miércoles, 25 de agosto de 2021

Los peces no votan o el drama del Mar Menor

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Si no teníamos bastante con los desencuentros creados a raíz de la pandemia, las administraciones autonómicas y centrales se disponen a darnos un nuevo espectáculo de ineficacia y reproches. Me refiero al desastre producido en el Mar Menor, desastre anunciado y del que nadie se quiere hacer responsable con los argumentos fijos que los contendientes exhiben: unos mandan la pelota hacia arriba, desde donde la devuelven inmediatamente.

Las dos líneas argumentales son siempre las mismas: el gobierno autonómico exige lo que no le van a dar, competencias, mientras que el gobierno central responde siempre que las Autonomías tienen competencias suficientes. Es lo que se ha hecho con el COVID-19 y es lo que se va a hacer con el Mar Menor. El gobierno autonómico dice no tener competencias para solucionarlo, mientras que desde el gobierno central dicen que sí.

Los políticos responsables son los que asumen responsabilidades por las decisiones que deben tomar y aquí nadie quiere tomar decisiones porque se trata de un claro conflicto de intereses en el interior de la Región de Murcia, por un lado, y un problema de desgaste por parte del gobierno central que no tiene ganas de tomar decisiones que posteriormente serán utilizados contra ellos.

Aquí no se evalúa lo necesario sino lo rentable. Hemos desarrollado una clase política multicolor que se identifican por ese constante cómputo de los efectos. Nada se hace sin que los asesores evalúen los resultados en términos de opinión pública, es decir, de posibles efectos lectorales. No hay otra. Incluso entre los socios de gobierno, las desavenencias vienen de esa necesidad de rentabilizar las opciones de hacer o no hacer y mostrar hacia el exterior las discrepancias. Esto no se produce ya al final de las legislaturas, donde cada uno se enfrentará a su destino en las urnas, sino que se produce desde el primer momento.


Nos enfrentamos a unas situaciones muy graves que requieren decisión y honestidad. Por "decisión" entiendo la claridad en la evaluación de las situaciones y en la respuesta con soluciones; por "honestidad", el pensar por encima del partidismo haciéndolo por el bien público, por todos los españoles.

Las informaciones que nos dan sobre lo ocurrido en el Mar Menor evidencian que no ha habido ni "decisión" ni "honestidad". La inoperancia, por ejemplo, ante casos como el abuso del precio de la energía eléctrica, un auténtico atraco a la ciudadanía en momentos críticos que se está trasladando ya a todos los sectores, de la producción transporte a la cesta de la compra o los servicios de los consumidores y usuarios. Es vergonzoso que no se tomen medida y que se usen las mismas excusas, ya endémicas en nuestros políticos: la culpa de lo malo la tienen los otros; lo bueno es resultado de mi acción. Esto ya es insostenible porque se repite en cada ocasión, cuando se tienen que enfrentar a las fuerzas económicas y empresariales que sobrevuelan la vida española, como ocurre en el caso del Mar Menor.

La fuerza de la agricultura en Murcia es enorme. Los resultados nos lo dejan bien claro: la derogación en 2001 de la Ley del Mar Menor, que ha estado fuera hasta 2020, según recogen los medios.



La Región de Murcia es un espacio de enorme riqueza a la que su propia codicia está destruyendo. La agricultura, las fábricas conserveras, el turismo, entre otras, son fuerzas poderosas que se concentran en un espacio muy concentrado y específico, pero que finalmente acaba en las costas, entre ellas, en el Mar Menor. Los desastres urbanísticos, la sobre explotación agrícola, la extracción indebida de agua, etc. se deben a fuerzas muy poderosas y a las que es difícil llevar hacia el interés común. Agricultores, conserveros y zonas turísticas son una combinación explosiva si no se sabe armonizar y, sobre todo, asumir que producen un desgaste medio ambiental enorme. Si otras regiones más grandes han sabido repartir, mejor o peor, en Murcia se concentran. Basta pasar los terrenos de las urbanizaciones apiñadas cerca del mar y que se han ido introduciendo en el interior, para encontrarse con las zonas de cultivo explotadas al máximo y sin demasiado control sobre el medio ambiente.

Como en otros casos, esto estaba advertido, anunciado desde hace tiempo, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién llama la atención o sanciona, quién cierra instalaciones en una Comunidad en la que todos se conocen, quién frena a determinados municipios poderosos en lo político y en lo económico, cuyos representantes están en las formaciones políticas precisamente para frenar cualquier intento de recorte que se les pueda hacer.

En un magnífico reportaje de RTVE.es poniendo en antecedentes de los orígenes de este problema que hoy vuelve a estallar, se nos señala:

 

La primera de las medidas que tomó el gobierno murciano al conocerse el nuevo episodio de ecocidio en el Mar Menor fue pasar la "patata caliente" de la responsabilidad al Ejecutivo central anunciando una denuncia contra la Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. El Estado reaccionó acusando igualmente al gobierno regional de eximir sus responsabilidades. Según declaró Ribera a RNE el pasado fin de semana, el Partido Popular murciano "evita atacar el problema" y "la competencia es del gobierno regional".

Los peces muertos continúan apareciendo en las playas de La Manga del Mar Menor

La semana pasada y tras un Consejo de Gobierno extraordinario, el presidente murciano, Fernando López Miras (PP), exigió al Gobierno central más competencias para dar una solución a la situación del Mar menor. El presidente aseguró que necesita controlar la cuenca hidrográfica y la demarcación de costas para ampliar la entrada de agua del mediterráneo al mar menor y así afrontar la crisis medioambiental que ahoga a la albufera. Asismismo, anunció que prohibirá por decreto ley los vertidos al Mar Menor por la rambla cartagenera del Albujón.

"Queremos poder contar con la competencia para actuar en el acuífero de una vez por todas y desarrollar las actuaciones pertinentes de forma urgente", denunció López Miras en unas declaraciones recogidas por RNE. Recuperar el calado de la gola de Marchamalo para intercambiar agua de la cubeta norte a la sur para oxigenar esta última es, según los expertos del comité de asesoramiento científico de López Miras, una medida esta "más que necesaria". Tal es así que el Gobierno murciano ha amenazado con recurrir a los tribunales si el central no se lo permite.*

 


Todo esto no es más que marear perdices. Saben de sobra dónde están los problemas. Lo que necesitan son excusas precisamente para justificar no haber intervenido. Cuando se interviene es porque una causa de fuerza mayor te "obliga" a hacerlo y así tener una justificación ante algo que encubre una serie de prácticas constantes durante décadas, como denuncian medios y ciudadanos, que se encuentran indignados ante lo que deben padecer y nadie soluciona.

El problema, lo dicen todos, es la agricultura, el sector central en la Región, y sus malas prácticas para sacarle provecho. Pero, de nuevo, ¿quién se atreve a entrar contra los empresarios que están sacando agua de forma incorrecta y donde no deben; quién contra los que abonan con sustancias que no deberían y que acaban en las costas; quién contra las desalinizadoras?



Se acercan malos tiempos. El cambio climático va a hacer escasa el agua y se van a producir elevaciones de las temperaturas del agua. El problema del Mar Menor repercute en el turismo de la zona y en todo el sector involucrado. El reparto de las tierras entre cultivo y urbanizaciones, entre agricultura y turismo, se está convirtiendo en un conflicto que irá a más conforme las circunstancias se hagan más complicadas. Los testimonios de las personas que veranean en el Mar Menor son dolorosos. Dicen no haber visto algo igual a lo que están viendo este año. Esta circunstancia, no ver nada igual, se está convirtiendo con demasiada frecuencia en el estribillo escuchado en muchas otras canciones. Entramos en el mundo de los desastres que se superan cada día.



Ante esto, hay que cambiar inmediatamente la práctica política, porque nos están dejando sin espacio posible para tomar decisiones, es decir, lo que nos llega es ya lo ineludible. Pero entre el egoísmo, la codicia y la inoperancia, tanto de políticos como de responsables de las actividades económicas, cada vez nos queda un margen más estrecho para soluciones que realmente lo sean. Vemos montes arrasados y casas quemadas, aguas contaminadas, récords de calor, enormes sequías e inundaciones...

Si no cuidamos lo que tenemos, por encima de nuestros intereses, pronto no tendremos nada. Hay que exigir a los políticos que piensen más en nosotros y el futuro, que en ellos y su presente.

Desgraciadamente, los peces no votan y los turistas que vienen de fuera tampoco.

 


* "¿Qué está pasando en el Mar Menor? Claves para entender el desastre medioambiental" RTVE.es 24/08/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210824/esta-pasando-mar-menor/2163403.shtml

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