Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La edición en español de Independent titula "Republicanos
eliminan página web que celebra el acuerdo de Trump con los talibanes", y nos
explica en la entradilla: "Página que promociona el “histórico acuerdo de
paz” del ex presidente desapareció durante el fin de semana".
"Desaparecer" es una forma de expresar la escritura y reescritura
constante de lo que acontece a manos de los políticos, cuyas obras se deberán rastrear en el futuro.
Si el
historiador se enfrenta a los documentos
para tratar de producir un discurso coherente, ajustado a los hechos conocidos,
en el futuro esto va a ser un enorme y difícil trabajo.
Efectivamente, tendrán que enfrentarse a un torrente incalculable de
informaciones contradictorias, a huecos clamorosos, a reescrituras constantes
que suponen tachaduras, a "realidades alternativas" plagadas de
hechos no ocurridos. Muchas veces el exceso de información es una estrategia similar a la del calamar y su tinta.
La reescritura es el gran negocio del momento y previsiblemente del futuro. En un mundo creciente de fuentes, el "documento" se ha convertido en una pieza controvertida, que busca el conocimiento y la intoxicación, grabarse en nuestra memoria y borrarla o reescribirla simultáneamente. La Historia y los historiadores ya no son —ni pueden ser— lo que el siglo XIX consolidó precisamente ante el derrumbe de las certezas y la necesidad de crear nuevas "narrativas". Tratando de distanciarse de las viejas leyendas y mitos fundacionales, la Historia los reescribió pero con otros tonos y principios. Finalmente, la gran crisis en la segunda mitad del siglo XX dio lugar a la multiplicación de las "historias" al llegar un sentido crítico del propio discurso.
Lo que
se nos cuenta —el borrado de la web republicana de lo que consideraban un logro
de su presidente, Donald Trump— tiene algo de fábula orwelliana posmoderna en
donde la reescritura es una constante diaria en una memoria nebulosa que
recuerda interesadamente y se muestra camaleónica frente a lo ocurrido.
Una página web en el sitio del Comité
Nacional Republicano que detalla el trabajo del ex presidente Donald Trump en
temas relacionados con el terrorismo y el Medio Oriente desapareció durante el
fin de semana cuando los militantes talibanes tomaron el control de Kabul y
derrocaron al gobierno de Afganistán.
La página, que arrojó un error 404 a partir
del lunes pero que aún se podía ver en sitios de archivos, trataba una serie de
cuestiones, incluidas las negociaciones de la administración Trump con los
talibanes, así como la normalización de las relaciones entre Israel y los
Emiratos Árabes Unidos.
"El presidente Trump ha seguido
liderando las conversaciones de paz al firmar un histórico acuerdo de paz con
los talibanes en Afganistán, que pondría fin a la guerra más larga de Estados
Unidos", decía la página web antes de que fuera retirada.
Los funcionarios del CNR no respondieron a
una solicitud de comentarios por correo electrónico sobre la eliminación.
Otras partes de la página web que detallan el
acuerdo alcanzado entre la administración Trump y los talibanes destacaron
partes que establecieron un alto el fuego entre el ahora desaparecido Ejército
Nacional Afgano y los talibanes, al tiempo que permitían a Estados Unidos
emprender actividades antiterroristas en áreas controladas por los talibanes.
El texto de la página web no dio indicios de que la administración Trump
esperara o incluso considerara probable una toma de posesión del gobierno de
Afganistán.*
Obviamente,
la manipulación de la Historia (sea como sea que la consideremos) es algo que
le es consustancial. La Historia ya es en sí un documento puesto al servicio de
quien lo escribe o de quien lo encarga, sea de forma voluntaria o involuntaria. No
hay "una historia", sino una colcha hecha con retazos de muchas cosas, cambiante según las circunstancias de escritura y de lectura.
Pero el
texto de Independent nos deja un ejemplo claro de "borrado" documental,
una de las formas de esta retórica del discurso histórico, por extensión, el
que da cuenta de los hechos.
Que lo
que antes fuera un "orgullo" y ahora es mejor eliminar, nos da cuenta
de ese proceso de reescritura por llegar y al que el borrado antecede. Este
borrado es necesario (aunque insuficiente) para posibilitar las críticas
republicanas a Biden y los demócratas. Trump ya está pidiendo la dimisión de Biden y la cuestión afgana pasará a estar omnipresente en su discurso como punto débil del presidente al que le tocó cargar con sus despropósitos, sin quitarle un punto a su responsabilidad en el desastre.
Esto
nos muestra la forma nefasta en que se entiende la acción política. Aquí lo
padecemos con bastante frecuencia. Son esos momentos en los que aquí, la prensa
o una parte de ella, recuerda al político que hace algún tiempo dijo
exactamente lo contrario.
Si ayer
criticábamos la "palabra dada" por parte de Biden para ejecutar
chapuceramente la retirada norteamericana causando el caos, es decir, su falta
de acomodación a la situación real, en el caso de Trump y los republicanos observamos
un proceso de signo contrario. Si Biden presumía de ser un "hombre de
palabra", el trumpismo es la falta congénita de palabra, la mentira constante con todo el desparpajo.
Desgraciadamente,
el trumpismo no es exclusivo de Trump ni de la política norteamericana, al
menos en este sentido de su relación con los "hechos" y con el
"pasado". Lo hemos visto con frecuencia en otros muchos líderes y
grupos, donde cada día comienza la Historia según convenga.
Pero no
es sencillo. Las guerras de la reescritura se dan en todo tipo de medios, tanto formales
como informales, luchando por imponerse sobre el mayor porcentaje posible de
opinión pública, que es donde se da la batalla política interior.
Por eso
la emergencia de noticias para paliar el borrado y la reescritura es constante.
En la CNN tenemos las declaraciones del ex secretario de Defensa con Trump aportando desmentidos:
Former Defense Secretary Mark Esper said
Tuesday that he was concerned that then-President Donald Trump
"undermined" the US' 2020 agreement with the Taliban by pushing for
US forces to leave Afghanistan without the Taliban meeting the conditions of
the deal.
The Trump administration's "Agreement for
Bringing Peace to Afghanistan" outlined a series of commitments from the
US and the Taliban related to troop levels, counterterrorism and intra-Afghan
dialogue aimed at bringing about "a permanent and comprehensive
ceasefire."
But, Esper told CNN's Christiane Amanpour,
"my concern was that President Trump, by continuing to want to withdraw
American forces out of Afghanistan, undermined the agreement, which is why in
the fall when he was calling for a return of US forces by Christmas, I objected
and formally wrote a letter to him, a memo based on recommendations from the
military chain of command and my senior civilian leadership that we not go
further -- that we not reduce below 4,500 troops unless and until conditions
were met by the Taliban."
"Otherwise," Esper continued,
"we would see a number of things play out, which are unfolding right now
in many ways."
Trump fired Esper in November 2020 in the wake
of the presidential election.**
Trump ha dejado tantos cadáveres, tantas humillaciones y desprecios, a su paso que ahora es probable que hagan cola para decir lo que "se debe saber" antes que la estrategia de borrados y reescrituras haga irreconocible el pasado e inexplicable el presente.
Desde mi punto de vista, lo que Trump intentó es de nuevo la "fotografía gloriosa", por lo que se aceleró sin garantías —como señala Esper— la retirada de las tropas. Trump había perdido ya las elecciones, pero en sus maniobras seguía acumulando "éxitos" pues se mantenía en su delirante idea sobre quedarse en la Casa Blanca y que culminarán con el asalto al Capitolio el 6 de enero. Lo que señala Esper es que el plan se llevó adelante sin que los talibanes cumplieran lo establecido en el acuerdo.
Ante el borrado de la web oficial republicana, las explicaciones se acumulan sobre lo que ocurrió, como nos explica la CNN en el mismo texto:
The agreement between the Taliban and the US
has come under fresh scrutiny in recent days after Afghanistan's civilian
government in Kabul fell to Taliban fighters this weekend, almost two decades
after they were driven from the city by US troops.
After years of negotiations, the Taliban and
the Trump administration finally signed a peace deal in 2020. The US agreed to
withdraw troops and release some 5,000 Taliban prisoners, while the Taliban
agreed to take steps to prevent any group or individual, including al Qaeda,
from using Afghanistan to threaten the security of the US or its allies.
But the deal didn't bring about peace.
Following the agreement, violence in Afghanistan
grew to its highest levels in two decades and the Taliban increased their
control of wider swaths of the country. By June of this year, the Taliban
contested or controlled an estimated 50% to 70% of Afghan territory outside of
urban centers, according to a United Nations Security Council report.
Although Afghan security forces were well
funded and well equipped, they put up little resistance as Taliban militants
seized much of the country following the withdrawal of US troops beginning in
early July. Now factions within the Biden administration are embroiled in a
blame game over why the US government didn't act sooner to withdraw American
citizens and Afghans who helped the US over two decades of war, leading to a
rushed and dangerous evacuation.**
En el primer párrafo se nos muestra ya ese contra ataque ante el borrado y la próxima reescritura republicana. Pero lo que hizo Joe Biden en su discurso es otra forma del mismo principio. Ha tenido al menos el valor de decir que no esperaban que la caída fuera tan rápida. Sería mejor decir que "no hicieron caso de las advertencias" sobre lo que iba a ocurrir, como ya le pasó a Esper, el ex Secretario de Defensa con Trump.
Los políticos son cada vez más difíciles de asesorar por los cálculos que manejan son otros a los del sentido común o, si se prefiere, a la posibilidad histórica de hacer. El caos y el dolor creados en Afganistán, lo que pueda llegar, tras lo ya ocurrido, son la suma de de lo que hizo mal Trump, por acelerar una salida que pudiera manejar como una "victoria" —Trump, el rey de la negociación, el "arreglador" de los conflictos irresolubles— y de Biden —el presidente empeñado en terminar una "guerra" interminable, incapaz de trazar un plan alternativo y manejar unos plazos razonables frente al desastre heredado— como el cumplimiento de su palabra.
Podríamos ir más atrás, más allá de los veinte años de esta guerra, ir a las guerras anteriores y a la acumulación de errores y terrores. Pero ya hay bastante con evitar que se pierdan por el camino acontecimientos relevantes para esta escritura interminable que es la Historia.
El borrado de la web republicana es tan descarado que habla por sí mismo. Trabajarán como si ellos acabaran de aterrizar en el planeta. Las críticas llueven desde todas partes y cada nuevo acontecimiento formará parte de esta cadena de despropósitos. Ahora llega el momento de intentar dar sentido a las acciones cuando muchas veces han sido inercias desde propósitos iniciales confusos o absurdos.
* John Bowden "Republicanos eliminan página web que celebra el acuerdo de Trump con los talibanes" Independent (en español) 17/08/2021 https://www.independentespanol.com/noticias/trump-afganistan-guerra-talibanes-republicanos-b1904290.html
** Paul
LeBlanc "Ex-defense secretary: Trump's push to get US troops out of
Afghanistan possibly 'undermined' deal with Taliban" CNN 18/08/2021
https://edition.cnn.com/2021/08/17/politics/mark-esper-donald-trump-taliban-afghanistan-cnntv/index.html
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