Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo
hemos explicado en numerosos casos, desgraciadamente. Hemos tratado de explicar
lo inexplicable de cómo el gobierno egipcio practica un islamismo sin islamistas,
con enormes consecuencias. Egipto es hoy una dictadura peor que la que vivió
con Hosni Mubarak en sus treinta años de reinado. Al-Sisi es un dictador
implacable que trata de evitar que la clase militar y política de la que es
representante sea desalojada del poder.
Para
mantenerlo, ha cogido las dos herramientas más poderosas: el control del orden
público, persiguiendo cualquier disidencia, y erigiéndose en juez implacable de
la moral en nombre de unos sacrosantos valores egipcios, de los que son
víctimas sobre todo las mujeres.
Egyptian
Streets nos da cuenta del desenlace judicial de las denuncias contra cinco
jóvenes acusadas de diversos cargos por haber aparecido en la red social de vídeos
compartido TikTok.
El breve
texto de la noticia tiene dos partes definidas. La primera es el caso concreto,
el resultado del juicio contra las jóvenes. En la segunda parte se define el
contexto legal en el que se ha producido esta condena.
Esta es la primera parte de la noticia:
The Cairo Criminal Court issued a verdict
earlier today, Sunday the 20th, sentencing Haneen Hossam to 10 years in prison
and ordered her to pay a EGP 200,000 fine. The court also sentenced Mawada
Aladhm and three others to six years in prison and imposed a EGP 200,000 fine
on each. All five defendants were charged with human trafficking, according to Al Masry al Youm. The proceedings were
presided over by justice Mohamed Ahmed El Gendy.
Hossam and Aladhm were arrested last year and
sentenced to prison in July 2020 by the Cairo Economic Court after being found
guilty of violating Egyptian family values and inciting debauchery. In January
2021, Hossam was acquitted of the charge earlier this year and Aladhm’s prison
sentence was overturned.
Pending trial over charges of human
trafficking, Hossam was released in February, but Aladhm resumed her detention.
The prosecution has accused them of human
trafficking and running social media accounts with the aim of recruiting young
women for video sharing platform Likee, as well as publishing video content
deemed inappropriate by authorities—charges the two women have vehemently
denied.*
El régimen de Al-Sisi vive de este tipo de sucesos. Los necesita para mantener una imagen que no pueda ser "erosionada" desde el exterior por los islamistas acusándole de impío. Las condenas contra aquellos que no entran en los cánones virtuosos son cada vez más frecuentes. De esta forma, al-Sisi mantiene el discurso ultraconservador, por un lado; por otro, siembra el pánico en las redes sociales, un mundo sometido a un estrecho régimen de vigilancia por parte de los servicios de Inteligencia pues saben que es allí donde se refugia la disidencia.
Abdel Fattah al-Sisi lo dijo con claridad al poco de llegar acceder al gobierno: "solo escuchadme a mí". Para llegar a este punto, el presidente —militar formado en Estados Unidos y Reino Unido, agregado militar en Arabia Saudí y Jefe de los servicios de Inteligencia Militar, la llamada Oficina de Inteligencia y Reconocimiento, ministro con los islamistas a los que derrocó— se había formado una imagen específica: la del piadoso enviado de Dios para salvar al pueblo egipcio.
Con al-Sisi no solo ha retrocedido la libertad general, sino que está se ha extendido hacia las zonas de la moral, creando un monstruo devorador e implacable llamado los "valores familiares egipcios", elevados al rango de verdad divina, bajo el que se puede cortar cualquier intento de salir fuera de los estrechísimos márgenes que quedan a las personas. La apariencia pasa a ser todo ante un tribunal que es social y judicial, mediático e institucional. Al-Sisi sabe que es juzgado por su capacidad para mantener el "orden social y religioso", que se identifican. Hoy son estas chicas en TikTok, pero ayer fueron las campañas contra los "ateos" y contra los "homosexuales", que también pueden ser encuadrados dentro de los peligros de esos "valores familiares egipcios".
Todo esto se manifiesta como una enorme ironía, porque la justificación del golpe militar fueron las protestas de la gente contra el gobierno islamista de los Hermanos Musulmanes, con Morsy al frente. En su intento de cuadrar la realidad con sus acciones, el régimen actual se considera como un "golpe de timón" para redirigir la voluntad popular de las protestas contra Mubarak a los "excesos" que llevaron a los islamistas al poder. El "no-coup", otro despropósito con ironía, se produjo, bajo este prisma, a "petición del pueblo", incluidas las matanzas, tal como explicó al-Sisi, "hice lo que me pedisteis", uno de los mayores ejercicios de cinismo de la historia egipcia.
Al-Sisi sabe que la Revolución de 2011, el levantamiento que acabó con Mubarak (o que hizo que los militares prescindieran de él para seguir en el poder) lo protagonizaron los jóvenes, que fueron ellos los que salieron a decir "¡basta!", que fueron ellos lo capaces de organizarse para enfrentarse y hacer resistencia unidos en Tahrir.
Al-Sisi ha creado la fusión total: los militares y el pueblo son una unidad indisoluble (una misma mano, en expresión oficial). Hay gente en la cárcel bajo la acusación de "intentar separarlos". Evidentemente esa separación es cualquier crítica, justificada o no, que se haga al estamento militar o a las personas. La excusa le sirvió para eliminar a sus oponentes a la presidencia, donde dos eran militares. Se deshizo de todos y tuvieron que montarle un "opositor" de pacotilla para que no se presentara solo. El pobre contrincante dedicaba sus mítines a loar la figura de al-Sisi.
En todo este ejercicio represivo, el presidente se presenta como una figura "paternal", figura muy querida y buscada por los dictadores del mundo, especialmente en el mundo árabe, donde la idea patriarcal, en todas sus ramificaciones, sigue estando muy presente en la imaginación popular. El dictador es el padre en una dimensión absoluta. Es el padre de todos, el que le cuida y castiga siempre por su bien, el que defiende los "sagrados valores de las familias egipcias".
Bajo este prisma, son los jóvenes los que deben ser guiados hacia la verdad y la recta conducta. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, que son vigiladas con especial cuidado.
En este contexto es el que debemos ver lo ocurrido con TikTok y esta condenas. La segunda parte del artículo en Egyptian Streets nos explica:
TikTok Arrest Campaign
Hossam and Aladhm are among nine
women TikTok content creators arrested last year on charges ranging from ‘violating family
values’ to human trafficking and inciting debauchery. The arrest campaign drew
condemnation from human and women’s rights groups who contend that authorities
disproportionately targeted women from low-income backgrounds using vaguely worded
and controversial legal codes, namely ‘violating family values’.
The charges were brought under provisions of the country’s controversial 2018 cyber crime law, which criminalizes acts that violate Egyptian family values without defining clear legal parameters of what constitutes an act of violating said values. Legal experts and activists argue that the vaguely worded clause leads to unfair criminalization and is disproportionately used to police women’s bodies.
Activists also argue that the arrests were initially motivated by the women’s appearance and choice of clothing on social media, which violates their constitutionally protected rights to freedom of dress and expression.
La descripción es sucinta pero muy clara. La aplicación de unos "valores familiares egipcios", sin definir más que negativamente, es una forma represiva que se aplica especialmente a las mujeres.
¡Qué contraste con el escándalo del caro hotel de El Cairo en donde jóvenes ricos violaban a su gusto a jóvenes a las que drogaban! El asunto —conocido internacionalmente como "Fairmont Hotel Scandal"— solo salió a la luz pasados algunos años y dejando huir a los que se les notificó previamente lo que iba a suceder.
El régimen de al-Sisi es una dictadura militar que se camufla bajo la "virtud", algo que satisface a muchos egipcios, deseosos siempre de aparentar socialmente su piedad. La oportunidad inicial de crear una sociedad abierta y conviviente se deshizo pronto ante el implacable deseo de control, especialmente de las mujeres.
Creo que no se estudia suficientemente esa "voluntad de virtud", por parafrasear a Nietzsche y su concepto. El poder se camufla aquí de voluntad piadosa, de seguir las normas de un Dios convertido en monolito por la aplicación de unas estrictas normas con las que se satisface el deseo de imponerse a los demás, de imponer criterios cada vez más estrictos, pues es la necesidad de sentirse superiores mediante el castigo lo que hay que satisfacer. Eso produce un intenso placer en aquellos que se muestran ante los demás como "virtuosos" frente a aquellos a los que se condena por irreverentes, por atentar contra ese plan divino que eligió a Egipto como "madre de la Humanidad" y dechado de virtudes para admiración de los siglos. Al-Sisi es buen conocedor de la psicología popular, definida y manipulada por el propio poder.
El régimen es profundamente patriarcal, pese a que intenta transmitir un tufillo de modernidad sobre todo de cara al exterior. Desgraciadamente, son muchos los países que han comprado esta imagen de modernidad para poder mantener relaciones con el régimen, especialmente en lo económico y militar. El aspecto estratégico es importante y Egipto sigue cobrando (literalmente) la cobertura a Israel.
Ese carácter patriarcal se define de forma muy clara en sus ataques a las mujeres, que también fueron una parte importante de la revolución de 2011. La revolución fue también "rebelión" contra un sistema represivo que dejaba a las mujeres bajo control estricto. Nada más ilustrativo que los "test de virginidad" realizados como forma intimidatoria por los médicos militares a las jóvenes en la Plaza del Tahrir. Se realizaban, decían en un enorme ejercicio de cinismo, para "tranquilidad de los padres". Allí se comenzaron a practicar las violaciones en grupo a las mujeres que iban a las manifestaciones. Una periodista occidental sufrió la misma violencia. Me vienen a la mente los sistemas de protección que los jóvenes crearon para prevenir los ataques contra las mujeres que protestaban en la Plaza. Los islamistas, que participaron poco y le sacaron todo el provecho, también consideraban que las mujeres estaban "donde no debían".
Encuentro la descripción del juicio de mayo, del que se acaba de conocer la sentencia. Ahora, tras la condena, adquiere un sentido más claro. La noticia apareció así en EG24 News:
Criminal Court presented the case with Hanin
Hossam and 3 others, of trafficking in human beings.
The court displayed a number of videos during
the session, relating to the accused Hanin Hussam and Mawaddah Al-Adham, which
included the videos that were published through the Tik Tok application.
During the presentation of the videos by the
technical committee, Mawada denied the charges against her, saying, “I am not
the one in the video … I swear by God I did not exploit the children and I
could never exploit these children,” until she collapsed from crying in the
dock.
While watching one of the videos in which
“Mawada” appeared while dancing, “Mawada” boycotted the court, “I want to speak
and make clear to you an important need,” which was rejected by the President
of the Court and threatened her to leave the session and not attend the rest of
it.
After the court finished presenting the case,
Mawaddah Al-Adham’s lawyer argued that the investigations were invalid and the
accusation was false, and that the case was free of the crime of human trafficking.
The defense added in front of the court:
“Ramadan serials contain more scenes than what I have assigned to publish on
tik tok, and are broadcast on television every day, as well as advertisements
that are used by children on a continuous basis.”
Mawaddah al-Adham’s defense demanded his
client’s innocence, saying, “Look at her with compassion and charity.” At that
time, Mawaddah directed her speech to the judge, “consider me like your girl,”
and the chief judge asked her to remain silent, “In defense she will speak on
your behalf.”**
Esa petición de ser vista como "una hija", esa petición de "compasión y caridad" no se han visto en el resultado.
Habría que meterse en la mente de ese juez, una labor de espeleología social poco gratificante. Son los jueces que miran para otro lado en casos como el de Giulio Regeni o Shaimaa al-Sabbagh, asesinados, con sus asesinos libres o absueltos. Se condena a más años de cárcel, en nombre de principios oscuros, que a asesinos. Esto demuestra dónde ve el peligro el régimen egipcio, dónde ve el desafío a su imagen y poder.
La perversión social que esto supone es enorme, porque el respaldo que al-Sisi tiene, el número de adeptos públicos —es necesario mantener la sisimanía— se basa precisamente en estos casos que se perciben como muestras de una virtud social. Si el presidente pudo presentar las matanzas que le llevaron al poder como atender una orden popular, las condenas en nombre de los "valores familiares egipcios" se hacen en nombre de la protección del pueblo virtuoso que es necesario crear, mostrar a los ojos de todos para que se perciban como algo real. Da igual que esos valores no se especifiquen; "existen" porque hay mujeres peligrosas, esas jóvenes, que con sus vídeos pueden destruir la perfecta sociedad egipcia y sus valores eternos.
Las acusaciones son algo más infundadas; son pretenciosas. Esto no es trivial pues da cuenta del carácter teatralizado y grandilocuente del régimen, de su retórica popular dando esté tipo de argumentos de superioridad moral frente a las múltiples carencias de todo tipo que padece una parte importante del pueblo egipcio. ¿No es ridícula pretenciosidad detener a una mujer por "traicionar" la "herencia egipcia" por hacerse una fotografía ante un monumento? ¿No dice bastante de cómo se percibe este régimen?
Al-Sisi es algo más que un dictador. Está llevando a Egipto, a la sociedad en su conjunto, a un punto en el que no puede eludir su complicidad en la represión. Ha creado un aparato represor que, a diferencia de otras dictaduras sin máscara, se identifica con la virtud, con el deseo virtuoso de todo buen ciudadano. Esto es muy peligroso por lo que supone de distorsión general del mundo y de las relaciones sociales, que se ven afectadas profundamente. Estas mujeres no son solo víctimas del sistema judicial de la dictadura. Son estigmatizadas con demonios de los que la sociedad debe prevenirse para mantener su inmaculado sentido moral, algo ridículo por las cifras negativas de corrupción, acoso sexual y violencia. Identificar la represión con la virtud y el espíritu nacional es una perversión que tendrá efectos intensos en el futuro. La violencia del régimen se esconde tras esos supuestos "valores familiares", una compleja tapadera. El enemigo tiene, pues, doble cara: los islamistas, por un lado, y un conglomerado de mujeres, ateos y homosexuales que les sirven de espejo negativo y satisfacer sus ansias hipócritas de virtud. Con esto, el régimen camufla lo que realmente hace: impedir cualquier atisbo de libertades o de desarrollo individual. El grupo pulveriza a la persona, la estigmatiza y encierra. No hay más opción que el modelo oficial del buen ciudadano definido por las instituciones.
Me vienen a la mente textos como los que Albert Moravia escribió para explicar la complicidad social con el fascismo en Italia (la novela El conformista) o los trabajos de Hannah Arendt sobre el mal y lo cotidiano en la Alemania nazi.
* "TikTokers Haneen Hossam, Mawada Aladhm: 10 and 6 Years Imprisonment for ‘Human Trafficking’" Egyptian Streets 20/06/2021 https://egyptianstreets.com/2021/06/20/tiktokers-haneen-hossam-mawada-aladhm-10-and-6-years-imprisonment-for-human-trafficking/
** "“Consider me the same as your girl” .. What did “Mawaddah Al Adham” say to the court during Arr" EG24 News 18/05/2021 https://www.eg24.news/2021/05/consider-me-the-same-as-your-girl-what-did-mawaddah-al-adham-say-to-the-court-during-arr.html
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