martes, 4 de mayo de 2021

La Libertad de Prensa y la declaración de la FAPE

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La celebración ayer del Día Mundial de la Libertad de Prensa ha dejado en los medios una huella variable, de artículos recogiendo los informes elaborados por diferentes grupos y asociaciones profesionales a un elocuente silencio sobre algo que es complejo en sus variantes.

La "libertad" dentro de una actividad que es a la vez, individual y empresarial, intelectual y necesitada de financiación, política y comprometida no es fácil de definir, por más que a muchos les pueda parecer cosa sencilla. Quizá sea más fácil reconocer su ausencia antes que definir su presencia.

Por eso quizá se han centrado en sus enemigos claros, en los obstáculos que impiden que la información llegue en las condiciones que debiera a sus destinatarios naturales, el público de lectores o receptores finales.

La prensa es hija de la mentalidad liberal que acompañó su nacimiento. Nuestro mundo es mucho más complejo en todos los sentidos a lo que era entonces. Si en su momento era una forma de instaurar una opinión pública que pudiera manifestarse como tal, que pudiera ser escuchada frente a la unilateralidad del poder, con tendencia natural a ser voz solista, hoy tenemos un problema real derivado de los intentos de manipulación de esa misma opinión que es hoy múltiple en sus intenciones y muy fragmentada.



Hoy el peligro viene precisamente del desarrollo exponencial de los focos de información y sobre todo del nacimiento de muchos de ellos con una intencionalidad manipuladora carente de cualquier compromiso ético. Es una información instrumentalizada para conseguir unos fines que están muchas veces ocultos, disfrazados, ignorándose su origen o presentando uno falso para colarse en nuestras mentes y modificar la opinión.

Nuestro mundo híper mediático no solo restringe la información al modo clásico —restricciones de acceso, de circulación, censura, etc.— sino que la fabrica con empeño en busca de la desinformación deseada. Las noticias falsas no se han inventado hoy, pero sí es cierto que su uso nunca había sido tan creciente, sistemático y planificado para alcanzar sus objetivos como hoy. El motivo es precisamente el éxito informativo, el uso permanente que hacemos de la información en la toma de nuestras decisiones y en la formación de nuestras opiniones.



En RTVE se recoge, con el titular "El periodismo exige "libertad" para combatir la desinformación en el Día Mundial de la Libertad de Prensa", parte del problema que se plantea:

 

Las noticias falsas suponen un grave peligro para el periodismo en tiempos en los que bulos y falta de transparencia amenazan el ejercicio de la profesión. En este punto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recuerda que los ataques contra el periodismo propagan el fantasma del perpetuo enemigo a batir: la desinformación. 

Es por ello que las asociaciones de periodistas exigen que se proteja la información y se luche contra el hostigamiento y las restricciones que sufren los profesionales de los medios de comunicación. Desde FAPE inciden en la necesidad de ejercer el periodismo libre de cargas políticas y siempre desde la objetividad que garantice el derecho a la información recogido en la propia Constitución española (CE).*

 


A veces las declaraciones están guiadas por la buena voluntad o por la imagen que tenemos de nosotros mismos. Los enemigos de la Prensa libre están desde luego en la desinformación y la censura, pero también lo están dentro en una actividad, profesión e intereses empresariales y políticos.

Por eso se han realizado Asociaciones de la Prensa, porque no siempre los medios abogan por la objetividad, sino que participan cada día de la mentalidad liberal que no cree en una "verdad única" sino un entorno sin restricciones en el que puedan manifestarse la diversidad de intereses presente en la sociedad. Eso iría de la poco influyente "prensa de partido" a la "prensa partidista" pasando por diferentes grados de independencia de los medios.

Pero todos estos elementos se pueden equilibrar dentro de un sistema de medios, de forma que el lector pueda optar por diferentes formas de ver el mundo. La libertad de prensa no puede traer la uniformidad informativa, pero sí la posibilidad de la honestidad, que se traduce muchas veces con la manifestación de los intereses existentes.



La desinformación, por el contrario, es el ejemplo de la deshonestidad y la falta de trasparencia, ya que oculta sus objetivos reales para ser aceptada y poder realizar sus tareas de manipulación.

Puede que no exista un Edén informativo, que la actividad periodística sea una lucha constante contra sus propias limitaciones, contra su naturaleza imperfecta; pero sí es claro que la desinformación es una manipulación sistemática que construye un infierno mediante la creación o incentivación de los conflictos.

Nuestro sistema mediático actual es fácilmente manipulable, por eso se ha convertido en un arma deseada por muchos, dentro y fuera. El exceso de fuentes y el exceso de información hacen que sea prácticamente imposible la detección del engaño. La proliferación de sistemas de "fact check" es la respuesta a la invasión de noticias falsas que padecemos sobre cualquier tipo de situación informativa. De la pandemia a unas elecciones, recibimos noticias falsas que buscan perturbar en un momento dado unas decisiones, crear un clima conflictivo y, muchas veces un conflicto real.

Se han intentado muchos sistemas para bloquear la falsa información, pero el mejor antídoto sigue siendo la creación de fuentes de confianza, fuentes informativas garantizadas.

Para ello hacen falta mejoras en todos los niveles: medios que sean independientes, periodistas respaldados con vocación por lo más aproximado a la verdad y especialmente lectores que sean capaces de apreciar el valor de la información, su coste personal para que llegue a sus manos.

No sé si los periodistas pueden llegar a ser completamente objetivos, pero sí que se puede intentar dar, al menos, una visión honesta de lo que se cree. Muchas veces el mundo, como en una película de Hitchcock, se presenta ante nosotros para que lo aceptemos como verdad, como un decorado con personajes que nos seducen.




La declaración de la FAPE es especialmente dura este año. Tiene sus motivos. Recogemos los puntos que plantean:

-Instamos a los periodistas a reforzar la dignidad de nuestro oficio mediante informaciones veraces, verificadas, contrastadas y alejadas de las consignas y argumentarios de los partidos.

-Debemos contribuir a promover el diálogo y la convivencia en lugar de mostrarnos condescendientes con la bronca y el odio, que solo nos colocan al servicio de la manipulación.

-Consideramos que la mejor manera que tienen los periodistas y los medios para contribuir a acabar con el irrespirable clima político que vive el país es aportando sentido común y sensatez. El buen periodismo ayuda a la gente a tomar mejores decisiones.

-Recordamos una vez más a los editores que solo el periodismo de calidad ayudará a recuperar la confianza de los ciudadanos y a cimentar un futuro mejor para el sector de la prensa. Y les reiteramos que ese periodismo de calidad solo es posible con el reforzamiento de las redacciones y bajo condiciones salariales y laborales dignas.

-Consideramos preocupante que, tras décadas de democracia, los políticos sigan considerando los medios públicos, y en especial las cadenas de televisión, como cotos privados a su servicio, a los que se puede “usar o tirar” a conveniencia.

Los medios públicos son de los ciudadanos, no de ningún gobierno de turno. No son medios de propaganda, ni empresas en las que se repartan los puestos de consejeros de acuerdo a criterios de afinidad política.

-Afirmamos que el libre ejercicio del periodismo es un pilar indiscutible de la democracia y que todo intento de deslegitimar nuestro oficio supone un atentado al derecho constitucional a la libertad de expresión, del que emanan la libertad de prensa y el derecho de información de los ciudadanos.**

 

 

Como se puede apreciar, el escrito es prácticamente un manifiesto. No se centra tanto en la idea general que el mundo elimina la Libertad de Prensa sino que realiza un autodiagnóstico de los males propios que nos aquejan dentro del propio sistema. El punto de mira está en el uso por parte de los políticos de los medios —instrumento necesario para llegara a sus electores— y en la complacencia de los medios aprovechando el sensacionalismo político de la gresca. Como bien señalan a unos y a otros, por este camino no se llega a buen puerto. Es una declaración valiente y consecuente con el estado en que nos encontramos. La declaración recoge un malestar que se percibe cada vez más entre los periodistas, conscientes del papel que se les pide que jueguen. Creo que el texto marca un punto de inflexión, un límite por hartazgo.

La Libertad de Prensa es importante porque es la base. Sin ella es difícil que emerja esa verdad imperfecta que puede ser la buena información. Cada vez es más importante no solo en los lugares donde está restringida, sino también en aquellos donde es manipulada. Como casi todo lo importante, se deteriora y pierde cuando lo damos por hecho.



* "El periodismo exige "libertad" para combatir la desinformación en el Día Mundial de la Libertad de Prensa" RTVE.es/Agencias 3/05/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210503/periodismo-libertad-desinformacion-dia-mundial-libertad-prensa/2088524.shtml

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