Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
batalla del gobierno sobre la vacunación entra en una nueva etapa. Pedro
Sánchez ha decidido una estrategia que le está costando bastantes
complicaciones, pero no es persona de rectificación fácil. Su "vacunación,
vacunación, vacunación" parte de que el mundo se ajustará a sus planes sí
o sí, aunque la realidad ya ha dejado en evidencia a más de uno. Los compañeros
y socios empiezan a ponerse nerviosos con que sean otros los que se lleven el
mérito de salvar a España del coronavirus, una oportunidad de entrar en la
Historia o, algo más difícil, en el callejero.
La Vanguardia
toca un asunto complicado, el del futuro educativo con horizonte en el próximo
curso, del que apenas falta un pequeño trecho, pero con importantes elementos,
como son los exámenes finales, las pruebas de acceso, etc. Mucho me temo que el
caos que observamos en estos momentos, con el gobierno por un lado y las
Autonomías por otro, se traslade a la Educación, como ya ocurrió anteriormente.
En el
diario se nos dice:
La clave del optimismo reside en el plan de
vacunación que tiene como objetivo inmunizar al 70% de la población antes de
que finalice el verano.
Los docentes de escuelas e institutos han
sido incluidos en el grupo prioritario de vacunación y cuentan con, por lo
menos, una primera dosis. Por otra parte, la transmisión entre niños es
menor.
En este cuadro, faltan los docentes
universitarios, sobre los que Castells, dijo que "tienen razón" al
reclamar que se les vacune, pero, aseguró, la priorización de grupos es una
decisión que no le compete. Esta decisión la tienen que tomar los expertos que
integran la ponencia de vacunas del Consejo Interterritorial de Salud,
siguiendo el plan nacional de vacunación, donde llegan las peticiones "de
grupos muy diversos" que se evalúan.
En todo caso, una parte importante del
personal educativo estará ya inmunizado al pertenecer a los grupos de mayor
edad que se están vacunando estas semanas. *
Uno entiende lo del "futuro" y el "optimismo", pero cuando el futuro es tan incierto, basado más en un deseo político de llegar al verano y llenar playas y terrazas, no es fácil dejarse arrastrar por él. ¿Y si tenemos otra nueva ola tras el verano, como la experiencia hace temer? El futuro de Sánchez choca con la realidad de los botellones y celebraciones masivas que hemos podido ver en estos días y de cuya visión muchos estamos tratando de recuperarnos.
El "si no hay contratiempos" del titular de La Vanguardia es poco alentador porque está crisis sanitaria es puro "contratiempo", es decir, ha echado por tierra las previsiones positivas de unos y otros. Todo se hace porque no hay riesgo y todo se agrava porque ha habido contratiempos. Todo es seguro hasta que se demuestra lo contrario, algo frecuente. Lo llamamos "olas", pero son el resultado de esa imprevisión llamada "contratiempo".
La preocupación en la universidades crece por lo que dice dejarse hasta agosto para su decisión. Recordemos que esos plazos también causaron bastante desconcierto en el pasado curso, cuando se dejó todo para el último momento.
27 agosto 2020 |
Preocupa ese uso final del "en todo caso", también construido sobre un supuesto, el de la vacunación de los grupos afectados, algo que está por ver. La vacunación está dejando al descubierto múltiples flecos administrativos en la actualizaciones de datos, coordinaciones entre mutualidades y Seguridad Social, que puede hacer que haya personas perdidas, sin nadie que les digan cuándo, dónde o quién les tiene que vacunar. Lo digo con conocimiento de causa.
No hace muchos días, se escuchaba en la sesión de una Junta de Facultad la queja por el olvido como grupo prioritario del profesorado universitario, que tendrá que verse enfrentado a una población que parece que no se cuida lo que debe, como es una parte del alumnado universitario. También se puede decir esto con conocimiento de causa. Es deprimente que tras mantener las condiciones en las aulas, se formen corrillos a la salida perdiendo toda precaución. Algunos lo llamarán "libertad", otros "falta de precaución". El final del estado de alarma ha sido un aviso de lo que nos podemos encontrar al decaer cuestiones como los aforos.
Quedan muchas preguntas en el aire. Mi universidad, por ejemplo, ha estado vacunando todos los años de la gripe. ¿Por qué no puede hacerlo con el COVID si dispone de un servicio médico cualificado para ello? Hace unos días, se formulaban una pregunta parecida cuando hablaban del empleo de las Mutualidades para avanzar en la vacunación. ¿Por qué se desaprovecha esto? ¿Por qué si todas las empresas están obligadas desde cierto número de trabajadores a tener un servicio médico, no se usa para vacunar a los trabajadores de las empresas? El mundo, excepto en la enseñanza, no se organiza por edades, sino por espacios de convivencia, de los hogares a las empresas. Las terribles muertes en las residencias de mayores ha distorsionado la percepción de la pandemia. Ellos eran prioritarios, pero, fuera de ese escenario, la gente se reúne con otros criterios. Los grupos de jóvenes y los de ancianos son grupos de edad, pero luego hay muchas más variables que hace que coincidan personas de distintas edades, por lo que unos tendrán vacunas puestas y otros no.
Sabemos muy poco sobre la duración de las vacunas. Unos hablan de tercera dosis otros, en cambio, especulan sobre validez que tendrán contra algunas de las variantes que están circulando por el mundo y que acaban llegando sí o sí a todas partes, ya sean con un carguero indio o con un hombre de negocios que ha estado en un seminario de negocios en no se sabe dónde al que asistió un ciudadano contagiado desde el otro punto del globo. Solo hay una cosa cierta, acabará llegando. Lo hemos comprobado una y otra vez, por muy lejano que sea el origen, en un par de semanas se detectan los primeros casos.
Después de todo este tiempo, volvemos a la inseguridad o al caos. El mismo fenómeno que se da entre administraciones autonómicas se da entre universidades, que dependen de ellas. Los rectores preguntan a los consejeros y los consejeros a los ministros. El profesorado pregunta a las autoridades del centro y estas a los Vicerrectores que dicen que tratarán de que consejeros o ministros les reciban.
Pero al final hay un espacio, el aula, un número de alumnos y un espacio en donde se impartirá una clase que puede ser de muchas maneras. La tendencia ascendente a preguntar implica muchas veces la espera indefinida de una respuesta descendente. Y el calendario corre.
La educación es una parte esencial de la estructura social, una actividad que cubre desde las guarderías a los universitarios estableciendo condiciones distintas basadas en la agrupación, en formas de trabajo, espacios, transportes y desplazamientos, cambios de residencia, etc. etc. Son muchas variables, pero todas confluyen en un espacio y tiempo concreto, el aula y la clase. Allí se encuentran los alumnos y profesores, cada uno portador de todas sus acciones y contactos anteriores. De allí salen y regresan a sus espacios familiares. Lo hacen limpios o contagiados según haya querido el destino en forma de coronavirus.
Esperar a agosto para tomar decisiones tiene la lógica de esperar a ver cómo va el caso antes de tomar decisiones. A muchos no les salen los cálculos del 70% y menos con las incertidumbres ante señaladas. Entiendo que hay que avanzar hacia unos objetivos, pero esos objetivos no deben ignorar los problemas reales para su cumplimiento. Es una pena que la claridad de los objetivos contraste con la incertidumbre de los medios y comportamientos.
Todo el mundo piensa que lo "lógico" es que todo mejore por las vacunas, lo cuál es cierto; pero eso no significa que las cosas estén arregladas cuando uno quiere o, más claro, que el precipitarse trunque el horizonte optimista. Es lo que nos dicen constantemente los expertos: cada vez que creemos que estamos bien, empeoramos. Es nuestro optimismo el que nos lanza al abismo, como esos locos de la celebración, repletos de energía acumulada.
El optimismo está muy bien para los libros de autoayuda y la política, pero cuidado con creérselo demasiado.
* Carina Farreras "Castells afirma que los universitarios volverán a las aulas en septiembre si no hay contratiempos" La Vanguardia 12/05/2021 https://www.lavanguardia.com/vida/20210512/7449209/clases-presenciales-castells-celaa-universidad-eso-bachillerato-educacion.html
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