero ninguno, además del fundador del partido Mao Zedong, ha descrito su ideología como "pensamiento", que está en la cima de la jerarquía, y solo Mao y Deng Xiaoping han tenido sus nombres asociados a sus ideologías.**

 


Ante esta perspectiva de consolidación y mayor control alrededor de la figura presidencial, es difícil que los estados de la zona deseen enfrentarse a la dicotomía de una nación a la que ven en ascenso y pegados a sus fronteras, un socio económico fuerte y fiable, o de un país cuyos bandazos e intereses propios son constantes según el gobernante. La sinceridad de Biden sobre el objetivo principal, evitar que China les supere, una vez más se vuelve contra ellos porque es la mentalidad del que ya se ha visto superado. Mientras China mira hacia atrás y ve cómo la pobreza fue superada y se encuentran con un país nuevo en gran medida, superando las desigualdades, pese a que muchas zonas sigan esperando sus oportunidades históricas.

Los Estados Unidos han sido, mediante reacción, los principales responsables de este desarrollo nacionalista y personalista que no se había alcanzado, como se señala, desde las figuras de Mao y Deng. Tener un enemigo exterior, máxime si es poderos, desarrolla el sentido comunitario y nacionalista.

La lógica del dominio y la supremacía internacionales ha dejado de funcionar debido a la propia dinámica norteamericana. Hemos hablado mucho de la cuestión del "liderazgo" y de cómo éste no se consigue por los medios empleados. No se puede decir que se defienden los valores democráticos y los derechos humanos para después abrazar a todos los dictadores amigos, empezando por Arabia Saudí. Es solo un ejemplo, pero lo cierto es que los errores de la política norteamericana —construir unas relaciones en las que fueran siempre la cabeza dominante— se vuelven contra ellos. Los destrozos los recogen, muy baratos, países como Rusia (Oriente Medio) o la misma China, que se acercan a aquellos que han dejado los estadounidenses en estado calamitoso.



Los Estados Unidos desarrollaron el fenómeno de la globalización pensando que impondrían su fuerza. El resultado es muy distinto y ya no les gusta, por lo que la globalización se ha transformado en un retroceso a lo doméstico y a convertir el mundo en compradores bajo amenaza propia o sanciones. Con Trump se vio esto con claridad y con Biden no ha cambiado demasiado esta forma de acción porque son los intereses de las industrias, de las digitales a las de armas o cualquier otro campo.

Es interesante que el análisis inicial del problema de cerco a China venga de Reino Unido. La política británica forma parte importante de lo que ocurre en Asia en muchos sentidos. Desgajada de la Unión Europea con el apoyo expreso de la Casa Blanca de Trump, ven con más claridad lo que es una realidad, una política que se basa en un modelo británico de acción de larga data: sembrar la desunión y crear conflictos para alentarla. Los países asiáticos no están dispuestos a enfrentarse con China porque saben que no les favorecerá y será más cercana a la vecindad productiva, aunque después pueda pasarles factura. Saben, en cambio, que lo que los Estados Unidos les piden es, siguiendo su fórmula, una consecuencia de los "intereses norteamericanos". No hay otra.

No puede haber mejor objetivo que restaurar un clima de confianza y de solución de conflictos de forma dialogada. China se ha desarrollado por un esfuerzo enorme y la creación de un clima que favorecía la producción y el comercio internacionales. Hay muchas cosas que arreglar en su forma de comercio e internamente, pero eso no importó cuando Occidente se favorecía por la producción en el exterior.  China tiene en marcha con Europa la iniciativa de la "nueva ruta de la seda", "Una franja y una ruta", la vía del ferrocarril y la marítima por el Canal de Suez. Son muchas cosas, muchos proyectos y muchos intereses legítimos que se irían al traste. Algunos lo quieren, desde luego. Pero siempre se está a tiempo de renegociar las condiciones, algo a lo que hay que dar nuevo valor conforme a los cambios.

Ahora la situación es otra, pero el objetivo de la paz y la armonía internacional debe ser irrenunciable porque es el único que asegura la estabilidad ante lo que viene, una enorme crisis energética y un cambio climático que nos va a sacudir a todos antes de lo pensado. De otra forma, viviremos en una creciente incertidumbre que añadirá mayores riesgos a la situación. No nos hemos enfrentado todavía a este tipo de situación global con elementos que no controlamos, como las pandemias y los efectos desastrosos del cambio climático. Cuantas más cosas están bien atadas, menor será el desastre por llegar.

 


* Jonathan Head "Kamala Harris joins diplomatic charm offensive in South East Asia" BBC 24/08/2021 https://www.bbc.com/news/world-asia-58277226

* "Qué es el "pensamiento de Xi Jinping" que se enseñará de ahora en adelante en las escuelas de China" BBC 25/08/2021 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58329829

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