domingo, 30 de mayo de 2021

Los conflictos del teletrabajo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La pandemia y sus imposiciones ha impuesto ciertas maneras que no todas han de ser negativas. De hecho, la situación crítica ha hecho buscar soluciones a ciertas situaciones que puede que hayan mejorado la situación existente. Es lo que apreciamos en la expresión "ha llegado para quedarse". Quizá, sin exagerar demasiado, podríamos decir que podemos distinguir en aquellos que quieren volver al pasado tal cual y dejar atrás todo esto como un mal sueño y aquellos otros que dicen, pese a los problemas, algunas soluciones son mejores que lo anterior. No hay ninguna ley que diga que los cambios son todos para mal.

Los primeros en percibir esto son aquellos sectores que, discretamente, han prosperado con la situación de pandemia. Normalmente lo que copan titulares son las desgracias. Nuestros medios están llenos de personas, grupos, instituciones, etc. que se quejan de lo mal que les va, lo que suele ser cierto en la mayoría de los casos. Solo en la mayoría. Pero prestamos poca atención a los indicadores positivos o a las noticias de ciertos sectores que se han desarrollado de forma notable.

La pandemia ha servido para que aquellos que quieren saberlo se dieran cuenta de que algo estaba mal en lo que hacían. Hay muchas empresas a las que va a ser difícil convencer de que regresen a sus situaciones anteriores pues han descubierto el potencial de las nuevas formas, por ejemplo, del trabajo a distancia como una fórmula que les permite reducir sus espacios. También hay trabajadores que manifiestan su voluntad de seguir con esta fórmula, con la que pueden haber ganado calidad de vida al trasladarse a lugares más tranquilos, ahorrarse horas de transporte, reducción de sus gastos, etc.



Si no es una fórmula impuesta y puede ser graduada (por ejemplo, unos meses al año), las empresas pueden ahorrar espacio, reduciendo los costes de alquileres o ampliando el espacio del que disponen los trabajadores. Hay muchos factores, por supuesto. Hay mucha gente a la que el teletrabajo le ha destrozado con problemas de conciliación familiar, de falta de espacios adecuados, sociabilidad, etc.

En RTVE.es, en un artículo dedicado a la importancia de los muebles adecuados para el teletrabajo, podemos leer los siguientes datos:

 

Las oficinas tradicionales, con largas hileras de mesas y despachos, serán una de las víctimas de la pandemia, en beneficio de las viviendas. Cuando se cumple algo más de un año desde la irrupción del teletrabajo, apenas un 4 % de los trabajadores desea volver a trabajar todos los días en la oficina, según un estudio realizado por el IESE y Savills Aguirre Newman, mientras que la inmensa mayoría, casi un 70 % de los encuestados, apuesta por una fórmula híbrida que combine la presencialidad con el trabajo a distancia. Esto ha llevado a los trabajadores a darle una mayor importancia al hogar, a primar el confort por encima del diseño y a adaptar los espacios a una nueva rutina que tiene visos de quedarse, al menos de momento.

Solo en el primer trimestre del año, más de 2.146.000 personas en España -el 11,2 % de los ocupados- trabajó desde su propio domicilio más de la mitad de los días, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Antes de la llegada de la COVID-19, el teletrabajo apenas era habitual para el 4,8 % de la población ocupada, pero que a raíz del confinamiento alcanzó su máximo en el segundo trimestre de 2020, llegando triplicarse hasta el 16,2 %.

El auge de esta modalidad laboral ha hecho que la vivienda haya ganado poco a poco terreno a la oficina y que se haya cuestionado incluso su utilidad. “Nos encontramos en un momento de transformación en el que la oficina debe reconvertirse con el objetivo de ser atractiva para que el trabajador quiera volver a ella”, explica a RTVE.es la arquitecta y marketing manager de Vitra en España y Portugal, Amparo Martínez, quien insiste en que es necesario dejar atrás esa visión de la oficina colmena “muy enfocada al trabajo productivo”.

Sin embargo, el mismo estudio del IESE y Savills Aguirre Newman revela que solo un 12 % de los encuestados trabajaría en remoto todos los días. A pesar de que los que se decantan por esta opción señalan que el teletrabajo facilita el cuidado de la familia (61 %), permite ahorrar dinero en transporte (48 %) y practicar algún deporte o hobby (48 %), lo cierto es que la necesidad de desconectar y entablar relaciones personales tiene un mayor peso entre los empleados.*

 


Los datos son muy reveladores, desde luego. Cómo afronte el sistema empresarial este reto es muy importante para el futuro inmediato. ¿Puede darse el extraño caso de que el regreso a los puestos de trabajo sea más traumático de lo que pensamos? Hasta ahora el problema era cómo enfrentarse a las nuevas situaciones, ¿puede que haya un problema para volver a las antiguas?

Es evidente que existen unas enormes diferencias subjetivas entre estar confinado y estar voluntariamente trabajando en un entorno propio. La primera diferencia, evidentemente, es la propia percepción. Si somos nosotros los que elegimos la situación, nuestra actitud varía notablemente. No es lo mismo no poder salir que salir cuando quieras.

Desde el principio del primer estado de alarma, del confinamiento, se notó un importante incremento en la venta de ciertos muebles y de ordenadores. Los muebles eran aquellos que nos hacen sentir más cómodos en los espacios compartidos. Sofás y sillones fueron repuestos; pronto le siguieron mesas plegables, sillas de trabajo ante ordenadores, monitores más cómodos y menos lesivos para la vista, lámparas de trabajo, etc. El hogar se fue transformando en un nuevo tipo de oficina, para bien o para mal.

En la educación el cambio ha ido más allá de las clases online. Creo que tras los primeros meses, con el acceso generalizado a la tecnología de las videoconferencias, se han desarrollado muchas actividades, de congresos a conferencias, seminarios de trabajo. Las limitaciones de asistencias a congresos o a reuniones de grupos se han roto. Ya no es necesario desplazarse. Otra cuestión es que, como en otros ámbitos, no todo el mundo lo desee.

Una cuestión de la que se habla mucho menos: el creciente empeoramiento del ambiente en los medios de trabajo. En los últimos días, desde diferentes lugares del mundo me cuentan el choque con el entorno laboral, cada vez más agresivo, vertical y horizontalmente. El empeoramiento de las relaciones laborales es un hecho, ya sea por bajos salarios, competitividad interna o cualquier otra circunstancia, el ambiente de trabajo se ha vuelto enrarecido, por decirlo suavemente, o deshumanizado.  En estas circunstancias, el teletrabajo es visto como una liberación del estrés provocado. El estrés por causa del trabajo está en aumento creando problemas encadenados al hacerse crónico. Son muchos los testimonios en este sentido en estos últimos años y lo he podido ver con mis ojos y apreciar en mi piel.

Ya sea por evitar situaciones estresantes o por favorecer nuevas oportunidades empresariales, esa enorme mayoría del 70% de trabajadores a los que les gustaría combinar el teletrabajo con la asistencia a sus puestos no es desdeñable. Una cosa son los bares con los amigos y otra los entornos de trabajo.



Pronto surgió la necesidad de "ordenar" el nuevo entorno y condiciones laborales. Los conflictos de trabajadores y empresas se tienen que poner a definir las responsabilidades en estos nuevos contextos, redefinir la jornada laboral con claridad, establecer el reparto del gasto, el derecho a la desconexión, etc.

Puede que la pandemia sea la causante de una nueva definición del trabajo en muchos campos. Por ello es sumamente importante que no asociemos los cambios con lo negativo. Entre lo absoluta y necesariamente presencial —como el turismo— a lo que admite fórmulas híbridas (enseñanza, teletrabajo) pasando por elementos que van a ser desmaterializados y convertidos en digitales, por lo que podrán ser de acceso online.

Ya sea solo la compra online o el consumo online, lo cierto es que el mundo que va a salir de aquí va a ser distinto. Puede que el efecto distorsionador y emocional de la pandemia, el drama sanitario —otro campo que se ha transformado aumentado el telediagnóstico y la consulta online, por ejemplo—, nos oculte otro tipo de cambios que están ahí y que se irán quedando cuando se rompa la asociación negativa.



Por supuesto que habrá cambios que perjudiquen a los que tenían un negocio basado en la situación presencial. Se me quedó grabada la imagen al inicio del confinamiento del siempre lleno aparcamiento de Azca, un importante centro comercial y empresarial en Madrid. Lo que antes estaba lleno de coches quedó vacío. También quedaron los bares y restaurantes que vivían de todos aquellos miles de trabajadores que aprovechaban para comer cerca de su trabajo. Eso cambiará si un porcentaje alto deja de ir para teletrabajar.

Al igual que a algunos han recuperado cierto bienestar gracias al confinamiento que les ha permitido ser conscientes de la vida estresada que llevaban, puede que los algunos efectos sociales y laborales se echen de menos. Creo que el gran drama humano hace que muchos casos en los que las mejoras son notables se silencien por parecer interesados y deshumanizados.

Pero los cambios están ahí. En mi caso, me acaban de pedir una tutoría desde China, por ejemplo. Tengo bastantes en la semana desde diferentes puntos del planeta. El confinamiento también hizo que se suspendiera nuestro cinefórum de más de diez años de tradición. Lo logramos recuperar online. Este curso tenemos asistentes desde China, El Cairo o Estados Unidos que nos unimos para hablar sobre las películas que ya no vemos juntos, sino cada uno cuando puede. La vuelta a hacerlo presencial cuando toque, si es posible (una sala de proyección pequeña y sin ventanas, por ejemplo, ¿significará que debemos ignorar a aquellos que en este tiempo lo comparten desde distintas ciudades y continentes? Me imagino que desarrollaremos algún modelo  bimodal que permita que estemos juntos (comiendo juntos, como antes) y tener con nosotros a los que están en el otro extremo del mundo. ¿Por qué no, si se puede? ¿Por qué cerrar puertas?



Reviso la prensa y encuentro titulares de todos los tonos; los hay que ven el teletrabajo como una maldición, otros en cambio como un nuevo horizonte. Como es típico de estas situaciones, habrá conflictos y peleas por la opinión pública. 

El cierre de oficinas grandes perjudica los grandes creadores de edificios en zonas comerciales, además de los efectos secundarios ya señalados. Favorece a la periferia, allí donde son más baratos los terrenos, que por otro lado empezarán a subir. 

Hay hoteles que han sobrevivido adaptando sus habitaciones a salas de reuniones de empresas o simples oficinas. Renovaron su mobiliario y aumentaron sus conexiones. Si la "España vaciada" mejorara sus conexiones, tendrían traslados de gente buscando otra clase de vida. 

Todo cambio favorece a unos y perjudica a otros. Lo importante es saber con qué artes (buenas o malas) se resiste al cambio. ¿Habrá una lucha centro/periferia en diversos niveles (de las ciudades a los países) y órdenes (espacios materiales frente a espacios virtuales)? 

De forma amplia, construcción, por un lado, y turismo y hostelería, por otro, forman juntos un poderoso bloque de intereses en nuestro país, con un gran peso económico y político. No hay que ignorarlo ni, por supuesto, ignorar su fuerza mediática.



La cuestión del teletrabajo forma parte de una lucha por el cambio de modelo social que empezó hace tiempo y que seguirá con muchos capítulos en la próxima década. Ahora Europa apoya, pero exige una transformación ecológica y digital. Veremos si somos capaces de entenderlo y hacerlo bien. Como todo, depende mucho de nuestra actitud y de nuestra forma de llevar el cambio antes que sea el cambio el que nos arrastre a nosotros. 

El reportaje de Diana Fresneda en RTVE.es está centrado en la "vivienda" y su adaptación al teletrabajo. Podría ampliarse y mostrar cómo el teletrabajo, la enseñanza, la asistencia sanitaria, el consumo cultural, etc. hacen adaptar la vivienda, una adaptación que solo es el exterior de la nuestra.

 


* Diana Fresneda "Cómo adaptar nuestra casa al teletrabajo: muebles plegables, reformas e incluso cambio de piso" RTVE.es 30/05/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210530/teletrabajo-obliga-adaptar-viviendas/2095147.shtml

 

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