jueves, 5 de agosto de 2021

Los nuevos talibanes del negacionismo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La vacunación es un método preventivo. No se administra porque estés enfermo, sino para que no enfermes o que los síntomas sean menores. Esto implica 1) vacunar a los sanos; y 2) hacerlo conforme a criterios de riesgo, que hay que determinar.  Dada la capacidad expansiva del virus, el grupo de los "sanos" debe ser idealmente el total de la población, para evitar que contagien a otros; y dada su peligrosidad, tanto de mortandad como de secuelas, recursos necesitados, etc., conlleva muchos cálculos, con variables de diverso orden.

Como ya sabemos, el "total de la población" ya es de por sí un concepto problemático desde el momento en que tienen a unos grupos que no quieren vacunarse por motivos de miedo, prejuicios o ignorancia (una mezcla de los dos).

Ayer nos daban en Antena 3 TV el testimonio de la familia del ex corredor profesional de motociclismo Jorge Lis. En su web podemos leer su historia:

 

Jorge Lis, de 46 años, llevaba una vida normal hasta que se contagió de COVID-19. Antes de su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de La Fe de Valencia, Lis se había mostrado contrario a la existencia del coronavirus.

De hecho, el expiloto valenciano no quiso vacunarse cuando le llegó su turno y trató de convencer a su familia de que también rechazaran inmunizarse. "Cada vez que nos vacunábamos alguien de la familia, él nos decía que estábamos corriendo un riesgo, cuando el verdadero riesgo lo estaba corriendo él", cuenta su hermana Elena.

Ahora, tras contagiarse, lleva 15 días intubado en estado de "extrema gravedad".

Pidió perdón a su familia tras contagiarse

Elena asegura que nunca pensaron que algo así podía sucederle a él. En el último mensaje de Whatsapp que Jorge mandó a su hermana el pasado 13 de julio confesó el miedo que sentía. "Tengo miedo Elena, de que por haber sido un cafre ahora no podamos frenar esto. Esta semana ha sido de golpe una de mis mayores lecciones de vida. Ojalá me hubiera vacunado", le escribió.*

 


Lo que hace la familia es duro, pero sensato. La mejor forma de mostrar ese arrepentimiento es contar su caso. Igual que él intentaba convencer a la familia de que no se vacunaran, ellos ahora tratan de hacer lo contrario, convencer a la gente que se vacune para evitar situaciones como la que ahora está viviendo Jorge Lis y, con él, todos, lo que lo lamentan en su familia

El negacionismo, ya sea en "versión virus" (el virus no existe) o en "versión vacuna" (las vacunas son un experimento, no funcionan, etc.) es algo más que una estupidez y una falta de solidaridad, aunque lo primero lleva inevitablemente a lo segundo. Es una estupidez de ricos, de lugares donde hay UCIs que te acogen cuando no te has vacunado y lo hacen para intentar salvarte la vida.

Me vienen a la mente las imágenes terribles del año pasado, de los ataúdes de cartón en las esquinas de las calles en ciudades de Ecuador o las de los camiones frigoríficos aparcados en la calle, llenos de cadáveres, a la espera de que se hiciera sitio en las morgues den Estados Unidos. Me vienen a la mente imágenes aéreas recientes de fosas y más fosas cavadas en países como la India y otros lugares en los que ya no queda espacio en los cementerios y se han tenido que habilitar nuevas superficies. ¿Qué más necesitan para aceptar una realidad tan brutal?

Lo más absurdo de todo esto es tener que discutir con personas que solo entran medianamente en razón cuando ya están contagiadas... y han contagiado a otros. El argumento individual es tan absurdo como reclamar el derecho de fumar junto a una gasolinera. Nos viene importado desde ese oscurantismo del negacionismo norteamericano, una mezcla de religión mal entendida y rechazo a la ciencia cultivados durante años y que lleva a que pueda haber sectas que no acepten la ciencia y se empeñen en vivir como antes de la revolución industrial porque todo lo surgido de la Ciencia y la Tecnología es cosa del diablo. Son los "salafistas" occidentales, negadores de la realidad en nombre de una divinidad que está en contacto con ellos y en cuyas manos se ponen. Es confundir la sencillez con la simpleza.



Recordemos que los ataques a vacunadores han sido característicos de países controlados o amenazados por el extremismo islámico, que consideraba que eran formas de inocularles venenos o de controlar sus ADN por parte de occidente. La BBC en español nos explicaba en 2012:

 

Al menos siete trabajadores de la salud que participaban en una campaña de vacunación contra la polio en Pakistán fueron asesinados en las últimas 48 horas, lo que obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a suspender la iniciativa.

Por el momento nadie se ha atribuido la autoría de los asesinatos, aunque grupos relacionados con el Talibán habían lanzado amenazas contra la campaña.

Cada dos meses, miles de trabajadores de la salud salen a las calles de pueblos y ciudades de Pakistán para inmunizar a millones de niños contra la polio, incluso si, como demuestran los últimos asesinatos, su labor cada vez es más peligrosa.

Pakistán es uno de los tres países en el mundo en el que la polio -una enfermedad contagiosa que afecta principalmente al sistema nervioso- es endémica.

Ahora existe el riesgo de que esta afección se propague a áreas donde se había conseguido erradicar, ya que grupos extremistas que cuentan con una gran influencia en amplias zonas del país, sobre todo en el noroeste, se oponen a la campaña.**

 


Las imágenes de una cámara de seguridad en Polonia mostrando el incendio de un dispensario de vacunación a manos de un loco antivacunas, muestra cómo la necedad del pensamiento integrista de los antivacunas no discrimina por creencias. Tienen una base común que los vuelve peligrosos. No es casual que sea en los países donde el populismo donde se muestran estas actitudes retrógradas. Son los "talibanes" occidentales y, en cuanto a esta pandemia, igual de peligrosos por las muertes que traen, aunque sean las propias.

Los datos que señalan que entre el 80- 90% de las personas en las UCI están si vacunar deberían dejar bastante clara cuál es la situación real. Pero eso es esperar demasiado de personas que tienen en ellas mismas sus peores enemigos.



Las imágenes de los manifestantes armados en los Estados Unidos gritando a los enfermeros que vestidos con sus batas y las mascarillas puestas se les enfrentaban en silencio, imperturbables, dejan a la vista la existencia de dos o más mundos simultáneos. El fanatismo de los talibanes es el mismo de los antivacunas de muchos países donde se resisten a las evidencias defendiendo un individualismo peligroso e insolidario. Viven sus fantasías y nadie les hará salir de ellas.



Ahora se plantea la necesidad de una tercera dosis cuando hay gente que no se quiere poner la primera. Mientras, hay países que suspiran por unas primeras dosis con las que reducir sus muertos y sanear sus precarios recursos sanitarios. Es a la luz de esta situación en la que la actitud de ese resto irreductible de antivacunas se muestra como un insulto a los demás, tanto a los que pueden infectar por la proximidad como a aquellos que mueren por no tener ni vacunas ni vacunadores. Pese a que existen movimientos de solidaridad mandando vacunas, estos son a todas luces insuficientes, y vuelven a poner sobre la mesa los desequilibrios económicos tan brutales existentes en este planeta que trata de ocultar sus enormes diferencias levantando muros de contención. Pero los virus no entienden de fronteras. La superación de esto tiene que ser global.



Es penoso escuchar que nuestros contagios mayores son en viajes de fin de curso, botellones de fin de semana, en apretadas playas... y ahora otro 2.300 nuevos gracias a los tres conciertos masivos "experimentales". Pues ya saben el resultado del "experimento". Nuestro cantante Sergio Dalma ha pedido disculpas por criticar que las medidas de seguridad en su concierto impidieran que la gente se pusiera de pie para bailar. ¡Bendito problema!

La gran cuestión es saber dónde está el límite de la negación y su extensión porcentual. Hay que saber hasta dónde van a resistir y cuántos son porque afecta al resto y a la evolución de la enfermedad, es decir, de la salud de los demás.

Los "nuevos talibanes" ya no están circunscritos a un país o religión. Son los negacionistas repartidos por el mundo, contagiándose unos de otros de ideología y malas maneras, contagiando a los demás, extendiendo la pandemia y debilitando los esfuerzos por salir de esta, cada día más complicado por sus dimensiones y todas estas resistencias.


* "Jorge Lis, el expiloto negacionista que rechazó la vacuna y acabó en la UCI pide perdón a su familia" Antena3 4/08/2021 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/jorge-lis-expiloto-negacionista-que-rechazo-vacuna-acabo-uci-pide-perdon-familia_20210804610aba24be6bf1000142b194.html

** "El peligro de vacunar contra la polio en Pakistán" BBC Mundo 19/12/2012 https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/12/121219_pakistan_polio_vacunacion_ataques_trabajadores_oms_jg

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