lunes, 7 de junio de 2021

A vueltas con el racismo y la xenofobia anti asiática

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La CNN le dedica en estos momentos su lugar de preferencia en la web al "sentimiento antiasiático". Lo hace con una página interactiva de cuidado diseño a la que se accede desde el titular "Rejected by customers, harassed by colleagues", en la que nos reciben unas palabras clarificadoras, "It's not in the streets / and it's not just in America" a la que sigue una conclusión: "Asians around the world are coming forward saying racial discrimination in the workplace is a problem, too". Conforme avanzamos, la representación del planeta va girando para mostrarnos distintos lugares del mundo en los que se ha destapado el sentimiento "antiasiático".

Hace unos días comentábamos aquí mismo que una de las consecuencias de los ataques a China de Trump. primero, y posteriormente de Biden, cuya política exterior no ha cambiado en este sentido, tenía como consecuencia el crecimiento del odio contra los ciudadanos chinos en particular y contra los asiáticos en general ya que el "odio racista" no suele ser demasiado fino a la hora de establecer diferencias ni sutilezas. La propia CNN ha aumentado el número de noticias sobre China de forma espectacular en este tiempo y casi siempre son malas, noticias negativas de cualquier especie. Por eso sorprende, hasta cierto punto, este ejercicio de denuncia que ahora practica. El hecho constante de poner el foco negativo sobre China tiene esta consecuencia.



El hecho de que republicanos y demócratas estén de acuerdo en que el mayor rival económico de los Estados Unidos sea China implica que los medios alineados políticamente con unos y otros se mantengan en la misma línea de acoso constante y se seguirán produciendo ataques a las personas más cercanas que ninguna culpa o responsabilidad tienen en todo aquello que aparece en los medios.

Mientras no seamos capaces de distinguir entre "gobiernos", "personas" y "culturas", haciendo a todos responsables de lo que hacen desde arriba o de lo que se hizo hace cientos o miles de años, estos problemas de odio se seguirán produciendo. Por eso es esencial que los medios sean conscientes de los daños que pueden causar con sus actitudes y enfoques. El gran problema al que nos enfrentamos precisamente es que hoy los medios se basan en las audiencias para el tratamiento de la información. Se trata de seguir la ola de la opinión y deslizarse sobre ella. La adición de comentarios es otro factor que contribuye a la expresión y concentración del odio en los propios medios.



Que la CNN haga periódicamente un lavado de imagen a través de informaciones de denuncia del racismo anti asiático es solo una parte de la cuestión. La traducción de estos ejercicios informativos que llegan desde el campo de la política en un círculo vicioso difícil de parar entre políticos, medios y opinión pública, es la violencia contra las personas que reciben injustamente las iras. Un artículo racista, un titular xenófobo, una interpretación segada... se traducen en un ataque en mitad de la calle, en el incendio de un comercio o en cualquier otra manifestación de la cual los medios dan cuenta como si fueran hechos que se producen debido a la radicalidad de la gente.

En España es posible identificar con total claridad los medios que publican ataques anti China por cuestiones ideológicas. He leído en algún medio —lo hemos señalado aquí— artículos dignos de los peores momentos de la "guerra fría". Han sido artículos cuya incitación al odio no se enmascaraba. Ha sido odio ideológico (anti comunismo) que se traducía en odio racista. Poca información y mucha bilis en titulares y en el texto.



La política irresponsable de ciertos medios se acaba traduciendo en esos ataques que la CNN dice que se producen "no solo en América". No sé si esto les sirve de consuelo.

La postura europea en su conjunto es mucho más moderada que la norteamericana al respecto, lo que no quita que en el plano mediático tenga sus episodios agresivos en la prensa más ideologizada, un fenómeno conectado con la propia crisis mediática. La forma de asegurarse lectores es radicalizarse y la cuestión de China tiene todos los ingredientes que necesitan: ideología, racismo y una envidia nada sana al innegable ascenso asiático, que se convierte en la fuente de todos los males. Si en Asia se crece, eso implica que aquí se decrece; si allí se produce, aquí se crea paro. Es una propuesta sencilla que la gente entiende con su lógica de andar por casa y les permite dar salida a las frustraciones que nuestro propio sistema produce por incapacidad de enfrentarse a los problemas.



El que tiene un chiringuito en la playa acabará estableciendo la cadena de culpas hasta llegar a la conclusión que sus males comenzaron en China. ¿Por qué no? Es lo que hizo Donald Trump con gran eficacia y que le proporcionó votos y simpatías. Los enemigos de fuera siempre son rentables y, especialmente, sirven para desviar la mirada de los verdaderos responsables de las situaciones, la mayoría de las veces demasiado próximos a nosotros.

Se nos olvida, por ejemplo, la importancia que ha tenido para el sector comercial español la presencia del turismo chino, sobre todo un turismo de "compras" y cultural, muy diferente al de playa y ocio nocturno. Eso ha llevado a que grandes almacenes dedicaran especial atención al turismo llegado de China, que pusieran traductores y carteles en chino en sus plantas e incluso los mensajes de la megafonía. Su gasto en compras es muy superior al de este turismo que celebramos tanto ahora.



No he visto un solo reportaje en los medios españoles sobre lo que supone el turismo chino en España, sobre sus características. En una tesis que se defendió hace tres años estudiamos en uno de sus capítulos precisamente este fenómeno y lo que suponía económicamente. Pero, me imagino, al no afectar al "ocio nocturno" (no es turismo de esa clase) nadie se ha molestado en investigarlo.

Hoy en día es muy difícil hacer buena información y muy fácil producir desinformación; producir información radicalizada sirve para asegurarse fieles e iracundos lectores. Cualquier cantamañanas radical logra más seguidores que cualquier persona sensata que no busque dar la nota con algo llamativo. Lo hemos visto en los Estados Unidos y lo vemos aquí. Es la economía informativa de la atención y la tensión, algo necesario para mantener enganchados a los lectores o espectadores.



El profundo desconocimiento de China en todos los niveles hace que sea fácil manejar una caricatura que acaban pagando los ciudadanos asiáticos repartidos por todo el mundo, como inmigrantes, como turistas o como residentes.

Los artículos de la CNN dejan al descubierto una parte de la situación que contribuyen a crear con el resto del material publicado. Por eso resulta tan poco creíble, sin dudar de la buena intención de los firmantes. Mostrar que los ataques no solo ocurren en "América", como se señala, tiene cierto tufillo exculpatorio porque en modo alguno se analiza porqué es allí donde se está produciendo el epicentro xenófobo y racista antiasiático. Las sutilezas periodísticas o políticas no logran frenar esa gran etiqueta, "asiáticos" en la que se engloban ahora todos los males que padecemos en todas las partes del globo.




Lo repetimos de nuevo: no se deben confundir gobiernos, culturas y personas. Entremezclar todo solo lleva a la confusión y a crear víctimas que nada tienen que ver con lo que ocurre. ¡Hemos visto tantos casos injustos de ataques a personas inocentes! Da igual que tengan pasaporte norteamericano, chino, coreano, japonés o de cualquier otro lugar. No podemos pagar en personas que son inocentes nuestras fantasías y fobias. Los lamentos por los ataques a los "asian americans" deberían ser los mismos que por los asiáticos, de cualquier país, de visita en terceros países. Todo lo demás es una enorme hipocresía.

Me sorprende de nuevo que los artículos contra la xenofobia y el racismo anti asiáticos se incluyan en la sección "Business" en la CNN, algo más que un lapsus. No sé cuál es la forma de clasificar el "racismo", pero parece claro no quiere ser etiquetado bajo la etiqueta "política". Es extraño, sí.



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