Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En los últimos años asistimos a conflictos camuflados en el espacio mediático. No sé si hemos llegado a comprender la transformación que ha supuesto la constitución de una sociedad mediática y seguimos pensando en términos convencionales, que son mucho más simples y con agentes más definidos, más claramente identificables.
Los medios hoy están mucho más difuminados en su perfil, que pasa a tener otro tipo de características definitorias frente a las mucho más nítidas de los medios clásicos. Por ello, es importante tener una capacidad de autodefinición firme. El "qué quiero ser", cuáles son mis límites, cómo quiero ser percibido por los otros, que necesidades quiero atender, etc. son esenciales en un espacio global, interactivo y digital en el que cualquier cosa es posible y donde puedo ser todos los medios anteriores en uno solo, y dar salida a todo tipo de informaciones, lo que me puede traer problemas en la competencia (todos compiten con todos) y especialmente en la identificación (todos se parecen entre ellos).
En estos días, RTVE ha estado en el punto de mira ya que es el único medio que, dada su naturaleza de ente público, tiene que rendir cuentas ante el Parlamento informando de sus planes de futuro y logros alcanzados. Creo que su presidente ha tratado de mostrar que quiere nuevos planteamientos para el ente que le sirvan de definición frente a la conjunción mediática que supone ser competencia con todos en un sistema que no diferencia el papel de los medios públicos y los lanza al mercado. En RTVE.es se recogían las palabras del responsable ante la comisión parlamentaria:
El presidente de RTVE, José
Manuel Pérez Tornero, ha dicho este jueves en el Congreso, en su primera comparecencia
periódica ante la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación
RTVE y sus Sociedades, que su proyecto de gestión y el del consejo de
administración será mejorar cuanto antes la audiencia y sobre
todo la relevancia de RTVE, ofreciendo entretenimiento
de calidad, información veraz y plural, y eficacia en la gestión
presupuestaria.
Pérez Tornero ha avanzado que “el ritmo del cambio está trazado. Tras la campaña electoral iniciaremos un cambio muy rotundo”. También ha dicho que su reto será convertir a RTVE “en la plaza pública donde quepan todos los españoles” y se ha comprometido ante sus señorías “a que todos se sientan orgullosos de RTVE”.*
Cuanto mayor sea la audiencia del medio público, mayor es la tentación intervencionista, el deseo de rentabilizarla por unos y de defenderse por otros. Eso se puede extender a la idea de "relevancia", donde su aumento hace crecer también la tentación.
RTVE ha sido siempre un escenario de conflicto para los políticos que siempre han hablado de "autonomía", pero han hecho todo lo posible por impedirla, queriendo tener un medio sumiso por el que pasearse y poder exponerse en persona en entrevistas y con informaciones constantes. Le es difícil a los profesionales librarse de la presión política, ya sea desde dentro o desde fuera.
Pese a las buenas intenciones de muchos profesionales, la política le ha hecho un flaco favor a los medios públicos que han tenido que padecer las presiones políticas, las directrices y el abandono de parte de las audiencias, ante la alegría de sus medios rivales que se regodean en adelantarles en audiencias, ganar en credibilidad informativa, etc. y lo pregonan cada día. Muchas veces, las críticas son ataques velados para restar credibilidad y atraer a sus propias audiencias en esta lucha despiadada y barriobajera que se produce en ocasiones entre medios.
Por lo que acabamos de decir, pareciera que los medios públicos son solo "informativos". Ha hecho bien Pérez Tornero en distinguir la información del entretenimiento. Yo me atrevería a ir más allá y distinguir el "entretenimiento" de la "educación" o "formación" de la ciudadanía. Esto es evidente y, además, muy necesario si se tienen en cuenta el panorama de este país y cómo RTVE ha perdido precisamente la batalla con la que prácticamente no tiene competencia, la cultural. Esto fue una seña de identidad de la televisión pública cuando no había privadas, a la que se renunció directamente en favor del llamado entretenimiento, concepto que fue penetrando en todos los ámbitos y pervirtiendo su esencia.
El mismo artículo recoge las palabras de Pérez Tornero sobre esta cuestión:
Ha asegurado tajante que el llamado info-entretenimieto no va a tener continuidad en RTVE, y ha aclarado que “hay que distinguir entre periodismo de calidad e info-show”. “Los informativos son responsabilidad editorial de RTVE”, ha añadido.
“El periodismo que debe hacer TVE es público, valioso, informar con profundidad. Todo lo que sea banalización, show y escándalo no debería estar en ninguna parte de RTVE, pero fundamentalmente en los informativos. La ley dice que la información es responsabilidad interna de RTVE. Les aseguro mi compromiso con esa responsabilidad interna. Seguiremos el informe de la CNMC sobre esa idea. Es un sentir general de todos los profesionales de la casa que el periodismo de calidad vale la pena y el periodismo banal no vale la pena y menos en la televisión pública”.*
Aplaudiendo esta idea, es necesario sacar a RTVE del puro enfoque "noticioso", que es el que está siempre en disputa y afrontar un estilo de programación que responda a un modelo más abierto sobre lo que es la televisión hoy y, sobre todo, lo que son las necesidades culturales actuales. En nuestro sistema, el estado tiene responsabilidad sobre la formación cultural. Hay que rechazar el enfoque puramente comercial de la cultura. El medio privado busca su beneficio y recurre a cualquier elemento que le permita conseguir más audiencia para conseguir más ingresos. Los medios públicos deberían tener otro enfoque, más ciudadano.
El conflicto "audiencia-relevancia" es una dicotomía ficticia ya que la relación entre medio público y audiencia debe ser desde un criterio profesional y social claramente de mejora de la ciudadanía. Confundir "ciudadanía" y "audiencia" no es acertado ni aceptable para un medio público que tiene como centro la sociedad en su conjunto, no el gusto mayoritario, que puede ser zafio y trivial. Si políticamente debe ser neutral, el medio público no puede serlo "culturalmente". Esto puede ser complejo, pero no imposible; lento, pero no improductivo.
Es ya el momento que RTVE, que es de todos, se lance a un proyecto más ambicioso, capaz de jugar el papel necesario en el entorno mediático, allí donde no compite con los otros: en la cultura. A los políticos les interesa lo que a ellos les afecta, su representación mediática, pero no lo son todo, afortunadamente.
La lucha por la atención política es cada vez más intensa y los medios que permiten el acceso directo a las audiencias por parte de los políticos cobran más importancia para sus objetivos de promoción y debate. Esto va en detrimento de muchas cosas. El papel de los medios públicos no puede ser servir de altavoz constante a los políticos, sino promover la mejora cultural, en un sentido amplio del término y en uno también muy específico, en el de cuidar la deteriorada salud cultural de este país, en este momento bajo mínimos.
Hay que empezar a definir la "cultura" con más claridad e intensidad; hay que cambiar los objetivos más allá de la cifras de las audiencias y empezar a investigar los cambios cualitativos, por decirlo así, en las personas. Los resultados deben ser más a largo plazo que este día a día sin horizontes que nos crean.
* "Pérez Tornero: "RTVE sigue siendo relevante y lo puede ser mucho más"" RTVE.es 29/04/2021 https://www.rtve.es/rtve/20210429/perez-tornero-rtve-sigue-siendo-relevante/2088308.shtml
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